『♡⃕』II 🦇

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Una Semana Después...

── Asi qué era cierto... ──Murmuró con casi decepción el hombre frente a él. ── ¿Mitad humano, eh? ── Con recelo levantó la vista por sobre sus gigantes y redondos lentes para escanear al menor con claro asombro.

Jungkook suspiró silenciosamente, cansado de ya reconocer a la perfección ese tono y conocer también esa mirada imposible de evadir. Esa de bicho raro.

Últimamente eso parecía ser su existencia para cualquier persona: una abominación.

Otro suspiro.

─ Pensé que ya lo sabía ──Confrontó con tono calmado. ── Digo, a parte de qué dudo que mi propia madre no se lo haya comentado cuando le pidió aceptarme, también tengo entendido que en este pueblo las noticias vuelan y mi familia y yo somos... bastante populaes, ¿O me equivoco?

El hombre tras el escritorio dejó la carpeta a un lado con un semblante incómodo, cruzando sus manos entre sí sobre la mesa para después responder con tono tenso y amargo.

── No, muchacho, pero como bien dices, no son más qué chismes... Creí que era eso, una simple leyenda del pueblo ──Lo miró con desdén.

── Bueno, me presento, la leyenda ──Saludó amable pero con cierta ironía, ya cansado del constante escaneo y la mirada juzgante del cuarentón sobre él. ── Entonces, director Min, ¿Hay algún problema con que sea un humano? ──Arqueó su ceja algo retador.

El hombre solo pudo suspirar y negar algo forzado.

── Siendo totalmente sincero contigo, si lo hay realmente ──Lo miró sin un ápice de disculpa o vergüenza en su cruda afirmación, antes de continuar: ── Pero, por el cariño y aprecio que le guardo a tu madre, cumpliré con mi promesa y te recibiré en el campus, omitiendo ese detalle.

Jungkook en otro momento hubiese agradecido la nobleza del hombre, pero la mirada de asco geniuno que este no dejaba de darle, era suficiente razón para guardarse sus modales con quién claramente tampoco los tenía para con él. Así que se limitó a asentir en cambio.

Parecía más como si el viejo estuviese siendo obligado a hacer caridad al recibirlo, que por cualquier favor o cariño sincero hacia su familia como tanto profesaba descaradamente.

El de canas, empezó a llenar su nuevo expediente escolar, sin borrar la mueca de inconformidad y disgusto de su rostro, que tanto estaba hartando ya a Jungkook.

── Supongo entonces que tampoco tienes casta, ¿O me equivoco también, joven Jeon? ──Murmuró entre dientes, sin molestarse en levantar la mirada.

El menor ignoró el leve tono sarcástico del viejo y simplemente suspiró negando a su pregunta.

Su madre le había explicado bien sobre las castas y jerarquías absurdas y retrógradas de aquel lugar. Como era de esperarse, tampoco cumplía con alguna de ellas por tener su parte humana más desarrollada. Aunque para ser sincero, poco también le gustaría cumplir con ese tonto requisito.

¿Solo Alfas y Omegas?

Ese lugar solo estaba repleto de hombres petulantes, egocéntricos, creídos, mandones y machistas, al mismo tiempo que otro porcentaje similar existía pero con la diferencia de ser mujeres y hombres sumisos, entregados y vilmente usados como esclavos de todo tipo.

¿En que ridiculo tiempo pretendían vivir?

¿El siglo XIX?

Ese pueblo empezaba a aborrecerle cada dia más.

─ No, como bien ya sabe, soy más humano que cualquier cosa... para nuestra desgracia ──Fingió pesar. ── Así que, lastimosamente tampoco cuento con una casta en la cual incluirme ──Forzó una falsa sonrisa de disculpa.

El anciano gruñó por lo bajo con desagrado, y con desapruebo para nada disimulado esta vez. Anotó algo en el papel con cierta molestia.

── Un Beta, entonces ──Murmuró con casi nauseas en medio de un resoplido. ── Increíble, el primero... ──Rechistó con tono amargo.

Beta.

Esa palabra resonó como un nuevo tormento añadido a su ya de por sí larga lista.

Miró el piso, irritado.

Tras unos minutos en total y tenso silencio, el hombre terminó de rellenar su papeleo a mano y a la antigua, como casi todo allí. Sin borrar su ceño fruncido y su expresión casi estreñida, le tendió una carpeta al menor.

