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Recuerda el frío de esa tarde, el cielo levemente oscurecido por las nubes de tormenta y el aire helado que tenía a la isla sumergida en un terrible ambiente de brisa fría que llevaba consigo la arena de la playa. A pesar de lo terrible que era el día eso no le quitó responsabilidades y mucho menos podía faltar al trabajo cuando la vigilancia se reforzó debido a que los tigres de otra manada cercana estaban buscando pelea con ellos por una extensión de territorio que claramente no pensaban darles si les pertenecía a ellos desde hace años.

Salió de su hogar convertido en pantera y con una mochila de un solo tirante colgada en su espalda antes de que su turno llegará y el deber de cambiar puestos con NamJoon fuera obligatorio. Comenzó con una lenta caminata entre el bosque, saltando los pequeños ríos que se cruzaban en su camino, evadiendo las marcas de olor que significaban la frontera con los otros híbridos y subiendo a más de un árbol para ver cuánto tendría que correr para llegar a la orilla de la playa donde podría tomarse un descanso y disfrutar del aire húmedo que se pegaba a su pelaje como un suave rocío mañanero. Su aguda mirada le hizo ver que si comenzaba a correr no tardaría más de quince minutos en llegar a su amado destino y lugar de relajación, sus patas tocaron la tierra mojada y las ramas caídas de los árboles crujieron bajo su peso mientras corría tan rápido como podía, su felicidad era evidente al sentir esa gran libertad y la adrenalina que corría por sus venas cada que se daba un pequeño escape antes de trabajar.

Se detuvo cuando el sonido de las olas fue más fuerte, tanto que incluso escucho la forma en que el agua violenta chocaba contra las rocas filosas de la orilla. El viento salado le hizo sentir un escalofrío, pero mientras el aroma de la playa se colaba por su nariz, detecto un segundo aroma que nunca antes había olido en sus visitas a la playa. Era un aroma peculiar, era una extraña combinación entre dulce y amargo, su nariz le guío hasta la zona donde el olor se hacía más intenso mientras más caminaba y se acercaba al objeto portador de ese aroma. Así lo pensaba él, que podría ser un objeto más escupido por el mar y desechado en las arenas blancas de la playa, se preguntó si sería algún pez único en su especie y casi lo confirmo cuando levantó su cabeza y sus ojos dorados vieron una larga cola.

—¿Un tiburón? —Ladeó su cabeza confuso, parecía un inocente cachorro que confundía a su dueño con otro. Pronto su curiosidad se elevó considerablemente al ver que la cola era de un rosa pálido y en algunas escamas había destellos morados y azules que brillaban en sintonía con los pocos rayos que las nubes permitían que se filtraran a la tierra.

Su boca se abrió con sorpresa cuando se acercó y vio que a partir de su cintura hacia arriba era el cuerpo de un humano, tenía algunas algas pegadas en el torso y la tierra también estaba adherida a su piel por la humedad. Con su pata giró el cuerpo de esa extraña criatura, no entendiendo del todo qué era y sobre todo, cómo terminó ahí varado. Retrocedió asustado y con sus defensas elevadas hasta su punto máximo por si era un ser peligroso que pudiera dañarlo, sin embargo, al ver esos ojos no pudo evitar sentirse atraído a observarlos por infinitas horas y aún así no podría aburrirse.

Sus orbes eran de color rosa pálido, había pequeñas líneas doradas que sólo se veían con la luz del sol, eran tan parecidos a las escamas en su cola que se sintió fascinado. Por primera vez en su tiempo ahí se fijó en su cabello y no pudo evitar acercarse para olerlo al pensar que su aroma podría venir de él y la grácil forma que tenía al igual que la bonita combinación entre sus colores morados y platinados. Había mechones de color morado pastel, otros eran un poco más oscuros y si se fijaba bien podía notar las finas hebras de color plateado que sobresalían entre las demás. Bajo su mirada a su torso y vio que había algunas heridas a lo largo de su piel, tenía algunas en los brazos y en sus costillas vio que había un dibujo de varias perlas juntas que desprendían un brillo curioso.

