"En la tormenta" (2/2)

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Un gran alivio recorrió el cuerpo de Ford al ver a su hermano a salvo, pero el ambiente quería hacerle cambiar de opinión: las nubes que se desplegaban en el cielo eran negras y hacían sonar truenos llenos de ira. Era hora de tomar el timón.

Las olas seguían chocando con el barco; Stan estaba al centro de este agarrándose de uno de los pilares de madera para evitar caer. Sin embargo, sufrió otra punzada en la cabeza y lo soltó sin querer, desbalanceándose entre el incontrolable movimiento del barco. Manteniendo vivas esperanzas, Ford solo rogaba porque el clima se calmara; Bill quería que así se conservara, pues esa era su única oportunidad, por ahora.

Demostrando que la madre naturaleza no se andaba con juegos, las olas se volvieron aún más intensas. El barco se veía en sumo peligro, Ford estaba sudando frío, estaba ansioso e intranquilo; la presión era constante.

Stan seguía debatiendo consigo mismo, preguntándose la causa de su malestar y sus repentinos desvaríos, algo no andaba bien y estaba dispuesto a averiguar el porqué; aunque no puedo continuar pensando cuando se vio afectado por un golpe brutal proveniente de la parte lateral izquierda del barco, saliendo malherido. Ford se percató de ello y no pudo evitar alarmarse; ahora había muchas variables para considerar: el clima, el desequilibrio del barco, los choques fuertes, ¿qué podía hacer? Estaba atado entre las cuerdas, solo podía confiar en que todo saliese bien. Bill, por su lado, disfrutaba cada momento de sufrimiento en la que Stan se veía en la orilla de su muerte.

Para cuando estés regresando a tu querido hogar, no quedarán más que cenizas.

—¡Vamos, Stanley! ¡Resiste un poco más!

—¡No es tan fácil como parece! —tras soltar un leve quejido, tropezó una vez más—¡Demonios! —se lastimó el tobillo.

¡Esto se pone interesante!

¡Dios! Sé que no he sido la mejor persona del mundo, pero ¡por favor! ¡Ayúdame por esta vez! —frunció el ceño viendo cómo se dirigía hacia el mar de nuevo. Su torso se golpeó, quedando con los brazos fuera del barco; tosió levemente.

—¡Ningún dios va a ayudarte hoy, anciano tacaño! rio con locura.

Para empeorar la situación, un tornado se originó en medio del mar, expulsando grandes ráfagas de viento. Las velas del barco se vieron obligadas a empujar el transporte al sentido contrario; Ford tuvo que bajar las velas y depender únicamente de sus habilidades como sobreviviente. Empuñó el timón entre sus manos con furia y coraje, deseándose a sí mismo suerte. El tornado iba acerándose cada vez más al barco, haciéndolo levitar levemente.

—¡Sácanos de esta, nerd!

—¡Hago cuanto puedo! Stanley, si no...

—¡Calla! Si alguien va a morir, ese seré yo. No dejaré que te me vayas una vez más.

—Y yo cuento con eso...

—¡Tienes razón! —adquirió determinación—¡Saldremos de esta!

—¡Así se habla! —antes de poder continuar apoyando a su hermano, otro ataque cerebral afectó a Stan, haciéndolo caer fuera del barco. El mar se movía recio, indispuesto a calmarse y dejar en paz a los hermanos Pines. El contexto indicaba que sólo un milagro podría salvarlos a ambos.

—¡Stanley! —descuidando el timón, fue corriendo tras su hermano. Tomó uno de los salvavidas y lo lanzó hacia él— ¡Sostente! —Stan obedeció y se agarró del objeto en forma de dona. Comenzó a jalar, pero su acción se vio interrumpida con un gran empujón proveniente de la parte trasera del barco, causado por un gran choque.

El barco se vio impulsado directamente hacia el tornado.

—¡Maldición! —Ford corrió hacia la cuerda nuevamente para volver a jalar a su hermano, pero, cuando lo hizo, el salvavidas ya no mostraba a nadie sobre él. El investigador se preocupó, ¿dónde estaba? Realizó una inspección rápida alrededor del barco, pero no hubo señal alguna de él—. Hermano...

