"El inicio de un nuevo verano" (1/3)

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Los hermanos Pines se relajaron al leer la última carta escrita por su tío Ford.

—¡Ay! —chilló la castaña haciendo un berrinche—. ¡Es un tonto! ¿Por qué se atrevió a hacer eso? —se frustró, pero, a la vez, se alegró de saber que su tío Stan se encontraba bien.

—Tranquila, cariño, vean el lado positivo: por fin podremos darles permiso de ir a Gravity Falls ahora que sabemos que podemos dejarlos con sus dos tíos de confianza —comentó el padre con una sonrisa sobre su semblante.

—Aún me parece increíble que hayas asimilado la manera en la que nuestro tío Ford reapareció —recordó Dipper un tanto nervioso.

—Bueno... —lucía un tanto disgustado—. No es que no les haya creído, pero..., bueno, tratándose de un investigador como él seguramente es posible. Solo no quiero que ustedes se entrometan en ese tipo de cosas, ¿entendieron?

—Por supuesto que no lo haremos, ¡confíen en mí! —Mabel abrazó a su hermano con el brazo izquierdo.

Menos mal que siempre cuento con Mabel...

—De acuerdo, pues vayan arreglando sus cosas, parten en tres días. Más les vale organizar todo, no quiero verlos después quejándose de que olvidaron algo —ordenó su madre.

Ambos asintieron y se dirigieron a sus cuartos. Mabel fue por Pato al patio.

—¡Pato! ¡No adivinarás a donde estamos regresando! —lo abrazó con fuerza mientras recordaba cómo había conseguido a su cerdito en aquella feria.

Pato soltó unos cuantos chillidos de alegría mientras bajaba y comenzaba a correr alrededor de su dueña.

Mabel estaba tan concentrada con su mascota que no se había percatado de la presencia de alguien más en su patio.

—Hola, Mabel —la mencionada volteó.

Se encontró con un joven casi de su edad, era unos meses mayor que ella, tenía dieciséis y ella quince. Era un poco más alto que ella, por unos tres centímetros. Era pelinegro y tenía ojos azulados. Ella lo reconoció de inmediato.

—¡Ray! —fue abrazarlo—. ¡Qué alegría verte! No te esperaba, fuiste algo...

—¿Repentino? —bromeó—. ¿Cómo aquellas veces que necesitabas de mi ayuda para ciertas tareas o proyectos y como si fuese el destino yo siempre aparecía en tu puerta en el momento justo? ¿Así de repentino? —sonrió mientras cerraba los ojos.

Mabel razonó las preguntas.

—La verdad, ¿cómo sabías que necesitaba de tu ayuda? —se encogió de hombros.

—Coincidencia, supongo —rio—, o la simple necesidad de querer venir a ver a mi amiga —ambos se quedaron viendo a los ojos. Pato los veía confundidos.

—Bueno... —rompió el silencio—, ¡no creerás a donde iré este verano!

—¡No me digas! —el chico miró hacia el cielo con una mano en el mentón— ¿A un lugar lejano? —asintió—. Con bosque —asintió de nuevo—... Ya has estado allí...

—Al igual que tú... —soltó unas risillas.

—Hmmm... Irás a... ¡Yellowstone! —alzó su dedo índice.

—¡No, torpe! —se rio, tapándose la boca.

—Entonces, ¿a dónde? —fingió ingenuidad.

—¡No te hagas! —le dio un ligero golpe en el hombro.

—Bueno, ya. Me atrapaste —rio juguetón—. Estaba fingiendo todo el tiempo.

—Entonces dime a dónde voy...

—Al mismo lugar donde fuiste hace dos veranos anteriores: Gravity Falls.

—Ray, ¿cómo le haces? Es como si me conocieras de toda la vida —le siguió el juego anterior.

El muchacho no pudo evitar reír junto a ella, ambos tenían una conexión especial.

—Qué te digo, eres especial para mí —dicho comentario hizo que Mabel se sonrojara.

Ambos se volvieron a mirar a los ojos. Mabel no había querido saber nada respecto al amor tras los acontecimientos del "incidente", por lo que a veces se limitaba a ignorar sus sentimientos

—¿Mabel?

—¿Sí? —podía verse un poco de impotencia en su semblante.

No me gusta verte así... Menos después de lo que él te hizo —suspiró—. Solo hay una manera de arreglar esto, sé que funcionará —le regaló una sonrisa cálida—. Quisiera preguntarte algo.