Conecto sus ojos con los de esa criatura y se sintió mal cuando en los colores de sus ojos pudo ver la angustia que le estaba generando al igual que el miedo que estaba sintiendo. Con su pata hizo el ademán de quitar los cabellos que estaban pegados a sus párpados, pero la criatura dió un salto de miedo y busco alejarse de él pero solo se enredó más entre la red que lo tenía prisionero.

Nuevamente ladeó su cabeza y sus ojos le vieron sin comprender del todo su temor, aunque no le culpaba al tener a una pantera frente a él y viéndolo tan curioso que podrían pensar que estaba viendo cuál parte comería primero. Se volvió a acercar cuando el chico soltó un sollozo que casi no tenía sonido, sino que era más aire contenido que se unía al dolor. Vio que la red de hilo grueso estaba lastimando su cuerpo, comenzaba a cortar en algunas partes y otras zonas de su cuerpo tenían raspones que se veían dolorosos.

—Te ayudaré, pero necesito que te quedes quieto, ¿de acuerdo?

Los ojos del chico se abrieron en grande al escuchar una pantera hablando y sacando sus garras para tomar con su boca parte de la red y alzarla hasta que después de varios intentos lograba cortar los hilos entrelazados de la red que lo mantenía cautivo. Observo los intentos de esa criatura por hablar, pero parecía tan cansado que ni siquiera su voz salía para agradecerle.

La pantera lo liberó y lanzó el extremo de la red lejos de su cuerpo y del océano donde quizá podría lastimar a otra criatura, quedando así solo su cuerpo extendido sobre la arena y la brisa que comenzaba a ponerse más fría anunciado el comienzo de una tormenta.

Lo pensó un poco, no podía dejar a ese chico en aquel estado cuando ni siquiera parecía poder moverse, mucho menos tendría la fuerza para defenderse si otro lo atacaba. Así que maldiciendo sus tontas ideas se agachó hasta quedar a su lado y con su cabeza señaló su espalda. La criatura le vio durante unos segundos y negó lentamente, demostrando que seguía un tanto asustado.

—No te voy a comer, no me gusta el pescado —soltó una pequeña risa nasal cuando el entre cejo fruncido de la criatura apareció en su campo de visión. Volvió a señalar su espalda y lo vio levantarse un poco, se apoyo sobre sus codos y casi volvió a caer sobre la arena cuando la pantera puso su cabeza detrás de su espalda y busco ayudarle a tomar más equilibrio y fuerza. Le dolió ver cuando las heridas que había en su cuerpo sangraron, su rostro contraído de dolor y la forma en que sus manos temblaban buscando apoyarse en la pantera y su cuerpo.

Por fin y después de un rato logro que el chico estuviera en su espalda, con sus brazos tomando sin fuerza su pelaje y su cola hacía un lado, hacía todo lo posible por no dejarlo caer, así que camino lento e inseguro hasta el bosque. No sabía si el aroma de ese chico dejaría un rastro que pudiera exhibirlos, pero se arriesgo a llevarlo a la aldea sin el permiso del líder.

—¿Qué eres? —Le pregunto cuando faltaban unos metros para que llegara a la entrada de la aldea. Aunque comenzó a rodearla cuando comprendió que no era una buena idea que el chico fuera visto por otros que pudieran delatarlos.

—Tritón... un tritón.

La pantera sintió que cada pelo suyo se levantaba por la voz suave y cansada que estaba tan cerca de sus oídos y le hicieron sentir mil cosas a la vez, fue tan extraño que una de sus patas se doblo y casi lo deja caer.

—Nunca había visto uno.

Pasaron algunos minutos antes de que el tritón reuniera la fuerza para responder, pero lo hizo y eso le dió un poco de tranquilidad pues pensó por un segundo que estaba muerto.

—Ya no quedan muchos.

No le pregunto más ya que se notaba lo exhausto que estaba, así que le dijo que se agarrara con fuerza ya que debía correr para llegar al patio de su casa y llegaran a la puerta trasera para estar a salvó de los demás habitantes de la aldea.

El tritón abrió un poco sus ojos cuando dejó de sentir el aire frío y en su lugar fue rodeado por la calidez de un hogar, desde que salieron de la playa se sintió protegido gracias al cálido pelaje de la pantera que lo llevaba en su espalda y buscaba ocultarlo de todos los peligros que estaban cerca de ellos.

