Hyung

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-El que pierda tendrá que hacer lo que diga el ganador.

Jaebeom escuchó de nuevo ese tonto pero divertido argumento. La misma tentación de siempre, el riesgo y la travesura mezclándose en aquella frase pronunciada por Yugyeom con una enorme sonrisa en sus labios a la vez que agitaba un vaso medio vacío en su mano.

Fin de semana en el departamento que compartía con Jackson. Pasadas las once. Mas de tres botellas vacías se acumulaban sobre la pequeña mesa del salón alrededor de la cual estaban reunidos los siete chicos. Era usual que hicieran ese tipo de apuestas. Formaban parte de las noches de fiesta y de la mayoría de sus anécdotas graciosas. Aun si Yugyeom sonreía, él mismo había visto su orgullo mancillado varias veces, sobre todo cuando perdía ante Bambam o Jinyoung.

Nadie quería perder ante Bambam o Jinyoung.

Sin embargo, esta vez los contrincantes eran otros. Jackson y Jaebeom nunca antes se habían enfrentado en ese casi mortal duelo de piedra, papel o tijeras. Nunca se había presentado la oportunidad y era palpable la tensión en el aire, sobre todo entre los menores, quienes a pesar del alcohol en sus sistemas estaban lo suficientemente atentos como para crear expectación, deseando ver cual sería el resultado del enfrentamiento entre los mayores.

Jaebeom pudo sentir esa tensión cada vez más pesada. Allí, en su propio apartamento, había pocos momentos tan serios como ese, cuando los gritos y las bromas se apagaban brevemente y todas las vistas se concentraban en las manos de los contrincantes, en sus puños cerrados listos para iniciar la corta y rítmica batalla.

Fue el propio Yugyeom quién recitó las palabras casi mágicas mientras ambos mayores sacudían sus manos una frente a otra, confiando en el destino, necesitando la victoria.

Papel y papel.

-Mierda. -exclamó Jackson, relamiéndose ante la nervios que sentía. Jaebeom estaba igual, sus manos se crisparon y dejó salir un pequeño chillido nervioso. Solo los demás sonreían. En cambio, ellos dos, estaban decidiendo sus futuros.

-¡Piedra, papel o tijeras! -exclamó Yugyeom de nuevo, sin dejar mucho tiempo a la expectación.

Piedra y piedra.

-¡Deja de sacar lo mismo que yo, maldita sea! -Jaebeom se permitió ceder levemente a los nervios, sacudiendo sus manos antes de volver a enfrentar a Jackson. Esta vez sería la decisiva.

-¡Deja de hacerlo tú! -protestó el menor, preparándose también para la siguiente ronda.

-Dan miedo -comentó Bambam, riendo ante la seriedad de sus hyungs-. ¿Qué clase de cosas tendrán en mente para el perdedor?

Jaebeom alzó su mirada, encontrándose con la de Jackson, quien también lo miraba de vuelta con intensidad. Honestamente, no había pensado en nada. La posibilidad de ganar solo se sentía como un escape. Si ganaba, no tendría que hacer lo que Jackson le pidiera, así de simple funcionaba el asunto en su mente. Pero Bambam tenía razón, si ganaba, podía pedirle a Jackson que hiciera lo que quisiera.

Cuando lo ponías así sonaba bastante bien.

Dejó salir una sonrisa traviesa y cerró su puño, listo para volver al ataque. De nuevo la tensión, mientras la voz de Yugyeom rompía el coro de leves quejidos emocionados. De nuevo los golpes de sus manos en el aire, uno, dos y tres.

Piedra y tijeras.

Esta vez el resultado fue distinto. Los gritos probablemente se escucharon en el primer piso del edificio. Bambam brincó, sacudiendo los hombros de Jaebeom. Todos levantando sus tragos, chillando. Jackson se puso de pie, alzando su mano. Su puño cerrado enarbolando la "piedra" que acababa de darle la victoria.

-¡Ganó Jackson hyung! -celebró Yugyeom, realmente disfrutando el rostro derrotado de Jaebeom. Todos lucían divertidos, Mark incluso le rellenó su vaso, con el risueño comentario de "una apuesta es una apuesta".

Jackson hizo varias poses de victoria, Jaebeom se tiró de los pelos, tomando el trago que Mark le ofreció y bebiéndoselo de una vez. Si Jinyoung y Bambam eran temibles, pues Jackson no se quedaba atrás. Ya se veía comprándole algo caro o haciendo todos los quehaceres del departamento. Tal vez incluso tendría que hacer algo ridículo, como vestirse de chica o coquetear con la vecina loca que estaba pasando por su crisis de mediana edad. Cualquier cosa era posible si se trataba de Jackson y solo imaginarlo era temible.