Ray, has sido tan amable conmigo. Aún no averiguo tus verdaderas intenciones conmigo y eso que lo llevamos así desde el primer grado, ¡esto es tan estresante! ¡Ni siquiera estoy segura de sí me gustas o no! ¿Cómo puedo saber si lo de Christian no se repetirá? Ray..., ¿acaso te gustaré? —un poco nerviosa, contestó—. Lo que sea, Ray.

—Verás, no tengo nada que hacer, mis padres me dieron libertad de hacer lo que quisiese durante el verano y yo quería saber... si podía ir contigo a Gravity Falls —la miró con esperanza.

¿En serio, Ray? ¡Eso me encantaría! —tomó a Ray de las manos y comenzó a dar saltitos de alegría—. ¡Eso sería lo mejor de la vida! ¡Ir con mi mejor amigo a Gravity Falls! ¡Suena sensacional! Tendré muchos lugares para mostrarte que seguramente no hayas visto y haremos pijamadas y quizá veamos una serie nueva y... y...

Siempre tan ocurrente... Tan Mabel —expandió su sonrisa—. Haremos todo lo que quieras, lo prometo. También espero mostrarte un lugar especial que me encontré ahí una vez..., de casualidad.

—Sería genial, Ray...

—Excelente —la soltó y mostró una actitud determinada—... Bueno, entonces supongo que nos veremos en tres días, Mabel. ¡Hasta luego! —ambos se despidieron con un beso en la mejilla.

La castaña pudo visualizar como su mejor amigo se perdía en el horizonte. Sin duda alguna, le tenía mucho aprecio.

Mabel suspiró. En eso, salió Dipper.

—¿Mabel? Oh, aquí estás. Te andaba buscando, ¿pasó algo?

—¡Sí! —volteó a verlo con una sonrisa emocionada—. ¡Y no vas a creerlo!

—¿Qué?

—¡Ray vendrá con nosotros a Gravity Falls!

—¡Vaya! ¿En serio? ¡No puedo imaginar los nuevos misterios que podría develar con su ayuda! El caso del espectro parecía imposible, de no ser por él, nunca lo hubiéramos logrado.

—Sí..., fue... estupendo —sonrió internamente mientras tenía un leve sonrojo.

Jamás había visto a Mabel tan feliz y menos tras lo de Christian. Ray ha sido alguien fantástico, tanto para ella como para mí. Agradezco que nos haya ayudado. Es un gran tipo, sin duda sería perfecto para Mabel. Aunque me pregunto que pensara ella, con lo infantil y obsesiva que es, no me imagino lo que le espera al pobre de Ray...

—Dipper —cambió su actitud de manera repentina—, creo que deberíamos ir arreglando las cosas

—¡Por supuesto, Mabel! —sonrió y ambos se dirigieron a sus propias habitaciones. El joven Pines comprendía lo que pasaba por la mente de su hermana—... Aun así, me entristece saber que a Mabel le da un poco de miedo el amor. Últimamente, muchos chicos han querido con ella, pero, a pesar de que uno que otro le gustaba, no se dejaba llevar tan fácil. Ray no parecía tener esas intenciones, ni antes ni ahora. No sé qué es lo que de verdad sienta; sin embargo, sé que será ideal para Mabel. Más después de todo lo que ya ha hecho por nosotros.

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En su propia habitación, Mabel trataba de levantarse los ánimos. Siendo sincera, no quería entristecerse con una situación que ya había pasado; estaba concentrada en la planeación de su próximo verano.

—¡Por fin volveré a Gravity Falls! ¡Veré a Candy y a Grenda! ¡Soos! ¡Wendy! ¡Pacífica! Seguro mi hermano y ella lleguen a tener algo. Ray me ha dicho que es algo muy predecible, le cuento sobre ellos cada vez que me pica la curiosidad —recordó con entusiasmo y felicidad—. En fin, podré hacer locuras con mi tío Stan y tendré noches llenas de diversión, ¡y no puedo olvidar el karaoke familiar! Con un integrante más que sería el tío Ford —su imaginación estaba a tope, ideas interminables paseaban disparadas en los confines de su mente—. Este verano será mucho mejor que el anterior, estoy segurísima de ello y será mucho más divertida con Ray. Él siempre me comprende... Me ha protegido y siempre ha estado ahí para mí. Fue el mejor apoyo que pude encontrar tras lo de Christian... Claro, además de Dipper. Tal vez deba darle una oportunidad más a esto —se enserió. Recordar el tema siempre la hacía reflexionar con profundidad, más por la inseguridad acerca de las posibilidades—, pero... ¿y si él no siente lo mismo? No quiero quebrar una hermosa amistad por sentimientos... Quiero mucho a Ray como para perderlo —sacó su celular y entró a la galería, apreciando una foto de ellos dos en una fiesta escolar haciendo gestos graciosos, había otra bailando e inclusive un video.

