~09~

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Bucky permanecía tumbado en su cama a la espera de los sonidos que delataban a los habitantes madrugadores de la mansión. Solo entonces salía de su habitación y se dirigía a la cocina a por el desayuno.

A pesar que pasaba la mayor parte de la noche en vela, tratando de huir de sus propios fantasmas, que lo acosaban en las pesadillas, no le gustaba ser el primero en bajar. La única vez que lo había hecho, un par de días atrás, debió responderle algunas preguntas incómodas a Grim cuando le vio a horas tan tempranas ya en pie. Y aunque el metahumano le caía bien, no quería que nadie, además de la psíquica, se enterase de sus problemas de sueño.

Esa mañana estaba concentrado en vigilar el paso de los minutos en el reloj de la mesilla cuando escuchó los gritos de Chloe retumbando por la casa. Salió de la cama de un salto, con todos los músculos tensos. Listo para enfrentarse a un millar de enemigos que imaginaba le estarían esperando en las escaleras.

Al llegar al living descubrió que otros inquilinos también habían despertado con el escándalo de la mutante. La enorme puerta delantera estaba abierta, permitiendo ver el espectáculo del exterior: un espeso manto blanco se había asentado sobre el paisaje, cubriendo cada resquicio y adornando el mundo como si de una tarta de nata se tratase. La primera nevada del año finalmente estaba allí.

—Buen día, James —saludó Saori, que observaba desde el porche la algarabía de los demás.

—¡Joder, Chlo! ¡Casi matas a todos del susto! —se quejó Luka, guardando disimuladamente una de las Colt que había traído.

Chloe corría por todo el prado descalza. Riendo, cantando "Let it go" a toda voz. Zambulléndose en los montones que se apilaban junto a los árboles y creando toboganes de escarcha con sus poderes de control del hielo.

—¡Es la nieve! ¡Llegó la nieve! —gritaba eufórica.

James se mantuvo en el umbral, con los brazos cruzados sobre el pecho y expresión seria. No tenía buenas experiencias con el invierno. Empezando por el nombre que le había sido dado antiguamente.

—¡Winter is here, my Brothers of the Night Watch! —exclamó Flith desde lo alto de la escalera, haciendo su mejor pose heróica.

Los gemelos Wolf pasaron como un par de flechas junto al soldado y saltaron a juguetear con la nieve. Entre grititos de júbilo de Luna y aullidos de lobo de Ronnie.

Mick, Mace y Raven también retozaban en uno de los ventisqueros, lanzándose bolas que se deshacían antes de llegar a golpearlos siquiera. El gigantón tomó al Cuervo de la cintura y la lanzó como si estuviesen en una piscina. Cuando la chica emergió parecía una caricatura de Santa Claus, con barba y gorro blanco.

Larry comenzó a reír y ella le arrojó una bola inmensa antes de saltarle encima, restregándole más nieve por todo el cuerpo. Él pateaba, protestaba y se ahogaba con su propia risa. Hasta que Rave lo ayudó a sentarse y le palmeó la espalda.

—¿Sabes que voy a necesitar más de una hora para cambiar todas estas vendas, verdad? —la reprendió sacudiendose el abrigo empapado e intentando limpiarse los lentes de aviador. Todo en vano.

—Oh vamos, Lar-Lar. Yo misma te ayudaré con eso, pero disfruta un poco ¿quieres? —prometió colgándosele del cuello.

Buck se quedó contemplando la escena. Sintiendo como la respiración se le hacía más pesada y sus manos se cerraban en puños sin poder evitarlo. Desde la noche que pasó con la chica hablando en el Puesto de Observación y después de llevarala a su habitación en brazos, no habían tenido otro momento tan íntimo, sin embargo le era imposible evitar que los celos le subieran como bilis hasta la garganta al verla ahora con alguien más. Dio media vuelta y se dirigió a su habitación, pensando que ya no le apetecía ni siquiera el desayuno.

La pelirroja le vio marcharse, rodó los ojos e hizo un gesto negativo. Tenía una breve idea de a qué se debía la incomodidad del soldado.


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