"Hogar, dulce hogar" (2/2)

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Mabel soltó un largo suspiro mientras miraba por la ventana de su habitación, esto llamó la atención de Dipper.

—¿Pasa algo, Mabel? —la castaña volteó.

—¿Eh? Oh..., no, Dipper. Solo trato de imaginar cómo será la preparatoria. Me da un poco de ansiedad de tan sólo pensar en ello, ¿tú crees que si sea tan malo?

—Si lo ves desde un punto escolar, no habrá mucha diferencia a como estamos ahora, no creo que haya nada de lo cual preocuparse, además, ¡aún nos queda un año de secundaria! No sé de que te estresas tanto —replicó con una pequeña risa—, aunque no dudo que en la preparatoria quepa la posibilidad de que no les guste tratar con jóvenes irresponsables y descontrolados; manteniéndonos al margen yo diría que...

—Bla, bla, bla..., Dipper, hablo en serio. Puede parecer que todavía falta bastante tiempo, pero no estoy muy segura de ello —se sobó el brazo izquierdo—, el tiempo vuela...

—Ay, Mabel —se acercó a ella y colocó su mano sobre su hombro—, no importa que pueda suceder, lo importante es que estaremos juntos para apoyarnos, ¿no? —esbozó una sonrisa cálida.

Mabel vio a su mellizo con cariño y correspondió su sonrisa.

—Es cierto, Dipper, me dejé llevar —suspiró—. Después de lo de Gravity Falls, estoy más segura que nunca que jamás nos separaremos —lo abrazó—. Hablando de ello, me alegra que ya estemos en nuestro hogar junto con nuestros padres otra vez, los extrañé a pesar de haber disfrutado bastante el verano. 

—Sí..., yo también. Sobre todo después de haber afrontado el fin del mundo, ¿te imaginas qué sería del mundo si no hubiésemos podido ganar? —cuestionó con cierta angustia.

—Ni siquiera quiero pensarlo.

—Ni yo —se levantó—. En fin, iré a darme una ducha... —así Dipper procedió a dirigirse al baño.

Mabel se quedó sola con Pato entre sus piernas. El cerdito soltó unos chillidos y caminó hasta la puerta para salir. Mabel lo siguió.

—¡Pato! ¡Espera!

Mabel corrió detrás de él despavorida y un poco temerosa de que su padre se encontrara entre los pasillos de la casa, pero su suerte fue bastante al darse cuenta de que él estaba en su habitación. Pato salió de la casa, justo al patio trasero. Jadeando, Mabel consiguió atrapar a su cerdito.

—Parece que estás ansioso. Bueno, ¿qué tal si vamos a caminar un poco? —Pato cerró los ojos y asintió—En ese caso, ¡vamos!

Mabel se dirigió hacia el parque, no sin antes avisarle a sus padres. Dipper decidió quedarse a arreglar sus cosas para mañana. Así, la castaña y el cerdito tomaron su paseo.

Dipper, mientras estaba recostado en la cama después de haber acomodado sus cosas, seguía pensando en lo que soñó en el viaje de regreso. Estaba ansioso e inquieto, quería decirse a sí mismo que solo fue un mal sueño, pero ¿y si era una señal? ¿Cómo iba a dejar pasar una cosa de tal magnitud como esa? ¿Sería grave? Lo único que le preocupaba era volverse más paranoico de lo que ya era. Si tan solo su tío Ford estuviese ahí para ayudarle o explicarle, se sentiría más aliviado. Estaba tan preocupado que incluso hablaba consigo mismo.

—¿Qué tal si fue una visión? ¿Debería prevenirme? ¿Quién era él? Quizá en los diarios venga algo, pero ¡rayos! Fueron calcinados por Bill. Además, ¿de quién habrán sido esos ojos rojos? Se veía tan terrorífico y escalofriante. Dijo que lo guiaría a alguien, pero ¿a quién? ¿Quién!

El chico caminaba en círculos por la habitación, estaba ansioso y muy intranquilo. Mordía un lápiz mientras sostenía una pequeña libreta en su mano izquierda, trataba de hallar alguna pista.

—Ese ser tenía forma piramidal, triángulo..., triángulo, ¡demonios! ¿Qué tal si eso significa que Bill aún sigue allá afuera? Y si ese fuera el caso, ¿dónde está? Si tan sólo el tío Ford estuviera aquí..., hablando de él, ¿cómo le estará yendo?