—¡Acá, nerd! —al oír esas palabras, el semblante de Ford se llenó de incalculable felicidad. Corrió hacia donde la voz lo llamó y sus ojos no lo engañaban: su hermano estaba girando a gran velocidad dentro del inmenso tornado.

Sin siquiera pensarlo bien, tomó la decisión de ingresar al enorme torbellino de aire. Paulatinamente, el barco fue tomando altura y Ford pudo presenciar como este gran torbellino de aire desafiaba a la gravedad y lograba cargar el peso del barco junto con él.

—¡Agarra mi mano! —Ford extendió su mano para ver si podía conseguir agarrar a su hermano.

—¡Eso intento! —Stan seguía dando vueltas sin parar, tenía una mínima esperanza de poder agarrar la mano de su hermano. Mientras seguía en ese curso sin fin, pensaba en todas las desventuras por las cuales tuvo que pasar antes de llegar al punto donde por fin se reunió con su hermano.

—Ni creas que lo dejaré tan sencillo, Stanley...

Más punzadas se dirigieron al cerebro de Stan, atacándolo sin piedad. Esto provocó que retirara su mano y, por ende, redujera sus posibilidades de sobrevivir. Ford pudo notar algo extraño en el comportamiento de su hermano; inusual.

—¿Qué es lo que te ocurre?

¡Por un carajo! No importa todo el maldito dolor que sienta, yo voy a salir de esta —realizando otro intento, Stan extendió su mano. Se dirigía a gran velocidad hacia Ford—. Más te vale agarrarme —murmuró para sí mismo—... ¡Hey, seis dedos! ¡Ahí voy!

Ford vio a su hermano acercarse y, con una gran precisión, consiguió atraparlo. Para no dejar que se le fuera otra vez, lo tomó con ambas manos y comenzó a jalarlo con todas sus fuerzas.

Por fin, tras una ardua batalla, consiguieron estar juntos una vez más; desafortunadamente, ambos sabían que el problema todavía no había llegado a su fin y la más evidente prueba fue la gran altura que habían adquirido gracias al tornado que no dejaba de elevarlos todavía más y más. Por si eso fuera poco, el barco fue destruyéndose lentamente, las piezas eran arrancadas bruscamente por el fenómeno natural y ambos hermanos sabían con exactitud que no había nada que pudiesen hacer al respecto.

—No te preocupes, Ford, estoy seguro de que esto no se compara en nada con lo que pasaste por años, ¿no es cierto?

—Tienes razón, un tornado no es nada, pero aun así me preocupa que tengamos que rehacer el barco —señaló como se iba deshaciendo.

—Mientras salgamos con vida, eso será lo de menos.

Cuando el contexto no podía empeorar, varios rayos empezaron a amenazar las vidas de estos dos ancianos de alma fuerte. Grandes choques de electricidad retumbaban en el barco una y otra vez y que la cubierta estuviera llena de agua no era de mucha ayuda. Sintieron unos toques eléctricos en sus pieles y eso les causaba escalofríos, literalmente. Ellos no querían acabar fritos.

Todavía no me he rendido.

Por enésima vez, Stan hacía movimientos involuntarios que asustaban un poco a su hermano.

—Stanley, has actuado muy extraño, ¿pasa algo contigo? Estas preocupándome —Ford agarró de los hombros a su hermano y lo comenzó a agitar violentamente. En ese instante pudo reaccionar y vio a Ford un poco extrañado.

—¿Qué sucedió? —se sobó la cabeza un tanto adolorido.

—Andas muy extraño, tal vez debería ver qué pasa con... —antes de seguir hablando, el barco se vio sacudido por el aire; antes de percatarse, este había sido destruido en su totalidad. Ambos quedaron flotando entre los escombros que rondaban en el tornado.

—Al final sí tendremos que reconstruirlo —un trozo de madera lo rozó—, ¡pero ese parece ser el menor de nuestros problemas ahora!

Varios escombros comenzaron a dirigirse hacia ambos hermanos, no tenían forma de cubrirse o defenderse: estaban sumamente vulnerables. Un trozo de metal alcanzó a rasgar la prenda en el brazo izquierdo de Ford, por fortuna, no llegó a cortarlo; siempre existía el riesgo de contraer una enfermedad. Antes de darse cuenta, un gran trozo del barco se dirigía hacia ellos.

