El comienzo de la Libertad

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¡Chico, rápido! ¡Despierta, vamos!

Una voz.

Logro escuchar una voz masculina.

El primer sonido humano desde que estoy aquí atrapado.

Pienso que estoy soñando, pero poco a poco abro los ojos y me incorporo, girando mi cabeza para ver qué está ocurriendo.

Donde antes se encontraba la pequeña ventana por la que no podía ni meter la cabeza ahora hay un enorme agujero por en que entra un hombre vestido de negro, que agarra como si le fuera la vida en ello una bola metálica blanca en su puño cerrado.

Me hace un gesto, con expresión agobiada, indicándome que le siga.

Yo, atónito, lo miro parpadeando. Veo la gran grieta que seguramente él haya abierto y creo no estar despierto. ¿Acaso... era libre?

Mi corazón comienza a latir con rapidez, sin poder creer lo que veo. Dos gruesos lagrimones resbalan por mi rostro, mientras sonrío levemente.

Rápido, me aferro a la libreta de tapas grises y al bolígrafo de tinta negra que me han ayudado a sobrevivir durante esa semana y me levanto como puedo.

—¡Demonios, no tengo todo el día! —grita el hombre, acercándose y agarrándome del brazo— ¡Venga, casi no hay tiempo!

Me arrastra hacia el agujero. Yo camino entre tropezones, con el estómago revuelto al ver el cielo nublado y el suelo liso que se extienden hasta a saber dónde. Ver de repente todo aquello me causa angustia, pensar en todo lo grande que es el mundo en comparación con mi pequeña habitación gris.

Ni siquiera me deja parar cuando comienzo a vomitar. Se me nubla la vista a medida que suelto lo poco que quedaba en mi cuerpo, intentando no mancharme, ni al hombre que me ha devuelto al exterior, si es que alguna vez estuve en él.

Al enfocar de nuevo, me fijo más en él.

Se trata de un tipo de mediana edad, de pelo corto y castaño con un corte algo mal hecho. Bajo su nariz aguileña se aprecia una suave capa de vello que le da un aspecto algo más joven. Va vestido enteramente de negro, incluyendo unos guantes de cuero que empiezan a rasparme en el brazo de tanto apretarme.

—¿A dónde vamos? ¿Quién es usted? —logro formular.

Él continúa corriendo, sin mirarme siquiera, hasta alcanzar lo que parece ser una puerta gris en una pared del mismo color que acaba con el infinito cielo y suelo.

—Pronto obtendrás respuesta, chaval —responde, soltándome para girar el pomo de la puerta—. Por ahora, devolvámoste tu libertad perdida.

La puerta se abre, cegándome con un brillo blanco que me hace cerrar los ojos.   


Y FIN

Sí, se acabó esta pequeña historia :v

Había pensado en hacer una segunda parte, pero no sé si es mejor dejaros con la intriga y vuestras propias teorías, no cé (?

Bueh, si queréis segunda parte... Decidlo, que yo la hago con tal de no aburrirme cuando enga un ratito libre (?

Buenu, ¡espero que les haya gustado Grey Room!  

Hasta otra~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro