"Descubriendo" (2/2)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Después de su pequeña plática y diversión en la cocina, Ray y Mabel se dirigieron a la mesa con los panqueques de diferentes formas: estrellas, caritas felices, corazones, triángulos (para molestar), lentes, pinos, entre otras cosas.

Todos se saborearon el último platillo y, sin siquiera ser colocado en la mesa, ya estaba siendo comido por la familia.

—Simplemente, de-li-cio-so —halagó Stanley con una mano sobre su estómago.

—Me alegra que le haya gustado, aunque creo que la mayor parte de los panqueques se lo lleva Mabel. Los llenó de amor —rio.

—Ay, Ray. Siempre tan gracioso —rio nerviosa.

—Bueno, ¿cuáles son los planes de hoy? —preguntó el anciano mientras soltaba un pequeño eructo.

—¡Provecho, señor Pines! —rio Ray—. Pues verá, tenemos planeado que Bill salga con Dipper y Mabel al bosque.

—¿Qué? ¿Otra vez con eso? —negó con la cabeza—. ¿Por qué la insistencia?

—A mí no me involucren en sus estupideces —repuso Bill algo molesto. De manera altanera, puso los pies sobre la mesa—. A mí nadie me va a decir qué hacer.

—Yo tampoco iré —dijo Dipper con algo de molestia—. Además, tengo algo pendiente que hablar con el tío Ford —observó al mencionado—. Tío, ¿podemos hablar en mi habitación?

—Claro... —ambos se retiraron.

¿Qué está sucediendo aquí? Este mocoso, el tal Ray, me está causando una muy mala intriga —Bill observaba al ojiazul con una mirada de sospecha.

Mabel se acercó a Ray.

—¿Qué haremos ahora? —susurró.

—Tranquila, solo tendremos que esperarlos. Ya sabes cuál es el plan —ella asintió—. Si esto va como imagino... tal vez y haya una oportunidad..., pero... no lo sé, tengo que pensar muy bien esto si no quiero arruinar lo demás...

Ray adquirió un semblante lleno de indecisión y angustia, algo que Mabel no notó por como lo escondía cuando lo miraba.

________________________________________________________________________________

—Bienvenidos a... No..., no puede ser —Janice admiraba el inconfundible letrero de bienvenida de Gravity Falls—. ¿Este lugar en verdad existe? —siguió su rumbo hasta entrar dentro del pequeño y único pueblo de Oregon.

Pudo ver los sitios más concurridos del lugar, entre ellos, el lago. También, durante su caminar, pudo ver a la gente que habitaba en el lugar.

—Vaya, se ven iguales... Me pregunto donde terminaré —con una sonrisa, siguió un sendero indefinido.

—Yo me limitaré a ver tu caminar —la sombra sonrió con malicia y siguió escabulléndose.

________________________________________________________________________________

Dipper y Ford se encerraron en la habitación del muchacho y se sentaron en un par de camas que se hallaban en la misma, viéndose de frente. El castaño entrecerró los ojos, tenía listo su ataque verbal y no dejaría escapar la más mínima de las dudas.

Comenzó duro.

—¿Lo conoces? —preguntó sin chistar.

—¿Eh? —Ford quedó desconcertado por la pregunta tan repentina—. ¿A quién?

—No te hagas, tío —se inclinó a él con decisión—. Me refiero a Ray, hace dos días apenas y lo mirabas y hoy lo tratas como tu amigo de toda la vida, ¡le das tu apoyo de salir con ese lunático!

—Bueno, no es nada de qué preocuparse, Dipper —se alzó de hombros—. Solo que él y yo pudimos llevarnos muy bien —sonrió nerviosamente.

—¿De verdad? —el chico lo miraba con sospecha—. ¿De quién fue la idea de meter a Bill dentro de un... maldito cuerpo humano? ¿Y de quién era?

—Eh... —se rascó la nuca—, realmente se trataba de un muerto, muchacho...

—¿Qué! ¡Que rayos pasó por tu cabeza?