- Y bien... -Jaebeom alzó su vista, interrogante- ¿Qué tengo que hacer?

Jackson hizo una pausa dramática. Su mano acarició intensamente su propio mentón, dejó que su vista se paseara entre los presentes, como buscando algún tipo de apoyo o aprobación. Solo obtuvo miradas curiosas y expectantes, todos ansiosos por oír su petición.

-Seré suave contigo porque es la primera vez que pierdes, hyung. -dijo después de unos segundos, con gesto displicente.

-¿Y? ¿Qué me vas a pedir que haga?

-Si lo dices así suena sucio, hyung. - Bambam ocultó una sonrisa pícara al beber de su vaso.

-A ti todo te suena sucio. -Jinyoung golpeó su nuca, haciendo que el alcohol se removiera en su garganta, provocándole un leve acceso de tos.

-Yaja time -dijo Jackson, poniendo una de sus manos en su cintura mientras con la otra levantaba tres dedos, sus cejas enfatizando lo que acababa de decir-. Tres días. Me llamaras "hyung" por los próximos tres días.

Las expresiones de decepción no se hicieron esperar. Todos esperaban algo más jugoso, más divertido, más osado. En un círculo tan cercano como el de ellos, las informalidades ya no eran emocionantes. Si bien aún conservaban el mínimo respeto, los menores ya habían llegado a puntos de audacia que hacían que el yaja time quedara en ridículo. Lo que jackson había pedido era una estupidez, no tenía nada de divertido.

Sin embargo, Jaebeom estaba pálido. Se había quedado mirando su vaso, en silencio, como si aún no lograra procesar lo que Jackson había pedido.

-Pídele algo mejor, hyung. -protestó Yugyeom-. Vistámoslo de chica y obliguémoslo a hacer aegyo. No es justo que solo yo haya tenido que hacer eso.

Un nuevo coro de aprobaciones y rechazos se dejó escuchar. Los menores rápidamente a favor, mientras Mark y Jinyoung insistían en que no querrían ver semejante horror. Jackson los ignoró, su vista seguía fija en Jaebeom, y en la reacción tan extraña que estaba teniendo. ¿Tan malo era tener que decirle "hyung"? ¿Acaso el orgullo de Jaebeom era tan testarudo?

-Jaebeom hyung es lindo. -alegó Bambam, aún discutiendo sobre si vestirlo de chica o no.

-Solo quieres burlarte de él. -Lo cortó Mark, alzando su voz para oírse por encima de los chillidos de Yugyeom y Youngjae.

-Yaja time dije -Jackson interrumpió con aplomo, consiguiendo que Jaebeom finalmente alzara su vista y lo mirara-. Quiero que Jaebeom me diga "hyung".

-¿Aún tienes resentimiento por eso? -preguntó Jinyoung, con una sonrisa condescendiente-. No sabía que te había golpeado tanto haber tenido que decirle hyung por todos estos años.

-Solo me dieron deseos. -Jackson se sentó de nuevo, tomando su vaso para beber-. Y bien, Jaebeom hyung, ¿aceptas?

Las seis miradas se posaron en él, esperando su respuesta para poder así continuar con su noche de tragos y apuestas tontas. Sin embargo, Jaebeom negó, su cabello regándose enérgicamente en su rostro.

-Escoge otra cosa. No haré eso.

-Que lo vistas de chica dice. -Yugyeom se puso de pie con decisión, siendo rápidamente jalado hacia abajo por Jinyoung.

-No, eso es lo que quiero. -Jackson estiró sus labios con un puchero inconforme.

-Pues no.

-¿En serio prefieres alguna otra idiotez? -Mark lo miró, incrédulo-. Solo llámalo hyung por unos días y ya, asunto resuelto.

-Sí. Es bastante sencillo. ¿Por qué insistes en negarte? -Jackson se encogió de hombros-. ¿Tan denigrante resulta llamarme así?

-No, simplemente no quiero. Soy mayor que tú. No tengo por qué llamarte hyung.

-Por dos meses.

-No importa.

Jackson rodó los ojos, comenzando a hartarse de la actitud del mayor.

-Si no ibas a aceptar el reto, entonces no hubieras jugado. No voy a cambiar de opinión.

-Yo tampoco.

-Ya chicos, solo es una apuesta tonta. Si Jaebeom hyung está incómodo con eso no lo podemos obligar. -Youngjae trató de calmar un poco esta nueva tensión, pero nadie parecía interesado en la paz.

-A mí me parece que debería aceptar. El juego solo es divertido hasta que pierdes, ¿no, hyung? -Jackson habló con tono provocativo, y tanto Yugyeom como Bambam comenzaron a hacer apuestas sobre lo que sucedería a continuación, usando gestos para comunicarse a través del tenso silencio que se había creado.

