Nueve

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-N. O.-

Luzu y Vegetta llegaron a casa, y aunque Luzu no iba a admitirlo estaba emocionado por pasar una noche junto a Auron. Sentía como si fuese a tener una noche en familia...

Luzu.- Veg, ¿Te gustaría ver una película?

Vegetta mira al instante con emoción al castaño, para después asentir feliz.

Luzu.- De acuerdo, elige una del mueble de ahí
Vegetta.- ¿La que sea?
Luzu.- Sí, la que tú quieras

Vegetta, aún sonriendo, se dirigió con emoción a donde estaban las películas, y comenzó a buscar alguna que llamara su atención. Luzu, por su parte, se dirigió a la cocina para preparar algo para comer en lo que miraban la película.

No pasó mucho cuando el timbre se escuchó, llamando la atención del híbrido, quien se dirigió al instante a abrir la puerta.

Auron.- Oh, Veg, asegúrate de no abrir siempre la puerta sin saber quién es ¿Vale? Podría ser alguien malo
Vegetta.- Sabía que eras tú, por eso abrí.- Responde, mirando a Auron con una sonrisa.
Auron.- Oh ¿En serio?.- Dice mientras entra al lugar, cerrando la puerta.
Vegetta.- Hm, te reconocí por tu olor
Auron.- ¿Mi olor?.- Cuestiona, curioso.
Vegetta.- Sí, soy híbrido de lobo, puedo reconocer el olor de todos
Auron.- Oh, entiendo... Bueno, entonces está bien, pero igual sé más cuidadoso ¿De acuerdo?.- Dice, acariciando la cabeza del híbrido, quien no puede evitar mover la cola de un lado a otro por lo agradable que era aquello.- ¿Quieres cargar a Frederick, Veg?

El pelinegro asiente con entusiasmo, mientras sus brillantes ojos se dirigen al instante a la mascota del psicólogo. Auron le entrega al animal y Vegetta lo toma con sumo cuidado, sin dejar de sonreír. Seguido de, corre en dirección a donde Luzu.

Vegetta.- ¡Luzu, mira, Auron me dejó cargar a Frederick!

Luzu le mira con ternura, sonriendo.

Luzu.- Oh, que bien, Veg, cuídalo bien ¿De acuerdo?

Vegetta asiente, para después ir hacia la sala, sentándose en el suelo junto a Frederick, y yendo después Manolo igual.

Auron.- Parece que se llevan bien
Luzu.- ¿Quién no se llevaría bien con ese chico?
Auron.- Buen punto... Y... ¿Qué haremos?
Luzu.- Veg eligió una película para ver
Auron.- ¿Quieres que te ayude con eso?
Luzu.- Oh, sí, por favor

Auron y Luzu continúan con la comida, y de vez en cuando le daban un vistazo a Vegetta, quién seguía entretenido con Frederick y Manolo.

Durante la tarde estuvieron viendo películas, Vegetta estaba bastante entretenido y Luzu y Auron no podían negar que el chico parecía bastante emocionado por algo que para ellos tampoco era la gran cosa. No estaban seguros de qué tanto se había perdido el chico en su pueblo de origen.

Vegetta.- Tengo sueño...- Dice, dirigiendo la mirada a Luzu.
Luzu.- Vayamos a dormir entonces
Vegetta.- Yo... Quiero dormir solo esta vez
Luzu.- ¿Estás seguro...?

Vegetta asiente, y ante un poco de insistencia de su parte, Luzu termina cediendo, dejando al chico ir a dormir por su cuenta.

"Seré infantil, pero no un mal tercio".- pensó el híbrido, sonriendo mientras miraba atrás, en donde estaba la pareja.

Entró a la habitación que Luzu le había dejado el primer día y se fue directo a la cama después de cambiarse.
Al estar acostado, el chico cerró sus ojos y como temía, imágenes de la guerra en su pueblo comenzaron a aparecer.

Oasis eran un pueblo bastante agradable para vivir, pacífico y lleno de vida.

O eso es lo que le habían contado a Vegetta sus amigos.

Desde que tiene memoria, Oasis había sido víctima de múltiples ataques, y a día de hoy seguía en guerra. No recordaba cuándo había sido la última vez que salió a jugar o pasear por el pueblo, todos los recuerdos que tenía eran dentro de aquella pequeña cabaña en el bosque en la que se ocultaban.

A pesar de eso, sus amigos siempre se encargaban de hacerlo reír, y no faltaba día en el que hubiese algo para comer, por más mínimo que fuera.

Puede que en aquel entonces Vegetta fuese muy joven, pero era obvio lo que estaba pasando y él era más que consciente de que no estaban en una buena situación. Admiraba mucho a sus amigos por luchar por Oasis, porque comprendía el sacrificio que estaban haciendo.

Siempre trataba de sonreír cuando estaba con ellos para no preocuparlos, porque sabía que estaban haciendo todo lo posible por darle una buena vida y aunque en ocasiones se había ofrecido a acompañarlos y ayudarlos, estos siempre se negaban, diciendo que no querían que pasara por lo que ellos, y que no era tan simple como parecía.

Vegetta lo entendió y cedió a la petición de sus amigos de quedarse en casa, y sólo por ellos decidió tomar el papel de hermano menor. Sería el chico feliz que sus amigos querían que fuera, y haría lo posible por darles a los chicos un momento de felicidad y tranquilidad después de la dura lucha que tenían fuera de aquellas cuatro paredes.

En realidad el híbrido era más maduro de lo que parecía, pero no importaba cuan desesperado estuviera por ayudarlos en la lucha, se prometió a sí mismo ser quien esperara a todos en casa, y ser ese pequeño rayo de luz entre la oscuridad.

Vegetta se había adaptado a su papel, y ahora en Karmaland finalmente estaba viviendo todas aquellas aventuras que no pudo en Oasis. Su personalidad infantil ahora era una verdadera, pues estaba dejando a su niño interior disfrutar todo aquello que no pudo antes. Aún así, estaba consciente de todo, sabía que sus amigos seguían luchando y aunque estaba preocupado, no dejaría de ser ese híbrido de lobo adorable y divertido que todos habían conocido.

Aprovecharía ahora que tenía más libertad para poder aprender todo lo que pudiese, se aseguraría de ser más inteligente, más fuerte y confiable para que sus amigos siguieran apoyándose en él, pero esta vez quería ser él quien los protegiera. Quería que cuando se reencontraran se sintieran orgullosos y de verdad anhelaba por ese reencuentro.

Pero antes de eso, tenía que superar sus miedos. Tenía que volverse más fuerte.

Los recuerdos de aquella guerra aún lo seguían atormentando y si no podía dormir por ello, era imposible que consiguiera mejorar en algo, por lo que tenía que ser fuerte y tratar de superar primero sus traumas, o al menos acostumbrarse a vivir con ellos.

Sabía que Karmaland lo ayudaría a sentirse mejor, pero necesitaría tiempo, además que teniendo a alguien tan amable como Luzu a su lado sería mucho más sencillo.

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