Primer capítulo: Posesivo.

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   Sabaody; Grand Line, Agosto de 2005.

— ¡Eh Luffy, lánzala hacía acá! —Le habló el chico de cabello verde, mientras agitaba las pequeñas manos morenas.

El antes mencionado corrió hacia dónde estaba la pelota de fútbol soccer, para tomarlas con sus manos y la lanzó hacía dónde estaba su amigo. Después trepó la baranda de ciclón y caminó de regresó donde tenían las porterías improvisadas.

A la distancia, una mirada gris y fría, observaba todo lo que hacían aquellos chicos. Decidió salir y observar con más detalles a los niños.

Sin presentirlo, una pelota lo golpeó en la nariz, causando que le escurriera un poco de sangre de su fosa nasal derecha y se le inflamará parte de su cara.

El chico de ojos negros, dejando de lado su juego y diversión; se aproximó a aquel que había lastimado, tendiéndole un paño en color blanco con las letras MDL.

El otro lo agradeció y se dirigió de nuevo a la casa que estaba a sus espaldas en silencio.

Dressrosa; Grand Line, Noviembre de 2016.

El gran casino, de popularidad reciente y nombrado cómo: "Toy's factory", estaba en su apogeo, pues en esa noche, se haría un anunció sin igual.

— Luffy —le habló el rubio, mientras se despegaba el cigarrillo de la boca—. ¡Deberías estar feliz!

El recién nombrado, dejo caer pesadamente los hombros, mientras recargaba su barbilla en una de sus manos, para seguir viendo el paisaje llovioso a través del parabrisas polarizado del automóvil último modelo. Después de observar el cielo nocturno regresó la vista a su amigo y acompañante.

— Sanji —se quejó infantilmente—. ¡Tengo hambre! Además, yo no quería ser famoso, sólo quería ser el mejor actor.

— Eso es muy ambiguo, Luffy—san —le respondió, Brook—.

Los chicos se dirigían al casino de Doflamingo. Sólo asistían por tres razones: Porque la compañía los había obligado, porque Luffy necesitaba distraerse y la última, que sólo Zoro y Sanji, sabían, harían que el moreno por fin estuviera con alguien.

Cuando el auto se detuvo, los muchachos bajaron, agradeciendo al chófer e indicándole que volviera a por ellos, alrededor de las cuatro de la mañana.

Todos los chicos iban vestidos con traje de ocasión negro. Sólo les diferenciaba el color de camisa: Roja, para Luffy, verde para Zoro, azul para Sanji, gris para Brook y amarillo para Ussop.

El cadenero los reconoció enseguida, dejando pasar al grupo de hombres, indicándoles con el índice que se digirieran al segundo piso, ahí el dueño del bar les recibiría.

En una mesa redonda, se encontraba un rubio, trajeado de color negro, a juego de un abrigo de plumas rosas y con un whisky en la mano.

— Oh, sí es Mugiwara no Luffy —le espetó, con el aliento alcohólico—. Pasen por favor. Siéntanse a gusto de escoger a quien quieran para la velada.

Mientras tanto en los camerinos tras el escenario, un chico con curiosos tatuajes, ojos grises y ojeras, terminaba de vestirse. Claro, sí a eso se le llamaba ropa.

Sólo tenía puesto un bóxer negro ajustado a su cuerpo, una corbata negra y unos puños en color blanco con un botón negro resaltando. Dejando expuesto su cuerpo.

— Oye Law —la chica peli verde estaba detrás de él, mirando con lujuria su semidesnudo cuerpo—. El joven amo pregunta por ti.

El chico salió en dirección de la oficina del antes nombrado, mientras sentía la mirada obscena y asquerosa de sus compañeros y demás clientes.

— Oh, Law —le habló lascivo—. Ese traje te queda bien.

— ¿Que quieres? —le respondió seco.

— Sólo no te golpeó porque hoy es tu debut —le recorrió de pies a cabeza, relamiéndose los labios de manera libidinosa—. Ahora sal y cumple tu cometido. De lo contrario, yo seré el primero.

El chico, furioso salió hacía el centro del lugar, observando con asco a todos los que habían ahí, de pronto sintió una mirada penetrante en su persona, volteó y encontró unos ojos curiosos e inocentes. Observó cómo le hacían una seña de que se le acercará.

— ¿Estás seguro, Luffy?

— Fue para eso que me trajeron ¿no? —les contestó, cansino—. Al menos déjenme elegir a quien yo quiera.

— Pero es un hombre —le habló el rubio—. Hay muchas bellas señoritas.

— ¿Cómo ella? —le señaló a la chica, que estaba sentada en sus piernas, mientras exponía más sus pechos y se dejaba hacer—. No, gracias. Además ese chico, acaba de salir.

— ¿Me hablaba?

— Oh, sí —tomó la mano tatuada, poniéndose en pie; dándose cuenta que su acompañante era más alto—. Soy Monkey D. Luffy.

— Trafalgar D. Water Law —le contestó, observando con horror que se dirigían a las habitaciones de huéspedes.

— Trafa... Trafafoa... —no podía pronunciar su nombre—. Torao.

Ladeó su cabeza, al momento que Luffy sacaba la tarjeta de la habitación 506 y entraban en ella. ¡Cielos! Ni diez minutos pasaron cuando alguien ya quiera follárselo.

— ¿Monkey—san? —Le habló dudativo—. Tengo algo que decirle.

— Dime —se volvió hacía a él, al momento de asegurar la puerta—. Y llámame Luffy.

— No podría, mejor —se lo pensó y se percató de quién era—. ¿Mugiwara-ya?

— ¿Ya? Es curioso —sonrió—. Shishishi, y sí, soy Mugiwara no Luffy. ¿Que querías decirme?

— Yo no sé que hay que hacer —un sentimiento se instaló en su pecho—. Es mi primera vez aquí.

Se abalanzo sobre el chico y le robó un beso que le hizo sonrojar sus mejillas, y le robó el aliento. El sentimiento siguió creciendo.

— Quédate aquí —se dirigió a la salida—. No salgas.

Ni el mismo monito sabía porque lo había hecho, pero escuchar aquello de los labios de Law, hizo que un sentimiento de pertenencia se le instalará en el pecho. Además que recordó a un chico con los ojos grises mientras observaba la mirada de Trafalgar.

Se dirigió al despacho del flamenco. Quería ser el único que lo pudiera tocar, no quería que ensuciaran su cuerpo o lo corrompieran.

— Mingo —le habló de manera fuerte—. ¿Cuánto quieres por que Law sea exclusivamente para mí?


Continuará... 


¡Segundo LuLaw! 

Torao: Si no lo miro, no es real. Si no lo miro no es real. 


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