—¡Nada, Dipper! —hizo ademanes con las manos—. ¡Qué pretendieras que hiciéramos?

—¡Matarlo! —declaró imperativo con mucha efusividad.

—¿Y causarle problemas a mi hermano!

Dipper se calló. Sin embargo, seguía molesto, confundido y frustrado.

—¿Por qué, tío? ¿Por qué siempre que estoy en este pueblo me tiene que perseguir el misterio..., la desconfianza? ¿Por qué siempre debo de aventurarme en cosas peligrosas cuando estoy aquí? Pensé que el verano sería divertido. No han pasado ni tres días y mira todo lo que ya tenemos encima —se sentó en la orilla de su cama con las manos en el rostro.

—Tal vez..., no lo sé —suspiró—. Hay cosas que nosotros no determinamos en nuestras vidas, muchacho. Quizá así lo quiso el creador de nuestro Universo...

—¿Eh? ¿Qué tiene que ver Dios aquí? —Dipper lo observó confundido.

—Olvidalo, muchacho. Es algo difícil de comprender. Yo aún sigo asimilándolo —miró hacia la puerta y recordó las palabras trascendentales de su amigo.

"Nada puedes hacer cuando se trata de un Universo dependiente, Ford. Sigues la doctrina de alguien sin darte cuenta. Piensas que tomas tus propias decisiones, pero no es así. Es realmente confuso, ¿cierto? Estoy seguro de que con algunos acontecimientos a futuro lo entenderás mejor."

—A veces me pregunto si después de tus viajes a través de miles de dimensiones no llegaste a perder algo de tu cordura.

—Yo me he preguntado lo mismo, Dipper —regresó su vista a él—. Entonces, ¿hay algo más que te inquiete?

—Solo quería saber eso, si conocías a Ray de antes...

Ford sabía que contestar a esa pregunta implicaría mentirle al muchacho. Emitió un resoplido y argumentó algo que dejaría tranquilo a Dipper, debido a su alta cantidad de lógica y sentido.

Suspiró.

—Hijo, estuve perdido entre dimensiones casi por 30 años de mi vida, ¿cuáles son las posibilidades? No es como si tu amigo fuera una clase de extraterrestre o algo así.

Dipper analizó el dato y no había manera humana de refutarlo. Suspiró derrotado.

—De acuerdo, ya lo entendí —hizo una mueca de tristeza—. Perdona mi actitud, solo que —soltó un fuerte suspiro—... es frustrante. Esta vez solo quiero un verano normal.

—¿De verdad lo quieres? —sonrió.

—¿Qué quieres decir? —alzó la mirada.

—Una vez un viejo amigo me dijo: "Las mejores experiencias son las inesperadas" —y dicho eso, se levantó y salió por la puerta.

—¿Qué clase de amigos tuviste, tío? —se cuestionó con una sonrisa.

En ese momento, Ray y Mabel entraron a su cuarto.

—Hey, Dipper. Quería hablar contigo.

—Claro, Ray.

Tal vez Ford tenía razón. Era imposible un encuentro entre uno de sus mejores amigos y su tío, ¡el joven solo tenía 16 años! Tendría que ser mucho más viejo para que eso fuera posible.

—Verás, Bill es débil ahora mismo. Si le ayudan a comprender las maravillas de la humanidad, posiblemente cambie —sonrió—. Además, necesitamos de alguien que cuide a esta traviesa —le hizo cosquillas a Mabel.

—Basta, Ray —rogó entre risas.

—¿Y por qué no vas tú, Ray? —alzó una ceja.

—Tenemos muchas cosas que hacer, Dipper. Una de ellas es el caso de tu novia.

—Es cierto... —reaccionó—, espera, ¡no es mi novia!

—Eso dices ahora —dijeron Mabel y Ray al mismo tiempo.

—¡Me debes un chocolate!

—Concedido —de su bolsillo derecho, Ray sacó una barra de chocolate.

A Mabel le brillaron los ojos.

—Ooohh —tomó el chocolate, quitó la envoltura y comenzó a comérselo—... Chocolate...

