~|Sueño 2|~

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—FRiSk, veNGa, leVANTa. tIenNes QuE Ir, ?o ACaSo no qUiereS lLegar hAsta eLloS, sAlvarlOS¿ ¿aCasO lo Que el eSQuelEto tE diJO no te ImPoRTa?

Empecé a dar vueltas sobre mí mismo, intentando hallar al dueño o la dueña de esa voz tan siniestra, artificial e entrecortada. Todo a mi alrededor era de color negro, y la voz no dejaba de repetir aquellas frases incomprensibles. Apreté con fuerza los párpados y me tapé los oídos con las manos.

—¡Basta! —chillé— ¡No entiendo de qué me hablas!

La voz cesó de repente. Abrí uno de los ojos y me aseguré de que aún no había nadie. Esperé unos segundos, y al darme cuenta de que aquella voz tan espantosa había desaparecido por completo, destapé mis oídos.

Al instante, un grito gutural resonó por todo el lugar. Sentí como si mis tímpanos estallaran, y por muy fuerte que presionara las palmas de mis manos contra mis orejas, el grito era tan potente que se escuchaba exactamente igual.

—¡?cóMo QUe nO enTiENdes!¿ ¡!!¡MENtIRoSO!¡¡!

—¡Por favor, calla! —rogué, al borde del llanto. Mis manos se habían comenzado a humedecer con un líquido espeso y caliente, y me dolían muchísimo los oídos— ¡Haré lo que me pidas si primero me explicas y te callas!

La voz se silenció de nuevo. Jadeando, me miré las manos llenas de sangre. Empecé a llorar y escuché la misma voz riendo, aunque esta vez no dolió.

Frente a mí se materializó una persona. No podría decir si era chico o chica, sólo que iba con un corte de pelo similar al mío y vestía un jersey verde con una franja amarilla. Me observó con sus ojos rojos y sonrió.

—¿lO quE TE piDA¿

Asentí dubitativamente.

—?enTOnces eS vERdAd que NO eNTienDes...?¿

Esta vez, negué.

—¿REcueRdas Lo qUe saNs tE diJO¿ TÚ debEs sALvar aL SUbsuelo... Y Yo tE ayuDarÉ.

Fruncí el ceño.

—¿Pero tú quién eres? —pregunté. Aquel ser me daba algo de confianza. Por mucho miedo que estuviera pasando en aquel momento, sentía con toda mi alma que él o ella era alguien que me podría ayudar en un futuro no muy lejano.

El ser sonrió aún más.

—¿nO lO saBEs AÚn, fRiSk? sOy YO, tU herManita CHARA.

—Yo nunca he tenido una hermana... —afirmé, atónito.

Chara rió siniestramente y se me acercó.

—¿mE deJarás PoSeER tU cuErPO enTOnCES? ¿O No qUIereS saLvar a ToDOs tUs aMigos?

Cogí mucho aire. ¿A qué se refería? ¿De veras ella podría ayudarme a llegar al Subsuelo para sacar a los monstruos de allí, tal y como Sans me dijo? Tenía muchas preguntas sin respuesta, y sabía que Chara podía solucionar mis dudas. Pero no quería arriesgarme a dejar mi cuerpo en sus manos, así que serené mi expresión y dije:

—Te dejaré, pero no ahora. Quiero salvar a los monstruos, pero aún tengo muchas preguntas. Y sé qué entre Sans y tú podréis responderlas, así que... —Un suave brillo empezó a manar de mi cuerpo. Sonreí y suspiré— Esperaré hasta ese entonces. Después te dejaré poseerme, siempre y cuando me ayudes a rescatar a todos y cada uno de los habitantes del Subsuelo.

Pensé que Chara se frustraría antes aquella respuesta, pero su sonrisa sólo se ensanchó más. Ladeó la cabeza y se cruzó de brazos.

—dE aCUerdo —dijo—. tE esPero en Tu PrÓximO suEÑo pARA dArtE resPUEstAs ~

Y entonces, desperté.

Estaba de nuevo en mi cómoda cama, en mi nueva habitación. Los monstruos no estaban allí esa vez, probablemente se encontrarían en el jardín haciéndole compañía a Flowey, como yo les decía que hicieran.

Por la ventana entraba una tenue luz a la que me costó acostumbrarme. Suspiré, aún con el rostro de Chara en mi mente.

¿Así que mi hermana? A lo mejor no era mi hermana biológica, sino hija de mis nuevos padres...

Quería ir a preguntar, pero me daba miedo que pudieran decirme de loco.

Pero necesitaba respuestas, y muchas. Y las primeras las necesitaba de parte de mis padres.

Así que posé mis pies descalzos sobre el frío suelo, salí de la habitación salí corriendo escaleras abajo, llamando a mis padres a voces. 

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