𝙳𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚊́ 𝚝𝚞 𝚏𝚕𝚘𝚛?

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-Bien, aquí esta la gallina. -Kaly alternó la mirada en Jordan y en mi. - Espero y no le falté ni una sola pluma, porque lo lamentarán, ambos.

Kaly dijo con fervor.

-Hay que cuidarla, amarla, es nuestra nueva hija, si le pasa algo, ambos tendrán la culpa, entendido, la tendré hasta el lunes, después se la daré a Jordan.- su mirada cayó en la mía, la firmeza en sus ojos era aterrador. - la última semana la tendrá Abril, la cuidaras y la prepararás para el día final, necesitamos esa exoneración, me niego a perderla, teniendo la oportunidad en nuestras manos. - alzó la gallina, para verla mejor, la gallina estaba gorda y grande, sus plumas eran grises, era linda. - me encargaré de la carpeta, tengo muchos plumones, para dejarla hermosa, ahora si pueden ir a comer.

El niño, que seguía grabando todo del celular de Kaly, saltó de la emoción, pues Kaly, lo cargaba todo el tiempo grabando, tenía la ligera sospecha de que esto sería más bien una película que un documental sobre las gallinas.

-Tú, no, acompáñame a guardar a la gallina. - terminó de decir, llevándose al niño, que le decía que ya tenía hambre.

Desaparecieron en la oscuridad.

-Bueno, eso fue un poco aterrador. - dije y caminé de vuelta al patio, con los abuelos de Kaly.

Ayudé a servir la comida, mientras la señora Inés ayudaba a repartir.

Luego me senté, junto al niño, que comía apurado, haciéndome reír.

La señora Inés, abuela de Kaly, se sentó en la punta de la mesa, el abuelo de Kaly en la otra punta. El niño, que se llama Thomas, junto a mi, al frente tenía a Jordan. Y al lado de Jordan estaba Kaly.
Cenamos en silencio, hasta que un saltamontes 🦗, brincó hasta mis piernas, lo cual me hizo gritar.

Al pararme muy rápido, perdí el equilibrio y caí para atrás, junto a la silla, aun así no dejaba de gritar.

-QUITAME AL ANIMAL. - Mi corazón empezó a latir demasiado rápido, tenía cierta fobia con estos animales, pues eran raros. - QUITAME EL ANIMAL.

Todos se levantaron, rápido, para ayudarme, pero fue Jordan quien empezó a reírse, haciendo que los demás rían. Pero aun nadie me quitaba al animal del calentador.

-QUITAME AL ANIMAL. - fue Thomas, el que quitó el animal de mis pantalones, lo llevó lejos.

-Que suerte que grabé eso. - dijo Kaly, carcajeandose.

Jordan se acercó, ayudándome a levantar, estaba aterrada, odiaba los grillos, saltamontes, cucarachas, gusanos, escarabajos, más bien, odiaba a todos los animales que podían volar, arrastrarse y saltar, más cuando su aspecto no era del todo bueno.

Me disculpé y fui al baño, me lavé la cara, mis mejillas estaban rojas, parecía un tomate.

Me senté en el váter, para tranquilizarme.

Uno, dos, tres.

Uno, dos, tres.

Uno, dos, tres.

Uno, dos, tres.

Empecé a relajarme.

Tocaron delicadamente la puerta.

Me volví a lavar la cara y abrí la puerta.

-Ya, nos vamos. - dijo Jordan. - oye estas-

-Ya.

Salí del baño, recogiendo mi celular del mueble. Y salí de la casa, para despedirme.
Aún nerviosa por encontrarme de nuevo con el saltamonte.

-Gracias, por todo. - abracé a la abuela de Kaly. - disculpe por todo.

-No, te preocupes, cielo, cuidate. - asentí y me despedí de los demás.

-Toma, voy a recoger algo que se me olvidaba. - me entregó a la gallina, esta se encontraba tranquila, era suave, esponjosa y linda.

Caminé hasta el carro de Kaly, esperé ahí, mientras los demás venían, ya era de noche, el fuerte viento, soplaba mi cabello, por todos lados.

Jordan le quitó el seguro al carro, esta vez quería ir atrás, pero Kaly, fue mas rápida y subió primero, acostandose en todo el asiento.

Abrí la puerta del copiloto, pero inmediatamente le tiré la gallina a Kaly.

Salimos de la granja, después de unos minutos, llegando a la carretera, miles de luciérnagas la alumbraban, era mágico.

Saque mi celular y le tomé una foto, para mas tarde postearla en instagram.

Una vez más, mi celular sonó por todo el carro, rompiendo el maravilloso y mágico momento.

-Kali?

-Eh?

-Sabes como bloquear un numero?.

-Si, es fácil. - me giré en el asiento, aunque el cinturón de seguridad, no me lo dejó muy fácil. La miré, estaba acostada y arropada, con un brazo en su cara.

-Toma. Hazlo.

Kaly, bien mandada, bloqueo el número.

-Ves, fácil. Ahora, largo dejame dormir. - me entregó de vuelta mi celular, y se volteo para seguir durmiendo.

Cerré mis ojos, para poder descansar un rato.
Y el rato, se convirtió en una hora.

-Abril, llegamos. - la voz de Kaly, retumbó en mis oídos.

Y si, estábamos en mi edificio, podía ver la luz de mi habitación encendida, aunque la deje apagada.

Mire la hora, confundida.

22:39 pm.

Hice un ademán de despedida y cerré la puerta muy duro.

-Lo siento. - dije y entré a mi edificio.

Esperé por el ascensor, unos minutos.

Entre y espere hasta llegar a mi piso.

Toqué la puerta, porque había dejado las llaves dentro.

-Llegas muy tarde, jovencita. - mi tía Lana, me recibió, dandome un abrazo. - así decia tu padre, no?.

Asentí y corté el abrazo.

-Pensé que llegarías mañana. - entre a mi habitación, busque una pijama, encontrando una que ya estaba muy vieja, pero era una de mis favoritas. - Llevas mucho tiempo esperándome?

Sé tiró a mi cama.

-Oh, no niña, llegué hace una hora.

-Que bueno que no esperaste tanto. - dije un poco sarcástica.

-Uy! Según el pronóstico del clima, justo ahora está llegando una tormenta sarcástica. - dijo aportando humor.

Me reí.

-Si, una muy desastrosa. - recordé algo que tenía que reprocharle. - bueno, como te fue en tu cumpleaños número 30?.

Mi tía no era tan mayor, tenía 30 años, y era la única hermana de mi madre, cuando murió su mamá, un año antes que mi madre, comenzó a vivir con mi familia, para ese entonces yo apenas y estaba en la barriga.
Ella me cuidó siempre, al igual que yo es pelirroja, alta, delgada, no tenía ni una arruga, y llevaba el cabello corto, a diferencia de mi, ella tenía muchas pecas.

-Iba a invitarte, pero recordé que estabas muy entregada en tus estudios. - dijo sin ningún remordimiento. - hablando de entregar, donde está tu flor. - preguntó muy seria.

Empecé a reírme, muy duro.

-Mi, mi flor?. - seguí riéndome.

Mi flor? Así le decíamos a mi virginidad, todo comenzó el último día que viviría en nuestra casa, porque se mudaba a otra ciudad por los estudios, estábamos viendo una novela, una que era muy larga y la transmitían en el televisión, para resumir la historia de la novela, la chica era virgen, se enamoraba de un millonario, entonces justo antes de casarse muere, la atropella un carro. Desde ese día, nos prometimos que llegaríamos virgen al matrimonio, por la chica de la novela, quien no pudo hacerlo.
Tal vez suena loco, pero en ese entonces estábamos muy comprometidas en hacer eso, aún lo estoy.
Y la comenzamos a llamar flor, desde que mis hermanos querían saber todo lo que hacíamos y decíamos.

Era un código secreto, como otros.

-Pues, sigue intacta. - dije tomando seriedad.

Mi tía Lana, ella se había casado a los 25, ella de verdad se enamoró, pero dos años más tarde, su esposo murió de cáncer, fue algo doloroso, para todos.

Se levantó y me apretó en un abrazo.

-Me alegra, ya haz conocido algún chico? Uno muy guapo y alegre?.

-No, aún estoy muy ocupada en mis estudios. - me cambié la ropa por la pijama.

Desde pequeña, siempre quise casarme a los treinta, cuando ya haya terminado mis estudios y tenga un trabajo estable. Siempre compraba las revistas con ediciones limitadas, sobre las novias, cada que me gustaba un vestido, lo recorta a y lo pegaba en un cuaderno de gamuza rosada.

Hasta que los gemelos lo encontraron y lo botaron.

Siempre arruinando mis ilusiones.

-Bien, me siento orgullosa, de que hayas evadido la sed de carne.

Volví a reírme.

-Desde cuando, la carne se bebe?. - me tire a la cama. - Como entraste?.