—¡Ford, cuidado! —Stan empujó a su hermano para que no recibiese el impacto.

—¡Stanley, no! —tras alejarse, pudo ver como el objeto de gran tamaño se llevó a su hermano, pareciese que lo dañó de gravedad. Antes de poder reaccionar, otra pieza enorme venía en contra de Ford; desprevenido, se vio golpeado por dicho objeto dejándolo inconsciente.

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El Sol iluminaba con toda su intensidad, a tal grado de tener la sensación de estar en medio de un estado de cocción; poco a poco, nuestro investigador de anomalías iba despertando. Varias aves rondaban en el cielo, girando en círculos sobre él, ciertamente eran buitres en busca de carne fresca. Por los rayos del sol, Ford no pudo evitar tapar sus ojos con su mano derecha. Se levantó, quedándose sentado.

Pudo presenciar el extenso mar frente a sus ojos mientras su cuerpo reposaba sobre suave arena: se dio cuenta de que estaba en una especie de costa. Su mirada se fijó a los alrededores, viendo cientos de palmeras y, más allá de eso, montañas de gran tamaño. El cielo ya se había despejado, dejándolo con la libertad de ya no sufrir más daños o preocupaciones.

Se concentró en su cuerpo y pudo notar su saco un tanto rasgado; sintió su frente y, al hacerlo, un poco de dolor surgió de aquella zona. Entonces, luego de ya estar un poco más consciente de la situación, se dio cuenta de que estaba olvidando un detalle súper importante.

—Espera un momento, ¿Stanley? —no recibió respuesta, en ese momento, se levantó de inmediato e inició una rápida inspección. Nada— ¡Stanley! ¿Dónde estás! ¡Stanley, hermano! —Ford empezó a caminar sin un rumbo definido, mientras esperaba una respuesta que le hiciera recuperar la fe en la situación. Siguió gritando su nombre y aún no recibía respuesta de ninguna parte; empezaba a sentirse frustrado—. Me niego a creer que te he perdido. Te buscaré y te encontraré, aunque sea lo último que haga —con pesadez, prosiguió con su camino, esperanzado de hallar a su hermano.

Los segundos fueron pasando, convirtiéndose en minutos y, estos de igual manera, fueron convirtiéndose en horas. Según la ausencia del Sol y los conocimientos de Ford, podría calcularse que eran las 9:00 p. m. Fatigado, harto y debilitado, se vio obligado a dejar la búsqueda por ese día.

Tras encontrar unos palitos en el camino, logró realizar una fogata en cuestión de minutos; al menos esa noche no sufriría de frío, pero ¿y su hermano? ¿Él no estará pasando por una circunstancia similar? Aunque sabía que su hermano era alguien fuerte y capaz, tuvo una duda que lo dejó un poco dudoso: "¿seguirá inconsciente?". Pero una mucho mayor invadió su corazón, "¿o tan siquiera estará con vida?"

Verdaderamente, esas preguntas no lo dejaron dormir tranquilo, pero las largas horas tras el timón y todo el esfuerzo ejercido durante la tragedia y su estancia en esa aparente isla, hicieron que cayera rendido ante los pies de su cansancio, terminando en un profundo sueño.

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—Bitácora de viaje —Ford se levantó un tanto desanimado, pero aún seguía determinado en salir de aquella isla con su hermano—. Día 14. El día anterior, mi hermano y yo tuvimos que sufrir la desgracia de una horrible tormenta agregada a un tornado misterioso, el cual me dejó varado en una extraña isla. Tengo la esperanza de que mi hermano también se encuentre aquí y voy a encontrarlo. Sin embargo, aprovecharé mi estancia aquí para inspeccionar la isla y descubrir si esconde algunos secretos que puedan ser de utilidad o, al menos, para prevenir ciertos peligros que también esconda. También hallaré una manera para salir de aquí, calculo que me tomará menos de un año; tengo fe en ello —terminó la grabación y continuó su caminata—. Donde sea que estés, juro que voy a encontrarte, hermano —declaró con un semblante serio.


¿Qué será de Ford y Stan? ¿Bill habrá logrado realizar su cometido? Muchas cosas están por venir...

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Nos leemos en cuatro días!!!!

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