Dipper trató de calmarse un poco, se sentó en la orilla de su cama y vio la contraparte de su habitación vacía. Pensaba en la soledad que lo acompañaba en ese momento; aunque es cierto que para él Mabel suele ser una molestia, admitía que era una gran hermana en quien siempre podría confiar. Quería que ella estuviera ahí en ese momento, se sentía inseguro, temeroso. Su hermana, que siempre lo apoyaba y consolaba, no estaba en ese momento; Dipper no hacía más que preocuparse. Se levantó de inmediato y fijó su vista hacia la ventana, pensando en donde se encontraría su hermana. De cierta forma, quería expulsar todo lo que le preocupaba. Sin embargo, no había nadie y sus padres no eran una opción.

¿Dónde estás Mabel?

________________________________________________________________________________


La caminata era algo tediosa, aburrida. Aunque la hacía feliz ver a su cerdito disfrutar de la ciudad, se sentía extrañada y vacía por dentro. Algo faltaba y no sabía con exactitud lo que era. Pato salió del parque y la guio a una esquina donde había un poco de helado derramado, el cual no dudó en lamer para saborearlo. A Mabel se le antojó al ver a su cerdo y aunque le parecía interesante la idea, optó por ir a comprar uno. Así, Mabel y Pato fueron a parar a una heladería. Pidió uno sabor chocolate y siguió con su paseo. Continuó inmersa en sus pensamientos.

Ahora quien sabe hasta cuando volveré a ver a mis amigas... o al tío Stan —suspiró pesadamente—. Sin duda voy a extrañarlos a todos. Tal vez nuestros tíos regresen en dos veranos más, así iríamos a visitarlos en el tercer verano, ya estando en preparatoria... Preparatoria, todavía no sé cómo será y ya me estoy imaginando más allá, ¿qué tal si todo resulta un desastre? ¿Y si la prepa es peor? ¡No! No puedo permitirme pensar negativo, soy la reina de la diversión, no de la tristeza. Si tan solo hubiera una manera de empezar con el pie derecho...

Mabel, tan sumergida en sus adentros, ignoró por completo el camino, chocando con alguien quien también estaba distraído. Mabel reaccionó y se apenó de inmediato.

—Perdón, yo...

—No te preocupes, tampoco es que haya sido tan grave, ¿estás bien?

—Sí, gracias —alzó la vista y pudo ver a un chico de su edad. Era un poco alto, como cuatro centímetros más que ella; ojos cafés oscuros y grandes, un peinado hacia la izquierda con el pelo un tanto alzado.

—Qué bien —respondió alegre. Observó detenidamente el comportamiento de la castaña—. Hey..., pareces angustiada, ¿algo te preocupa?

—¿Eh? —Mabel vio al chico de una manera insegura, ni siquiera lo conocía, pero podía ser una buena oportunidad para empezar a conocer gente. De esta manera, sacó de su interior aquella preocupación que no la dejaba estar en paz—. Bueno, solo un poco nerviosa, ya sabes, mañana empiezan las clases, inicio la secundaria; no estoy especializada en nada de eso. El punto es que...

—¿Tienes miedo?

La castaña se asombró de lo que había preguntado, fue como si le hubiera leído el pensamiento. No conocía al chico, ni siquiera podía asimilar su rostro; era alguien completamente nuevo por ahí. Ella había vivido en esa ciudad desde hacía mucho tiempo y era alguien muy sociable, hablaba con cada persona cuando podía, de haberlo visto antes lo reconocería, pero no lo había visto nunca. Decidió examinarlo un poco más antes de contestar, el chico se dio cuenta de eso y habló.

—Perdón, ¿dije algo malo?

—¡No! Para nada —la contestación de Mabel fue casi inmediata, se sentía extraña en esa situación—. Solo me pareció increíble que... pudieras saber cómo me sentía.

—Es que es algo normal, ¿sabes...? Inicias un nuevo período en tu vida. Es común tener miedo, miedo al cambio, miedo a que todo será diferente —suspiró—. Siempre existen esas dudas, como: "¿Qué dirá la gente de mí? ¿Podré dar una buena impresión? ¿Me quedaré sólo o tendré amigos? ¿Podré crearme expectativas sin que se derrumben mis ilusiones? ¿Podré pasar las materias? ¿Los maestros serán buenos? "... Y lo cierto es que la vida es dura, no quiero decir que sea pesimista, pero hay que adaptarse a lo que la vida te ofrece; poco o mucho, es bueno, algo siempre será mejor que nada. Siempre hay que estar preparado para lo que venga en frente, jamás puedes ir a un lugar lleno de ilusión y esperanza. Siempre existirá esa variable en la que se te puede voltear la tortilla. Nunca debes descuidarte.