—Te dejaré aquí mientras voy y me pongo algo de ropa para subirte a la habitación y curarte.

Ni siquiera pudo responderle cuando sintió la comodidad del sofá y vio la silueta de la pantera ir saltando los escalones con agilidad. Sus ojos ya se estaban cerrando, el cansancio y dolor era tanto como para no dejarse llevar, pero mientras sus párpados caían y su cuerpo se permitía bajar su defensa sintió que lo levantaron y subían los escalones con rapidez.

Abrió sus ojos y su corazón comenzó a latir demasiado fuerte al ver que era llevado en brazos por un pálido hombre y veía su cabello húmedo pegándose en su piel. Estiró su mano para tocar sus mejillas y obtuvo a cambio una sonrisa cálida y un apretón suave en su cintura. Se sintió tranquilo cuando los ojos dorados que vio en la pantera estaban ahora en ese chico que se sentía tan cálido al tenerlo cerca de su pecho.

—Creo que tendré que faltar al trabajo hoy.

Al parecer hablaba más para sí mismo que para él, sólo sintió que era depositado en la bañera con agua tibia y el tritón no pudo evitar sonreír satisfecho con el agua que estaba mojando cada poro de su piel y su cola se sumergía en el agua que tan bien lo estaba recibiendo. El híbrido le vio con una sonrisa, era adorable ver la forma en que el tritón se sumergía en el agua y humedecía cada parte de su cuerpo que al parecer estaba deseoso del líquido donde incluso había nacido.

Los ojos de ambos se giraron fuera del baño cuando escucharon que tocaron la puerta varias veces y durante algunos minutos, el híbrido abrió sus ojos en grande al comprender que seguramente era NamJoon o algún otro avisándole que su turno había llegado y debía presentarse ahora o le añadirían horas extra a su turno por la falta.

—Espérame aquí y por favor no salgas para nada, ¿entiendes? —El tritón asintió poniéndose nervioso por la actitud del otro, sumergió su rostro en el agua y sólo se alcanzaba a ver parte de su cola fuera de la tina, pensó que de esa manera si alguien entraba no podrían sospechar nada, aunque era un poco torpe de su parte dejar su cola tan llamativa e inusual fuera.

El híbrido se puso una manta sobre los hombros y se miro en el espejo haciendo una terrible mueca de dolor y cansancio, fingiría estar enfermo y dado que siempre era puntual en su trabajo tenía la oportunidad de que le permitieran faltar sólo por ese día a su turno.

Abrió la puerta viendo que el jefe en guardia estaba frente a su casa, su asombro no pudo ser contenido y el hombre le vio fijamente.

—Ya deberías estar en tu puesto, YoonGi.

El menor fingió toser y apretó la manta sobre su pecho, la humedad de sus cabellos no estaba del todo seca y tenía leves gotas de agua por el cuello, lo que realmente le ayudaba a fingir que estaba enfermo.

—Lo siento mucho, pero ayer por la noche comencé a sentirme mal y hoy por la mañana apenas podía levantarme —su mirada se mantuvo en el piso fingiendo dolor, jadeando y recargando su peso contra el marco de la puerta. El hombre de mayor edad suspiro y le dió una palmada en el hombro, haciendo que sus miradas se unieran por cortos segundos antes de que el hombre sonriera levemente y dijera:

—Puedes faltar por hoy, le pediré a JungKook que tome tu turno.

Se alegro pero no lo demostró mucho ya que entonces su actuación podría venirse abajo,  tan sólo asintió y entro a su casa, corriendo por las escaleras y entrar al baño cerrando la puerta detrás de él.

—¿Todo bien? —Le pregunto YoonGi al tritón cuando lo vio asomar sus bonitos ojos a través del agua. El de cabello rosado asintió y sacó su torso del agua para meter su cola y verle con curiosidad, ya que pocas veces pudo observar a otros seres del bosque sin ser atacado.