── Ya está listo tu ingreso. Las clases de hoy ya van a finalizar por lo que no es necesario que empiezes ahora mismo, así que espera hasta el lunes mejor. Puedes ir a recorrer y conocer el edificio si así lo deseas ──Comentó casi por obligación y mecanismo, sin atreverse a mirarlo demasiado, como si realmente sus casi nulos poderes funcionarán de repente y terminará convertido en una vieja y aterradora gárgola más del lugar, o mucho peor en este caso, como si con tan solo el mero contacto visual lo fuese a convertir en humano y perdiera sus preciadas orejas peludas y puntiagudas o el par de caninos sobresalientes en su boca.

── Genial, gracias entonces, señor Min ──Respondió educado tomando sus papeles y levantándose. ── ¿Dónde se encuentra la fraternidad o el lugar para dormir? Quisiera conocerlo.

El hombre se carcajeó, arrecostandose a su silla con petulancia y mirándolo como si hubiese acabado de decir que él mundo era rectangular en lugar de redondo.

── Ay, muchacho, de verdad que eres demasiado... mundano ──Lo escaneó con gracia antes de chasquear la lengua y suspirar. ── Tienes que dejar esas costumbres patéticas de humanos, Jungkook, créeme, no te servirán de nada en este lugar. Tómalo como un consejo ──Lo miró y algo en esa mirada, estremeció a Jungkook y erizó sus vellos de forma desagradable. ── Esto es un viejo pueblo alejado del mundo real y las comodidades humanas, ¿Crees que realmente tenemos lo suficiente para vivir como lo hacen allí? ──Rió con amargura en medio de un bufido. ── Debemos agradecer por lo menos existir, vivir si quiera, contar con casas y mucho más una universidad ──Dijo con casi repudio, el lobo──, así que me temo que el alojamiento va por tu cuenta ──Finalizó torciendo el gesto con algo parecido a una sonrisa.

Jungkook le devolvió la mueca y simplemente asintió comprensivo.

── Ah, casi lo olvido. En la carpeta están incluidos los folletos de los clubes disponibles para que decidas a cual quieres unirte. Es un requisito para los puntajes extras y te servirá para cuando necesites recuperar semestres ──Explicó aburrido el hombre.

El menor hizo una mueca ante la información.

── ¿Es necesario? ──Casi que se quejó.

El contrario rodó los ojos con un nulo disimulo y simplemente asintió.

── Políticas del campus, muchacho ──Se encogió de hombros con simpleza. ── Cuando decidas, acércate a las aulas correspondientes y allí te explicaran todo.

Jungkook suspiró con la vista en la carpeta desgastada en sus manos.

Genial, otra obligación en la que requiriera socializar y soportar miradas...

── Entiendo, gracias nuevamente ──Volvió a su tono de amabilidad forzada, ya queriendo salir de allí y dejar de ver la cara de constante disgusto y casi tortura del licantropo.

Este simplemente asintió volviendo a sus tareas, ignorando su presencia.

── Bienvenido, Jungkook ──Murmuró entre dientes el viejo, con un largo suspiro. ── Salúdame a tu madre, y recuerda ser puntual el lunes. Si bien, no somos humanos, aquí siguen habiendo reglas que espero puedas cumplir...

El tono casi venenoso del hombre, no le gustó para nada al castaño, más sin embargo lo dejó pasar para evitarse, y evitarle a su madre más disgustos, por lo qué simplemente suspiró y asintió.

── Téngalo por seguro, director Min, y de nuevo gracias por todo y por la cálida bienvenida ──Sonrió forzado hacia el perfil de este. ── Estaré recorriendo el lugar, hasta pronto y que tenga un buen día.

Sin esperar mucho más de parte del viejo, tomó su mochila y salió con apuro de la fría y pequeña oficina que apestaba a humedad, pasto y tabaco, dando un leve portazo accidental.

Bufó irritado.

Su madre debería estar orgullosa de lo inquebrantables que eran sus modales definitivamente.

A ese hombre le hace falta una buena follada...

Espero su omeguita se la dé pronto...

Para tratarse de una universidad en un antiguo, mágico y poco habitado pueblo, Jungkook quedó fascinado con la grandeza y la infraestructura del lugar.