-No me molesta perder. Solo no quiero darte el gusto de ser llamado hyung por mí.

-¿Entonces es personal?

Bambam abrió sus ojos y dejó salir un soplido, notando la intensidad del comentario.

-No dije eso.

-Chicos... -Jinyoung decidió intervenir, pero Jackson lo detuvo con un gesto de su mano.

-Está bien. No te pediré que lo hagas ahora que los chicos están aquí. No vamos a discutir por algo así. Pero me debes una.

-Sí, lo que sea. -Jaebum estiró su brazo para pedirle a Mark un nuevo trago. Esperaba que en el alcohol y las locuras de la noche Jackson dejara pasar aquella petición. Realmente no le molestaba cumplir con el castigo, pero aquella petición en particular era simplemente demasiado problemática.

Y no podía dejar que Jackson supiera porqué.

Al día siguiente era domingo. Jaebum despertó con la conocida sensación de la resaca. No muy fuerte, pero sí lo suficiente como para arrancarle un quejido al levantarse, demasiado súbito como para que su cabeza no le enviara unas punzadas de dolor a modo de protesta.

Se levantó con pasos pesados, acariciando su torso desnudo mientras se dirigía a la cocina, aún somnoliento. Una nota de Jinyoung en la nevera dejándole dicho que los chicos se habían ido temprano en la mañana. Toda la loza que habían usado yacía sucia en el fregadero, pero, al menos se habían tomado la molestia de dejar el salón en orden.

Jaebum dejó la nota en la encimera después de leerla y abrió la nevera para beber un poco de leche. Su garganta seca le pedía un poco de líquido frío y la leche se le antojó perfecta para la ocasión. Se inclinó para tomar el pomo, oliendo su contenido antes de beber directo de éste.

-Sé que eres el único que toma de esa leche pero puedes usar un vaso, ¿sabes? -La voz también somnolienta e incómoda de Jackson se dejó escuchar al entrar a la cocina. Jaebeom lo miró de reojo, aún bebiendo del pomo de leche, ignorando sus quejas.

-Buenos días -contestó en cambio-. Es un poco temprano para que ya me estés regañando.

Jackson se recostó a la entrada de la cocina, cruzando sus brazos sobre su pecho.

-No creas que me olvidé de lo de ayer.

Los gestos de Jaebeom se congelaron por un segundo. Tenía la esperanza de que eso fuera lo que sucediera, de hecho, si Jackson no hubiera dicho aquello, él tampoco lo recordaría hasta más tarde. A veces detestaba lo testarudo e insistente que podía ser el menor con respecto a lo que le interesaba. Realmente pensó que un día nuevo bastaría para dejar pasar aquel incidente, pero obviamente no bastó. Al menos no para Jackson.

-¿De qué hablas? -preguntó, fingiendo ignorancia a la vez que devolvía el pomo a la nevera, cerrando con un leve empujón de su pie. Su mirada se cruzó con la de Jackson. Pudo notar cierta seriedad en el semblante del castaño, su mandíbula un poco tensa, al igual que sus brazos, su pecho inflado debajo de su camiseta de dormir. A pesar de estar recién levantado y despeinado, Jackson era imponente y Jaebeom tuvo que reprenderse a sí mismo por pensar idioteces como esa en un momento tan poco oportuno.

-De ti llamándome "hyung".

Una leve sonrisa condescendiente cruzó el rostro del mayor mientras seguía moviéndose por la cocina, buscando entre las alacenas por ingredientes para desayunar. Esperaba que restarle importancia hiciera que Jackson finalmente se rindiera con ese asunto.

-Te dije que eso no iba a pasar. -Encontró un paquete de ramen instantáneo-. No insistas.

-¿Por qué no quieres hacerlo? -Jackson se acercó, sonando impaciente-. No es algo tan difícil. - Se paró junto a él, aun con sus brazos cruzados en su pecho, mirándolo con insistencia-. Perdiste esa apuesta. Yo saqué piedra, tú, tijeras. Tienes que llamarme "hyung". Así son las reglas.

-¿Y tú por qué demonios insistes tanto? Ya te dije que no lo haré. -Jaebeom sonó enojado, su mirada se posó finalmente en Jackson, en sus grandes ojos instigadores. Esperaba que su tono severo y su mirada fría bastaran para intimidar al menor. Usualmente era de esa forma. Jackson era tranquilo y obediente, demasiado cariñoso como para tan siquiera considerar la posibilidad de llevarle la contraria. Pero esta vez no fue así. Los ojos de Jackson lo miraron de vuelta con desafío, decididos a no zanjar el tema.

-Sí lo harás. ¿O acaso te sientes superior? ¿Vas a ser arrogante hasta ese punto? Nos conocemos hace años. ¿Por qué no puedes ceder a un simple capricho mío como yo he cedido a tantos tuyos?

