Hola.

Realmente, no sé cómo comenzar a escribir. ¿Puedo saludar a una simple libreta? No lo sé, nunca lo he pensado. O a lo mejor sí, no recuerdo nada que no sean los últimos siete minutos.

He despertado en una habitación bastante pequeña, acorralado por cuatro paredes, un techo y un suelo de distintos tonos de gris. También hay una cama y una ventana más pequeña que mi cabeza, por la que entra un tenue rayo de luz que me permite escribir en esta libreta, también gris, la cual he encontrado sobre la cama, que, como no, es de este mismo color ceniciento y apagado junto a un lápiz.

Sobre mí no puedo decir mucho. Sólo sé qué he despertado hace ocho minutos exactos y que voy vestido de negro. Bueno, o vestida. No sé si soy hombre o mujer. Y tampoco me interesa comprobarlo por ahora.

No recuerdo absolutamente nada que no sea desde mis despertar hasta estos momentos. 

¿Que si estoy asustado? Sí, por supuesto. Pero no por el extraño lugar en el que me encuentro, o por mis recuerdos perdidos.

Me da miedo el hecho de poder morir sin alimento y bebida. ¿Y baño? No veo nada parecido a un retrete por aquí. El que me haya metido aquí no tiene mucho cerebro, digamos.

A no ser que su objetivo sea verme morir.

Debería esperar a ver qué ocurre.