Chapter 6

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—¿Se puede saber qué demonios hacemos aquí? —Mark se ajustó el cubrebocas que traía puesto y le dedicó una mirada acusadora a Jackson por encima de este.

—Ya te dije... Vinimos a espiar — contestó Jackson con obviedad mientras permanecía escondido detrás del muro del campus universitario donde estudiaba el tutor de ambos, actuando como si de una película de espías se tratara. Mark solo suspiró y negó lentamente, permaneciendo de pie en la acera con los brazos cruzados mientras Jackson insistía en tratar camuflarse.

—¿No crees que podíamos simplemente haber entrado por la puerta como hacen todos los demás? No pienso que nadie nos pregunte qué vinimos a hacer aquí. Es una universidad, no una preparatoria. Prácticamente cualquiera puede entrar y salir.

Jackson se giró a verlo, quitándose su propio cubrebocas, indignación plasmada en sus grandes ojos.

—¿Entonces dónde queda la emoción del asunto?

—El asunto no necesita ser emocionante. —Mark le arrebató el cubrebocas de la mano y se quitó el suyo propio, haciendo lo mismo con la gorra que traía— Si lo que querías era ver a Jaebeom hyung, no teníamos que pasar por todo esto.

—Pero... ¿y si nos ve? No quiero que se entere que vinimos a su universidad. Y menos que nos fugamos de la escuela para llegar más temprano.

—Solo tenemos que ser cautelosos. Ven... —Mark le extendió su mano, avanzando unos pasos en dirección a la entrada.

El chino lo dudó por unos segundos, pero finalmente agarró la mano de Mark para luego envolver su brazo y atravesar juntos la enorme entrada.

La universidad de Jaebeom era inmensa y eso podía notarse desde que ponías un pie en ella. Nadie se percató de la entrada de ambos, aun si iban agarrados del brazo y mirando curiosamente a todas partes. En aquel sitio, todos caminaban concentrados en sus propios asuntos. La mayoría eran noonas y hyungs que estudiaban allí y que definitivamente no tenían tiempo para prestarles atención a dos chicos que caminaban, con sus miradas abrumadas,  tratando de ocultar con una actitud indiferente el hecho de que se sentían mortalmente fuera de lugar.

No tardaron en pasar la entrada y llegar a los primeros edificios. Ninguno de los dos tenía idea de dónde podría estar Jaebeom. Solo sabían que el mayor estudiaba ingeniería mecánica, cosa que tal vez pudiera servirles para encontrarlo.

—Mira, allí hay un mapa. —Jackson señaló hacia la entrada de lo que parecía ser el edificio central, frente a la cual podía verse una enorme pancarta con un mapa del campus.

—Vamos a ver. Seguro dice dónde están las facultades de ingeniería. —Mark tiró de Jackson, sintiendo como la fuerte brisa sacudía su cabello rubio platino y casi arrebata la gorra que Jackson aún mantenía en su cabeza.

El mapa les permitió comprobar qué tan grande era aquella universidad. Aún así, era un sitio bien diseñado y ordenado, por lo que no les fue difícil adivinar a dónde tendrían que dirigirse si querían encontrar la facultad de Jaebeom.




Todo ese asunto había comenzado esa misma mañana. Desde que Mark bajó a buscar a Jackson para ir juntos a la escuela, había notado que este planeaba algo. Supuso que la presencia de sus padres, aún deambulando por la casa mientras se alistaban para salir a trabajar, era lo único que lo detenía de contarle.

Mark aprovechó que aún tenían tiempo para llegar a la escuela y agarró el cuello de la camisa de Jackson, arrastrándolo hasta su habitación aún con una tostada de su desayuno a medio masticar entre sus labios.

—¿Se puede saber qué tramas? —Le preguntó una vez estuvieron allí— Estás actuando sospechoso desde que bajé. Cuéntame.

Jackson lo miró con recelo, terminando su tostada antes de dejarse caer sobre su cama, sus manos componiendo el cuello de su camisa, el cual Mark había estrujado con su falta de delicadeza.

—Si te cuento, tienes que prometerme que vas a acceder.