Se trataba de un edificio bastante grande de tres pisos con varias hectáreas a simple vista. Una arquitectura de estilo gótico antiguo. Paredes de piedra y pisos de concreto duro, con puertas gruesas de roble y varias estatuas, candelabros de cobre y gárgolas que le daba un aspecto más misterioso e imponente al lugar.

Estar alli se sentía como en una película antigua, y era extraño pero ciertamente maravilloso al mismo tiempo.

Asombrado, llegó a la tercera planta, observando la vista desde allí hacia la cancha de deportes inmensa de pasto opaco que se encontraba en la parte trasera del edificio. Giró sobre su eje, encontrándose el inmenso piso repleto de aulas de un tamaño impresionante que dudaba que pudiese ser llenado con tan poca población joven que habitaba allí.

Suspiró aún sin acostumbrarse a todo aquello tan irreal y poco usual. Cansado de caminar por largos minutos, se permitió recargarse en el gran mirador, con la vista perdida entre las montañas de arboles que se expandian tras los terrenos de la universidad, viendo el cielo opaco y grisáceo fundirse preciosamente con el verde apagado y poco brillante de la naturaleza.

Cerró sus ojos disfrutando de la brisa helada acariciando su rostro y meneando sus cabellos, inclinándose un poco hacía el vacío para disfrutar aún más de la sensación.

Era irónico porque se supone que ahí verdaderamente era a dónde pertenecía, sin embargo, aún no podía sentirse parte de eso. Aún no sentía ese lugar como su verdadero hogar.

No podía sentirlo cuando allí tampoco encajaba completamente.

Siempre había un porcentaje de si mismo que no terminaba de cumplir con lo exigido por su entorno, y nuevamente le sucedía, y justo dónde se suponía debía sentirse en casa. Era demasiado frustrante.

En su antiguo mundo fue señalado mil veces por ser un monstruo, y allí se repetía la historia pero ahora por el hecho de ser un humano.

Ilógico...

Lo sabía. Lo vió en la mirada de desapruebo del director. Lo vió en los ojos reprochantes y discriminatorios de sus nuevos vecinos cuando llegaron a su casa hace unos días. Lo vió en cada murmuro y cuchicheo que alcanzaba a escuchar al pasar por la plaza del pueblo, cuando salía a comprar algo. Lo veía al notar como todos allí lo juzgaban silenciosamente a él, pero sobre todo... a su madre.

Lo sabía al sentir todas las miradas puestas sobre él justo en ese momento, aún sin girarse a enfrentarlas.

── Ese es el nuevo beta del pueblo ──Escuchó murmurar a una chica a sus espaldas con desagrado. ── El humano, creó que estudiará aquí. Que desagradable...

Beta.

Rió sin gracia en sus adentros.

Las mitades, los faltantes y vacíos en su vida siempre parecían ser su mayor problema.

¿Habría un lugar para él?

¿Pertenecía realmente a algún sitió o a algo en el mundo?

Ya no estaba seguro de eso...

Con una inhalación profunda, abrió sus ojos que ya escocian por las lágrimas soportadas a las que no permitía salir. Revisó la hora en su celular notando que ya estaba por atardecer y seguramente pronto empezaría también a oscurecerse aún más de lo que de por si ese grisáceo, lúgubre y eternamente opaco lugar parecía ser habitualmente.

Guardó de nuevo su celular, evitando notar que sus notificaciones se mantenían intactas, tragandose como siempre la tristeza y soltando un suspiro pesado. Sin esperar más para no preocupar a su madre, se dispuso a buscar de nuevo la salida.

Caminó a paso calmo pero algo apurado a través de los inmensos y a simple vista, interminables pasillos, obligándose a no prestar atención a lo que veía o escuchaba a su alrededor, apretando la correa de su mochila sobre su hombro con fuerza, y manteniendo una expresión neutra.

Afortunadamente la mayoría de estudiantes estaban en clase y solo algunas personas deambulaban por los pasillos.

Aún era soportable.

Sacudió su cabeza, empujando sus pensamientos ansiosos y apresurados. Ya se preocuparía por eso el lunes, por ahora solo debía volver a su nueva casa e intentar pasar un fin de semana tranquilo, encerrado en su habitación entre chucherías, mangas y música.