Jaebeom frunció el ceño.

-No estoy siendo arrogante.

-Sí lo estás siendo. -Jackson apretó sus labios, luciendo casi enojado, haciendo que Jaebeom no pudiera creer que realmente estuvieran discutiendo por algo así.

-¿Qué tiene de arrogante exigir el respeto que merezco por ser mayor?

-No jodas. -Jackson avanzó, haciéndolo retroceder hasta que su espalda se detuvo contra la nevera. Jaebeom pudo sentir el frío recorrer su piel desnuda, contrastando con el calor que parecía desprender Jackson, al borde de la ira.

-No jodas tú. -Jaebeom lo miró de pies a cabeza, consternado-. ¿Qué demonios te pasa?

Jaebeom conocía esa tensión. Ese tipo de momento entre dos hombres. Jackson lo había acorralado, ambos estaban cada vez más acalorados, más agraviados. Bastaría un solo movimiento para desatar la tensión, una frase audaz, incluso una sonrisa demasiado presumida sería más que suficiente para el primer golpe. Ya Jaebeom lo veía venir, podía sentirlo en la respiración pesada de Jackson. No sería la primera vez que peleaban, antes pasaba muy seguido, todo para terminar ayudándose con las heridas. Su amistad era tan fuerte como era debido a esas constantes peleas del pasado. Solo se le hacía un poco ridículo pelear por una idiotez como esa.
Jaebeom tensó sus puños, listo para empujarlo si era necesario. Prefería abordar el tema así de todos modos. Era mejor desbocar la testosterona. Cualquier cosa era mejor a tener que decirle "hyung", a que Jackson oyera lo que pasaría con su voz si se atreviera a decirle "hyung".
Era mejor pelear que quedar como un pervertido y Jaebeom estaba listo para eso.

Sin embargo, Jackson no lo empujó o lo golpeó. El menor apoyó una de sus manos sobre la nevera, junto al rostro de Jaebeom, acercándose, acorralándolo, sin temerle a la expresión de éste, la cual claramente indicaba que ya el asunto se estaba tornando demasiado serio. Esto lo confundió, demasiado. Él estaba listo para los golpes, ¿por qué Jackson no?

-Dilo. -ordenó el castaño, y Jaebeom tragó en seco ante el tono autoritario y ronco de su voz. Sintió su voluntad flaquear un poco, sus labios separándose ligeramente con el siseante sonido de la palabra entre ellos. Sintió el impulso de obedecer, casi incapaz de resistir la cercanía, la intensa mirada. Sin embargo, los volvió a cerrar con fuerza, apretándolos hasta que solo fueron una línea en su rostro. No podía dejarse llevar, definitivamente no-. Si te sigues negando así, voy a pensar que la razón por la que no quieres decirlo es la misma por la que yo quiero que lo hagas.

Esta vez la voz de Jackson fue más baja, casi un susurro, como si a pesar de estar solos temiera ser escuchado por alguien más. Para Jaebeom ese comentario no tuvo mucho sentido. Al menos no lo tuvo hasta que Jackson no envolvió su brazo libre alrededor de su cintura, separándolo de la nevera y pegándolo a él; hasta que su piel pasó del frío metal a la tela suave y fresca de la camiseta de Jackson, pecho contra pecho, sus alientos mezclándose en el casi nulo espacio que quedó entre sus rostros.

-Jackson... -Jaebeom puso sus manos en los hombros del menor, apartándolo un poco, dudoso, sin realmente captar del todo lo que estaba sucediendo, demasiado abrumado con la repentina cercanía y el previo enojo de Wang.

-Llámame "hyung", Jaebeom-ah -murmuró Jackson, rompiendo la breve distancia al acercar su rostro al cuello contrario y hundirse allí, consiguiendo hacer que Jaebeom se estremeciera entre sus brazos, demasiado sensible ante la sensación de su respiración en su nuca, jugueteando con sus largos y desordenados cabellos-. Quiero oírte decirlo.

Jaebeom apretó aún más sus labios, mordiéndolos dentro de su boca. ¿Acaso Jackson sabía? ¿Habría notado algo raro? ¿Lo habría escuchado por las noches, cuando sus manos se hundían en sus propios pantalones y su voz llamaba a Jackson entre susurros, diciéndole "hyung" mientras le pedía las más censurables caricias? Su más íntimo y profundo secreto. No era posible que lo supiera. Él era silencioso. Cuidadoso. Nunca dejó ver nada. Nunca cambió su actitud hacia el menor. Ni cuando quería comerlo con la mirada, o cuando estaban ellos dos solos y los roces casuales llegaban al límite de lo cariñoso. Nunca dejó en evidencia su necesidad, su oscuridad, así que, ¿Por qué eso? ¿Por qué ahora? ¿Por qué Jackson parecía estar golpeando cada uno de sus puntos débiles como si pudiera leerlo, como si Jaebeom fuera un libro abierto y Jackson ya supiera de memoria todas sus fantasías?

-¿Qué estás haciendo? -preguntó, murmurando quedamente, tratando de no ceder ante la mano de Jackson que se apoyó en su espalda baja.

-Creo que queda bastante claro... y el hecho de que no me hayas golpeado aún indica que no estás tan en desacuerdo. -Jackson habló sin mirarlo, aún en su cuello, como si se estuviera drogando con el aroma de su pelo y su piel, haciendo a Jaebeom temblar un poco, la excitación recorriendo su cuerpo de forma rápida e inexorable, absolutamente fuera de su control.

-Deja de jugar.

-No juego... y lo sabes. No lo pienses tanto y solo dilo. Déjame ser "hyung" por hoy. Déjate llevar. No tienes que darle tantas vueltas. -Sus labios se movieron sobre el hombro del mayor, besando suavemente, solo deslizando su boca allí mientras hablaba, demasiado sugerente como para ser ignorado-. No tienes idea de la cantidad de veces que he imaginado que me lo dices. Me pone duro solo pensarlo.

Jaebeom dejó salir un pequeño jadeo ante esas palabras, justo cuando los dientes de Jackson se encajaron en su piel, suaves pero lo suficientemente firmes como para enviar un escalofrío a lo largo de su columna, regándose en sus piernas hasta hacer que se sintieran débiles. Que Jackson le dijera algo así ya era un poco demasiado para soportar.

-Jackson -dijo, su voz apenas audible, sintiendo como el menor se tensaba, al borde de la frustración-... Jackson hyung.

No había terminado de pronunciar cuando la mano de Jackson que estaba en la nevera se enredó en su cabello, hundiendo sus dedos allí, obligándolo a girar su rostro para así atraparlo en un beso que lo tomó genuinamente por sorpresa. Los labios de Jackson lo atacaron, Jaebeom apenas pudo tomar aire antes de verse casi devorado. Gimió en la boca ajena, sorprendido y casi asustado. Jackson nunca era brusco, nunca era violento o agresivo. Pero esta vez lo fue. Y, más allá de la sorpresa, Jaebeom amó la sensación. La amó un par de segundos después, cuando se relajó un poco y se dejó besar, sus ojos rodando detrás de sus párpados al sentir la lengua del menor juguetear con la suya, sus rudos gruñidos ahogándose en ese beso alocado.

-Dilo de nuevo. -demandó Jackson, girando, aun con Jaebeom entre sus brazos, llevándolo a la mesa del comedor, moviendo las cosas que había encima con un gesto amplio de su brazo.

-Hyung... -Jaebeom gimió al sentir cómo Jackson lo aprisionaba sobre la mesa, metiéndose entre sus piernas, besándolo aún, demandando de forma animal por lo que quería. Para él, oír a Jaebeom llamándolo así, cediendo de esa forma ante él, era justamente lo que necesitaba. Su plan era solo hacer aquella apuesta idiota. Solo tener a Jaebeom llamándolo "hyung" por unos días y poder quedarse con el recuerdo y la sensación. Sabía que era un plan un poco cobarde, enfermo quizás, pero no iba a hacerle daño a nadie con eso. Sin embargo, sus planes se habían distorsionado un poco. La tozudez del mayor lo había exasperado demasiado. Eso, unido a la forma tan absolutamente sensual y sumisa en la que Jaebeom pronunció la palabra "hyung" para dirigirse hacia él, hizo que cuando finalmente obtuvo lo que quería, perdiera el control por completo. Por eso ahora lo besaba hambriento, a la vez que tironeaba de su cabello, disfrutando de la sensación que los muslos del mayor dejaban al apretarse alrededor de su cintura.

Aun así, en el fondo de su mente revoloteaba la duda. Le parecía curioso que Jaebeom se estuviera entregando con tan poca resistencia. Jamás pensó que podría ponerle sus manos encima de esa forma, esperaba, a lo sumo, un poco de violencia. Pero lo único violento allí era él mismo. Su hambre. Su necesidad. Todo haciéndose más intenso a medida que Jaebeom gemía, cada vez más alto, ante sus caricias.

-¿Por qué pareces estar disfrutando tanto esto, Bbeomie? -La pregunta salió con malicia a la vez que se separaba un poco para deslizar su propia camiseta fuera. Esperaba que Jaebeom se enojara o se avergonzara, estaba listo para ser un poco cruel con él, pero no fue el caso.

Jaebeom se incorporó sobre le mesa, yendo hasta él, agarrándolo para besarlo de nuevo sin esperar a que Jackson terminara de quitarse la prenda. Lo envolvió con sus piernas, reclamándolo también con una lujuria que hizo al menor vibrar de placer. Estaba listo para el Jaebeom inocente, pero este Jaebeom era igual de bueno.

-No preguntes cosas que no necesitas saber. -ronroneó el mayor.

-Entonces será mejor que mantenga mi boca ocupada. -Jackson profundizó de nuevo el beso, llevando su mano a la entrepierna del mayor, acariciándolo por encima de los pantalones, siendo capaz de notar lo duro que estaba, holgado en su ausencia de ropa interior. Su mano jugó con la tela sobre su piel, tragándose gustoso, los gemidos que obtuvo a cambio. No tardó en meter su mano dentro, envolviendo directamente el miembro del mayor. Su boca también viajó, se deslizó a lo largo de la bonita garganta de Jaebeom, bajando hasta su pecho. Un pezón y luego otro, el calor que manaba del cuerpo contrario hacía que la saliva hiciera en su piel. Jaebeom gemía aún más ahora, sintiendo cómo la boca y las manos de Jackson castigaban los puntos más sensibles de su cuerpo.

-Ah, hyung... -esta vez fue dicho de forma voluntaria. El mayor dejó caer su cabeza hacia atrás al sentir como uno de los dedos de Jackson jugaba con el presemen en su glande, ahora un poco más lento y provocativo, sonriendo al verle así, tan desarreglado ante él- no... no...

-¿No qué, Bbeomie? -Lo incitó, siendo un poco más cruel con sus dedos, envolviéndolo, usando suavemente la palma de su mano en el miembro del mayor.

-No hagas eso...

-¿Por qué no? Lo estás disfrutando tanto... mira cuán duro estás. Todo húmedo y suplicante. Llamándome "hyung" incluso cuando soy menor que tú. Lo dices tan lindo... tus gemidos son incluso mejores de lo que imaginaba. -Jackson podía notar como sus palabras lo hacían estremecerse, sus labios enredados entre sus dientes para evitar esos mismos gemidos que estaban siendo elogiados, sus ojos fuertemente cerrados, el rubor subiendo desde su cuello hasta sus orejas. Precioso-. Deberías dejar que te folle... será incluso mejor que esto.

Los ojos de Jaebeom se abrieron ante la mención de algo relacionado con sexo. Llegar al sexo no estaba en el plan. Nunca había tenido sexo, al menos no así como Jackson lo quería. Masturbarse era una cosa, usar sus dedos, jugar con su entrada, pero recibirlo allí, era otra muy distinta. ¿Realmente Jackson acababa de proponerle eso?

-¿F-follar?

Jackson le sostuvo la mirada, ralentizando aun más los movimientos de su mano, manteniendo a Jaebeom atento pero igual de excitado.

-¿No quieres?

-P-pero... eso...

-Se sentirá bien... te lo haré muy bien, Bbeomie. -Jackson deslizó su mano hacia abajo, uno de sus húmedos dedos jugueteó con la suave entrada del mayor. Pudo sentir como la piel arrugada se contraía ante su tacto, la sorpresa y el placer mezclándose en el rostro de Jaebeom a la vez que dejaba salir un jadeo descuidado. Podía ver la duda y la tentación mezclarse en su rostro, en su ceño fruncido y vacilante, en los dedos de sus pies, apretados y temerosos. Siguió moviendo su dedo, acariciándolo, su otra mano agarró uno de aquellos apetitosos muslos con los que el mayor lo envolvía, sonando imponente pero suplicante a la vez-. Déjame hacerte sentir bien.

Jaebeom finalmente cedió después de un par de segundos de duda, solo asintió, cerrando sus ojos, maldiciendo internamente al escuchar una risa baja y sensual de parte de Jackson. Se sintió tonto al pensar que en algún momento tuvo la capacidad de resistirse.

-Baja... -Jackson tiró de sus piernas, retrocediendo levemente hasta ver que Jaebeom tuvo sus pies apoyados en el piso. Lo hizo darse la vuelta, pegándose a él, mordisqueando la nuca contraria, hundiendo su rostro en el cabello largo y abundante. Sus manos fueron a la cintura del mayor a la vez que dejaba salir un gruñido de placer-. Eres tan sexy, Bbeomie. -susurró, agarrando los pantalones del pijama de Jaebeom para deslizarlos hacia abajo, desnudándolo por completo-. No tienes ideas de las ganas que tenía de hacer esto -Sus manos acariciaron entonces sus muslos, sus nalgas, sus dedos se hundieron en la firme carne del mayor, navegaron por las líneas en v de su pelvis, subiendo por su abdomen, sus flancos hasta finalmente atracar en sus hombros, agarrándolo por ahí, duro-. Necesito llenar tu espalda de marcas.

Jaebeom siseó, moviendo su cuello, sus propias manos sujetándose del borde de la mesa, sus uñas lastimándose contra la madera en aquel agarre intenso. Jackson estaba destruyéndolo, haciendo un estrago tras otro en su cuerpo solo con aquellas caricias. No se resistió cuando los dedos de Jackson envolvieron su garganta, deslizándose por su mentón hasta tocar sus labios. Solo abrió la boca, cediendo, su saliva los cubrió, gustosa y se dejó llevar por la sensación. Chupó con gusto, con ansias, notando como Jackson disfrutaba eso, sintiéndolo duro contra su trasero. Ya no necesitaba mantener las apariencias, o fingir que no quería aquello. No iba a engañar a nadie.

Así que chupó, dejó que su saliva se deslizara por la mano de Jackson, goteando hasta su antebrazo. Se perdió en esos largos dedos que jugaban con su lengua hasta que fue suficiente. Sus labios hicieron un sonido húmedo al ser vaciados. Dejó salir un pequeño quejido y Jackson acarició su cabello.

-Pronto tendrás algo mejor, bebé.

La palabra golpeó a Jaebeom como una avalancha de placer, algo dentro de su cuerpo pareció desatarse, aflojarse, como si estuviera listo para salir volando. El quejido se volvió un gimoteo y cuando Jackson hundió su mano entre sus nalgas sintió que no podía más. Sus uñas se encajaron en la mesa al correrse, no pudo contener tampoco sus gemidos, ni el débil temblor de sus piernas al sentir como su orgasmo lo atacaba. Jackson también gimió al notarlo, sujetándolo por el pecho, pegando su espalda a él para poder mirar por encima de su hombro, su otra mano aun jugando en su entrada. Jaebeom dejó caer su cabeza allí, en el hombro de Jackson, jadeando, sus labios ahora secos, calientes, se sintieron ásperos al relamerlos.

-¿Te corriste solo con eso, bebé? ¿O fue tu nuevo apodo? -Jaebeom tragó en seco, incapaz de responder-. Parece que te gusta. -Jackson hundió el primer dedo, disfrutando esos jadeos, sintiendo lo suave y caliente que estaba el mayor, su dedo apenas hallando resistencia en su camino-. Aunque veo que no es lo único. Has estado jugando aquí ¿cierto? -Hundió un segundo dedo, esta vez sintiendo un poco más de resistencia. Los hundió todo el camino, moviéndolos dentro, notando como Jaebeom se contraía alrededor de los dígitos-. Eres más travieso de lo que pensaba. Ahora voy a necesitar verte jugar contigo mismo. Solo pensar en ti jugando con tu cuerpo, usando esas manitas pequeñas y lindas que tienes es más que suficiente para excitar a cualquiera.

Jaebeom protestó ante la provocación, la vergüenza y el placer haciendo que el rubor en su piel aumentara. Jackson lo notaba, y le encantaba, estaba consiguiendo sacar lados de Jaebeom que nunca había podido ver. Sacó su mano después de un par de minutos, usándola para bajar sus propios pantalones y liberar su miembro, acercándolo a la entrada del mayor.

-Relájate para mi, Beommie -besó uno de los hombros del mayor, presionándolo luego para que se inclinara hacia adelante-. Deja que hyung se encargue.

Jaebeom obedeció, apoyándose contra la mesa, obediente. Jackson sintió que podría desfallecer ante la vista, su ancha espalda y estrecha cintura lucían tan bien desde ese ángulo, tan sensual. Se hundió en él con cuidado, notando como el cuerpo debajo suyo se contraía, ninguno de los dos respiró durante esos segundos. Jackson lo acarició con suavidad, buscando relajarlo lo más posible mientras se abría paso en él. Jaebeom estiró su cuello y gimió, respirando con dificultad.

-Ya casi, bebé -Jackson se inclinó sobre él, besando su cuello, empujando los últimos centímetros-. No tienes idea de lo bien que se siente, Beommie -murmuró antes empezar a moverse, marcando un vaivén suave-. ¿Te duele?

Jaebeom negó, a pesar de que sí le dolía. Sus dedos, sus pequeños y cortos dedos no tenían nada que ver con aquello. Se sentía más lleno que nunca, tenso y ardiente. Sin embargo, estaba bien. Jackson era suave, jodidamente sensual mientras agarraba sus caderas y bombeaba su culo, susurrándole con aquella voz gloriosa. Jaebeom podría aguantar lo que fuera con tal de sentir eso. No en vano lo había añorado tanto.

Pero no fue suave por mucho tiempo. Jackson no pidió permiso antes de comenzar a moverse mas fuerte. Solo amplió sus embestidas, acariciando la espalda de Jaebeom mientras lo follaba, subiendo a veces a agarrar su pelo, como si estuviera resistiendo la tentación de jalarlo. Fue el mismo Jaebeom quien sostuvo su mano allí, suplicándole en silencio que lo hiciera, que agarrara su cabello y tirara de él.

Y Jackson no necesitó que se lo dijera dos veces.

Cerró su puño, capturando un manojo de oscuras hebras, la sensación tirante hizo a Jaebeom gemir como un poseso. Era demasiado intenso para ambos. Jackson lo presionó contra la mesa, castigando sus cabellos y sus caderas, agarrando agresivamente sus nalgas mientras se clavaba en su cuerpo, buscando placer. Jaebeom podía sentir las gotas de sudor caer sobre su espalda, quería mirar sobre su hombro y ver a Jackson, la expresión que tendría en su rostro mientras empujaba en él de esa forma enfermiza, como si el mañana no importara, haciendo que el placer dejara un dolor sordo en la base de su espalda, electricidad recorriendo su cuerpo en cada embestida. Sin embargo, no podía ver eso. No cuando Jackson tiraba de su pelo hacia abajo, manteniéndolo en su sitio, presionándolo para moverse más y más duro. Así que se resignó a no ver, solo disfrutó la realización de lo que había imaginado, la intensidad unos diez niveles por encima de cualquier cosa que pudiera haber creado su mente.

Su segundo orgasmo se anunció en medio de eso. Su cuerpo parecía incapaz de contenerse y Jackson lo notó. Llevó una de sus manos al desatendido miembro del pelinegro, envolviéndolo, juguetón, masturbándolo a la velocidad justa para hacerlo lloriquear, llevándolo a correrse en su palma, exhalando pesado, con gemidos que sonaban a gloria. Solo verlo así, deshaciéndose en sus manos, murmurando su nombre en medio del desastre en el que se había convertido, bastó para llevar a Jackson también al límite. Esperó a que Jaebeom terminara para salir. Acarició la sudada espalda del mayor mientras dejaba que su propio orgasmo se desatara, llevándolo a correrse sobre él, manchando de semen la brillante piel del mayor, ensuciando su espalda.

Las pesadas respiraciones de ambos fueron lo único que se escuchó durante varios segundos. Ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Jaebeom sentía sus piernas débiles y adoloridas, quería sentarse, descansar, pero no se atrevía a moverse, temeroso de hacer que la realidad cayera sobre ellos.

Sin embargo, fue Jackson el que se movió. Se inclinó sobre él, exhalando un pesado suspiro cerca de su cuello, depositando un único y suave beso en su hombro.

-Gracias, hyung. -murmuró, acariciando sus caderas. Jaebeom lo sintió volver a ser el Jackson de siempre, sintió el cariño y la suavidad usuales. Aun así, todavía estaban desnudos, todavía tenían sus pieles en contacto, el sudor y el semen de ambos mezclados.

-Jackson... -Jaebeom murmuró su nombre, irguiéndose a la vez que se daba la vuelta para mirar al menor, quien le sostuvo la mirada. Sus grandes ojos, satisfechos pero temerosos, parecían querer decir algo- esto...

-Perdona si me excedí. Es que... no pude resistirme. Yo...

-Tú me gustas. -Jaebeom habló con simpleza, también temeroso pero decidido. Ya bien podría decir cualquier cosa. Ya habían tenido sexo. Ya nada volvería a ser igual, pasara lo que pasara.

Los labios de Jackson se separaron levemente, la sorpresa casi pudiéndose palpar en su expresión.

-¿Es en serio?

Jaebeom asintió, agachando la mirada al notar cuan intensamente Jackson lo miraba de vuelta. No sabía cómo el menor tomaría eso, ni si lo que parecía ser solo lujuria de parte suya, coincidiría o aceptaría de algún modo sus sentimientos, pero aun así se mantuvo firme. Jackson le gustaba. No lo iba a retirar.

Para su sorpresa, Jackson se limpió sus manos en su propio pantalón, apresurado antes de acunar su rostro y atraerlo en un beso torpe y ansioso. Jaebeom rodeó su cintura por puro instinto, correspondiendo con un poco de confusión. ¿Qué significaba eso?

-Ahora mismo podría llorar, hyung -murmuró Jackson, ocultando su rostro en el cuello de Jaebeom-. Nunca pensé que me dirías algo así.

Jaebeom se permitió entonces sonreír, también disfrutando la felicidad de finalmente tener a Jackson en sus brazos.

-Aunque, no lo olvides -Jackson se separó levemente, mirándolo a la vez que levantaba una traviesa ceja-. Aun tendrás que llamarme "hyung" por los próximos tres días.

Jaebeom sonrió de lado.

-Ok... solo atente a las consecuencias.






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