"En la tormenta" (1/2)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Stanford y Stanley Pines, ¿quién lo diría? Otro par de hermanos gemelos. Sin embargo, ambos tuvieron una historia trágica y desalentadora a lo largo y ancho de sus vidas, siempre viviendo con ese vacío que se dejaban ellos mismos; pero ahora todo eso era diferente, ambos compartían un barco en común: "Stan o' war II", donde pasaban locas y descabelladas aventuras nuevas juntos. Por fin, después de tantos años de rencor y desilusión, ambos hermanos volvieron a unirse para conmemorar aquel deseo que siempre tuvieron de pequeños y ahora nadie en el mundo podría quitárselos. Eran libres de hacer lo que quisiesen con su vida, aun si les costaba la misma; aunque estando los dos juntos creían que podían hacerle frente a todo.

Surcando uno de los siete mares, seguían embarcados en una aventura extraña y un poco polémica. Era un viaje al triángulo de las Bermudas, un sitio donde, sin dudas, Ford podría captar grandes señales de anomalías y rarezas; además de situaciones peligrosas y los famosos viajes en el tiempo, pues según personas que habían entrado ahí sintieron que pasaron años enteros y, más bien, pasaron décadas mostrando su ausencia. Tal vez era un viaje peligroso y posiblemente sin retorno, pero cuando eres un viajero interdimensional ya no hay nada a lo que le puedas temer y mucho menos con esa persona en quien puedes depositar toda tu confianza.

Stan, por su lado, admiraba el mar un poco extrañado; estaba pensativo. Después de tantos años de luchar y buscar, por fin tuvo lo que quería: a su hermano, a quien mandó a un viaje aparentemente eterno entre dimensiones; estuvo soportando la culpa sobre su espalda tantos años de su vida. Ahora podía estar en paz y remediar tales actos de egoísmo y soberbia.

Los hermanos Pines estaban embarcados nuevamente en un mar, literalmente, lleno de misterios y rarezas.

Ford pudo notar la ausencia de su hermano en ese momento y se dirigió a donde estaba.

—¿Pasa algo Stanley? —preguntó animadamente mientras le daba una palmada en su espalda.

Stan volteó a ver a su hermano y sonrió.

—¡Por supuesto que no! Solo que por fin —emitió una cálida sonrisa—... estamos aquí.

—Creo que al final todo marchó bien, ¿no lo crees?

—Sí —hubo un poco de silencio—. Bueno, entonces, ¿a dónde vamos, mi capitán? ¿A la isla escondida de las sirenas? —frotó sus manos imaginándose la ida hacia allá.

—¡Eso será después! —rio—. Por ahora, trataremos de investigar un poco más las extrañezas del triángulo de las bermudas. Tal vez sea el primer investigador en la historia en descubrir por qué suceden tantas cosas extrañas en este sitio del mapa.

—Siempre tan nerd —le dio un golpe en el hombro—, mientras hallemos tesoros o mujeres por mí estará bien —rio por lo bajo. Fue a sentarse para tomar un poco de cerveza.

—Ya extrañaba al viejo Stanley —sonrió.

Ford tomó el timón y comenzó el viaje hacia aquel lugar.

________________________________________________________________________________

—¡Déjenme salir! ¿Por qué rayos tuve que ayudar a este anciano? Oh, cierto, todavía no existiría si no lo hubiera hecho, ¡rayos! Todavía no puedo creer que hayan creído que me matarían con eso, aunque desconozca mi origen, algo me dice que soy incapaz de morir —suspiró—. Estoy debilitado y ahora no puedo salir de aquí, ¡maldición! Si tan sólo hubiera una forma...

Un ente triangular rondaba en los interiores de una cabaña en blanco y negro mientras pensaba en una solución para escapar de la prisión mental en la que, por su ingenuidad, él mismo término encerrándose. Ahora estaba dentro de la cabeza de Stan sin posibilidad de salir; sus poderes eran casi nulos, sino es que inexistentes, era como si se le hubiesen sido arrebatados. Temía no poder salir nunca de allí, aunque cabía la posibilidad de adquirir un poco de energía al tomarla del cuerpo de Stanley, pero sería arriesgado tomando en cuenta que no se encontraba solo.

—El tonto de seis dedos se daría cuenta —comentó desesperado—... ¿cómo le haré? ¿Cómo?

Ese estúpido triángulo cree que lo hizo él solo.

—¿Eh? ¿Quién dijo eso? —volteó a todas partes y no halló nada. Salió de la cabaña para verificar.

No eres más que escoria y decepción; inútil e inservible.

—¡Cállate! —Bill se tornó rojo y se volvió enorme, trató de visualizar con su ojo la procedencia de aquella voz.

Te crees muy fuerte, pero siempre existirá alguien más fuerte que tú.

—¡Muéstrate! —contestó con su voz monstruosa.

Oh..., claro que lo haré, y para entonces te habrás arrepentido de haberlo pedido, Bill.

Más que desconcertado, Bill quedó enfadado.

—¡Cuándo sepa quién eres y salga de aquí, desintegraré cada molécula de tu ser!

—Si es que no lo hago yo primero... Yo te devolví la vida y yo mismo te la quitaré. Nos veremos muy pronto...

Bill se quedó pensativo y un poco atónito, al final, se encogió y volvió a su color original; término susurrando con un poco de confusión.

—¿Quién diablos eres?

________________________________________________________________________________

—Bitácora de viaje —Ford sostenía una grabadora en su mano izquierda mientras seguía dirigiendo con la derecha—. Día 12. Mi hermano y yo nos dirigimos a uno de los sitios más extraños y posiblemente peligrosos que hay en la Tierra. El viento es fuerte y la marea está inquieta. Hace unos días nos enfrentamos a un gran monstruo marino durante un oleaje duro, por lo que una tormenta no es algo que nos alarme demasiado. Nuestro destino está a unos cuantos miles de kilómetros, llegar hasta allá nos tomará aproximadamente un año. Durante el viaje podremos interceptar varias islas las cuales podremos explorar, realizando descubrimientos y, para mi hermano, encontrado tesoros de incalculable valor. Haremos paradas para rellenar nuestras provisiones. Calculo que el viaje nos llevará por lo menos dos años con todos estos parámetros. Fin de la grabación —guardó el aparato en un bolsillo de su chaleco. Vaya que Ford no mentía cuando dijo que el viento era fuerte. Aquello no pasó desapercibido por Stan.

—¡Hay mucho viento! —Stan se acercó hasta su hermano.

—Lo sé, pero por ahora no hay nada de qué preocuparse.

—Eso espero, no quiero tener que lidiar con un dolor de espalda si llegáramos a enfrentar a la madre naturaleza.

—Cierto, pero por otro lado tampoco puedo fiarme; en el mar, todo es posible.

Siguieron su trayectoria por unas horas más, pasando el tiempo entre anécdotas, risas y recuerdos. El Sol pronto se puso y la noche no tardó en dar a relucir a todas las estrellas. Ford las admiraba con alegría y asombro; tanto tiempo estando desesperado o estresado le impedía disfrutar de la mismísima vida. Ahora podía estar tranquilo y admirar con satisfacción todas las estrellas y sus constelaciones. Stan estaba a un lado de su hermano haciendo lo mismo: ambos estaban recostados sobre la dura madera del barco.

—Qué bello, ¿no crees?

—¿Qué cosa, Ford?

—Las estrellas. Hace un buen tiempo que no me dedicaba a observarlas con detenimiento; huyendo de monstruos y elaborando planes complicados me mantenían bastante ocupado —suspiró con alivio y emitió una sonrisa—. Ahora puedo tomarme el tiempo para admirarlas y poder contemplar las maravillosas figuras que forman en conjunto.

—Vamos, Ford, ni que fueran la gran cosa —rio levemente—. Aunque por un lado puedo comprender como te sientes. No fue fácil lidiar con la culpa, la cabaña, los empleados, los enemigos, entre otras cosas. A veces anhelaba un tiempo para mí solo: silencio y paz, aunque admito que me gustaría ver un programa de la televisión en este momento. Este viejo se ha adaptado al nuevo mundo.

