#17

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Attack on Titan + OC-Verse AU

Dairiki caminó con paso seguro hacia el restaurante, el suave murmullo de la ciudad de fondo. Al entrar, el aroma de las especias y la comida recién preparada lo envolvió, haciéndole sentir hambre de inmediato. Carla, la encantadora camarera, lo recibió con una sonrisa radiante que iluminaba la habitación. "Hola, Carla", dijo Dairiki, devolviéndole la sonrisa.

Carla se acercó con gracia, su cabello cayendo en suaves ondas sobre sus hombros. "Dairiki-Kun, ¿quieres lo mismo de siempre?" preguntó Carla con un brillo travieso en sus ojos, mientras sus miradas se encontraban en un juego silencioso.

Dairiki asintió con complicidad, su tono coqueto revelando su complicidad. "Por supuesto", respondió, disfrutando del juego de seducción que se desarrollaba entre ellos.

Carla se inclinó ligeramente hacia él, sus labios curvados en una sonrisa sugerente. "Entonces, espera a que termine mi turno de trabajo", dijo con un toque de picardía, sabiendo que su mera presencia era suficiente para cautivar a Dairiki.

Dairiki rodeó su cintura con un gesto de posesión suave pero firme. "Pero me gusta mucho cuando estás vestida así", murmuró con un brillo travieso en los ojos, disfrutando de la complicidad entre ellos.

Carla rió suavemente, sus ojos centelleando con diversión. "Mentiroso, solo quieres que me vaya ahora del trabajo", dijo con una complicidad juguetona, sabiendo que Dairiki disfrutaba de su compañía tanto como ella disfrutaba de la suya.

Dairiki acarició su mejilla con ternura, sus ojos brillando con afecto. "Heaven ya dejó a un Zetsu Blanco para cubrirte", reveló con una sonrisa, asegurándole que todo estaba bajo control para que pudieran disfrutar de su tiempo juntos.

Carla respondió con un beso suave, sus labios encontrando los de Dairiki en un gesto de complicidad. "Perfecto", susurró, llevando a Dairiki de la mano hacia su casa, donde podrían disfrutar de su mutua compañía en privado.

Llegaron a la casa de Carla, un acogedor refugio que emanaba calidez y comodidad. El suave resplandor de las luces creaba un ambiente íntimo y acogedor, mientras el aroma de las velas perfumadas flotaba en el aire. Carla condujo a Dairiki a la sala de estar, donde una suave música ambiental llenaba el espacio con una melodía relajante.

Dairiki admiró el ambiente con una sonrisa, apreciando la atención al detalle que Carla siempre ponía en cada encuentro. "Siempre creas un ambiente tan encantador", elogió, expresando su gratitud por el esfuerzo que Carla ponía en cada momento que compartían juntos.

Carla le dedicó una mirada cariñosa, sus ojos brillando con afecto. "Quiero que cada momento que pasemos juntos sea especial", confesó con sinceridad, disfrutando de la complicidad que compartían.

Se acercaron el uno al otro, sus miradas entrelazadas en un silencioso entendimiento. Dairiki rodeó con ternura la cintura de Carla, atrayéndola hacia él en un abrazo reconfortante. "Cada momento contigo es especial para mí", admitió con suavidad, dejando que sus emociones fluyeran libremente en su voz.

Carla se recostó contra su pecho, disfrutando de la calidez de su abrazo. "Eres tan dulce, Dairiki-Kun", susurró, dejándose llevar por la tranquilidad del momento.

Se quedaron así, disfrutando de la cercanía el uno del otro, sumergidos en la serenidad del momento. El tic-tac suave del reloj marcaba el ritmo de su complicidad, mientras el mundo exterior se desvanecía, dejándolos a ellos solos en su propio pequeño universo de amor y afecto.

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