Mark ladeó la cabeza. Eso sonaba incluso más sospechoso.

—¿En qué problema me quieres meter? ¿No te basta que aún me duela la espalda por lo que me hiciste ayer?

Jackson mordisqueó su labio antes de hablar.

—¿Solo la espalda? —Sonrió, malicioso— Lo de ayer, usted se lo buscó solito, señor Tuan. Y créeme... Cuando escuches mi propuesta, vas a querer aceptar.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Porque si no aceptas entonces yo me iré a ver a Jaebeom hyung... solo.

—¿Qué? —Mark se acercó, sin disimular su interés, sentándose también en la cama— ¿Vas a ver a Jaebeom? ¿Cómo?

—Ese es el problema. —Jackson sonrió con un poco de vergüenza— Me da miedo hacerlo solo. Pero no podía decirte nada allá afuera porque mi madre podría oírnos. Estaba haciendo tiempo hasta que ellos se fueran.

—Es curioso que tu madre no nos haya dicho nada cuando te arrastré hasta aquí. —Mark miró momentáneamente hacia la puerta cerrada de la habitación.

—Mi mamá cree que tú y yo tenemos algo desde hace tiempo. —Se rascó la cabeza, apartando la vista, aun con una sonrisa avergonzada— Solo está tratando de actuar como una madre moderna y no me ha preguntado nada, pero lo está asumiendo.

Mark frunció el ceño, pero luego relajó su expresión. Honestamente, no le importaba mucho.

—¿Y por qué no le has aclarado el asunto?

—Nunca surgió la oportunidad, además... —Jackson se acercó a Mark, su rostro a solo unos centímetros. El breve sonrojo en las mejillas del americano lo hizo sonreír— No es como si no tuviéramos absolutamente nada sucediendo ahora mismo.

—No seas tonto. —Mark le puso una mano en la cara y lo apartó— Esto es solo por Jaebeom hyung.

—¿O sea que no te gustó tener sexo conmigo? —Jackson lo miró, su expresión entristeciéndose con un puchero. A Mark le resultó curioso el cómo podría poner una expresión así mientras hablaba descaradamente sobre sexo.

—Ese no es el asunto.

—¿Te gustó o no?

—Sí, me gustó. Fue bueno. ¿Contento? —Mark habló rápido, tratando de ocultar la ligera vergüenza que le producía decir esas palabras.

—Entonces no tenemos por qué limitarnos de esa forma. —Jackson puso su mano sobre la de Mark, buscando de cierta forma darle a entender que estaba hablando en serio— A mí me gusta Jaebeom hyung, y a ti también. Y te entiendo... Al principio me molestaba. Pero... después de lo que pasó ayer, siento que, si tuviera que compartirlo contigo, podría hacerlo. Porque creo que tú también me gustas un poco. Es una sensación rara... pero creo que tú sabes a lo que me refiero. Si pudiéramos estar juntos los tres... Creo que no estaría mal.

Mark solo lo miró de vuelta. Los grandes ojos de Jackson le dedicaban toda la sinceridad que eran capaces de demostrar.

Y sí. Mark lo entendía. Se sentía de la misma manera. Solo que a él las palabras no le salían tan fácilmente como a su amigo.

—¿Y cómo iríamos a verlo? —preguntó, en cambio, acunando la mano de Jackson entre las suyas, jugueteando con sus dedos, dándole a entender que lo aceptaba. Aceptaba en silencio todo lo que le había dicho.

—Oh... eso es fácil. —Jackson recobró su alegría usual en milésimas de segundo y se levantó con un brinco, corriendo hasta su guardarropa— Solo tenemos que ponernos esto y tratar de meternos a la universidad de hyung. —Lanzó los cubrebocas y las gorras sobre la cama— Aunque también deberíamos llevar otra ropa para cambiarnos, no creo que sea buena idea ir con nuestros uniformes.

—¿Te volviste loco? ¿Este es tu gran plan? —Mark agarró uno de los cubrebocas y lo alzó hasta la altura de sus ojos— ¿Ponernos esto y colarnos en la escuela de Jaebeom hyung?