Al doblar la esquina para bajar las escaleras rumbo a la salida, el letrero grande con la palabra "Clubes" y un anuncio colorido que decía: "Inscripciones abiertas, lunes a viernes de 1 a 5 P. M." Junto a una flecha señalando las aulas del lado derecho; llamó su atención y detuvo sus pasos.

Revisó nuevamente la hora viendo que faltaban veinte minutos para las cinco. Realizó una mueca y levantó la vista detallando los letreros de cada aula.

Baile.

Pintura.

Teatro.

Fotografía.

Baloncesto.

Fútbol.

Natación.

La mueca se torció más y su ceño se frunció un poco.

Ninguno llamaba su atención.

Estaba frito.

Hasta que sus ojos dieron con el último letrero al final del pasillo:

Música.

Algo en su vientre cosquilleó y sus manos picaron. Mordió sus labios ansioso y acomodó torpemente sus lentes.

Son políticas de la universidad...

Se repitieron en su mente las palabras del director.

Caminó unos pasos adelante antes de resoplar y girarse para dirigirse con el cuerpo tenso hacía aquella aula, sin pensarlo demasiado por su propio bien.

Terminemos con esto de una vez...

Se dijo a sí mismo para tranquilizarse. O al menos, intentarlo.

A medio camino hacia el salón, sintió una puerta abrirse, más no le prestó demasiada atención. No hasta que a los pocos segundos, un sutil y leve toque en su hombro lo obligó a detenerse.

── Hola ──Escuchó una timida y sutil voz.

Algo sorprendido e igual de confundido, se giró hacia aquella persona, topándose con la figura de una chica de estatura baja, qué sostenía un cuaderno repleto de papeles y le sonreía con calma. Tenía la piel tan blanca como la porcelana, incluso más pálida que la suya misma, ojos miel, cabello corto azabache, unos lentes similares a los suyos y un uniforme perfecto e impecable.

Por alguna razón, le recordó un poco a Hoseok.

── ¿H-Hola? ──Saludó algo desconcertado el de mechas.

── Disculpa sorprenderte de repente, soy Lee JiEun ──Se presentó la chica con una leve reverencia. ── Soy la presidenta estudiantil y encargada de los clubes. El director Min me comentó lo de tu llegada, por lo qué me encargó asesorarte, pero no esperaba verte tan pronto por aquí... ¿Supongo que si eres tú el nuevo del que me hablaba, verdad? ──Inquirió detallandolo curiosa con una leve inclinación de cabeza.

A Jungkook le pareció tierna, pero como no quería llevarse luego alguna decepción, simplemente permaneció impasible y asintió.

── Si, soy Jeon Jungkook ──Confirmó con tono frívolo. ── El humano, o cómo le dicen ustedes: el beta.

Para sorpresa del nívea, la chica no hizo ninguna expresión de desagrado y simplemente sonrió en respuesta.

── Que bien que no me equivoqué, aunque no es difícil confundirte realmente.

── ¿Qué?, ¿Se huele lo humano también aquí o algo así? ──Preguntó a la defensiva con un puchero y el ceño fruncido en molestia.

JiEun rió sutilmente y negó.

── Calma esas serpientes, campeón ──Dijo burlona. ── No me refería a eso, lo decía por tu cabello. Es muy único y cool ──Señaló, encogiendose de hombros. ── Además, eres el único de tu especie aquí, y con eso me refiero a la gorgona, no al humano ──Aclaró.

Jungkook relajó su expresión y bajó un poco la guardia, dedicándole una sutil e imperceptible sonrisa de disculpa a la fémina, algo sonrojado y avergonzado.

── Oh, l-lo siento... y-yo no estoy...

La azabache negó restandole importancia con un gesto de mano.

── No te disculpes, lo entiendo, créeme, no debe ser fácil tu situación... ──Dijo compasiva. ── ¿Te interesó el club de música? ──Inquirió señalando la puerta tras él, cambiando el tema para evitarle más incomodidad innecesaria al pobre chico.

Jungkook miró hacia el lugar y rascó su cabeza nervioso antes de asentir, algo dubitativo.

── ¡Genial! Aqui pocos lo hacen, así que seguro habrá algún lugar para ti, aúnque... ──Hizo una pausa para rebuscar algo entre la multitud de papeles que cargaba. ── No sé si todavía quede alguien que te...pueda ayudar con la inscripción ──Murmuró con el ceño fruncido al no hayar lo que buscaba.