—Ray, sinceramente me gustaría tratar el caso de Pacífica —se rascó la nuca.

—Sé lo que en verdad quieres, pero "Derry" es alguien que yo mismo debo investigar.

—Pero ¿por qué?

—Es un hombre muy peligroso y capaz, no quiero que te pase algo malo si te llega a atrapar de in fraganti.

—Espera, pero ¿qué hay de ti? —se preocupó Mabel.

—Tranquila, Mabel, sé cuidarme solo y tengo mis métodos —contestó despreocupado.

—Bueno, pero vuelves, ¿sí? —ordenó en un puchero.

Ray soltó una risilla muy pequeña y asintió. Dipper, por su lado, se limitó a seguir la corriente.

—Si es lo mejor, entonces supongo que no hay de otras —suspiró.

—¡Perfecto! ¿A qué hora nos vamos? —comentó Mabel con una sonrisa.

—¿Por qué no ahora? —sugirió Ray.

—¿Puedes convencer a Bill?

—Por supuesto...

Ray sonrió con confianza.

________________________________________________________________________________

—¡No hay manera de que me hagan ir a su tonto paseo por el bosque! —opuso el demonio, quien ahora ya era humano.

—¿En verdad? —rio Ray.

________________________________________________________________________________

—¡Demonios! ¡Eso sí que era comida! ¿Cómo se llamaba? —preguntó Bill mientras se chupaba los dedos llenos de grasa.

—Era una hamburguesa —respondió Dipper mientras miraba a su alrededor.

—Y dinos, Bill, ¿hay algún lugar que todavía no conozcamos?

—Hmmm... —Bill vaciló—. Puede que sí, puede que no, ¿por qué debería de importarme?

—Mabel, no creo que esto esté funcionando... —susurró.

—Yo tampoco —Mabel agachó la mirada y puso los dedos sobre su mentón—. "Has lo que tu harías en una situación aburrida" —alzó la mirada con una idea—. ¿Qué tal si vamos a un sitio que Bill jamás iría por ser un demonio?

—Mabel, no tenemos forma de ir al cielo —volteó hacia arriba—. ¿O sí?

—¡No, tonto! ¿Qué tal si vamos al centro comercial?

—¿Y para qué?

—Créeme, confía en mí.

—Bueno...

________________________________________________________________________________

—Me alegra que hayas aceptado venir.

—No, la alegre soy yo. Debo de saber todo lo que está sucediendo y también saber de quién son estas cartas misteriosas —Pacífica sacó una hoja de su bolsillo y se la entregó a Ray.

"La ansiedad mata, pero la curiosidad asesina. Deja de lado a tus padres, Pacífica. Pronto serás libre." —leyó.

—¿Qué opinas?

—Tal vez deberías dejarme a mí solo a hacer esto...

—Pero...

—De acuerdo, puedo darte esto por mientras para que calmes tus dudas.

Ray, de una chaqueta que traía, sacó un folder. Se lo pasó a Pacífica y entre los dos iniciaron a ver varias fotos.

—¿Quiénes son ellos? —preguntó viendo a un hombre alto y delgado, junto a otras cuatro personas.

—Te presento a "Derry" Dagger y a sus cuatro hijos, quienes en realidad son seis, solo que uno había salido del pueblo y otra... está recluida en alguna parte.

—¿De dónde conseguiste estas fotos y, más importante aún, su apellido?

Vio otra fotografía donde a Derry le destellaron los ojos de un color rojizo. Había otra donde se mostraba un sendero por el que estaba caminando.

—Tengo mis contactos, Paz...

—Yo llegué a contratar a alguien con el dinero que me daban y jamás había conseguido fotos e información tan reveladoras como estas...

Siguió pasando por las fotos, en una de ellas, se vio a un hombre con sombrero de detective saludando a Derry con la mano, mientras en su rostro se mostraba una grata sonrisa.

—Digamos que yo tengo mejores contactos —Pacífica llegó a verlo con sospecha, pero lo dejó pasar.

