el encuentro

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Hace mucho, mucho tiempo, en un misterioso lugar difícil de determinar se encontraba un oscuro y profundo bosque; grande como los dominios del sol e impenetrable como las profundidades del océano.

Justo en el corazón de ese bosque habitaba una criatura mágica, su piel de porcelana y sus largos cabellos de color azul la enaltecían como el ser más hermoso del lugar.

Día y noche ella recorría sus dominios con total libertad por el lugar que llamaba hogar, ningún animal o criatura que vivía a los alrededores se atrevía a molestarla ya que se decía que su poder era tan grande como su belleza misma, esa belleza la cual solo se puede admirar y jamás tocar.

En una pequeña parte del mismo bosque se encontraba un cachorro lobo que recién había llegado a los dominios de la bruja, el pequeño lobo asustado se defendía gruñendo a todo animal que quisiera acercarse a él, después de un tiempo el lobo se volvió solitario y aunque ya no era un cachorro su inocencia sobresalía en lugar de su naturaleza salvaje.

Así como los días y las semanas se van sin dar tregua, también los meses y años volaron para el lobo solitario, la bruja como siempre ya se había percatado de la nueva criatura que rondaba en sus dominios. Su sonrisa se engrandecía cuando lo veía pelear por su comida aunque su salvajismo fuera solo actuado para ahuyentar a los animales y mantenerse a salvo en el bosque. Ella reía en silencio cuando el lobo en soledad podía descansar y ser el gentil animal que era. Siempre la bruja acechaba a su presa, sabía que en algún momento ese animal le podría servir, lo veía en sus ojos, ese violeta intenso que deseaba ser el color del terror en el bosque. Y eso era cierto, el lobo estaba cansado de solo fingir, sabía que en algún momento cuando un animal al fin osara en desafiarlo él no podría defenderse y moriría. Sin saberlo el lobo había caído ya en las garras de esa criatura enigmática y poderosa.

Después de unos pocos años, el lobo ya en su adultez estaba a punto de atrapar a su presa como todo un cazador, pero en ese momento un enorme oso se le puso enfrente, sus grandes colmillos escurrían saliva y sus ojos oscuros demostraban que no le temía a nada más que a quedarse sin comer, ambos querían al pequeño siervo que se encontraba estancado bajo un tronco viejo. La presa no sería lo suficientemente grande para ambos y aunque así fuera, sabía bien que ese oso no compartiría. Una vez más el miedo invadía el cuerpo del lobo, comenzaba a preguntarse cuál sería la mejor opción, ¿pelearía por su presa o se lo dejaría al oso? El lobo con resignación y rabia cerró los ojos y sin pensarlo un deseo cruzo su mente.

La bruja que escondida tras los arboles observaba todo sabía que había llegado el momento para atrapar a su presa, llevar al oso frente al lobo fue una jugada perfecta. La bruja de cabellos azules se presentó frente al lobo con una linda sonrisa y sus ojos cafés brillando como estrellas, no era de dudar que el lobo quedaría fascinado con tan bella imagen.

—Mi querido lobo, vengo ante ti para cumplir tu deseo

— ¿quién eres tú? —cuestionó el lobo en su pensamiento aun prendado de la belleza de la bruja.

—me llamo Montserrat, pero me conocen como la bruja del bosque y como dije antes, estoy aquí para cumplir tu deseo. —dijo la bruja con una sonrisa y su tono más angelical que podía fingir. —de ahora en adelante serás el animal más temido del bosque y el que ose enfrentarte vera la muerte gracias a tus garras.

— ¿cómo has dicho? Yo... yo jamás podría hacer algo así, no tengo la fuerza. —respondió el lobo con pesar y tristeza.

—mi pequeño y dulce lobo, yo te hare fuerte, te daré la fuerza necesaria para acabar con tu oponente. — sentencio la bruja al acercarse al pobre animal que creía en sus palabras. —aunque, claro, todo en este mundo tiene un precio, y tu deseo también, en el momento que aceptes el deseo me pertenecerás y harás cualquier cosa que yo te mande.

Sin pensarlo el lobo aceptó, que más podría pedir, tendría fuerza y poder, y si fuera poco la criatura que le concedía todo eso estaría siempre a su lado. La bruja concedió el deseo del lobo y para probarlo el lobo asesino al oso para tener al fin su cena.

Cuando el lobo estuvo saciado la bruja con un chasquido de sus dedos elimino el rastro del lobo para darle forma a un hombre, lo único que se reconocía en ese ser eran los ojos purpura del lobo que había caído en las garras de la bruja.

El lobo ahora convertido en humano veía su nuevo cuerpo bañado en la sangre de sus presas, sonrió aún sin poder creerlo, estaba feliz, jamás se había sentido tan poderoso, la bruja caminando delante del lobo sonreía ya que su plan había resultado. Ahora tenía a una poderosa criatura a su merced hasta que se cansara de ella y la eliminara como a las otras bajo su poder.

Continuara...



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