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9 horas... 9 horas fue lo que duró mi cirugía de transplante de corazón, hubo un par de complicaciones pero al final fueron nueve horas en las que mi familia viví un infierno con esperanza.

—Familia Lambert —llamó mi doctor— fue difícil pero acabamos.

—Gracias doctor, gracias —dijo mi mamá respirando por fin como no lo había hecho en meses.

—Ya hice todo lo que estaba en mis manos, ahora todo esta en Dyre —expresó— porque lo fácil ya ocurrió la recuperación y todo lo demás... va a ser difícil.

—Mi hijo es fuerte doctor —asintió mi padre— tiene ganas de vivir así que estoy seguro de que podrá con esto.

Mi doctor asintió cansado, claro nueve horas de pie no es por nada pero por eso era mi héroe.

Me pusieron en cuidados intensivos pues si bien la cirugía ya había terminado mi cuerpo se tenía que adaptar, las setenta y dos horas siguientes eran críticas.

Había estado muchas veces de este lado, cuidados intensivos... era aterrador, ir despertando de la cirugía en esa fría sala, con voces tan distorsionadas que aterraban, sentirte solo y aterrado con mucho dolor.

En mi caso había estado casi dos semanas enteras en cuidados intensivos pues había pescado una bacteria que al menos no me mato pero si me dejo demasiado débil.

—Dyre... Dyre me oyes muchacho —escuché la voz de mi doctor.

—Aún... es hora de... la siesta —pronuncie débil.

—Ya veo que tu humor sigue intacto —dijo riendo— ¿Cómo te sientes?

—Me duele —dije cansado.

—Es porque vas despertando, te daremos más morfina de acuerdo —me calmó— te subiremos a piso, estás haciendo un gran trabajo amigo.

—Lo... sé —susurre.

Estaba agotado, físicas y mental y aún con eso... estaba muy feliz.

El señor me engaño y me metieron en aislamiento, un cuarto sellado por todos lados como si fuera radioactivo, nadie entraba más que mis doctores con trajes especiales, habían una especie de guantes y tubos que me permitían el contacto al exterior pero lejos de eso era todo lo que tenía.

Como los días pasaban y la anestesia me iba bajando empezaba a estar más consciente, tenía muchos tubos por todos lados y aún dependía del oxígeno pero respirar era más fácil.

—Buenos días dormilón —dijo mi madre tomando mi mano con esos guantes a travez de ese muro transparente.

—Mamá —dije despertando.

Ella me miró, estaba igual de cubierta como los doctores apesar de estar del otro lado.

—Mi niño —me llamó presionando mi mano— como te sientes.

—Cansado pero... pero bien —asentí— eso si muy aburrido.

—Tu solo concéntrate en descansar de acuerdo y ponerte fuerte para salir pronto de aquí —me calmó.

Asentí para precionar su mano ligeramente.

—Como están todos, mi vaquita ya creció —me emocioné.

Mamá negó divertida.

—Tu vaca está creciendo rápido, tu padre la está cuidando muy bien —me calmó— tus hermanos están bien, Dedri a estado un poco sensible ya sabes.

Asentí mi hermano era así, pero por suerte no había hecho ninguna tontería por mi corazón.

—Y adivina quien ya es tío —me dió la gran noticia.

—¿De verdad? —dije emocionado.

—Dos gemelos muy grandes y sanos —afirmó.

—Mierda me perdí su nacimiento —me quejé.

—Tranquilo ellos no lo recordarán pero ahora tu... tienes la oportunidad de verlos crecer —me recordó.

Asentí, aún tapada y con miles de capas podía verla bien.

—Mamá por favor no llores —pedí tomando su mano.

—Perdón mi niño —gimoteó.

El pitido de la puerta sonó mamá suspiró para darme un apretón de manos.

—Me tengo que ir mi niño —mencionó— por ahora solo me permitirán venir a mi, ya que te pongas mejor verás a los demás.

Asentí cansado para presionar la mano de mi mamá.

—Diles que los amo, que cuiden bien de vaquita y por favor que abriguen bien a chetito —insistí

—Si mi amor, ponte fuerte —pidió mamá.

Ella se tuvo que ir, al parecer iba en serio lo de la cuarentena y cuarenta días lejos de mi familia iba a ser difícil.

—Doctor —dije mientras me revisaba.

—Si campeón —dijo viendo cómo iban mis pulmones.

—Quien... me dono el corazón —me interesé.

—No es bueno concentrarte en quien te dió el corazón ahora, ademas sabes que no te puedo dar información de otro paciente —se negó.

—Quiero agradecerle a la familia... para que yo viviera alguien debió morir, así que yo... al menos quisiera saber —pedi.

Mi doctor suspiró para verme.

—Era un chico de tu edad, tuvo un accidente de coche y tuvo muerte cerebral —explicó.

—Le... dolió —dije nervioso.

—Fue muy rápido —me calmó— no quiero abrumarte ahora con eso, aún estás débil muchacho así que por ahora quiero que descanses.

—Puedo escribirles una carta —pedí— me tienen aquí encerrado sin teléfono así que al menos... puedo hacer eso.

Mi doctor asintió para revolver mi cabello.

—Te traeremos papel y pluma de acuerdo—me calmó.

—Gracias —asentí.

Los días pasaron y solo dejaban entrar a mamá y a papá por si acaso diez minutos pero hoy por fin iba a mi cuarto de hospital.

En cuanto a los cambios con este corazón nuevo... eran asombrosos, mis piernas ya no me dolían, podía dormir acostado sin sentir que me ahogaba y empezaba a comer como en años no lo hacía.

—Ya pasó un mes y medio —me dijo mi doctor instalándome— hoy solo permitiremos a tus padres y hermanos y como evoluciones podrás ir viendo a los demás.

—Solo quiero abrazar a mi familia —pedí.

—Despacio de acuerdo —me animó— por cierto, estas listo para ver tu cicatriz.

Negué... aún no estaba listo para verla.

Mi doctor asintió para poner su mano en mi hombro.

—Todo a su tiempo—me calmó.

Asentí, el doctor salió para ir por mi familia, si que estaba nervioso.

Unos minutos después mis hermanos entraron corriendo.

—¡Dyre! —gritaron al unísono.

—Hermanos —dije más que feliz.

Damian abrió los brazos para abrazarme pero se detuvo en seco para cruzarse de brazos.

—Venga uno chiquito no me matara —insistí.

Mi hermano miró a mamá quien le asintió, el pequeño se acercó para abrazarme con cuidado.

Besé su frente para revolver su cabello.

—Te dejó de ver y creces a lo bestia —negué.

—Un par de centímetros —asintió.

—Bien gana altura —le di unas palmaditas —espero hayas cuidado bien de Nadi en mi lugar.

—Yo siempre —confirmó.

—Muévete ya enano —lo empujó Dedri para abrazarme con fuerza— te extrañé tanto.

—Yo también —lo abracé.

Mis padres hicieron lo mismo para llenarme de besos y abrazos ligueros, ese contacto humano es lo que necesitaba.

—Perdón... por hacerlos pasar por esto —me disculpé.

—No digas eso cariño —me abrazó mamá.

Asentí para abrazarla, solo se pudieron quedar un rato pues aún estaba "delicado"

Mamá fue la única que se quedaría para cuidarme, esa misma tarde me devolvieron mi teléfono a lo que mande miles de mensaje, mi rusito no me contestó lo que se me hacía raro pero era normal el señor perdía el teléfono a cada rato.

La llamada de mi teléfono sonó, al abrir la llamada ahí estaba mi hermana, una sonrisa se dibujo en su cara para empezar a llorar.

—Hola hermanito —me saludó.

—Hola Dini —saludé— podemos pasar a lo importante, donde están mis nenes —apresuré.

Mi hermana sonrió para pararse e ir a la habitación.

—Los puse guapos para ti —me sonrió.

Al entrar vi a esos dos pequeñitos bebés con sus trajecitos de vaquita, dormidos cómodamente en sus cunas.

—Son... hermosos —dije la lágrima traicionera me ganó.

—Te presentó a Dylan y Daniel —sonrió ella.

—Te quedaron muy bonitos —asentí— hola bebés, yo soy Dyre su tío favorito.

—Pues debes ponerte las pilas porque Dami les habla todos los días y lo adoran —sonrió.

—Ese  niño —me quejé.

Mi hermana me sonrió para mandarme muchos besos.

—Te iremos a visitar pronto de acuerdo, cuídate mucho hermanito —me pidió con una sonrisa m.

—Lo prometo —asentí— cuida a los bebitos y me saludas a Marco.

El chico que estaba ahí se puso a llorar... chillon.

Estuve solo un rato más hablando con ella cuando me gano el sueño.

Así como los días pasaban por fin me dejaron ver a mis amigos, al abrir la puerta ellos entraron.

—Les dije que no se librarían de mi tan fácil —sonreí.

—Sabíamos que no —dijo mi Ty ya con lágrimas en los ojos.

Nos abrazamos fuerte para quedarnos así por un largo rato.

—Bueno, bueno basta de lágrimas —les dije mirándolos— porque no viene con ustedes mi novio.

—Ah el señor se tenía que venir a enfermar en este momento —se quejó Nadi rodando los ojos— con esfuerzos nos dejaron entrar a nosotros.

Asenti para ver mi teléfono.

—Porque no me a contestado el teléfono —me queje.

—Tu que crees —dijo Ty burlón— por fin lo perdió y sus padres lo castigaron con no comprarle otro.

Asentí algo trsiste, ya deseaba verlo y poderle decir que había cumplido nuestra promesa.

—Pero te manda esto —sonrió.

La pelirroja sacó el peluche de vaquita de su mochila, aquel que tenía un audio grabado de nosotros.

Me quedé con la Vaca abrazada a mi pecho, mi chica me miró para soltar un par de lágrimas.

—Lo siento —dijo para besar mi mejilla y salir.

Miré a mi moreno confundida.

—A estado muy presionada, ya sabes la escuela y eso —suspiró.

Asentí para ver su rodilla y recaer en el bastón a su lado.

—Te operaron —supuse.

—Ah si —suspiró— ahí voy pero aún duele.

Lo abracé para quedarnos así un momento.

—Me alegro que estés bien —presionó mi hombro.

—Yo igual —asentí— al fin siento... que puedo tener una vida.

Mi moreno asintió para suspirar y abrazarme una vez más. Después de tanto necesitaba demasiado ese abrazo.

Mientras los días pasaban iba cayendo en cuenta lo difícil que iba hacer esto... ya llevaba aquí dos meses y sentía que iba a ser interminable.

—Venga ya tienes que empezar a caminar más —me regañó mamá.

—Ya camine al baño —me quejé mirando televisión.

—Te quejas de que quieres ir a casa pero no pones de tu parte mi amor —me regañó mamá.

—Así que dejar que me abrieran el pecho y me pusieran el corazón de quien sabe quien no es apoyar —reclame.

—¡Dyre! —exclamó mamá molesta.

—Estoy cansado —me defendí— quiero ir a casa.

—Yo sé que si y pronto...

—Pronto, pronto dijeron hace un mes —me quejé— ya no quiero vivir en este hospital.

—No será para siempre —dijo tomando mi mano.

Me crucé de brazos.

—O tal vez si, al menos así Bastian tendrá una razón considerable para no verme —me quejé.

—Dy por favor, él te ama pero no puede estar aquí en estos momentos —aseguró.

—Si me amará estaría aquí —me queje.

—Dy basta...

—¡Si me amará no daría excusas estupidas para no verme! —exclamé.

—Dy...

—Dy no sigas —insistió mamá.

—Tal vez sea mejor así, que clase de persona deja a otra en el hospital es un imbecil... es...

—Dyre cállate ya antes de que te arrepientas —me calmó mi hermano que iba entrando.

Mire a mi hermano con molestia.

—Porque me arrepentiría —gruñi.

Mamá negó para ver a mi hermano.

—Lo lastimarás más si no le dicen, ya es hora —insistió Dedri.

Mire a mi madre...

—Decirme que —me preocupé.

Ella no dijo nada.

—Mamá decirme que —insistí.

Mi hermano se sentó a mi lado para abrazarme.

—Dy... Bas... él murió el día de tu cirugía, venía para acá para despedirse cuando un conductor se impactó contra su auto —contó.

—¿Qué? —pregunté confundido— no eso no pasó eso... mamá es una broma verdad.

Mi mamá empezó a llorar.

—Lo siento cariño —dijo tomando mis manos.

—No... Dedri no —mire a mi hermano— eso no.

—Shh tranquilo hermanito tranquilo —me abrazó— el no sufrió de acuerdo, tuvo muerte cerebral fue rápido.

Bas... Bas estaba muerto... y las palabras resonaron en mi dejándome helado.

—¿Mamá de quien es el corazón que recibí? —pregunté sintiendo como me faltaba el aire.

—Dy...

—¡¿Mamá de quien es?! —repetí.

No hubo respuesta... pero con un silencio sabía la verdad.

Tenía su corazón...

Es hora de sufrir 🥺 y correr por mi vida 😱

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