Cuando pareció hacerlo, algunos papeles resbalaron de repente junto a su celular que parecía ser lo extraviado entre ellos.

── Diablos, soy un desastre ──Maldijo por lo bajo la fémina con un puchero rabioso consigo misma.

Jungkook sonrió, suspiró y simplemente se agachó para ayudarle a recoger, al mismo tiempo que ella lo hacía con algo de torpeza y frustración.

── Gracias.

Cuando Jungkook planeaba responder, se escucho la puerta a sus espaldas abrirse de un portazo, junto al sonido de unos pasos firmes y apurados. De reojo, el menor sólo pudo percibir unas grandes y pesadas botas rojas con cadenas, pasando a su lado con rápidez.

── ¡Oh, ahí esta quién te puede ayudar! ──Exclamó la chica, levantándose de inmediato. ── Ta-... ──Resopló a media frase, enfadada al ver que ya no había nadie más que ellos en el pasillo. ── Que grosero es a veces... ──Se quejó gruñendo y mirando hacia sus espaldas.

Jungkook se levantó entregándole sus papeles sin decir mucho.

── Gracias que amable. Lo siento, yo ya me debo ir a clase ──Dijo con la mirada preocupada puesta sobre la pantalla de su celular──, pero te recomiendo intentar alcanzarlo, es quién va allí ──Señaló hacia las escaleras. ── Él te ayudará ──Aseguró con una sonrisa calida que nadie le dedicaba hace mucho.

Devolviendole el lindo gesto, el menor asintió e hizo una reverencia de gratitud.

── Está bien, lo intentaré, gracias JiEun noona ──Murmuró el honorífico algo inseguro y sonrojado, cuando se percató que la pequeña chica iba dos cursos más adelante que él, gracias a la placa en su uniforme. Seguramente era un par de años mayor.

Esta simplemente sonrió avergonzada y acomodó sus lentes algo cohibida con el honorífico.

── Si soy mayor que tú, pero llámame JiEun, simplemente porfavor, odio los honoríficos ──Gruñó──, y no es nada, solo cumplo con mi obligación. Hasta luego Jungkook, espero verte de nuevo pronto y bienvenido ──Dijo con una reverencia apurada antes de girarse y comenzar a trotar hacia la otra dirección.

Jungkook no pudo dejar de sonreír. Por primera vez alguien lo trataba realmente amable allí y se sentía muy bien.

Con un suspiro se dio la vuelta dispuesto a ir a buscar al chico que JiEun le había mencionado, pero nuevamente fue detenido por la voz de la fémina que se encontraba solo a unos pocos metros de distancia.

── ¡J-ungkook! ──El nombrado se giró de inmediato notando la mirada ahora sería, endurecida y algo atormentada de la azabache. ── T-Ten... cuidado... al volver, el bosque es peligroso a esta hora... ──Murmuró casi sin mirarlo, y apurando de nuevo su caminar para alejarse sin esperar una respuesta.

Jungkook frunció el ceño sin entender demasiado sus palabras, pero en el fondo agradeció la preocupación.

Y tenía razón, debía apurarse, el cielo ya había oscurecido e imaginaba que caminar así en medio del bosque, iba a ser toda una tortura.

Suspiró cansado. Odiaba que su vieja y pequeña casa estuviese tan lejos y que allí no existieran casi carreteras para tomar un taxi. Debía obligatoriamente atravesar el bosque y caminar casi veinte minutos para poder llegar.

¿Porqué su madre no podía elegir algo más cercano que no implicará oscuridad y arboles de por medio?

Resopló frustrado y se obligó a comenzar a caminar de nuevo.

Bajó apurado los dos pisos sin mucho esfuerzo gracias a su buen estado físico. Al llegar al primer piso, reconoció a lo lejos las botas que había visto antes, cerca a la salida trasera, así que levantó la vista para intentar identificar a su dueño entre la gente y apuró su andar para alcanzarlo; sin embargo, al hacerlo, sus ojos solo percibieron lo que parecía ser el estuche de una guitarra y al dueño de las botas desaparecer por un pasillo en la dirección opuesta a la suya.

Quizó seguirlo, pero el retumbar de un trueno en el cielo le advirtió que lo mejor sería aplazar su inscripción para el lunes como era el plan inicial.

Suspiró olvidando al sujeto de las botas, y se giró para correr ahora en dirección a la salida.

Debía volver a casa cuanto antes y lastimosamente el encuentro con el espeso y oscuro bosque que lo esperaba, no podía ser retrasado por mucho más tiempo.

Gruñó al encontrarse a pocos pasos de la entrada.

Odiaba tener que pasar por esa plaza, soportar las miradas y señalamientos constantes mientras escuchaba repetidas veces las palabras: beta y humano. Seguidas de quejas, insultos, cuchicheos y la mención tormentosa de su padre.

Era una auténtica mierda.

Pateó desanimado las pequeñas piedras del camino, con la mente perdida en sus recuerdos grises, mientras buscaba su celular para que le sirviera de linterna.

Tragó saliva viendo el panorama. Llevaba cinco días haciendo el mismo aterrador recorrido pero aún no se acostumbraba al olor mareador del roble, a la inmensidad de los arboles y la oscuridad que los abrazaba.

Se estremeció de una forma horrible. No recordaba prácticamente nada de su infancia en ese pueblucho, vivió seís  largos años allí sin embargo, para él era algo desconocido, pero ese bosque siempre lo haría sentirse tan aterrado y angustiado como en sus vagos pero más aterradores recuerdos que regresaban de vez en cuando en forma de pesadillas o al estar en la oscuridad.

Cuando pequeñas gotas comenzaron a caer del cielo, no tuvo más opción que encender la linterna de su celular, armarse de valor, tomar una fuerte bocanada de aire y empezar a adentrarse en el frondoso bosque.

Transcurrieron casi diez minutos de camino bastante agobiantes y cansados. Soportando el susurro tenebroso de las hojas al ser mecidas por el helado y torrente viento, el croar de los grillos mezclandose con el crujir de las ramas y y hojas secas bajo sus preciadas y grandes botas ante cada paso, y el salpicar del odioso pantano ensuciando las mismas.

Apretó el celular entre sus dedos, aún iluminando el camino con demasiada ansiedad.

Faltaba poco.

Se ánimo a sí mismo internamente, con la mano libre apretando la correa de su mochila con demasiada fuerza, blanqueando sus nudillos.

La lluvia comenzó a ser más fuerte y notable, filtrándose entre los árboles con ganas y comenzando a empaparlo.

Gruñó molesto al olvidar traer consigo un paraguas, por lo qué solo pudo apurar el paso y empezar prácticamente a trotar siguiendo el pequeño sendero de hojas que lo guiaban a través de la inmensidad de aquel horrible lugar.

Cuando sus oídos pudieron percibir el crujir de una rama a sus espaldas, por encima de la lluvia, su cuerpo dio un brinco y su mano se aferró con más fuerza a su celular. Tragando saliva, se giró para iluminar tras él pero no encontró más que sus pisadas y la ya casi imperceptible y lejana luz de las farolas de la carretera, asomarse vagamente entre los troncos.

Exhaló nervioso retomando su andar con prisa. Sin detenerse ni un momento, revisó por un instante su celular notando que ya eran casi las siete de la noche, y que como ya era de esperarse, no existía ni un poco de señal. Bufó  volviendo a centrarse en únicamente llegar cuanto antes al puente que lo llevaba hacia el pequeño barrio de diez casas en el que ahora vivía.

Los ruidos de repente se volvieron más perceptibles y aterradores, y el temblor leve de su cuerpo no era culpa únicamente de la fuerte lluvia.

Escuchó pisadas, las reconoció perfectamente pero no se atrevió a enfrentarlas todavía, por lo qué solo se obligó a respirar con fuerza y trotar con más rápidez, mientras su cuerpo se sentía como una auténtica piedra y totalmente helado.

Los recuerdos volvieron.

Gruñidos.

Garras.

Colmillos.

Sangre.

El celular en sus manos tembló y las lágrimas se agruparon en sus ojos de repente nublando un poco su vista y haciéndolos picar, y acelerando su respiración.

De repente, algo cruzó frente a él con tanta velocidad que casi saltó del miedo dejando caer su celular al suelo haciendo que la linterna se apagará levemente al haber sido tapada por el pasto. Su respiración de repente estaba atascada en su garganta y los latidos de su corazón estaban retumbando en sus oidos con demasiada intensidad que lo aturdian.

