❝Ojalá lo que estés buscando valga más de lo que estás perdiendo❞

Ella se separó enseguida y negó. —No puedes pedirme algo así. No puedo, y-yo creía...

—¿Qué esta vida me gustaba? —él rio. —Lo siento, pero no puedo pasar el resto de mi vida cuidando animales y limpiando pocilgas de viejas —bufó.

—Pero yo creía que intentarías mejorar tu presente —ella sintió las lágrimas picar en sus ojos y se levantó al ver como Loki también lo hacía.

Ella se sentía devastada. Como si su corazón se hubiera hecho añicos y sucedió.

—¿Vas a ayudarme o no? —él habló exasperado.

—¡No! ¿Qué pasa con lo que hicimos recién? —ella preguntó con ilusión aún.

—Así que no me vas a ayudar —él insistió nuevamente y ella negó convencida.

No podría ayudarle a escapar. La gente lo sabría y ella sería condenada o peor aún exiliada de ahí. Eso sin contar lo penoso y vergonzoso que sería para su familia.

—¿Vas a responderme o no? —ella habló dolida al entender que le había mentido.

Seguía con la ilusión de que esto fuera sólo una mala broma de su parte.

Pero al escuchar sus palabras ella supo que no era así.

—¿Ese beso? —rio. —Ay, niña tonta. Sólo necesitaba alguien que me ayudara venir hasta aquí. Esa eres tú, el beso fue un gesto bonito que creía te convencería de ayudarme, pero ya veo que no—niega y camina por el lugar.

Atenea ya deja salir sus lágrimas y se acerca a él.

—Dime que no harás esto, por favor —susurra tomando su rostro.

Loki se aparta y sujeta sus muñecas de forma brusca.

—Ya te he dado las opciones, tómalo o déjalo —dijo con brusquedad.

No sabía dónde había quedado el tonos suave y meloso con el que le había hablado antes.

Seguía entendiendo de a poco que él sólo jugo con ella.

Sólo quería que le ayudara a huir.

Ella se soltó de su agarre. —Lo dejó, no pienso ayudarte. Creía que eras diferente. Pero no, eres tal y como todos lo dicen. Sólo me has utilizado, has jugado conmigo. Espero eso que quieras valga más de lo que estás perdiendo aquí. Si Odín se enterase ahora si acabarías muerto —le miro dolida y limpiándose las lágrimas.

Su corazón de cristal había caído al suelo.

Miles y miles de pedazos rotos en el suelo estaban ahora tras entender todo.

Había sido una pieza más en el gran tablero del juego de Loki.

Era una niña tonta por ilusionarse con alguien que era malo.

Eso era lo peor, ella sabía que él era malo, pero sin embargo quería creer en él. Creer en que podía cambiar si experimentaba lo que era la gentileza y el amor.

Que tonta había sido.

De seguro desde el primer momento él había pensado que ella era patética y no se equivocaba.

Loki no podía estar más asqueado de una niña que parecía haberse enamorado de él. Solo con algunas semanas de sonrisas y dulces gestos ya la tuvo comiendo de la palma de su mano. No había sido difícil conquistarla, ella caía sola.

—En verdad poco me importa Odín y menos tú, una insulsa chiquilla que nunca experimentó el amor y se ilusiona con el primer hombre que le sonríe—dijo con burla.

Atenea pensó sus opciones. Tenía que correr y avisar a todos de lo que Loki planeaba hacer. No podía dejar que escapase, no importa cuanto lo quisiera, ella no sería parte de su plan, también saldría perdiendo de todos modos.

Pensó que Loki no tiene sus poderes, sólo debe ser más rápido que él y podría avisar a todos. Las montañas no estaban muy lejos, donde estaba la manera de escapar, pero si en una zona de difícil acceso. Le tomaría algunas horas llegar. Ella podría ir, avisar y que los soldados vinieran, allí ya solo ellos sabrían de qué modo le detendrían. Pero no le importaba.

No podía preocuparse más por personas que no lo valen.

Debía ya preocuparse por su bienestar, no sabía lo que el lunático de Loki podría hacerle porque ella se negó a ayudarlo.

Loki la observaba en silencio pensando que debía hacer ahora, definitivamente no se esperaba que aquello sucediera.

Él contaba con la ayuda de ella y no vio esta posibilidad en sus planes.

Sin dudarlo más ella se echó a correr por el bosque de vuelta.