—Vale, te creo —se guardó las fotos en su saco—. Entonces, ¿qué tienes planeado?

—Ir a su cabaña y me escabulliré...

—¿Estás loco! —Ray rio.

—De hecho, no sería la primera vez que me llaman así por cosas que hago...

—Solo... con cuidado, ¿quieres? Mabel es una buena amiga para mí y no soportaría saber cómo se sentiría si te llegara a pasar algo —Ray sonrió.

—¿Por qué lo dices? ¿Te ha dicho algo?

—¿Qué! ¡No, no! ¡Para nada!

Ray chistó.

—Solo preguntaba —reiteró su seriedad—. Bueno, será mejor que vayas a tu casa, con toda esta situación, lo mejor sería que te quedaras en un lugar seguro..., aunque como veo las cosas, dudo que tu hogar sea un lugar seguro.

—¿Qué debería de hacer entonces?

—Solo se me ocurre que vayas a nuestra cabaña de verano, pero... no lo sé, ¿qué piensas?

—Emm... —lo pensó por un momento, sus padres la retendrían de ello.

—Entiendo..., tus padres, ¿cierto?

Ella se limitó a asentir.

—Bueno, solo me queda decirte que te cuides y... gracias por preocuparte. Dile a Mabel que nos vemos en la noche.

Dicho eso, se retiró de la puerta principal de la nueva Mansión Noroeste.

________________________________________________________________________________

—¿Y qué se supone que se hace aquí, Estrella Fugaz?

—Me llamo Mabel, Bill.

—Es lo mismo.

Mabel se cruzó de brazos y soltó un berrinche.

—Calma, hermana —palmeó su hombro y se acercó al demonio—. Mira Bill, esto que está aquí es un centro comercial, y lo que hay adentro puede servir para...

A partir de esas últimas palabras, Bill no dejó de escuchar un sinnúmero de "bla, bla, bla..."

Ojalá ya se calle, ya me quiero ir. No me interesan para nada estas cosas huma..., pero ¿qué es eso?

Bill abrió muy bien su ojo izquierdo. Presenció a una linda chica salir del centro comercial del pueblo, parecía asombrada y un tanto desubicada, aun así, una sonrisa permanecía en su rostro.

¿Quién es ella? ¿Y por qué de repente me interesa? —se cuestionó sin dejar de mirarla.

Su pelo dorado se ondeó con el aire que curiosamente había pasado de manera repentina.

—... y así, la gente común pasa sus ratos... Bill, ¿escuchaste algo de lo que te dije? —Dipper se veía molesto.

De pronto, Mabel captó lo que estaba pasando.

—Sí, sí —hizo un ademán con desdén—escuché que bla, bla, bla..., pero, en fin, ¿saben quién es ella? Tantos años aquí y jamás la había visto..., ¿tiene algún tipo de magia o algo por el estilo?

—Bill, las personas... —antes de poder contestar algo, Mabel lo empujó y miró a Bill directamente a los ojos.

—Bill, esa chica de allá es una hechicera interdimensional y está probando algo que funciona al mirarla, debes detenerla porque ya te hechizó —hizo un ademán con las manos para darle énfasis a su pequeña mentira.

—¿Y cómo rayos sabes eso? —arqueó una ceja.

—Emmm..., una corazonada —se encogió de hombros con una sonrisa nerviosa.

—Bueno, no pierdo nada de igual modo.

Bill se dirigió hacia ella.

—¿Qué crees que haces?

—Confía en mí —chilló de emoción.

—Oye, ¿eres hechicera? Me acaban de decir que me lanzaste un hechizo que me impide dejar de mirarte...

—¿Eh?

Bill quedó algo asombrado de ver unos radiantes y deslumbrantes ojos grises, era algo inusual, sin duda. Janice, por su parte, veía al chico alto con un particular parche en el ojo derecho.

Ambos descubrirían algo nuevo ese día, algo que marcaría la vida de ambos... para siempre.

Vota si te gustó!!
Comparte si lo merece!!
Comenta si te agradó!!
Nos leemos la próxima!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro