Sexto capítulo: Imprevisto.

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Cafetería Snake; Punk Hazard, Grand Line, Julio de 2018

El chico con la marca bajo el ojo estaba realmente exhausto de su infructífera búsqueda, ya habían pasado alrededor de nueve meses visitando los lugares más remotos e impensables para el muchacho. Expiró con fuerza y removió de nuevo su café cappuccino. Su amigo lo veía tan descompuesto, no pensaba que el haber encontrado alguien como Law le haría mover cielo, mar y tierra para poder encontrarlo.

— Luffy —expulsó el humo del tabaco y le hablo con la voz sería— ¿Este chico es tan importante para ti?

El nombrado miró con insistencia la taza y luego volvió los ojos abnegados en lágrimas al chico delante de él. Mordió sus labios para acto seguido cubrir su vista nublado con sus manos y apoyar sus codos en la orilla de la mesa.

— Sí —susurró con temblor en la voz después de unos momentos de sollozar como un niño pequeño—. Sí, Sanji.

El mayor le enterneció la imagen que proyectaba su amigo, le dio una punzada en su corazón, odiaba ver al chico así. ¿Por qué él siempre perdía las cosas más preciadas? La vida no estaba conforme con todo lo que le había arrebatado. Primero su madre en aquel accidente automovilístico, luego sus hermanos mayores en aquel incidente en la rueda de la fortuna. Recordaba al chico llorando con sus pesadillas recurrentes, pero claro, no entraría en más detalles para no hacerle sufrir más.

Y todo se agravaba con el reciente abandonó de su padre, Luffy no sabía quién era y el día en que su abuelo quiso entablar una reunión entre los tres, el progenitor del muchacho nunca llego. Garp, sólo atinó a darle unas palmadas en su hombro mientras veía como el monito forzaba una sonrisa grande y despreocupada para él, para que no se inquietara más.

No quería ni iba a recordarlo, era algo muy doloroso del pasado del chico de la marca debajo de su ojo, él estaba al tanto que veía un poco más que un amigo al chico, pero su problema con las faldas y su orgullo de macho le impidió alguna vez decirle lo que sentía por él. Y con esa afirmación por parte del menor, veía aquello más distante. Expiró para darle una nueva calada a su ya casi consumido pitillo y dejo que el humo embriagante recorriera sus pulmones, si no podía ser feliz al lado de él, le ayudaría hasta ir al inframundo por el desgraciado de tatuajes y mente egoísta.

— Y dime, Luffy —habló con pausa y serenidad el chico de cabellos rubios—. ¿Por qué Torao se fue de casa?

El aludido miro con insistencia sus nudillos y negó lentamente, después de tanto tiempo no se atrevía a decirle la verdad a su compañero, no quería que la verdad estuviera expuesta, sabía que no todo era tan real como se lo imaginaban, pero primero quería confirmarlo. Le había hablado al médico y le puso al tanto de la situación, lo lamento y luego le colgó. No se iba a rendir, no aún, el chico le había dicho que no había estado con nadie y sí era Doflamingo el causante de todo, lo molería a golpes hasta matarlo. Claro, no literalmente, pero sí le haría pagar por irrumpir en su vida.

Clases de enfermería, Sector B, Punk Hazard, Grand Line, Julio de 2018

El chico corría presuroso para poder entrar a su última clase de enfermería, no podía costear una universidad ni siquiera pública y tampoco quería estar al riesgo de que él pudiera rastrearlo con facilidad. Entro con brusquedad en el pequeño salón y tomó asiento hasta la parte de atrás, en la fila que estaba a la mitad del salón. El facilitador le miró con reproche y le hizo pasar al frente. Era la última práctica que haría y podría comenzar a trabajar en el modesto hospital del sector en esa pequeña ciudad.

— Señor Law —le llamó con desdén— cómo última práctica va a canalizar a este hombre —señaló al voluntario que le miraba con pasividad y le entregó una sonrisa tranquilizadora.

El chico tomó con calma los instrumentos e hizo el procedimiento con precisión y tranquilidad, asombrando a sus compañeros con la destreza que trabajaban sus manos.

Cafetería Snake; Punk Hazard, Grand Line, Julio de 2018

— ¿Es algo muy grave? —Cuestionó el chico rubio. Observo como el monito asintió y apretó sus labios en una línea. No quería seguir apreciando esa cara en dónde la sonrisa de Luffy no existía, así que dejo de insistir en el asunto y sorbió un poco de su té.

La campanilla de la entrada aviso que un nuevo cliente había entrado, los chicos que hasta hace un momento mantenían una conversación, no estaban interesados en quiénes entrarán en el concurrido local. Ya habían indagado en ambos sectores, y les dijeron que en ese local se reunían todos los locatarios, así que por ello estaban ahí, a lo hora que describieron al chico de nombre Torao, el encargado de la barra negó y mencionó que nadie vivía ahí con esas características.

— ¡Eusstas-ya! —El chico gritó con un ligero tinte de emoción en la voz que pasó desapercibido para todos los presentes, excepto para su antiguo mejor amigo que, por obra del destino, se habían reencontrado ahí—. ¡He aprobado el examen de enfermería! No era lo que quería, pero cada vez me voy acercando a mi sueño.

El pelirrojo sólo atinó a colocar una sonrisa de medio lado, mientras seguía limpiando aquel vaso de cristal, nunca habían sido de muchas palabras y desde siempre tenían muchos piques y roces, pero así era su amistad, ruda y muy envidiable.

Trafalgar se sentó en una banca frente a la barra y Eustass le sirvió un pan francés con unos huevos revueltos, el menor recibió una mirada cargada de odio, mientras estaba separando el trozo de pan para poder disfrutar su desayuno. Sí, Kid amaba molestar a su mejor amigo, del cual había perdido hace mucho tiempo su contacto.

— ¿Eres tú, Torao? —El recién nombrado se tensó y volvió lentamente su vista a la persona que había articulado la pregunta con aquel sobrenombre tabú para él. Sus grises ojos eran unas nubes cargadas, realzando el color gris de su iris. ¿Qué había hecho mal para que todo su teatro se derrumbará unos segundos? 


Continuará... 


¡Ah, mis disculpas por tenerla tanto tiempo abandona! En serio, pero ya saben, sí, eso, el bloqueo del ficker. ¡Aquí está la penúltima actualización! Así es, mis pequeños saltamontes, un capítulo más y terminamos otro fanfic más. ¿Qué piensan de Torao? ¿Creen que sí tenga la enfermedad? ¡Nos estamos leyendo en la última actualización que ya está siendo escrita! 

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