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Finalmente cuando So Min salió del baño, hizo a Tae Yang sorprenderse, ya que sólo llevaba puesta las bragas.

Por lo que sin más tomó aquella blusa y se la puso por la fuerza, a la chica de cabello húmedo.

—¡Oye! ¡No quiero usar eso! ¡Quiero dormir desnuda!—reclamó y trató de desnudarse pero él sin más la tomó y la lanzó a la cama, la arropó y luego apagó las luces, para acostarse a su lado.—¡Oye!

—¡Ya estate quieta, Minx! ¡Me tienes estresado con tu actitud de niñita ebria, que hace cosas fuera de sus límites!—regañó y la chica le hizo una mueca, para luego tratar de quitarse la blusa.—¡Como te quites esa jodida blusa, te juro que no te quedarán ganas de desnudarte nunca más, joder!—habló amenazante, golpeando una de las mesitas de noche.

La chica sólo maldijo y luego se volteó dándole la espalda molesta.

(...)

Al día siguiente, la resaca se apoderó de su cuerpo. Le dolía la cabeza... Pero necesitaba sentir el aire fresco y que el brillante sol la iluminara.

Por lo que se paró de la cama, y abrió uno de los hermosos ventanales de la gigantesca habitación.

Obtuvo ambas cosas que quería, pero con eso, recuerdo vagos de todo lo que había hecho la noche anterior, llegaron a su cabeza.

Por lo que ella maldijo y se peinó hacia atrás su largo cabello negro, con leves ondas.

Mientras que su esposo justo estaba entrando a la habitación, y lo primero que captaron sus ojos, fue la hermosa figura de su mujer, de espaldas con tan sólo unas bragas, dejando ver sus lindas piernas, voluminosas nalgas y bonitas caderas. Además de su hermoso cabello.

Ésta al sentir el sonido de la puerta se volteó suavemente y observó a Tae Yang.

Éste miró esta vez su figura por delante y se sintió afortunado de tener una esposa así... ¡Vaya cuerpazo y cara de sumamente preciosa, que se cargaba la muy tarada!

Ahora mismo sólo deseaba tenerla en la cama, para así pasar su traviesa lengua por su abdomen plano y colarla en su ombligo, para hacerla gemir. Luego seguir su recorrido y jugar un poco con sus sen...

Él mismo se pateó internamente, por pensar semejantes cosas y luego dio un carraspeo de garganta.

—¿Cómo te sientes?—preguntó.

Ella sonrió algo nerviosa y notó que Tae Yang traía ropa formal, tenía un pantalón ajustado de color negro, y una camisa azul con un diseño entre atrevido y elegante.

—Estoy bien... Sólo me duele la cabeza.—respondió.

—Bien. Abajo te dejé unas píldoras para el malestar, además de una sopa, para la resaca y el desayuno. Yo debo irme a una junta importante.—avisó y antes de que pudiese salir de la habitación, ella lo hizo detenerse.

—En verdad, lo siento mucho, por haberte hecho pasar vergüenza, por hacer cosas penosas, por haberme comportado como una niña, también como una hormonal... En verdad, no era mi intención hacerte sentir incómodo.—se disculpó.

Tae Yang dio otro carraspeo de garganta y negó.

—No te preocupes... Sé que sólo lo hacías porque estabas ebria, así que descuida.—contestó y luego se dio la vuelta, para irse y así hizo.

(...)

Luego de que Minx tomara un baño, se colocó un bonito vestido color azul, algo formal, incluso se puso zapatos de tacón alto, aunque eso ya era costumbre, y se lació el cabello, para dejarlo suelto y totalmente hermoso. Bajó y tomó las píldoras, además de el resto de las cosas que le había dejado Tae Yang.

Tiempo después, como se sentía bien, cuando el auto estuvo frente a la casa, se subió y dio órdenes... Tenía planeado visitar a sus padres.

Una vez llegó su familia casi muere de la alegría.

No paraban de abrazarla y de decirle que cada vez se ponía más hermosa. Incluso su madre le tomó varias fotos.

Se pasó un buen tiempo hablando con ellos, y con su hermano mayor, quien recién había llegado, hasta que su teléfono comenzó a sonar.

Era Tae Yang...

Contestó y lo primero que escuchó fue...

—¿Dónde estás, amor?—esa pregunta, con ese tono de voz medio preocupado, hizo que su corazón revoloteara.—Mi junta ya terminó, por lo que regresé a casa, para buscarte y salir a algún sitio, pero no estabas aquí...

So Min sonrió y luego acomodó su cabello.

—Estoy en casa de mis padres... Vine a verlos.—le contestó.

—Oh, bueno, entonces... Te dejaré para que pases tiempo con ellos...

Ella lo interrumpió.

—¡No!... No te preocupes, puedo pasar tiempo con ellos otro día... Tú sólo ven a por mí.—dijo totalmente segura.—Casi nunca tienes tiempo libre, debido a tu trabajo... Así que, pienso que no debería dejar escapar esta oportunidad, de pasar tiempo contigo... Sé que tomará mucho tiempo para vuelvas a estar libre, así que no dejemos escapar esta oportunidad.—habló algo nostálgica.

Era más que cierto, que Tae Yang al ser un hombre tan importante, siempre estaba ocupado... Raras veces tenía tiempo libre... Y ya casi no podía darle mucha de su atención.

—Está bien, amor. Estaré allí en menos de 10 minutos.—avisó y luego de colgar salió de la casa y se montó en su auto, para comenzar a conducir rumbo a casa de sus suegros.

(...)

—¡Oh, Tae Yang!—exclamó su suegra al verlo entrar a la casa.—Dios mío, pero tú y mi hija cada vez están más hermosos...

El pelinegro rió levemente y negó.

—Yo estoy igual que siempre, es So Min quien cada día se pone más hermosa.—dijo con una sonrisa bonita y su esposa se sonrojó un poco.—Muchos hombres la miran y tengo miedo de que me la roben.—tras decir eso todos rieron.

—No, pero es en serio, tú también estás más hermoso... Será que el dicho es real "entre más vieja la pasa, más delicioso es su vino".—dijo la madre de su esposa y logró alcanzar ver a ésta asintiendo.

—Mira a So Min como asiente, eso quiere decir que es verdad.—delató el señor Kim y todos rieron a excepción de su hija, que al momento se volvió un manojo de nervios.

—Bueno, lamento que este momento tan emotivo se arruine, pero, mi esposa y yo debemos ir a una cita, así que, con su permiso, pero me la llevo.—sin más tomó la mano de la chica y la hizo pararse a su lado, mientras la agarraba de la cintura.

—Vayan, vayan y diviértanse.—dijo el hermano mayor de la chica.

—Mira incluso están combinados, ambos de azul.—habló la madre de la chica y no tardó en tomarles fotos.

—Sra.Kim, no se olvide de enviarme esas fotos.—recordó Tae con una sonrisa.

—Tengo unas de tu esposa.—habló poniendo cara de depravada y Tae Yang imitó su acción.

—Esas también las quiero...

(...)



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Ayyy, la vida~

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