Chapter 3

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Cuando Jaebeom recibió la oferta para ser tutor de dos chicos de último año de preparatoria pensó que aquello le venía como anillo al dedo. Hacía varias semanas que no tenía ningún trabajo y ya se estaba empezando a sentir un poco apretado de bolsillo.

Su trabajo como tutor particular solía ser cómodo, rápido y agradable. Tenía buena paga y sin esforzarse mucho, porque, honestamente, el contenido que le impartía a aquellos niños para él ya era como la tabla del dos. Lo único que le molestaba un poco eran las chicas que terminaban enamoradas de él y solo seguían usando las tutorías para insinuársele. Ni siquiera se molestaban en tratar de aprender, solo querían estar encima de él. Precisamente por esa situación estaba sin trabajo desde hacía un tiempo, pues había tenido que dejar las clases con las únicas dos clientas que tenía.

Por eso también se alegró bastante al saber que serían dos chicos, y además, obtendría paga doble por el tiempo de un solo trabajo. Aunque fueran extranjeros, no podía pedir mejores condiciones.

Sin embargo, cuando llegó por primera vez a casa de Jackson y le abrieron la puerta aquellos dos chicos, tuvo que tragar un grueso nudo que se hizo en su garganta.

Realmente se esperaba un par de nerds o algo así, el tipo de chicos que usualmente buscaban tutorías para sus exámenes de ingreso. Tampoco le había dado muchas vueltas al asunto en su cabeza. Nunca, pero nunca de los nunca, había sentido algún tipo de interés por los chicos a los que instruía. Sin embargo hubo algo en ellos dos que removió su interior.

Su más oscuro interior.

Jackson parecía ser cualquier cosa menos un ratón de biblioteca. Tenía ese cuerpo ágil y fuerte, exquisitamente trabajado y esa sonrisa sociable que demostraba que claramente los estudios no eran su prioridad. Era sexy sí, pero era esa sensualidad juguetona y a la vez inocente de la cual el chico no tenía plena consciencia. A primera vista, Jaebeom pensó que sería un poco frívolo o egocéntrico, pero resultó ser el chico más dulce posible, solo buscando atención y cariño, como un cachorro.

Mark, por otro lado, era tan callado y serio que podría hacer pensar que no le importaba absolutamente nada y solo quería irse a casa. Sin embargo tenía un rostro hermoso, especialmente sus labios, gruesos y rosados, a veces enmarcando una sonrisa de dientes afilados que a Jaebum le pareció preciosa. Era delgado, sí, pero tenía buena figura. Además estaba esa voz tan especial, que podía ser gruesa y a la vez aguda. Era, a su misteriosa manera, encantador. Mucho más accesible y cálido luego de sentirse en confianza.

En general, ambos chicos parecían dos polos opuestos. Totalmente diferentes entre sí. Ya fuera por su carácter o su apariencia. Y, tal vez precisamente por eso, encajaban tan bien entre sí. Jaebeom no pudo evitar observarlos con cuidado. Los roces familiares entre ellos, las pequeñas miradas cómplices que se dedicaban, la forma en la que entendían lo que el otro podía estar pensando. Todas esas fueron señales que Jaebeom estuvo a punto de malinterpretar en medio de su fascinación, pero hubo algo que lo hizo dudar.

La forma en la que ambos chicos lo miraban a él.

Primero se percató de que Jackson buscaba su atención de una forma quizás demasiado obvia, esto le hizo notar algo en Mark que parecieron celos. Supuso que sería lógico, pero cuando Mark apartó disimuladamente a Jackson y le dedicó a él una amplia sonrisa mientras le preguntaba una duda, inclinándose sobre la mesa y sin querer dejándole ver su pálido torso por dentro de la holgada camiseta que llevaba entendió que tal vez las cosas no fueran tan así como él pensaba.

Mark y Jackson no estaban juntos. Solo eran amigos.

Y algo le decía que las cosas se iban a volver bastante divertidas.

Y, precisamente, en aquel momento, mientras Mark y Jackson intercambiaban miradas asesinas entre ellos, acusándose mutuamente de estar enamorados de él, Jaebeom pensó que no estaba equivocado.

