Como en todo lugar donde habitan humanos, los rumores se esparcen rápidamente, y esta vez no fue distinto, a los oídos de un cazador llego la noticia que en el gran bosque había una criatura enorme con ojos color purpura y esa criatura era nada menos que un lobo que había llegado a desterrar a la gran bruja.

Diego el cazador entusiasmado decidió adentrarse en el oscuro e inmenso bosque, el jamás había creído en los rumores de la bruja, era escéptico, y hasta que no la viera con sus propios ojos, nunca creería en la magia, pero un lobo enorme era distinto, deseaba a ese animal petrificado en la sala de su casa para mostrarlo como un trofeo más de que él era el más grande cazador de ese lugar. Por la mañana siguiente solo con su gran escopeta y unas cuantas municiones fue a ese bosque infernal donde según los habitantes del lugar el que entraba jamás salía.

Lo que vio nunca llego a un lago lo dejo congelado, era un hombre con una mujer dentro del agua, no lo quería creer, pero que otra mujer podría estar en el bosque, solo podía ser ella, la bruja, y ese hombre, de seguro era uno de los muchos habitantes que desaparecieron sin dejar rastro y como no, si con la bruja podían hacer aquello que veía sin parpadear. Sus ojos brillaron de deseo, había entrado por un animal y había encontrado al terror de todos, el destino lo apremiaba, ahora deseaba a la bruja solo para él; Sería su gran premio.

La bruja y el lobo después de su sesión interminable de sexo salieron del agua, como siempre la bruja delante de él, él lobo enamorado aun con la mente en las nubes y la bruja ideando planes con el lobo de por medio; ahora que todo había salido como ella quería. Caminaban hasta su guarida sin percatarse de los pasos que los seguían muy de cerca, el cazador sonreía con malicia y con el rifle en sus manos listo para dispararlo cuando fuera necesario, ese hombre no sería capaz de proteger a la bruja, un solo humano no podría contra él.

Su confianza y su ignorancia quizás le hagan una mala jugada cuando descubra la verdadera identidad del hombre.

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A la mañana siguiente la bruja como siempre salió de la guarida para ir a ver sus flores, el lobo se quedó protegiendo la guarida obedeciendo las ordenes de su bruja, el cazador siguiendo a la bruja con cautela sabía que era el momento perfecto para atacarla ahora que estaba sola, camino tras de ella mientras ambos se alejaban de aquel hombre.

La bruja ahora sin nada en la cabeza era más que obvio que sentiría la cercanía del hombre que la espiaba a unos cuantos pasos, pero sin problemas continuo caminando, se desvió del camino hacia sus flores, nadie nunca debería encontrarse con su gran secreto así que camino hasta un pequeño barranco y cuando llego ahí se sentó en la hierba con la vista a la nada. El cazador poco a poco se acercó hasta salir de su escondite y quedar tras la bruja, ella solo con un leve movimiento de su rostro lo observo por encima del hombro, el cazador creyó que se asustaría al darse cuenta de su presencia, pero al ver su sonrisa el que se llenó de escalofríos fue el mismo.

¿Cómo era posible que una mujer pudiera darte la sensación de estar frente al mismo diablo?, pensó el cazador.

—Que iluso humano, ¿de verdad crees que un arma mortal podrás acabar conmigo?

—Te matare y serás mi nuevo trofeo que adorne mi casa.

El cazador se acercaba con miedo a la bruja, el rifle en sus manos temblorosas listo para hacer lo suyo, la bruja sin moverse se rió en silencio, que patético humano, pero debía darle crédito, hace mucho que un humano no se atrevía a enfrentarla y aunque eso le daba gracia, no podía dejar de aplaudir su valentía, o quizás su estupidez.

El cazador se enfurecía cada vez más olvidando su miedo, la risa de burla de la bruja lo carcomía por dentro, no lo pensó más, cerró un ojo y apuntando a la bruja apretó el gatillo, un sonoro estruendo alerto al lobo, salió corriendo de la guarida para ir a proteger a su amada, su cuerpo humano no lo ayudaba y aun corriendo se deshizo de ese cuerpo para volver a ser lobo, el pelaje lo cubría, su olfato lo ayudo a encontrar ese aroma que añoraba. El cazador juraba que había matado por fin a la criatura a los que todos temían, pero cuando alejo su arma para ver a la mujer en el suelo solo vio la pólvora del disparo, la bruja en el aire se burló con fuerza de él, levanto su mano ya se había cansado de ver al patético humano, esa noche se bañaría en su sangre.

Con miedo el cazador levanto de nuevo el rifle para dar otro disparo, pero algo lo empujo sin piedad perdiendo el arma de las manos, se levantó lo más rápido que pudo para ver que había sucedió, ahora la bruja se encontraba de pie en la orilla del acantilado y frente a ella un enorme lobo de ojos purpura le gruñía.

—No es posible. —el cazador busco de nuevo su arma para atacar al lobo, había encontrado a sus dos presas, pero ahora se preguntaba quién era realmente el cazado.

La bruja sin dejar de sonreír miraba al pobre cazador, el lobo lo veía con ira por querer hacerle daño a su amada y el cazador por fin había encontrado su arma, sin pensarlo se lanzó para tomarla, solo necesitaba dos tiros certeros y seria famoso entre todos. El lobo a ver sus intenciones, se lanzó hacia él, en ese momento el arma se disparó.

En todo el bosque se escuchaban los gritos del cazador siendo devorado por el lobo que protegía a la bruja, poco a poco se tragaba su carne mientras trataba de mantenerse en pie por la bala que había perforado parte de su pecho, pero aun así no podía dejar con vida a quien estuvo a punto de darle muerte a su amada, él no podía morir hasta que ese humano estuviera en los huesos. La bruja acercándose a esa escena se inclinó para acariciar a su lobo justo cuando estaba por tragar los últimos restos de aquel humano.

—mi querido lobo, dejaste que un humano te atacara

El lobo sin fuerzas se dejó caer a las piernas de la bruja y justo en ese momento comenzó a aullar por el dolor que el disparo le provocaba, la bruja sin decir más esperó ahí hasta que la vida del lobo fue consumida.

Se fue de ahí dejando al lobo lleno de sangre junto a los restos del cazador y el arma que le había dado fin...

continuara...