"En lo 'desconocido' " (1/3)

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Bill sentía su corazón palpitar con rapidez. Sus labios estaban sellados por una razón que desconocía: tan sólo ver esos ojos lo tenían hipnotizado. Desconocía su forma de actuar, simplemente se quedaba viéndola fijamente a los ojos.

¿Qué se supone que es esto?

Janice hacía lo mismo, a pesar de su disgusto por el color amarillo, aquel sujeto la tenía intrigada. Tenía una postura que de cierta forma le atraía y, cuando él sonrió por una razón que desconocía, quedó enfrascada por completo. Algo tensa y aún con lo dicho con anterioridad por el chico rubio que para ella era desconocido, decidió hablar.

—Emm..., ¿qué fue lo que habías dicho? —para su propia sinceridad, se encontraba algo desconcertada en todos los sentidos.

—¿Sabes, chica? Empiezo a pensar que esto es una tontería. Aun así, lo creí en un principio.

—¿Creer qué? —entrecerró los ojos—. ¿Y quién eres? —lo miró con un poco de desconfianza.

—¿Yo? Bueno, mi nombre es Bill. Eres nueva por aquí, ¿no es cierto? —la joven asintió sin dejarlo de ver extrañada, aunque un poco más calmada.

—Ajá... —quería que continuara.

—Y había preguntado que si eras una clase de hechicera. Ya sabes que este es un pueblo muy alocado, ¿no has visto alguna clase de criatura en tu camino?

—La verdad..., no tenía idea del todo sobre donde estaba, estoy asimilándolo, ¿de acuerdo? —suspiró—. Sigo sin creerme donde estoy y, sobre todo, con quién estoy..., no me imaginaba este encuentro de esta manera.

Definitivamente eres alguien nueva por aquí —se acercó con una sonrisa algo malévola—. ¿Me dirías tu nombre, pequeña?

Janice se sintió algo amenazada y retrocedió.

Mabel vio eso y sabía que iba por mal camino. Tomó a Dipper del brazo y lo jaló junto con ella. Mientras se acercaban, Janice dudaba sobre Bill.

—Bueno, emmm —le parecía un buen sujeto al principio, pero ese acercamiento le había dado una muy mala espina. Fingiría una excusa rápida para zafarse de allí inmediatamente—..., mis padres están esperándome...

—¡Hey! ¿Quién es ella, Bill? ¿No vas a presentárnosla? —Mabel vio al demonio con una sonrisa forzada, al menos alguien lo vería con facilidad.

—¡Me encantaría decirte su nombre! Pero no me lo ha dicho —dijo esto algo molesto.

Debe ser una maldita broma... —pensó Janice al ver a ambos gemelos.

—¡Mucho gusto, soy Mabel! —extendió su mano y de inmediato tomó la de Janice, saludándola con euforia. Al soltarla, se acercó Dipper.

—Disculpa a mi hermana, puede llegar a ser algo descortés y alocada.

Janice puso una mano sobre su frente. Respiró hondo y exhaló tratando relajarse. Estaba metida en un lío inimaginable.

¿En qué momento inició todo esto? Yo solo quería encontrar a... —de pronto, Janice se dio a sí misma una bofetada mental, había olvidado el verdadero motivo por el cual ella se encontraba en ese lugar.

—¿Todo bien? —cuestionó la castaña algo preocupada. Janice volvió en sí.

—¿Eh? ¡Oh, sí! ¡Claro! Todo bien —sonrió.

Llegó a preguntarse el cómo diablos fue que su amigo pudo haber llegado a ese lugar para empezar. Quizá debería dedicarse a encontrar a Yasir primero... si es que se encontraba en ese pueblito. Las posibilidades eran indefinidas. Sin embargo, por ahora podría dedicarse a desenvolverse en el sitio; de igual forma ya comenzaba a sentirse más familiarizada con el lugar.

Mabel agarró a Bill del hombro y le habló a su oído, susurrando.

—¡No lo arruines, Bill! Mira, ahora no lo entiendes, pero para cuando lo hagas será muy tarde. Así que pídele una disculpa ahora mismo.

—¿Por qué?

—¡Sólo hazlo!

—¿Y quién eres? ¿Mi jefa?

—Le diré al tío Stan que duerma contigo si no lo haces.

—¡Oye, chica! Quería disculparme si te hice sentir mal o incómoda —Bill rio nervioso mientras sudaba frío.

Janice, quien seguía pensativa, volvió a salir de su trance. Ya era hora de concentrarse en su presente.

—No hay problema, solo que, ya sabes... la desconfianza de no conocer a nadie —lo miró bien y, luego de haber observado a los mellizos una vez más, pensó—. Esto solo lo había leído en varias partes, ¿cómo terminó así?

Bill no es muy bueno socializando con la gente, es algo... especial —recalcó Mabel porque no encontraba la palabra adecuada para el demonio reencarnado. Él la miró molesto.