Reprodujo la grabación.

Bailas muy bien, Mabel.

Tú también lo haces muy bien.

Qué dices, ¿hablas de estos pasitos?

Ray inició a bailar de manera improvisada e hizo que Mabel riera por verlo.

¡Yo puedo hacerlo mejor!

¿En serio? —mostró una mirada retadora, pero divertida—. Te reto.

Ja, ja, ja, ja, ja —era la risa de Dipper, quien estaba grabando todo desde el celular de Mabel.

¡No es gracioso, Dipper! —se quejó ella, pues estaba ejecutando pasos que para cualquiera serían bastante vergonzosos.

Tranquila, hermana, solo que no recordaba la última vez que bailaste así —Mabel rechistó, había olvidado lo ocurrente que era a veces.

Yo puedo hacerlo peor —replicó Ray, bromista.

¡Ah! ¿Ahora vamos a ver quién hace el peor baile?

—Tenlo por seguro.

Así ambos hicieron bailes ridículos y rieron uno con el otro.

— Ray es muy simpático, sin duda... —sonrió guardando su celular—. Me pregunto si le gustará cantar —de pronto, reaccionó por lo que dijo hacía un rato—... Espera, jamás le dije que nos iríamos en tres días —posó pensativa—... Parece un adivino —mas lo ignoró por completo, sonriendo tras decir lo último.

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¿No estás jugando? ¿Por fin volverán! —la voz de Pacífica se oía bastante alegre.

Dipper seguía arreglando sus cosas mientras seguía conversando con ella.

—¡Así es! Y vendrá un amigo nuevo con nosotros, seguro te agradará.

¿Y quién es o cómo se llama?

—Se llama Ray, es un chico muy amable. Nos ha ayudado en todo lo que ha podido, más con Mabel. Es un gran amigo, además, cuando me dijo que le gustaba de todo no le creí al principio, pero me demostró lo contrario con el tiempo —esbozó una gran sonrisa al traer varios recuerdos a su memoria.

¿Y crees que quiera algo con Mabel?

Dipper tomó en serio la cuestión.

—Fíjate que lo he pensado mucho, pero parece que él no siente algo por ella; al menos eso ha demostrado durante un año y medio tras el "incidente" —recalcó la última palabra.

¿El "incidente"?

—Un suceso muy fuerte para Mabel, te lo contaré con mayor detalle cuando lleguemos.

Hubo un poco de silencio por el tema, pero la rubia lo dejó atrás para hacer una cuestión de suma importancia para ella.

¿Y para cuándo están aquí! —su emoción era muy clara. Dipper sonrió.

—Se nota que me extrañaste —la rubia se sonrojó.

¡No seas tonto! Además, apuesto a que tú también me extrañaste —jugó en su contra, aunque Dipper no se vio muy afectado.

—No te puedo negar eso —admitió con una sonrisa.

¿Y entonces?

—¿Entonces qué...? —mantuvo su sonrisa.

¿Cuándo están aquí?

—En —dejó una pausa—... Espera, tengo sed, voy por agua —bromeó Dipper para luego bajar a la cocina.

Dipper..., ¿Dipper...? ¡Dipper! ¡No puedo creer que de verdad me dejaras así a mí! ¡A Pacífica Noroeste! ¡Dipper Pines! —se cruzó de brazos molesta—. Ash...

—Listo, ya regresé. ¿En qué estábamos? Oh, cierto. Estaremos allá en... —dejó otra pausa, le gustaba molestarla de vez en cuando.

¡Dipper! ¡Sólo dime! ¿Quieres? —Pacífica hacía un puchero del otro lado de la línea. Dipper se enterneció de verla, por lo que decidió cesar su broma.

—Ok, ok —soltó unas cuantas risas—. En tres días.

¡Genial! —celebró con sus manos—. Les tendré una gran sorpresa para cuando estén aquí.

—No puedo esperar... —se clavó en los ojos de la joven.

Yo tampoco... —imitó su acción.

Hubo un poco de silencio

Lo mejor será que se vayan preparando, aquí los estaré esperando —desvió la mirada un tanto nerviosa y sonrojada.

—Sí, tienes razón —soltó unas cuantas risas llenas de nervios—. A-adiós, Paz.

Nos vemos, Dip.

Dipper colgó y soltó un suspiro lleno de felicidad.

Se sintió muy contento y feliz al respecto. Pronto volvería a Gravity Falls y vería a sus amigos nuevamente. Quizá resolvería más misterios o simplemente se divertirá como nunca y, en el rumbo, tal vez tener algo más que una amistad.