-Con mi bincha. - se quitó una bincha negra del cabello, mostrándome con descaro. - ni me digas nada, que estoy muy enojada contigo.

-Que? Porqué?.

Se sentó.

-Porque no me llamaste, para decir que estarías de vuelta. - le había dicho a los gemelos que le dijeran, pero por lo que escuchaba los estúpidos esos no le dieron bien la información. - cuéntame, te conozco y sé que no viniste.- puso sus dedos haciendo el entrecomillas. - "Solo porque extrañabas a tus hermanos", ellos mismo me lo dijeron, me llamaron, sabes lo que interrumpieron? Estaba a punto de terminar de hacerme las uñas. - me senté. - casi las arruino al escuchar que estabas de vuelta, aunque Artur dijo que habías llegado cambiada, incluso rebelde. Me pregunto cuando será el día en que, Artur madure y deje sus deseos por controlar a su pequeña hermana.

Asentí fingiendo inocencia.

-Si te digo la verdad, vas a matarme.

Imitó los gestos de asombro que se veían en los memes.

-No te mataré, lo prometo.

Giré mi cara, repetidamente, aclarando que esto era un rotundo no.

-Respeto tu decisión, pero al menos me vas a decir de donde salió ese tatuaje.

La sangre se me heló por completo.

Ese tatuaje.

Pequeño, insignificante.

-De qué hablas?. - dije acostandome para dormir, estaba cansada, eso era verdad, mañana tenía clases, y evitaría todo lo que mas pueda a mis hermanos.

La tía Lana, podía ser buena, divertida, joven y todo lo que ella era, pero si algo no le gustaba y se juntaba con mis hermanos, se armaría la grande.

Y seguramente, sería mi entierro y no mi regreso.

-Tengo sueño y tú también, es probable que te estés imaginando cosas.

Apagué la pequeña lámpara que estaba en la mesita de noche.

Cortando a raz la conversación.

-Podrías decirme porque tu habitación está pintada de rojo?

Empece a reírme.

De nuevo.

-Si hubieras visto, el color que era, te hubieras vomitado encima.

Lana tenía mucho sentido de la moda, sobre todo, ella siempre andaba en tendencia, comprando lo más new, si hubiera visto el antiguo color, lo hubiera pintado al instante, como yo.

Solo necesitaba dormir, para luego contarle lo que sucedió en Rusia, al menos la mitad de lo que sucedió.

Escuché la puerta cerrarse, demasiado fuerte, que pensé que la habían tirado.

Agarre un vaso de vidrio, pensando que si era un ladrón no dudaría en golpearlo y sacarlo de aquí a patadas.

-Quedate aquí.

Le dije a Lana, ella era miedosa.

Cerré la puerta de mi habitación despacio, y empece a caminar de puntillas, la puerta se cerró, me acerque al interruptor del foco y lo encendí, encontrándome con una sorpresa, una, que específicamente no era muy buena.

-Que hacen aquí? Entrando de esta manera. - dije confundida, al ver a Ariel, tendido en el piso, y golpeado. - que le pasó?.

Le pregunté al acompañante.

-Lo encontré así en el bar de Mel. - Quién es Mel?. - estaba apunto de ir a la casa, si Artur lo ve así, lo matará.

-Aún no entiendo que hace aquí, Jordan. - hablé tajante, los chicos no podían dormir en este edificio, era una regla, ya muchos me odiaban, como para romper una. - me meterán en problemas.

-Es tu hermano, pasó una mala noche y enfrentar a Artur, lo empeorará. - trataba de buscar algún sentimiento en su rostro, pero no los encontré.

Lo agarre de la camisa y lo arrastre fuera de la sala.

-Ya puedes irte. - dije siendo grosera. - preferiría que fueras sutil y no te dejes ver por nadie.

Le cerré la puerta en la cara.

No me agradaba la amistad que Jordan tenía con mis hermanos, lo poco que había visto, no me gustaba, él era insensible, amargado y me echaba los problemas a mi.

Me giré, observando a mi estúpido hermano, quien se encontraba tirado en el piso como alfombra, estaba golpeado y había sangre en sus labios.

Artur y Ariel, eran diferentes emocionalmente, a Artur lo podía atropellar un carro y seguiría feliz, en cambio, Ariel se quebraba una uña y ya lloraba, bueno tal vez no tanto así, pero cuando alguien que le importa lo lastima, pasa esto, y mi intuición de hermana lo presentía, esto no era un simple bajon de ánimo, era algo más profundo.

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