Ray y Mabel llegaron a donde habían acordado. Siendo sincera, la castaña estaba muy contenta de saber que todo lo que había "soñado" era realidad; los efectos habían sido hermosos y memorables, nunca saldrían de su mente.

Los sentimientos de ambos estaban a flor de piel y sería cuestión de una simple acción para que todo se diera sin más dilación.

Iniciaron una conversación nuevamente.

—No quise ser descortés, Mabel. Solo que me pone tenso hablar sobre mi pasado... —Ray suspiró sentado en el prado. Mabel se recostó en su hombro y lo abrazó.

—Todos tenemos problemas, Ray... no eres perfecto, nadie lo es.

Ray volvió a suspirar y sonrió.

—Gracias, Mabel. En verdad me aterraría no tenerte a mi lado —tomó su mano y la entrelazó con la suya.

—¿Y eres alguna clase de mago o hechicero?

Ray soltó unas cuantas carcajadas.

—No, Mabel. Podría decirse que soy más que eso.

—¿Me dirás? —volteó a verlo esperanzada. Ray también hizo lo mismo, a diferencia de que agachó la mirada, se presentaba de manera sombría.

—Me gustaría decírtelo en el momento adecuado, ¿vale? Un momento en el que tú ya sepas quien soy y pueda contarte cómo es que llegué a estar junto a ti, justo ahora —la abrazó de improviso. Mabel estaba algo impactada, pero recibió el abrazo.

—Siempre serás especial para mí, Ray. Igual, como tú me prometiste, jamás me apartaré de tu lado.

—Es una linda promesa, Mabel. Sé que la cumplirás, aunque... me aterra saber que lo malo llegue a ocurrir.

—¿Por qué lo mencionas de nuevo?

—Lo siento, me tiene perturbado..., es una corazonada, pero —desvió la mirada y soltó la mano de Mabel. Vio una bella flor de color violeta, con suavidad la arrancó y la colocó en la oreja izquierda de la castaña—... a veces olvido uno de mis lemas más importantes: hay que dejarlo todo fluir. El río de los problemas correrá solo y sereno, hasta que ya no haya más por lo cual preocuparse, para entonces seremos tú y yo, juntos, para atravesar nuevas aventuras y misterios. Conforme avance el tiempo, más sabremos de los dos, es una promesa... y esta flor que te acabo de dar, es la representación de ella —tomó su mejilla y se acercó a ella para depositar un beso en sus labios.

Mabel correspondió sonriente.

—Ya a nada le temo junto a ti, Ray. Con tenerte a mi lado, todo es suficiente.

—Y contigo a mi lado, a esta vida ya nada le hace falta —se unieron en un cálido y apasionado beso, experimentando con sus lenguas, generando una danza llena de amor y pasión.

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El grupo de amigos se hallaba comiendo en un local de comida rápida. Dipper se hallaba ansioso y los otros dos no dejaban de conversar, parecían conectados de alguna extraña manera.

—Me pregunto cómo estará Mabel, en verdad me preocupa, ¿por qué se habrá querido quedar? —no dejaba de pensar en su hermana con cierto nerviosismo y preocupación. De seguir con esa ansiedad, no tardaría en enviarle un mensaje a su melliza.

—¿Todo bien? —preguntó Janice, quien volteó de repente y se extrañó de ver al chico tan desesperado.

—Sí, es solo Mabel, mi hermana. Me tiene preocupado, creo que no debí dejarla sola para empezar.

—Calmado, Pino, tampoco es como si la fueran a raptar o matar —sin preocupación alguna, Bill disfrutaba de su comida sin siquiera inmutarse ante la situación del joven Pines.

—¡Ahora haces que me preocupe más! Voy a ir por ella, no soporto más esta tensión.

—¿Y por qué no le mandas un mensaje? —propuso Janice.

—¡No, no, no! Nada me puede asegurar que sea ella quien me responda el mensaje de vuelta, será mejor ir por mi propia cuenta.

—¿Estás consciente de los peligros, Pino?

—Por supuesto, no me importan en lo absoluto —se levantó de su lugar y salió, pero antes de abrir la puerta, se dirigió a Bill—, ¡y deja de llamarme así!

—Bueno, él se pierde esta salida —Janice se rio—. ¿Cuál es la risa?

—Nada —lo miró—... solo una cosa, ¿por qué lo llamas Pino? ¿Acaso es por su gorra?

—¿Qué? —Bill iba a comenzar a explicarle la verdadera razón de ello, pero por algún motivo pensó que sería algo extraño. Un verdadero humano no sabría de esas cosas, ¿o sí? Tal vez, pero quizá no revelaría que era un ente demoníaco interdimensional—... Bueno..., sí, es por eso.

Continuó comiendo sin más.

Janice, por su lado, sonrió. Después de un rato, ya estaba ansiosa e indecisa. Tenía hambre, ciertamente. Comería primero y luego se dedicaría a tomar un rumbo definido: conocer a Bill con mayor profundidad (pues le atraía de alguna manera, era como si algo suyo la conectara con él) o ir en búsqueda de su amigo.

—¿Algún problema? —el rubio la miró con una ceja levantada mientras masticaba.

—Bueno, ya sabes. Apenas me estoy acostumbrando a este lugar. Aparte, quiero encontrar a mi amigo; no tengo idea de dónde se pueda encontrar.

—Vaya, qué desdicha, y..., ¿acaso traes algo con ese amigo tuyo?

—¿Algo como qué? —cuestionó confundida.

—No sé, ¿algún tipo de relación especial?

—Pues somos los mejores amigos, o al menos así era antes de que se fuese sin dar ningún tipo de aviso.

—Que descortés de su parte, ¿por qué tanto empeño en encontrarlo?

—Porque —Janice comenzaba a recordar cosas que habían pasado a lo largo de su vida y como su amigo siempre la apoyaba como podía. Quizá discutían y a veces salían mal, pero siempre saldrían felices y con una sonrisa con la ayuda mutua entre los dos; sin embargo, cuando él inició a faltar, algo en su vida también. Entonces solo fue cuestión de tiempo para que la vida se encargase de que le fuera de mal en peor—... él es alguien importante para mí.

—Entiendo, ¿lo quieres mucho?

—La verdad, sí. Pero no lo malinterpretes, para mí es sólo mi amigo; aunque eso no le quita que le tenga mucho cariño.

—Vale, hagamos esto —terminó de comer y se limpió con una servilleta. La miró con una sonrisa lasciva—. ¿Qué te parece si yo te ayudo a encontrar a tu amigo y a cambio nos conocemos más a profundidad? Por extraño que suene, hay algo que me obliga a saber más sobre ti y me invade la curiosidad saber lo que es.

Janice lo meditó por un momento. No sonaba tan mala la idea, de esa manera, ella podría hacer las dos cosas que tenía en mente; quien sabe, incluso hasta Bill podría llegar a ser un buen contacto útil a futuro o también una amistad fuerte e irrompible..., ¿o algo más podría ser?

—De acuerdo, acepto tu trato improvisado.

—Excelente, hay que partir ahora mismo. No hay tiempo que perder —tomó su brazo y la jaló hacia la puerta, a pesar de no haber terminado su comida. Juntos tomaron una ruta indefinida hacia el pueblo de Gravity Falls.

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Derry hablaba con su nieto más sobresaliente: Fernando. Sus hijos se habían retirado de su oficina y ahora se encontraban ellos dos, frente a frente.

—¿Ahora qué quieres abuelo? Pensé haber sido claro con mi padre al resaltarle que yo ya me había salido del negocio, lo único más cercano que he tenido en esta familia ha sido mi tía y eso que no la he visto en doce años, ¿dónde ha estado?

Derry agachó la mirada ante esa pregunta.

—¿Te refieres a Tars? Sí, ella no ha estado con nosotros desde hace doce años, a pesar de ser mi única hija y hermana de tu padre y tus tíos. No tienes idea de lo que Carl sufre por su ausencia, desde que nació, sintió una profunda conexión con ella; no lo malentiendas, Tars será alguien determinante para tu tío —suspiró—. En fin, ese no era el tema que quería tratar contigo...

—Wow, espera un momento. Antes quiero saber más sobre mi tía, no vas a dejarme sin respuesta así sin más.

—No me obligues a cerrarte la boca, Fernando, bastante tengo con Carl, ¿ahora tú?

—Aunque no lo creas, también fue muy importante para mí. Para ser una pequeña niña, tenía un encanto desigual —sonrió—, así que dímelo, abuelo, ¿dónde se encuentra ahora? ¿La has mandado a una de esas tradiciones prácticamente perdidas?

Derry soltó un bufido y lo miró con enfado.

—¿Cómo puedes ser tan insolente como para hablarme de esa manera? ¿No le tienes miedo a la muerte? —entrecerró los ojos.

—Toda muerte final proveniente de ti es, admito, aterradoramente perversa, mas la experiencia me ha hecho perder el miedo a la mayoría de las cosas, además, ya he tenido suficiente vida, al igual que ustedes, ¿o no?

—Eres listo muchacho —sonrió.

—Agregando, soy el único con el que cuentas ahora para cumplir tu misión de contingencia.

—Mi hijo Yasir se encargó de elaborar el plan, yo solo estoy llevándolo a cabo. Por supuesto, tuvo ayuda de James, él se ha encargado de pulir algunos detalles.

—Me alegro, entonces, ¿dejarás de evitarme? Ya quiero que me digas donde se encuentra mi única tía.

—De acuerdo —se recostó sobre su asiento—. Ella está ahora dentro de una princesa de otra dimensión, en otro Universo, claramente. Siendo específicos, con...

—¿Una de las elegidas de mi tío abuelo? —dedujo—. Vaya, esa no me la esperaba. Mi padre solo me había comentado que habías tenido una hija, nunca me dijo cómo.

—Bueno, ahora lo sabes.

—Me pregunto qué estará pasando con ella ahora mismo...

—No quieres saberlo, tu tío Yasir pasó por lo mismo y fue por mucho más tiempo del que ella lleva.

—¿Encerrada? —soltó un silbido—. Debe ser abrumador en ese caso.

—En efecto.

—Está bien, estoy satisfecho ahora. De verdad no quiero volver a este negocio, pero si es lo último que haré...

—Tampoco puedes abusar de tu independencia, tengo poder para que vengas arrastrándote aquí, suplicando volver entre lágrimas —mencionó esto con una voz tan grave que aterró al muchacho por unos segundos.

—Va-vale, vale —se acomodó el cuello de su camisa—, ¿qué debo hacer?

—Lo que ya hiciste, hacerte amiga de Noroeste.

—¿Y ahora?

—Ahora tendrás que ganarte la confianza de todos.

—¿Y qué hay de mi tío abuelo?

—No te preocupes por él, algo me dice que estará ocupado con alguien más... —concluyó con una sonrisa.

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Después de una sesión sentimental, Ray había iniciado a relatarle a Mabel las anécdotas que vivió en el pueblo. Ella escuchaba con atención, le encantaba saber más de él.

—Entonces me hice amigo de aquella criatura submarina tan particularmente inusual.

—¿De verdad?

—Sí, incluso, la podríamos visitar justo ahora.

—¡Eso sería fabulosamente divertido! ¡Por qué no vamos de una vez? ¡Quiero ir! —exclamó con un rostro que irradiaba pura felicidad.

—Bueno, supongo que podríamos ir, no creo que haya problema alguno —sonrió—. Aunque creo que deberíamos esperar un poco más.

—¿Por qué?

—Tú confía en mí...

—De acuerdo...

Se quedaron viendo hacia el cielo, recostados en el suave pasto del cercado claro. Su vista se fijaba en las nubes que parecían esponjosas, como si fueran de oveja. Mabel estaba sobre el pecho de Ray, el corazón del muchacho transmitía un ritmo bastante calmado y tranquilo, tanto, que hacían dormitar a la castaña. Cerró los ojos, sonriente.

Uno que otro pájaro carpintero volaba por los aires, algunas ardillas jugaban entre ellas y se perdían entre los pinos. Ray acariciaba la cabellera de Mabel. También cerró los ojos.

Mabel jamás había aceptado esperar, acción que extrañamente realizaba en ese momento, pero, junto a Ray, hacer eso le parecía reconfortante en gran manera. Tenía algo que la hacía relajada y en paz, la cual fue infortunadamente interrumpida.

—¡Mabel! ¡Mabel! —gritaba alguien en la lejanía.

—¿Dipper? —se levantó de inmediato, reconocía esa voz en cualquier parte del mundo.

—Bueno, llegó a quien esperábamos.

—Conque era eso, ¿eh? —sonrió ya despreocupada.

—Claro, ¿por qué más esperaríamos tontuela? —rio. Ella lo siguió y le dio un leve golpe en su hombro. Caminaron hasta donde se hallaba su hermano y amigo respectivamente.

Esa tarde comenzarían muchas aventuras para los tres grupos de amigos, vaya que harían varias cosas durante ese verano. Muchas cosas "desconocidas" regresarían.

Pronto habría aventuras en Gravity Falls...

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