—No te preocupes. Seguro que solo sería cuestión de conocerlo un poco más —expresó Janice un poco más calmada.

—¡Esa no es una mala idea! —expresó Mabel con una sonrisa en su rostro—. Podrías venir con nosotros, ¡te mostraremos todo como se debe! Además, sirve que conoces un poco más a este muchacho —entre risillas, la castaña le daba codazos a Bill. Él bufó.

—No creo que sea necesario, Estre...

—¡Estrenaron un nuevo local de comida en esta plaza! Seguro debe ser delicioso, ¡deberíamos ir! ¿Acaso no tienen hambre? —rápidamente, Mabel había evitado que Bill dijera los apodos que ella consideraba tontos.

Son de confianza, de eso estoy segura —Janice suspiró—. Vale, soy Janice, por cierto —sonrió.

Bill quedó encantado de poder ver esa sonrisa. Un ligero rubor se presentó en sus mejillas.

¿Qué clase de magia es esta? —Bill no entendía lo que sucedía. Algo dentro de él lo empujaba a querer estar al lado de ella; quería... saber más de ella, conocerla. Era algo extraño—. He visto este comportamiento humano antes... ¿cómo se llamaba? Recuerdo que los científicos lo llamaban hormonas, o algo así. ¡Maldito cuerpo de humano! —el rubio se enfureció en sus adentros. Janice lo notó.

—¿Todo bien, Bill? —Janice se fijó un momento en su actitud. Se veía que era alguien soberbio, su gesto lo delataba, era muy notable; sin embargo, tal vez lo demostraba a mayor escala cuando se sentía más seguro. Sí, probablemente.

Bill salió por un momento de sus pensamientos. Algo dentro de él quería ignorar a aquella chica, aunque la previa amenaza implementada por Mabel le generaba una enorme inquietud. Sin duda sería algo horrible y difícil de olvidar, un trauma que su mente de humano no podría soportar. No quedaba otra opción que responder, de todas formas, la otra parte de él mismo quería hacerlo. Era una lucha interna entre lo que quería y lo que desconocía que yacía dentro de sí mismo, una cosa tan humana que no podía evadir: los sentimientos, y cuando uno de ellos es la atracción que lleva por ende al amor, es difícil de evitar, más cuando jamás lo has tratado y es la primera vez que lo experimentas: se vuelve una adicción el cual sólo anhelas más y más; no se detiene hasta ser saciado, pero eso no lo sabía Bill. Sin más rodeos, se paró derecho, cruzó sus brazos y, con una sonrisa, respondió.

—Todo está de maravilla. Entonces, ¿qué dices? ¿Sí te animas a dar un paseo por este pueblo tan excéntrico y descabellado? —se acercó un poco, sin invadir su espacio—. Llegarás a conocer lugares ambiciosamente inolvidables y fantásticos, no querrás perdértelos y menos con unos guías de suma confianza —señaló a los mellizos. Mabel sonrió y saludaba con la mano.

Janice quedó algo asombrada por todo lo dicho. Volteó a ver a la castaña.

—¿No habías dicho que le era difícil hablar con los desconocidos?

Antes de que Mabel hablase, Bill intervino.

—Digamos que... ya entré en confianza —sonrió.

Janice chistó.

—Bueno, entonces, ¿por dónde vamos a empezar?

—Podríamos iniciar con mi terreno —miró hacia el bosque—. Hay escenarios que podrían dejarte maravillada.

—¿En serio? Eso quiero verlo —sonrió.

—Oh, claro que lo verás. Estás en un pueblo demasiado excéntrico —extendió su mano—. ¿Me dejarías guiarte?

Janice lo miró con una sonrisa, sabía con quién trataba y no le daría el gusto.

—Buen intento, pero sé caminar por mi propia cuenta —comenzó a caminar lentamente hacia el bosque.

—¿Qué no íbamos a ir hacia el nuevo restaurante? —Dipper se rascaba la cabeza, confundido.

Mabel se acercó a su oído.

—No hay restaurante, tonto, lo dije por las cosas de Bill. Ya sabes que está algo... loco.

—No te lo niego.

Olvidando lo anterior, Mabel y Dipper fueron con ella mientras Bill se quedaba algo confundido.

¿Qué acaba de suceder? ¿Y por qué me siento... extrañamente mal?

Dipper notó que su enemigo estaba estático en la entrada de la plaza, fue con él y, con tono burlón, dijo:

—¿Primera vez? —le dio unas palmadas en la espalda—. Por mal que me caigas y quiera dejarte aquí a la deriva, no puedo. Venga, no te quedes atrás.

Bill bufó algo molesto, aunque confundido.

—¿Cómo que primera vez?

Dipper volvió a él, incrédulo. Soltando una risilla, lo tomó del hombro.

—Eso se llama rechazo indirecto, Bill. Bienvenido al mundo de las relaciones humanas —y con sonrisa burlona, se dirigió hacia Mabel.

Quieres que me ponga rudo, ¿eh? —con el ceño fruncido y aún algo confundido y molesto por la situación que acababa de vivir, Bill siguió el camino que todo su grupo había tomado.

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—No nos tomará mucho tiempo, Yasir. Estoy seguro de que en un rato estará discutiendo acerca de qué hacer con nosotros o, al menos, conmigo. Esto es más que rutinario y lo sabes —un hombre veía a través de la ventana mientras sostenía un vaso con agua. Bebió. Dejó el líquido en el escritorio.

Mientras, un joven reposaba debajo de aquella ventana escuchando lo que decían.

—¿Y qué te hace pensar eso, padre? —Carl, el hijo más sensible de aquella familia, se dirigió hacia su progenitor algo preocupado.

—Por favor, cualquiera lo pensaría por sentido común. Un hombre de negocios pidiéndote a tu hija no es algo que se vea todos los días.

—¿Entonces qué haremos?

—Esperar. Es lo que siempre hago.

—¿A qué o a quién?

—Esperamos a mi hijo, Carl —Zacarías entró a la oficina—. Por cierto, padre, no sé por qué, pero presiento a alguien cerca de nosotros.

—¿Sabes...? Yo también he podido sentirlo. Y no sé por qué siento que... Hmmm —Derry se acercó a su ventana, vio hacia el lago. Sacó su cabeza por la ventana con lentitud y miró hacia abajo, no había nadie. Se volvió a meter adentro de la cabaña y le dirigió una mirada a James.

—Sé la sensación que sienten y ustedes saben quién es el único que puede provocarla.

—¿Por qué vendría aquí? —repuso Yasir intrigado.

—Porque está inseguro —declaró—. Él sabe lo que yo sé, por eso ha venido a despejar su mente; no quiere usar esa parte de él.

—¿Y qué sabes tú, James? —el rubio entrecerró los ojos—. Creí que habías dicho que...

—Y así será —interrumpió—, pero no puedes juzgar a personas como nosotros. Está en una fase de indecisión.

Derry entendió lo que James quería decir, así que les indicó a sus hijos que esperaran y salió de su cabaña para dirigirse hacia la orilla del lago. Caminaba lento, sin prisa, sabía quién era la persona que les causaba esa sensación y por eso no se sorprendió al verlo.

Un joven estaba sentado en una banca ubicada en frente del cuerpo de agua, Derry tomó asiento junto a él y ambos admiraban la anchura del lago.

—Debe ser hermoso, sin duda. Y dime, ¿qué te trajo aquí a Gravity Falls después de... tú sabes? —Derry miraba al chico de forma relajada.

—Algo que ambos sabemos que estuve esperando por años..., aunque empiezo a temer que te entrometas.

—Mientras no hagas nada en contra de nosotros, no tendría por qué.

—¿Qué puedo esperar de ti, "Derry"? — se trataba de Ray, quien miró al adulto con seriedad, enfatizando la última palabra de su pregunta.

Él solo sonrió triunfante.

—Mira, no me importa lo que quieras hacer aquí, ¿vale? Solo quiero que mi hijo tenga lo que es suyo.

—¿Ahora finges ser un hombre de negocios? ¿De dónde dices que sacas el dinero?

—Creo que ambos ya sabemos la respuesta.

—¿Por qué quieres meter a Pacífica en esto?

—Es lógica simple, siempre hay que tener un plan de contingencia —rio.

—James, ¿cierto? —lo miró con una ceja arqueada.

—Tú sabes que prefiero improvisar siempre, pero Yasir se tomó muy en serio su rol —chistó—, quiso que todo saliera perfecto y sabes que James es una clave necesaria para los cabos sueltos.

Ray estaba pensativo.

—A veces solo quisiera poder olvidarme de ustedes y disfrutar un poco...

—¿Qué te puedo decir? Desde que te deshiciste de mi hermano, mi único propósito es borrarte de la existencia.

—Ya te he dicho mil veces que...

—No me interesa —bufó—, tú no eres él y se terminó —frunció el ceño—. Así que no andes molestando con estas tonterías y solo apégate a las malditas consecuencias.

—Si pudiera detenerte, lo haría...

—¿Qué significa eso?

—Sigo debatiendo la respuesta a esa pregunta... —dicho eso, se levantó y se fue hacia el bosque, no sin antes recibir un comentario de aquel hombre.

—Luego me cuentas cómo te va con tu futuro amor —rio burlón y, posteriormente, se fue hacia la cabaña una vez más.

—Debo admitir que tu personaje de "Derry" está estupendo —comentó el joven mientras se perdía en la arboleda.

Parecía que Bill y Ray se metían en asuntos "desconocidos", tal vez porque sea demasiado obvio para el resto de las personas o, por otro lado, conozcan algo tan bien como la palma de su mano.

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