—Vaya, es como si supieras mucho de estas cosas...

—Es porque yo también pasé por eso, mañana iniciaremos la secundaria, es normal estar ansioso y nervioso.

—¿Entonces tú también empiezas mañana? Pensé que eras un poco más grande...

—Sí, mi altura me delata; tengo tantos años como tú creas que los tenga.

— ¿Tienes trece?

— La edad es solo una cifra, aunque, sí, tengo trece —rio—. En fin, lo que de verdad importa es lo que hagamos en la vida, no cuanto hemos vivido en ella —se despegó un poco de ella—. Fue un gusto conocerte —volteó al suelo y vio a Pato mirándolo a los ojos—... y a tu cerdito también. Es una ternura, sería genial que pasáramos un tiempo juntos. Bueno, debo irme —el chico se levantó y se despidió con la mano.

—¡Adiós! —así el chico se retiró, entonces Mabel se dio cuenta de algo—. Rayos, olvidé preguntarle su nombre.

________________________________________________________________________________

Dipper seguía mirando hacia la ventana, trató de relajarse un poco para dejar atrás toda su paranoia; pensó que sería mejor tratar el tema en compañía. Ahora estaba pensando en mañana, seguramente su hermana ya se lo estaba tomando a la ligera, pero él aún seguía subestimándose a sí mismo. Sintió que se concentraba tanto en sus cosas que a veces olvidaba que existía un mundo alrededor de él, pero de inmediato pensaba, ¿acaso eso importaba? Pues cada uno vive como quiere de igual forma, Mabel siempre estaría para él. Un poco más tranquilo, decidió recostarse en su cama y esperar a que su hermana llegara.

________________________________________________________________________________

Luego de caminar y haber tenido aquella sensación dulce y cremosa en su boca como lo es el helado, Mabel, junto a Pato, emprendió el camino a casa. Las luces de la calle estaban apagadas, lo cual la extrañó. Eso hizo que se alarmara y acelerara el paso, agarró a Pato entre sus brazos y comenzó a correr. Veía una pequeña luz al final de esa calle, que parecía tan cerca y, a la vez, tan lejos. Una señal de esperanza que uno temería no poder alcanzar, Mabel se sentía presionada y un poco asustada. Entonces, una serie de susurros comenzaron a acecharla.

Estás maldita...

No hay escape...

Tu vida siempre ha estado condenada...

Entrégate...

Por alguna extraña razón, Mabel se sintió muy sensible en esos momentos y sucumbió al llanto; su cerdito estaba muy asustado y escondía su rostro en el pecho de su dueña, de alguna forma sintiéndose seguro. Corrió y corrió. El final parecía tan lejos, no llegaba.

¡Ayúdame, Mabel! ¡Sácanos de aquí!

Ignoraba las voces por completo, estaba aterrada, solo quería que todo eso acabara.

Tendrás que dejarnos... para poder salvarnos

—¡Déjenme en paz, ya cállense! —Mabel había gritado con todas sus fuerzas; se tendió en el suelo frío de la acera. Pato solo se limitó a acercarse a ella y acariciarla con su nariz. En ese instante, salió su hermano gemelo.

—¡Mabel!

La chica sólo seguía sollozando, asustada y desorientada.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¡Por favor, dime algo! —Dipper la abrazó inmediatamente. Ella, envuelta en los brazos de su hermano, pudo sentirse un poco mejor, aliviada. Correspondió el abrazo y continuó el llanto.

Luego de unos minutos, Dipper la separó de él y le quitó las lágrimas con su dedo pulgar.

—Fue horrible, Dipper...

—Tranquila, Mabel, ya estás a salvo. Estamos en casa; nuestro hogar.

—Gracias, Dipper... —lo abraza con más fuerza.

—Para eso estoy aquí, para cuidarte —ambos gemelos siguieron abrazados, calmándose el uno con el otro. Dipper ya se sentía mortificado, pero la presencia de Mabel lo reconfortaba.

Al menos, mañana ya sería otro día.

Vota si te gustó!!!
Comparte si lo merece!!!
Nos leemos en 4 días!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro