En el prado de flores abundantes de aromas gráciles se sacudían con el reloj de arena a sus costados, la surfista oía las melancólicas anécdotas de la gótica antes de inclinarse levemente, buscando la calma en el ambiente.

"Ahora quiero que pruebes esto conmigo, ¿vale?" Mencionó para que la fémina detuviera su abatimiento debido a la unión del guitarrista y el modelo, ladeando su cabeza con total curiosidad ante la propuesta. "¡Toma mis manos!" Extendió sus palmas en dirección a la meliflua identidad que tendió su confianza con duda. "Y dices algo que te encanta de ti misma... Y diré algo que me encanta de mí. ¿Está bien?" Afirmó con una minúscula mueca dirigida solamente para Gwen, una repleta de emociones.

"No veo cómo se supone que esto ayude..." Fue inmediatamente interrumpida por el fugaz jalar de Bridgette, la cual solo la acarició con su pulgar para barrer las angustias.

"¡Oh, confía en mí...! Bien, ¿qué tal esto?" Cuando iba a formular una coherencia para averiguar los objetivos de la vegetariana, ella aprobó a su criterio. "¡Yo iré primero!" Le llamó la atención la positividad con la que la rubia solo se preocupaba en hacerla mejorar, así que solo rodó sus turmalinas. "Mmmm."

"Amo... ¡mis ojos! ¡Y ahora tú!" La referencia a esos ámbar que apaciguan su vida le esbozaron un aplomo sobrenatural de ella, ya que adoraba admirar esas melosas melodías que le procuraban bienestar.

Suspiró con pesadez, reflejando su inseguridad. "me encanta... Mi sonrisa, supongo." Recalcó la curvatura que le proponía la bondad a su amistad que fomentó la cercanía.

"¡Muy bien!" La felicitó cómo si fuera un logro renovado a las autoridades, pero cuando se denotó su nerviosismo se fabricó su resoplido adorable. "Está bien. Me encanta... ¡Mi sentido del estilo!"

"¿Eso cuenta?" Cuestionó considerando las posibilidades la dama al flanco de la penumbra, hasta ahora se imaginaba que ella era el sol de su luna que creaba un manto símil a una cuna.

"¡Bueno, creo que sí! ¡Y ahora tú!" La apuntó con su decadencia inerte, ya que la solidaridad fue mayor a cualquier miedo que desbordara la balanza.

"Mmm, está bien." Asintió ya con su jovialidad elevada a los sentidos humanos, paseando su dedo por su mentón con ternura. "me encanta... ¡Mi gusto en los amigos!" Le susurró con dulzura mientras el sonrojo se engendraba en los mofletes de la pálida, tapando su vergüenza. "¿Ese cuenta?"

"Bueno... supongo que sí." Compartieron una risita antes de abrazarse, forjando un afecto mutuo de las dos personas que todos menos se lo esperarían.

Porque todo bastó con complementarse con un simple: me encanta... Pese a que ninguna protestó con un 'tú' por las sensaciones que permanecerán clandestinas.