—¡Por supuesto! ¿O acaso quieres que Jaebeom nos descubra?

—¿No íbamos a verlo?

—Verlo y visitarlo son cosas distintas. —Jackson alzo un índice haciendo hincapié en la aclaración.

—No te sigo. —Mark se mostró confuso, ante lo que Jackson aclaró nuevamente.

—Vamos a espiarlo.









—Recuérdame por qué accedí a acompañarte en esta locura —dijo Mark por enésima vez, aferrándose a su mochila, dejando que Jackson pasara uno de sus brazos por encima de sus hombros—. No hay forma de que encontremos a Jaebeom hyung en este sitio si no preguntamos por él.

Ambos estaban deambulando por entre los edificios de ingeniería. Había varios inmuebles de pocos pisos distribuidos por doquier con pequeños caminos de adoquines que los conectaban. También tenían parques y áreas de descanso decoradas con árboles y arbustos que le daban un poco de color al gris paisaje general. Los chicos no pudieron evitar sentir esa aura de universidad alrededor de ellos. Nadie usaba uniformes y todos iban caminando tranquilos, sin mucho alboroto, pendientes de sus cosas. Nada que ver con la preparatoria a la que ellos asistían. Incluso algunos estudiantes estaban sentados en los bancos de piedra que poblaban los parques, estudiando tranquilos, conversando entre sí o simplemente revisando sus teléfonos. A través de las ventanas de algunos edificios, pudieron observar cómo se impartían las clases y no pudieron evitar pensar que todo era más relajado y suelto, no había la rigidez propia de grados menores, donde la mayoría ni siquiera tenía deseos de estar allí durante las clases.

—Tenemos que tratar de encontrarlo. ¿Qué tal si Jaebeom hyung tiene una novia en la universidad o algo así? ¿O si hay alguna chica persiguiéndolo?

—No creo que Jaebeom hubiera hecho esas cosas con nosotros si ya tuviera una novia.

—Tienes razón... —Jackson se quedó pensativo— Pero igual... ¿no te gustaría verlo aquí? Siempre lo vemos en mi casa, en esas cuatro paredes. Siempre tenemos que estudiar cuando estamos con él. No sé... Quiero verlo en su medio. Quiero ver como es cuando está relajado, no cuando está en su trabajo de medio tiempo.

—Yo creo que él se relaja bastante con nosotros —musitó Mark.

—Sí, pero no es lo mismo. ¿Tú no quieres saber cómo es cuando esta con gente de su edad?

—Bueno, ahora que lo pones así, me da cierta curiosidad.

—Entonces vamos... —se habían detenido en medio de un parque— Solo tenemos que averiguar dónde queda la parte de ingeniería mecánica. No debe ser tan difícil. Hay carteles por todas partes —Jackson comenzó a andar, sin esperar a que Mark lo siguiera, sentía sus pasos detrás de él, además, sabía que, si dudaba, Mark empezaría a protestar. Tenía que mostrarse seguro.

—Espérame. —Mark sujetó su mochila, rogándole con ese gesto que fuera un poco más despacio— Tampoco vayas a lo loco. Recuerda que no podemos dejar que él nos vea.

—Cierto. —Jackson miró a su alrededor, poniéndose en modo paranoico— ¿Por qué no te pones tu gorra? Tu pelo llama demasiado la atención. —Él mismo le quitó la susodicha gorra de las manos y se la puso, corriéndole el cabello hacia atrás y ocultándolo con la prenda. Se demoró unos segundos en eso, sonriendo al ver el aspecto de Mark con todo su pelo debajo de la gorra y aquella mirada incómoda— Te ves gracioso.

—No todos nacimos con una gorra en la cabeza como tú.

—No te preocupes. Te ves lindo de cualquier modo. Te ves lindo con todo.

Mark chasqueó la lengua, pero permaneció quieto mientras Jackson arreglaba su aspecto.

—Ustedes dos... —Una voz a un par de metros de distancia los hizo salir de su pequeña burbuja— ¿Qué hacen aquí? ¿De qué facultad son?