Aquello iba a ser divertido.

—Con que ese es el asunto… —comentó, despreocupado, mientras se ponía de pie. Ambos chicos dejaron de asesinarse mentalmente y fijaron su vista en él, siguiendo sus movimientos, casi suspirando aliviados al ver que solo se movió para ir a sentarse en el sofá que había del otro lado de la habitación.

Se hizo un silencio pesado durante el cual ambos se le quedaron mirando, como si esperaran algún tipo de respuesta a lo que acababa de suceder.

—¿Y bien? —impacientó Jackson. Mark lo apoyó con un asentimiento. Jaebeom notó las miradas de ambos posadas en él, absolutamente pendientes de cada acción suya.

—¿“Y bien” qué? —Ya la expresión burlona en el rostro del tutor le dio a entender a ambos chicos que aquello solo lo estaba divirtiendo a sobremanera.

—¿No vas a decir nada? —Mark se cruzó de brazos y se acercó, parándose frente a él, a un metro de distancia. Jackson también se acercó, ahora las miradas hacia él eran acusadoras.

—¿Debería decir algo? —Jaebeom continuó bebiendo su agua, acomodándose sobre el sofá— Está claro que son ustedes quienes tienen asuntos que resolver.

—Al menos dinos si le darás tu número a Jackson o no. —Mark señaló a su amigo con el pulgar.

—¿Aún se están aferrando a eso?

—Una apuesta es una apuesta. —sostuvo el americano.

—O sea, deja ver si entendí… —Jaebeom apoyó su espalda contra el respaldo del sofá— … si le doy mi número a Jackson, entonces tú dejarás de tomar las clases conmigo, y si no se lo doy, será él quien se vaya.

—Exacto. —Jackson asintió, haciendo lo que podía por ocultar su nerviosismo.

—En otras palabras: Me están pidiendo que escoja a uno de ustedes.

Ninguno de los dos le respondió pero Jaebeom pudo notar como en ambos chicos se reflejaba claramente la expectativa.

—¿Y por qué tendría que hacer eso?

—Pues porque sí. —Jackson parecía ir y venir entre la serenidad y la alteración— Es necesario.

—¿Y en qué tendría que basarme para elegir?

—E-en… —Jackson empezó a hablar pero sus palabras rápidamente se tornaron en balbuceos y no tardó en girarse a ver a Mark con una súplica en sus ojos— ¿En qué?

—No sé, hyung. —Mark se sonrojó un poco y miró hacia otra parte— S-solo escoge al que más te guste. Al final es eso lo que queremos que escojas.

—Pero a mí me agradan los dos. Son unos chicos muy lindos… —Jaebeom mantuvo elevada una de sus comisuras, complacido al ver el descontento que sus palabras estaban provocando— ¿Por qué tendría que dejar ir a uno de ustedes?

—Hyung… —Mark mantuvo su vista fija en cualquier sitio menos en Jaebeom mientras rascaba los cabellos de su nuca— Entiende que ambos queremos… algo más… por eso…

—¿Por eso quieren que escoja?

Ambos asintieron.

—¿Y cómo puedo saber cuál es el mejor?

—¿Quién de nosotros te resulta más atractivo? —indagó Jackson, tratando de relajar un poco su tenso cuerpo.

—Ambos son atractivos, cada uno tiene su encanto —contestó el mayor.

—Entonces… ¿cuál de nosotros te cae mejor?

Jaebeom amplió su sonrisa.

—Ambos son encantadores.

—Entonces…- Jackson ya no sabía qué preguntar, lucía frustrado— ¡Agh! Esto no tiene sentido… Mark solo vete tú. —Le dio un leve empujón a su amigo— Tú tienes a Jinyoung, ese chico ha estado enamorado de ti desde primer año.

—¿Por qué me tengo que ir yo? —Mark frunció su ceño, ofendido, y le devolvió el empujón— A ti el tal Yugyeom ese del equipo de básquet no deja de invitarte a salir. Vete tú con él.

—Pero si tú dijiste que Jinyoung era apuesto. ¡Te jactaste de eso en mi cara!

—¡Y tú dijiste que te gustaban los chicos más altos que tú! ¡No seas infantil!

—¡Pero a mí me gusta Jaebeom hyung!

—¡A mí también!

—Chicos… —Jaebeom los interrumpió al ver que ya se estaban empezando a alterar— ¿Han notado lo inmaduros que están siendo?

—¡Es él! —Volvieron a hablar a coro mientras se señalaban mutuamente.

—¿Por qué tendría que quedarme con alguno de ustedes si van a ser así de molestos? —Jaebeom fingió descontento, pero en realidad le encantaban cuando los chicos se comportaban así.

—Yo no soy molesto, hyung. —Mark puso una mano sobre su propio pecho— Soy tranquilo, tú lo sabes…

—Él es un aburrido, hyung. Es verdad que yo soy un poco intenso, pero te aseguro que no te aburrirás conmigo.

—¿A quién acabas de decirle aburrido? —Mark lo miró, sus cejas unidas sobre el puente de su nariz.

—¡A ti!

—A ver, paren ya de pelear… —Jaebeom se frotó las manos, pensativo— … ya les he dicho que no tengo problemas con las personalidades de ninguno de los dos. Pero… si fuera a corresponder los sentimientos de alguno de ustedes… hay otras cosas en las que debería basarme. ¿No creen?

—¿Cosas como qué, hyung? —Mark olvidó por completo a Jackson y le dedicó toda su atención al mayor.

—Solo digo… Puedo entender que se sientan atraídos por mí y quieran llegar a algo, pero... ¿Creen que puedan complacerme? ¿En todos los aspectos?

—¿Complacerte? —Jackson ladeó su cabeza— ¿A qué te refieres?

—No creo que sean inocentes hasta ese punto.

—Te refieres a si seremos capaces de complacerte en la cama —acotó Mark con total seguridad, ganándose una mirada sorprendida de Jackson.

—¿Qué? —El semblante sorprendido de Jackson resultaba a la vez tierno y divertido.

—Exactamente… —Jaebeom borró su sonrisa y les dedicó una mirada complacida— Eres inteligente, Mark.

—¿Qué rayos…? Hyung eso... —Jackson aun no lograba procesar la idea.

—¿Qué tenemos que hacer para demostrártelo? —Sin embargo, Mark ya había dado un paso al frente.

—Espérate ahí… —Jackson lo sujetó por un brazo— Tú no vas a demostrarle nada a nadie. No le pondrás un dedo encima a Jaebeom hyung mientras yo esté presente.

—¿Quién habló de tocarme? —Ya Jaebeom tenía muy claro lo que quería, y la sola idea se le antojaba demasiado atractiva— Se supone que yo tengo que juzgar ¿No?

—¿Qué? —Jackson ya no entendía lo que estaba sucediendo.

—Si quieres hacerlo vas a tener que compartir con Mark, Sseunie —Jaebeom lo miró, de nuevo con esa media sonrisa fatal.

Jackson lo miró a los ojos. Esos estrechos ojos castaños que tanto le gustaban, lo miraban de vuelta con una mezcla de burla y lascivia que nunca les creyó capaces de reflejar. Esa mirada bastó para hacerle sentir como si su habitación fuera demasiado estrecha y calurosa, al punto de dificultarle respirar. Todo su cuerpo se tensó y aún si ya estaba empezando a entender, había muchas cosas dando vueltas en su mente.

Su vista se posó entonces en Mark.

Sus miradas se cruzaron, ambas ansiosas y ligeramente avergonzadas.

Jackson lucía ligeramente turbado, completamente fuera de su zona de confort. Notándose algo incómodo con la idea.

Lo que Jaebeom les proponía era descabellado, sí. Una verdadera locura. Pero, de cierta forma, también era la única solución que se parecía complacer las necesidades de los tres. Una solución que, curiosamente, mientras más la pensaba, más dejaba de sonarle tan mal.