—Este verano será estupendo, sin duda...

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Gravity Falls, Oregon...

Dentro del pueblo se ubicaba una cabaña muy lujosa a lado de un lago. El panorama alrededor de ella era hermoso y espléndido, era un lugar oculto para cualquier turista y una familia rica y poderosa era la única con acceso al sitio para poder disfrutarlo en su totalidad, sin nadie más que los molestara.

Sin embargo, más que relajarse, esa familia tenía planes trascendentales para el verano que se avecinaba.

—Hijo, ellos pronto estarán aquí y sabes bien lo que eso significa —habló un hombre de manera imperativa, se trataba de Derry.

Derry era un hombre muy serio y preciso, además de frío. Contaba con una mirada firme y segura, capaz de penetrar las almas de aquellos a quienes observara.

Frente a él se encontraba un joven excéntrico y exageradamente opuesto, podría decirse que era la reencarnación misma del dios ficticio, Apolo; sonrisa encantadora, cuerpo tonificado y de buena estatura, su cabello parecía estar hecho de fibras de oro; su ser era envidiable para cualquiera que llegase a contemplarlo.

—Cuando ese demonio esté de vuelta —cerró su puño y sonrió con malicia—, recuperaré el poder que perdí ante la batalla contra tu hermano.

—Será mejor que te redimas con esto porque no quiero que pierdas el puesto que tienes en esta familia.

—Ten por seguro que no te defraudaré, padre.

—Y a pesar de que no seamos tan cercanos a ti —tres personas más entraron al cuarto donde se hallaban ambos—, estaremos dispuestos a ayudar a tu preciado y favorito hijo —expresó sarcásticamente el que estaba en medio de ellos.

—Es lo que deberían —su voz fue firme—, es su hermano después de todo. Por cierto, Zacarías, ¿dónde se encuentra Fernando?

—Se encuentra preparando a la joven, padre —sus palabras casi no se escuchaban, parecían un susurro; aunque la familia contaba con buenos oídos.

—Excelente —una sonrisa llena de malicia, muy familiar, se expresó en el rostro del hombre—. Muy pronto, este Universo sucumbirá ante nosotros. No habrá fuerza alguna que pueda detenernos, ni siquiera esos vigilantes de anomalías del tiempo.

—O-oye, hermano, ¿no ha-as pensado en Wi-wi-william? —preguntó uno de los hijos, llamado Carl, quien era peliblanco y contaba con varios movimientos involuntarios abundando por su cuerpo.

El rubio expresó desdén en su mirada.

—Saber que mi tío solo me utilizó para tenerlo me hace querer destruirlo.

—So-solo decía, de-de-después de todo, sigue siendo tu-tu primo-herma-ma-mano, literalmente. I-i-inclusive, a la vez, e-es tu gemelo, es algo co-con-confuso, ¿sabes...?

—Hablando de gemelos, ¿dónde se encuentra el tuyo? —ignoró lo último dicho.

—Técnicame-me-mente somos cuates.

—¡Lo que sea! ¿Dónde anda? Dijo que saldría de viaje hace unos tres años y no ha regresado, ¿eso no te preocupa?

—Sa-sa-sabes que tres años no s-s-son nada. Es más, tú eres e-el que más ausente ha esta-ta-tado de los cinco. No tienes ide-dea de lo intranquilos que e-e-estábamos por ti —miró a sus hermanos, ni se inmutaron—, a-al menos yo lo estuve.

—Tiene razón, hijo. Nos hiciste falta, bueno... menos al hermano de Carl. No lo muestra, pero te tiene mucha envidia.

—Ser el favorito no es fácil —se acomodó el cabello—. Eres el que más encargos tiene. Ahora debo mantener esta fachada que tengo.

—Calma, Yasir —habló Zacarías, revelando el nombre del rubio—. Todos sabemos que nuestra hermana es la prioridad de nuestro padre...

—Lo sé. Yo también la estimo —miró hacia la ventana con el semblante triste —, a pesar de que han pasado doce años sin verla; no creo que nos recuerde, estaba destinada a esto desde que nació —cerró los ojos—. Es algo duro, incluso para nuestro padre.

—Cuánta razón en tus palabras, hijo. Pronto iremos por ella, pero primero debemos terminar nuestros asuntos aquí.

—Y así será, padre. Mi hermana se llevará una muy buena impresión de mí cuando salgamos de aquí.

—Eso espero. Ahora, todos vuelvan de donde vinieron —extendió su brazo mientras movía su mano, indicando que se fueran lo más pronto posible.

Todos dejaron a Derry en la habitación.

—Pronto, hija mía... Pronto —cerró los ojos agachando la cabeza.

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