—Tal vez quieras decirme que tanto ha cambiado el mundo desde que me fui.

—Lo tomaré en cuenta, por ahora, creo que lo ideal sería —bostezó—... dormir.

—Bueno hermano, como quieras —ambos cerraron los ojos y se dejaron llevar por el cansancio y el sueño.

________________________________________________________________________________

—Bitácora de viaje, día 13. El cielo está nublado, hay una débil llovizna sobre nosotros, los vientos fuertes indican una advertencia de tromba, posiblemente una tormenta; sin embargo, contamos con una buena ruta y un barco estable. Nuestro destino aún se encuentra lejos, haremos una parada para tomarnos un descanso del mar, pero primero deberemos cruzar este fragmento —Ford grabó otra nota de viaje mientras Stan traía puesto un impermeable.

Ford observó a su hermano y notó algo raro en él. Se acercó.

—Stanley, ¿estás bien?

—Sí, sólo me duele un poco la cabeza, seguro no es grave —de pronto inició a tambalearse y tropezó con el barandal del barco, cayó en dirección al mar. Ford logró salvarlo con una mano.

—¡Stanley!

—¡Ford! ¡Súbeme!

________________________________________________________________________________

—¡No puedo creer que alguien haya tratado de hablarme de esa forma! ¡Quiero salir de aquí! —Bill estaba en cólera, su ira sobrepasaba los cielos y no estaba dispuesto a reprimirlo—Pero ¿cómo!

El ente triangular tuvo una idea descabellada.

—Tal vez —se tranquilizó y concentró su ojo en una fisura, en el cual podía ver lo que Stan veía: presenció el extenso mar—, sí haya una manera —sonrió con malicia.

Sobrevoló la cabaña y empezó a deformarla, haciendo un tablero de controles.

—Quizá si me deshago de esta prisión pueda escapar de ella; seré libre y el precio será bajísimo —rio demencialmente.

________________________________________________________________________________

El aire se hizo más frío e intenso, la lluvia no tardó en volverse más abundante. El clima iba en contra, el oleaje del mar estaba descontrolado. De forma brava, el mar impactaba contra los costados del barco, moviéndolo bruscamente. Ford apenas y podía sostener a su hermano, estaba aterrado, pero tenía el valor para afrontar la situación.

Stan estaba sufriendo internamente mientras rogaba que el dolor parara y que Dios se apiadara de su alma. Otra punzada atacó la cabeza de Stan, haciendo que llevara su mano libre hacia ella. Stan estaba adolorido, su expresión lo mostraba. En contra de su voluntad, empezó a soltar a Ford.

—¡Ford! ¡Me resbalo!

—¡Aguanta, Stanley! —el investigador podía ver como su hermano poco a poco descendía hacia al mar; tenía miedo, miedo de perderlo. Con un rápido movimiento, usó la otra mano para jalarlo. Stan se soltó, pero, gracias a Ford, aún podía estar a flote.

—¡Vamos, nerd! ¡Saca tu fuerza de hombre! —frunciendo el ceño, Ford tiró con todas sus fuerzas a Stan y poco a poco fue subiendo.

—¡Ya casi! —antes de poder presenciar la satisfacción, una ola impactó en el costado contrario, empujando a Ford. La fuerza hizo que sus manos soltaran a Stan; sin embargo, el viejo logró salvarse el pellejo tras agarrar velozmente el barandal del barco.

—¡Cáete, Stan! —rogaba el ente triangular.

¡Ford! —su hermano lo miró fijamente—. Quiero que sepas que siempre estuve feliz por ti, pero no quería perderte. Me sentía sólo y abandonado; frustrado. Lo siento..., ¡al menos tendré lo que merezco! Aunque admito que algo me obliga a hacerlo —dedo a dedo, Stan iba zafándose en contra de su voluntad.

—¡No dejaré que nos distanciemos nuevamente! ¡Burlé a la muerte varias veces! Y esta no será la excepción —con un fuerte tirón, jaló a Stanley, haciéndolo subir.

—Veamos quien gana, seis dedos...

Vota si te gustó!!!Comparte si lo merece!!!
Nos leemos en cuatro días!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro