Negación

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La música de aquella fiesta se había detenido. — ¡Falto la de payaso de rodeo no mamen! — gritó alguien, pero el ruido de hizo presente al ver que el ambiente se había vuelto tenso entre el cumpleañero.

— ¡Estás confundido! — gritó su abuela del mexicano. — Estoy seguro de que no —.

— ¿Y aquí cuando aparece la rosa de Guadalupe? — susurro Fred a Honey al oído para que solo ella lo escuchará.

—¡Solo queremos apoyarte! —.

— ¿¡Apoyarlo!? Apoyarlo es aceptar que el ama a un hombre, no tratar de meterlo a un psicólogo para que lo "curen" en primer lugar no es una enfermedad, solo es amor, la familia apoya... —

Se hizo el silencio. Mamá Elena no iba a dejar que alguien "enfermo" no respetará la autoridad que tenía por ser mayor de edad. — Tu mamá hizo un mal trabajo en criarte si dejo que te desviaras —. Golpe bajo, Hiro se quedó callado, de su garganta no salió una sola palabra, los amigos del japonés se quedaron atónitos, la señora mayor pensó que había ganado pero su expresión cambio a una de confusión cuando al japonés se le cristalizaron los ojos.

¡Pudrase maldita vieja! —  gritó el japonés para salir corriendo de ahí.

— Ahora si te pasaste mamá — hablo Enrique dirigiéndose a su madre. — Yo solo dije la verdad —.

— Sus padres y hermano están muertos... — dijo Miguel, haciendo que la mujer se quedará atónita. Vio a los amigos de japonés que la veían con una expresión de desaprobación y se fueron de ahí tras el chico.

— Mamá te pido que te retires —.

— Pero... Enrique... —

— Mamá, Miguel solo quería que lo aceptarán pero terminaron ofendido al chico que le gusta —.

...

Al día siguiente Miguel fue a la casa de Hiro, toco la puerta y lo resolvió la chica de pelo corto que recordo como Gogo. — Miguel... —.

— Quiero ver a Hiro — dijo Miguel, desviando un poco la miradas. — Oye, no es tu culpa lo que pasó en tu fiesta, si no de tu abuela, así que no pongas esa cara si no hiciste nada — dijo Gogo para animarlo, haciéndose a un lado para que el pasará.

Miguel paso a la casa y vio a los amigos del japonés en la sala. — Está adentro de su cuarto con Baymax... No a querido salir desde ayer... — dijo Honey Lemon desanimada. — No se había puesto tan mal, la última vez que se pudo así fué... —

— Tadashi... — hablo Miguel. — Conozco la historia... —

Miguel se acercó a la puerta del cuarto del japonés y toco. —¡No quiero ver a nadie! — se escuchó al otro lado de la puerta. — Hiro soy yo... — y se abrió la puerta, pero nadie se asomó, así que Miguel paso.

Una vez adentro vio que Baymax le había abierto. — Hiro... —.

—Miguel no estoy de humor, por favor vete —

Pero Miguel no sé fue. — Los mexicanos tenemos la mala costumbre de no hacer lo que nos dicen — lo vio y se acercó a él que estaba acostado en la cama, dándole la espalda, así que se sentó en la cama. — Hiro... Perdón por lo que pasó en la fiesta... Mi abuela se pasó de la raya... —

—¿Cómo se supone que vamos a convencerla de que lo que hacemos no está mal? — se dió la vuelta para ver al moreno. — No lo sé... —

Se hizo un pequeño silencio incómodo. — Perdón por besarte... — dijo el japonés. — Perdón por enamorarme de ti — dijo el mexicano con una pequeña sonrisa. — Perdón por quererte, perdón por qué traes un poco loco, perdón por ... — el japonés se sentó en su cama con una ligera sonrisa en su rostro. — Basta... —

— No te disculpes nunca por besarme, ¿Entendido? — el japonés asintió.

Se dirigieron una mirada con un ligero sonrojo.

— Miguel ... —

— ¿Si? —

— Cuando se vayan mis amigos... Te parece si salimos a un lugar —

—¿No es a un hotel, verdad? — dijo el mexicano, el japonés se puso de color rojo. —¡No!... ¿Por qué? ¿Quieres...? — el mexicano negó con una risa por el comportamiento del oriental.

— No emociones —

El mexicano dió un pequeño beso en la mejilla del contrarió. — Te quiero, Jiro — el japonés sonrió. — Yo igual —.

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