—¿Qué tenemos que hacer? —dijo finalmente, luego de organizar un poco los recelos de au interior. Estaba decidido. Quería tener a Jaebeom de la forma que fuera. Mark lo miró por un segundo, luciendo sorprendido y a la vez aliviado con su decisión.

Jaebeom dejó salir esa sonrisa ladina que lo hacía lucir demasiado sexy. Demasiado irresistible.

—Sabes muy bien lo que quiero que hagan.

Se recostó cómodamente sobre el sofá, aún con esa sonrisa. Sus brazos amplios sobre el respaldo. Dispuesto a disfrutar el show.

—Mark… —Jackson entendió perfectamente está vez— Ven. —Lo sujetó por una de sus muñecas y tiró de él. Acercándolo. Mark tenía un suave rubor en sus mejillas, pero aun así, su mirada lucía tan decidida como la de Jackson.

Eso se veía bien. Mark, en general, lucía bastante bien.

Nunca había pensado mucho al respecto, pero Mark siempre le resultó atractivo. Nunca se permitió pensar de otra forma respecto a él, pues antes de poder convertirse en un interés romántico, se convirtió en su mejor amigo. No lo veía así, incluso ahora, cuando lo tenía entre sus brazos. Sin embargo, la simple idea de hacer cualquier cosa de ese tipo con Mark no acababa de resultarle desagradable.

Sí.

Podía hacerlo.

Enredó su mano libre en los cortos cabellos de la nuca del rubio y lo acarició brevemente, aun acostumbrándose a la idea, sintiendo cada vez más real ese tacto, ese calor del cuerpo contrario.

Su cabello era tan suave y tenía un fuerte olor a almendras. Probablemente debido al shampoo, era casi hipnotizante.

—Hazlo. —Pudo escuchar la voz profunda de Mark. Vio bien de cerca como sus gruesos y sensuales labios se movían. Nunca se había fijado con tanto detalle.

Decidió no demorarse más. Cada segundo sería valioso y, honestamente, cada músculo de su cuerpo le pedía que no lo hiciera.

La mano que tenía en la cabeza de Mark apretó sus cabellos con un poco de brusquedad. Casi lanzándose sobre él, atrapó los labios del americano en un primer beso, algo torpe, pero lo suficientemente apasionado como para dejar en claro que no lo hacía solo por obligación. Mark gimió contra sus labios al sentir su poca delicadeza, pero no se apartó. Sus manos apretaron la sudadera de Jackson a la altura de su pecho y dejó que la lengua de su también rubio amigo se abriera paso dentro de su boca, arrancándole un jadeo.

Jackson lo besó como le gustaba besar. Duro y salvaje. Mordisqueó sus labios y recorrió su boca ávidamente. Los labios de Mark eran tan suaves que no parecía justo. Se sentía bien entre sus brazos y la forma sobrecogida en la que se dejaba hacer por él también era demasiado buena.

Tal vez ese trato no fuera tan malo después de todo.

Rompió el beso después de unos segundos que le parecieron más cortos de lo que en realidad fueron. Sonrió al notar el fino hilo de saliva que unió ambas bocas por un instante. Sus dedos juguetearon un poco más con el cabello de Mark mientras lo miraba a los ojos, haciendo todo lo posible por suprimir una sonrisa complacida. Aquello le había gustado más de lo debido.

Se giró hacia Jaebeom entonces. Lo enfrentó con la mirada, aún sujetando a Mark entre sus brazos, le gustaba como su delgada cintura era envuelta por sus manos.

—¿Era esto lo que querías, hyung?

La mirada de pura lascivia que Jaebeom le dedicó lo hizo sentir extrañamente caliente, más aún de lo que ya estaba. Al mayor le gustaba lo que estaba viendo y Jackson se sintió como si cuerpo hirviera desde dentro al verle mirándolo así.

—Eso y más, Sseunie. Mucho más…

Personalmente, a él no le molestaría mostrarle otro poco.




























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No recordaba el poco sentido que tenía está historia pero bueno, a veces hay que dejarse llevar por lo lascivo.

De todos modos, espero que les este gustando.

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