YoonGi vio su piel maltratada y de una repisa de madera bajo un pequeño maletín con medicinas y algunas cosas de urgencia. Recibió una mirada de advertencia cuando se acercó con las cosas al tritón, así que suspiro y dejó todo en el piso, mostrándole que no era nada malo cuando se puso un poco de la medicina en su propia piel en su brazo y extender la vendas frente a sus ojos para que viera que eran inofensivas. Finalmente el tritón cedió luego de analizarlas y tocar con temor las vendas que YoonGi dejó cerca de él, pero cada tanto recibía quejas porque su piel estaba siendo cubierta por telas extrañas y además le ponía líquidos o pomadas que no tenían un bueno olor, su sabor tampoco era agradable y lo confirmo cuando su curiosidad le hizo probar una crema que YoonGi esparcía en su brazo y recibió un regaño junto a un vaso de agua y le hizo enjuagar su boca diciéndole que aquello no era comestible o podría hacerse daño.

—¿Entonces por qué cura las heridas pero si lo como puede hacerme daño?

La expresión de YoonGi fue adorable para el tritón que se rió y siguió jugando con el agua donde estaba metido. YoonGi le permitió quedarse durante casi dos horas en el agua hasta que el agua estaba fría y lo saco para poder terminar de curar las heridas en su espalda. La sorpresa del híbrido fue que el tritón desapareció su cola y en su lugar había dos largas piernas blancas y húmedas que se estiraban al igual que el resto de su cuerpo, sintiéndose repentinamente cansado.

—P-ponte algo de ropa —susurro apenado cuando noto que estaba totalmente desnudo frente a él.

—¿Por qué?

-Se le llama tener pudor.

El tritón rodó sus ojos y tomó la toalla que le extendía el otro, se envolvió y siguió a YoonGi hasta la habitación donde lo hizo sentarse en la cama y esperar por algo de ropa. Y a pesar de que el tritón se quejaba y evitaba a toda costa que le pusiera una camisa por fin lo logro y le advirtió que si no se ponía el bóxer él solo tendría que recurrir a la fuerza para que se viera al menos un poco más decente.

—Te odio —masculló el tritón con un puchero de inconformidad al tener la ropa puesta a excepción de los pantalones, ya que se negó rotundamente y amenazó con sus largas uñas a YoonGi, quién acabo rendido y lo dejo hacer lo que quisiera mientras no se quitará la ropa.

—Ven, comerás algo y me explicas cómo fue que terminaste tan mal, ¿de acuerdo?

Asintió y como sus piernas seguían débiles tuvo que subirse a la espalda del otro, lo sentó sobre una silla y él comenzó a preparar algo, olía bien, por lo que no se quejo de la espera.

—Oh, lo siento... Soy JiMin —habló con sus mejillas manchadas de salsa cuando le sonrió, YoonGi le sonrió de vuelta y tomó una servilleta para limpiar los restos de comida y servirle un poco más de jugo.

—¿Cómo terminaste así? Es decir, estabas tan mal que pensé que morirías.

El suspiro frustrado de JiMin lo confundió y espero pacientemente por su respuesta.

—Yo también pensé que moriría cuando los Stuanos me atacaron.

—¿Los qué? —Se reservó su risa para él mismo cuando vio la molestia en el rostro de JiMin.

—Son como pulpos pero tienen de la cintura para arriba las características humanas, así como yo. ¡Pero ellos son muy agresivos! Intentaron cazarme.

YoonGi le dió caricias en el cabello cuando cruzó sus brazos sobre su pecho y vio su entrecejo fruncido por sus recuerdos de haber sido atacado cruelmente y casi emboscado en una trampa que pudo cortar su cola.

—Lo lamento, sigues herido así que deberás quedarte aquí hasta que estés bien.

—¿No estarás en problemas? —Sus ojos se abrieron en grande por el asentimiento del otro e iba a comenzar a negarse a permanecer ahí sino fuera porque fue detenido y le llenaron las mejillas con zanahoria al saber que explotaría en palabras si no se apresuraba en explicarle.

—Si me descubren estaré en problemas, pero si no lo hacen entonces puedo seguir viviendo como siempre.

El tritón lo fulminó con su mirada y termino de comer lo que fue metido en su boca para callarse.

—Mañana iré a trabajar y tú deberás quedarte aquí sin salir ni hacer ruido, ¿entiendes?

—Ajá —le dijo para luego llenar sus cachetes con jugo e ignorar al otro que lo veía con la ternura y curiosidad combinada en su mirada de oro.

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Al día siguiente se levantó temprano de la cama, viendo que JiMin estaba ahí a su lado a pesar de que le prestó la habitación de huéspedes para él. No le molestó ya que fue una experiencia única ver los rayos del sol reflejándose en los cabellos del tritón y la manera en que brillaba su piel. Fue en ese momento que notó las escamas que tenía también en la piel de sus brazos y un poco de su espalda, mucho más delgadas que las de su cola y que incluso parecían ser una parte más de su piel al estar adheridas a ella, su color era un poco más intenso, el rosado ahora iba mezclado con el dorado en la punta de cada escama, parecía una auténtica joya con todos esos brillos que desprendía y la sublime belleza que estaba marcada en cada facción de su rostro consumido por el sueño.

Estaba sonriendo sin ser consciente, pero al bajar su mirada notó que estaba desnudo nuevamente y su sonrisa se esfumó y le dió varios golpes con su almohada hasta que lo despertó asombrado y comenzaron una infantil pelea porque JiMin no tenía ropa y el tritón le gritaba que era un exagerado por un poco de piel expuesta.

—Me voy al trabajo, te deje comida sobre la mesa, no es necesario calentarla, también deje el jugo ya servido y la botella por si quieres más —hablaba poniendo su sistema de protección encima del uniforme de oficial que era obligado a usar. Salió de la habitación por sus botas pero pronto regreso a ponerse el cinturón y tomar su arma—.También deje la tina llena de agua por si quieres usarla y si al llegar te encuentro sin ropa te prohibire bañarte.

Eso fue el colmo para el tritón que estaba tirado sobre la cama viendo el techo.

—¡No puedes hacerme eso, soy un ser acuático!

—¡Cállate y ya levántate! —Le dijo bajando las escaleras para beber un café rápido e irse cerrando la puerta con llave. El turno de la mañana le agradaba más, ya que llegaría por la tarde a su casa y podría cocinar algo para ese tritón caprichoso que ahora vivía con él. Atravesó el extenso bosque, sus troncos largos y fuertes sosteniendo sus ramas espesas de hojas verdes brillantes, los ríos que se oían al bajar la montaña, todos los insectos que encontraba en su camino y el montón de mariposas que volaron cuando paso por un jardín de flores y todas se elevaron tapando su camino por un momento.

Esa era su rutina diaria y le agradaba, ya que era fresca y nunca podría aburrirse de la naturaleza infinita que los rodeaba a donde quiera que su mirada fuera. Al llegar al centro de guardia registró su entrada y salió con el rifle entre sus manos para comenzar a vigilar la zona. Su trabajo consistía en mantener a salvó a los científicos que había en el laboratorio y mantener a salvó sus descubrimientos de los tigres y otros híbridos con los que constantemente tenían peleas.

Era molesto cuando ellos ni siquiera se metían con otros pero de todas formas eran atacados. Debían rodear la zona y quedarse en esa posición durante una hora completa hasta que los ocho puntos se completaban y el turno concluía para que llegaran los otros que tomarían sus lugares.

Se preguntó qué estaba haciendo ese chico ahora mismo y rogó porque no fuera a destruir su hogar con su enorme curiosidad por tocar todo y saber para qué servía cada cosa.

Y claramente eso estaba haciendo JiMin. Tocando cada decoración para verla de cerca, abriendo y cerrando libros al azar ya que no sabía leer y sólo buscaba algunos con dibujos, pero YoonGi era tan aburrido que no había ninguno de su gusto. Se paseaba por la casa en ropa interior, la camisa le molestó y la arrojó por ahí sabiendo que YoonGi no se enteraría que estuvo medio desnudo por su hogar, lo único que llevaba puesto eran los boxer que le obligaron a usar y unos calcetines de felpa que YoonGi le puso antes de irse porque el piso estaba frío y podría enfermarse si su cuerpo lo tocaba por mucho tiempo.

No encontró nada interesante así que fue a la cocina y abrió el molde que tenía ensalada y sardinas dentro, también había pulpo pero al recordar a los Stuanos lo hizo a un lado con asco y comió solo lo demás, el jugo de manzana era su preferido ya que era dulce y rico, también miro los dos pastelitos encima de un plato, al frente tenían un pequeño papel, uno con su nombre y el otro tenía el de YoonGi, pero como no sabía leer se comió los dos y volvió a su investigación por el hogar.

Durmió un rato, se aburrió y entro a la bañera, salió después de unas horas y casi enojado se vistió con la camisa y ropa interior limpia que estaba sobre la cama casi como una advertencia silenciosa del mayor, peino su cabello con sus dedos y regreso abajo donde se sorprendió al ver a YoonGi en la cocina y buscando su pastelito. Cuando le dijo que se lo comió una nueva pelea infantil comenzó hasta que JiMin le dijo que entonces le enseñará como prepararlo y le haría una bandeja entera, claramente YoonGi no hizo eso sí quería mantener su casa intacta y sin incendios.

Ya por la noche JiMin le rogaba por ir a la playa, se colgó de su cuello y fue arrastrado de esa forma por un rato ya que el híbrido se negaba a llevarlo, luego se subió en su espalda y repetía una y otra vez «llévame, llévame, llévame».

Supo que ganó cuando ahora corría a la playa y lanzaba la camisa a la arena junto a los malditos boxer que tanto odiaba, saltó al agua y YoonGi se transformó en pantera para comenzar a vigilar por los alrededores mientras el otro disfrutaba de estar metido en el agua helada.

—¿No vienes? —Preguntó inocentemente el tritón y YoonGi lo vio con su cara de «¿Estás loco?».

—A diferencia de ti, seguramente a mí me daría una hipotermia y moriría.

El tritón bufó y se rió de él diciendo—: Qué frágil eres —poco después se metió al agua otra vez cuando YoonGi salto las rocas para llegar hacia él y muy seguramente comenzar a pelear sin sentido otra vez.

YoonGi lo obligó a salir cuando estaba por ser media noche, se vistieron otra vez y llegaron al hogar de mayor a escondidas de los otros, YoonGi lo obligó a bañarse y quitarse el olor a sal que tenía encima, así que fueron a dormir cuando eran casi las dos de la mañana.

El tritón pronto se durmió y lo dejó a él sumergido en sus tontos pensamientos, ya que a pesar de ser el segundo día con ese chico a su lado, juraba sentir un bonito cosquilleo al verlo. Le gustaba cuando estaba sumergido en el agua y su felicidad era tanta que parecía brillar de manera infinita.

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Había pasado una semana completa, llena de tontas peleas, de risas y largas noches de conversación al contarse cómo eran sus vidas y lo diferente que era vivir en ambientes distintos a pesar de estar en el mismo mundo, en la misma isla.

Se convirtió en una costumbre que JiMin lo obligará a llevarlo a la playa antes del anochecer, a veces cuando el mayor no estaba tan cansado lo sacaba a dar paseos por el bosque, riendo cada que JiMin quería subirse a su espalda excusando sus razones con que su pelaje era muy suave, pero sabía que el tritón se cansada fácilmente y buscaba ser cargado. Le mostró los verdes bosques, lo llevo a lugares especiales como ese lago que de noche emitía un brillo azul y morado desde su interior haciendo que los peces fueran más claros, YoonGi recuerda haberse sorprendido cuando JiMin metió su mano al agua y un montón de peces se acercaron a su mano y comenzaron a nadar alrededor de ella, aunque pronto todo fue quejas y llanto cuando YoonGi atrapó un pez con la intención de comerlo y JiMin comenzó a golpearlo para que lo dejara ir.

Esa larga pero a su vez corta semana le hizo tener un gran apego al tritón que todas las noches se escabullía a su habitación para dormir con él porque no le gustaba estar solo, despertaba teniendo al chico encima y su aroma dulce bailando por toda la habitación, las manos pequeñas y suaves que no querían dejarlo ir a trabajar y se colgaba de su cuello para evitarlo, aunque siempre era convencido con un beso en la mejilla y la promesa de regresar para estar a su lado y llevarlo a un lugar especial cuando el sol comenzará a caer y nadie pudiera verlos.

Pero las heridas de JiMin ya habían sanado y la hora de irse también llegó.

Lo hablaron durante noches enteras, ninguno quería separarse, pero el lugar de JiMin era en el océano y YoonGi debía cuidar a su aldea. Esa noche hubo una pequeña pelea que no fue infantil y tonta como otras veces, sino que hubo lágrimas y quejas.

«—Entonces vete si nuestra relación no significó nada.

¡No es eso YoonGi, yo también tengo una vida en el mar, tengo amigos!

—¿Y qué soy yo? ¿Ni siquiera tengo derecho a llamarme tu amigo?

¿Cómo puedes decir eso?! ¡Me gustas, imbécil, pero no puedo quedarme aquí toda mi vida cuando tú ni siquiera tienes el valor de salir a caminar conmigo durante el día y me ocultas aquí!»

Y ese día YoonGi llevo a JiMin a la playa.

Lo vio nadar por última vez antes de irse sin siquiera darle un último beso en la mejilla al bonito tritón que siempre lo tenía abrazado o besando sus mejillas, intentando cocinar para él o esperándole con un libro en sus manos para sentarse en sus piernas y que el mayor leyera para él mientras él ponía su rostro en su pecho y endulzaba sus oídos con la ronca voz del mayor y la tranquilidad de sus latidos.

YoonGi se fue de la playa antes de que JiMin saliera para besarlo una última vez.

Para el mayor era difícil despedirse de la persona que había robado su corazón y saco a relucir todos esos bonitos sentimientos que provoca el amor. No pudo decirle adiós a la única persona que había amado, no quería sentir su piel por última vez, él deseaba que JiMin se quedará a su lado, que vivieran juntos una historia de amor tan única como esas que solía leerle durante las tardes.

Pero nada de eso ocurrió, tan sólo se fue y JiMin lloró sobre una roca, sus lágrimas convirtiéndose en blancas perlas que brillaron bajo la luz de luna, sollozo en medio del mar al no ver más a su mayor, a ese bonito chico que abrió sus brazos y corazón solo para él, quiso salir del agua para correr a la casa del mayor y fundirse entre sus brazos cálidos hasta que terminara dormido y saber que al despertar un dulce desayuno estaría en la mesa, que se quejaría cuando YoonGi le llamara «sardina» y él le dijera que olía como perro mojado después de bañarse.

No pudo cumplir su deseo de salir para encontrar a YoonGi cuando vio una manada de tigres pasando por la playa, luego escucho una gran pelea, rugidos e incluso armas hasta que el sol salió y con él los tigres del bosque, huyendo cuando las panteras trajeron aliados como los pumas y los linces haciendo que el número de enemigos fuera reducido teniendo que admitir la derrota.

JiMin espero a YoonGi durante horas para saber si estaba bien, pero nunca llegó.

JiMin regreso cada día para ver si YoonGi lo esperaba en el lugar de siempre cuando lo llevaba a nadar, pero la playa estaba sola.

JiMin fue cada semana con una leve esperanza en su corazón de verlo una vez más, pero YoonGi nunca estaba ahí.

Y pronto se rindió, se fue lejos de la isla porque dolía nadar por esas aguas donde YoonGi paso tanto tiempo con él. Así que solo se fue y nadó por tanto tiempo que a veces lograba olvidarse un poco de YoonGi, aunque la noche llegará y le hiciera extrañar el calor de sus brazos y la sensación de un beso de buenas noches.

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Un años después...

YoonGi había obtenido un ascenso y ahora era un arquero en las torres de vigilancia, trabajaba sólo medio día y regresaba más temprano a casa. Aunque ya no había tanta calidez como cuando JiMin estaba ahí.

Cada mañana despertaba viendo al lugar donde JiMin solía dormir, esperanzado a ver sus ojos rosáceos y el brillo de sus escamas relucientes. Desayunaba en soledad y sin las risas de su lindo tritón contándole alguna anécdota de sus aventuras en el mar, a veces también le contaba sus historias sobre la aldea o la vez que se quemó la cola al pasar cerca de una fogata y su pelaje olía terriblemente mal por la quemadura que milagrosamente no alcanzo su piel.

Paso un mes completo dónde no pudo ir a la playa para saber si JiMin estaba ahí, con sus ojos brillantes y más bonitos que el agua azul donde estaba, más lindo que las conchas que encontraba en la arena y que siempre iba a mostrarle saliendo del agua hasta llegar a él y mostrarle lo bonitas que eran, incluso una vez JiMin le hizo un collar con pequeñas conchas de colores y una peculiar concha que parecía tener la forma de un corazón, la cual coloco justo en el medio y alrededor las otras que tenían brillitos dorados o de color pastel dependiendo el color de la concha.