Ambos se giraron hacia el sitio del cual provenía la voz, encontrándose con un señor algo mayor que los miraba desde la acera con aspecto inconforme.

—Eh... —Jackson balbuceó, pero en su mente no surgió absolutamente nada que alegar. Puro blanco.

—¿Ustedes se creen que son nuevos? ¿No saben que en este horario no pueden estar en áreas comunes? Si no tienen clases deberían estar estudiando en la biblioteca u organizando sus dormitorios.

Mark dio una mirada a su alrededor, notando como todos los demás estudiantes que estaban por allí apenas hacía unos segundos, parecían haberse desaparecido como por arte de magia.

—Era demasiado bueno para ser verdad.- musitó, haciendo un mohín de desagrado.

—¿Y bien? —insistió el señor, que al parecer era algún profesor, poniendo los brazos en jarras—. ¿Necesito ver vuestras credenciales?

—No, no, no será necesario. —Jackson negó rápidamente, sacudiendo sus manos.

—Solo harás que sospeche más. —Mark le dio un codazo y se escondió mas detrás de él a la vez que se ajustaba la gorra.

—A ver... —El señor se acercó con su mano extendida— Sus credenciales. Ahora.

—Mire... ¿Cómo le explico? Es que... —Jackson retrocedió un paso.

—Credenciales o me tendrán que acompañar a la secretaría docente.

—No, mire...es que nosotros no... —Jackson estaba a punto de romper a llorar, en su garganta se había formado un nudo que le impedía hablar coherentemente. Realmente no había pensado qué hacer en una situación así, no había pensado en nada y, si eran atrapados en esa situación, lo menos grave que sucedería era que llamaran a su escuela.

El hecatombe sucedería cuando llamaran a sus padres

—¡Jackson! ¡Mark! —Una nueva voz irrumpió a unos pasos, esa voz, tan conocida para ellos, nunca se había oído tan hermosa como en aquel momento.

—¡Hyung! —Jackson trató de ocultar la sensación tan grande de alivio que ver a Jaebeom a unos metros de distancia le había provocado y solo alzó una de sus manos en señal de saludo.

El señor que les había llamado la atención se giró al oír a Jaebeom y en su rostro enseguida se dibujó una mueca confusa.

—¿Lim? ¿Qué hace usted también aquí a esta hora?

—Oh, solo vine porque el profesor Jang me pidió que buscara a estos chicos. Son potenciales estudiantes de intercambio. —Se acercó, señalándolos con un gesto de su cabeza.

—Ah, ¿sí? —Los miró, sospechoso— ¿Por eso no tienen credenciales?

—Sí, justamente por eso —dijo Mark y ambos movieron sus cabezas en un frenético asentimiento.

—Vengo para enseñarles donde están los dormitorios— El pelinegro se puso las manos en los bolsillos.

—¿Y no tienes clases?

—Sí, pero mi deber como parte de la directiva estudiantil también incluye cosas como esta. Ya sabe que los de cuarto tenemos más tiempo libre, así que siempre nos están pidiendo este tipo de favores. _Jaebeom se acercó a donde estaban, luciendo una sonrisa afable y despreocupada.

—Mm, ya veo... —Al parecer, no se había tragado el cuento por completo, pero el hecho de que fuera Jaebeom quien lo contara parecía tener bastante peso— De acuerdo. Eso sí, en cuanto te encargues de eso vuelve a tus labores.

—Por supuesto, subdirector Lee.

Tanto Mark como Jackson sintieron como el nudo en sus gargantas solo se recrudecía al escuchar aquello. Habían estado a nada de ser descubiertos nada más y nada menos que por el subdirector.

El problema hubiera sido bastante grande.

Cuando el señor Lee se alejó lo suficiente, Jaebeom puso sus brazos sobre los hombros de ambos y se inclinó entre ellos para susurrar. Su voz ya no sonaba para nada amable y el escalofrío que recorrió las espaldas de ambos menores dió fé de ello.

—Ahora vamos a mi dormitorio... y vayan decidiendo quién de los dos me va a explicar qué demonios están haciendo aquí.





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