Hasta ese día no se atrevía a quitarse su collar a pesar de que un año completo sin él ya había pasado, el cambio de estaciones paso sin consideración frente a sus ojos, cada día y cada noche esperando la voz de JiMin al entrar a casa, cada desayuno y cada cena con la esperanza de que JiMin estuviera ahí en la cocina intentando decorar los pastelitos que aprendió a hacer con ayuda de YoonGi. Cada mañana y cada anochecer esperando ver los ojos de JiMin puestos en él y sus manos entrelazadas bajo la sábana, fundidos en el calor de sus cuerpos, con besos en las mejillas y luego dormir abrazados durante toda la noche.

Ese día se sentía demasiado cansado, pero aún así fue a la playa y se sentó en el mismo lugar de siempre, viendo al horizonte con su mirada dorada perdida en el infinito océano donde JiMin seguramente estaba teniendo mil aventuras y las cuales ya no podía oír mientras admiraba la sonrisa brillante en sus labios.

Una fría lágrima cayó en sus ropas al sentirse tan solo y triste sin la compañía de su bonito tritón caprichoso.

Se escondió entre sus piernas cuando el dolor fue mucho y sólo optó por sacarlo con sus lágrimas, tan herido por no tener a su «sardina» junto a él. Deseando tanto poder abrazarlo, poder tomar sus manos y por sobre todo, poder darle ese primer beso que había guardado solamente par él, para su chico especial de bonitos colores.

Limpió sus lágrimas aún con sus ojos cerrados, sus ropas estaban un poco húmedas, pero no le importaba. Ya nada importaba.

Su mirada se elevó una vez más antes de irse, el agua de un azul oscuro seguía danzando frente a él, la luna se reflejaba de la manera más bella en el agua y hacía brillar las rocas blancas y húmedas que sobresalían del agua. Comenzó a levantarse y se dió la vuelta para regresar, pero hubo algo o más bien esa dulce voz que estremeció cada parte de él y lo hizo girarse con lágrimas en los ojos y comenzó a correr al agua mojando toda su ropa y cuerpo con el agua helada.

—Te extrañé tanto —dijo JiMin subiendo a su cuerpo y apretando al mayor con fuerza y anhelo.

—Por favor... No me dejes, no otra vez, por favor.

Sus llantos fueron callados por el agua, la luna les ilumino con delicadeza cuando por fin sus labios se unieron bajo la luz natural del cielo y la frialdad del océano, sin embargo sus almas estaban cálidas ahora, sus cuerpos estaban tibios y eso era suficiente para mantenerlos felices y con sus labios unidos.

El híbrido prometió nunca más ocultarlo, conseguiría el permiso de su líder para que viviera junto a él. JiMin juro nunca volver a irse, se quedaría a su lado.

Regreso a su hogar con el tritón entre sus brazos, donde su amor se consumo con caricias y besos, con el cariño expresado en sus movimientos, con los besos, jadeos y gemidos que salían de sus bocas hasta culminar en el mayor de los placeres mientras JiMin lo abrazaba y YoonGi besaba cada parte de su cuello.

—Sabes que te amo —dijo YoonGi contento.

—Lo sé. Yo también te amo.

Sus ojos rosáceos se cerraron para besar nuevamente a la persona que amaba, sus manos tocaron su piel y durante toda la noche se juraron amor, agradeciendo que YoonGi lo encontró aquel día en la playa y lo protegió, valorando cada vez que YoonGi le mostró la naturaleza de tierra firme y le mostró muchas cosas más que seguían impresas en su memoria como si acabarán de suceder.

YoonGi lo beso toda la noche, lo acarició y le sonrió enamorado.

Ahora tenía a su tritón a su lado.

JiMin ahora tenía a su chico bonito.

Ahora estaban juntos.

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Este one shot fue creado para el concurso Monster High Awards.

Muchas gracias por la oportunidad, corazón.

Categoría: Clawdeen Wolf.

Género: Romance y fantasía junto a un poco de angst.

Shipp o protagonista: Shipp YoonMin.

Extension total: 5,995 palabras.

Etiqueta: kooromi_

Los amo bebés. 💜

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