Cuando se agachó para tomar de nuevo el aparato con dedos temblorosos, se lo impidieron, siendo sorprendido y tomado por unos brazos que retenian con fuerza sus manos tras su espalda y que lo obligaron a enderezarse en su lugar con un gruñido de dolor y angustia, mientras era apuntado con su propia linterna por otra persona.

Cuando el encandilamiento de sus ojos pasó, pudo reconocer la silueta de ocho personas frente a él y otras dos inmovilizandolo.

Gruñó, sacudiendose desesperado para intentar soltarse.

── ¡¿Que mierda quieren?!, ¡Sueltenme imbéciles! ──Gritó agitado y molesto, por encima de la lluvia que ahora caía con ímpetu y rudeza sobre ellos.

Solo se escuchó una risa burlona del sujeto que lo apuntaba con la linterna mientras este se acercaba lentamente a él, permitiendo que poco a poco su silueta fuese más clara y nítida para la vista del menor.

Al tenerlo a solo un par de centímetros de distancia, Jungkook logró reconocer esa horrible sonrisa torcida que había tenido que soportar ver los últimos días al pasar frente a su casa.

── ¿Que carajo quieres, Baekhyun?, ¿Qué es todo esto? ──Lo miró molesto el menor intentando nuevamente safarse sin resultado. ── Diles a tus perros falderos que me suelten ya ──Ordenó tratando de que su voz no temblará para no delatarse.

Otra irritante risa fue su única respuesta.

── Ay, bonito, bonito, bonito... ──Canturreó acercándose y tomandolo con fuerza del rostro para obligarlo a mirarlo y detallarlo por un par de segundos. Jungkook le mantuvo la mirada con fuerza y molestia── Hace un par de días esto hubiese tenido otra finalidad, y ahora mismo la podríamos estar pasando muy bien a pesar que me rechazaste horriblemente... ──El rubio hizo un ridículo puchero que lo asqueó por completo. ── Lástima que ahora sé que no eres más que un desperdicio... Un muñeco inútil ──Soltó su rostro con brusquedad, mirándolo con repulsión y alejándose con disgusto sacándole un gruñido al menor.

No se arrepentía para nada de haberlo hecho.

Jungkook estaba harto del constante acoso de su vecino desde que había llegado al pueblo.

El lobo alfa idiota frente a él, no era nada más y nada menos que su vecino de enfrente y nuevo acosador personal: Byun Baekhyun, junto a toda su manada de perros falderos que había tenido el disgusto de conocer hace poco. Ellos eran la definición exacta de Yugyeom y sus antiguos amigos, lo peor del pueblo según varias personas y por eso le desagradaban el doble, aúnque al mismo tiempo lo llenaba de la repulsión suficiente para ser un poco más valiente con ese tipo de personas.

Estaba harto de permitir ser tratado de esa manera, y pisoteado una y mil veces por cualquier persona. Aúnque realmente en su interior también estaba muy aterrorizado, no planeaba dejarle las cosas tan fácil tampoco.

Mil veces el lobo lo había perseguido e insistido para que salieran, incluso descaradamente le había agarrado el trasero y lamido la mejilla contra su voluntad en una ocasión.

Sintió nauseas de tan solo recordar ese horrible momento.

Lo peor era que el imbécil no entendía las negativas y cada día era más insistente e irrespetuoso. En el fondo no le sorprendía demasiado estar en esa situación.

» ¿No les parece un auténtico desperdicio que un inútil beta pueda verse así de comestible, muchachos? Lo admito, me engañó, creí que era un hermoso omeguita...

Los secuaces de Baekhyun lo miraron de una forma que sólo hizo retorcer el estómago del menor en puro asco.

── Debería ser un delito... ──Murmuró de acuerdo Chanyeol, uno de los que lo mantenían inmóvil, relamiendose los labios mientras lo escaneaba de arriba abajo con deseó y apretaba sus muñecas provocandole un siseo bajo de dolor.

Jungkook estaba cerca de vomitar.

── Lástima ──Siguió Kai, el otro que lo sostenía por los brazos, con tono decepcionado.

── Yo podría sacrificarme, y romper un par de reglas más si es con él ──Se regodeó Dohyun entre el grupo, mordiéndose asquerosamente los labios.

Todos los hombres rieron y empezaron a desnudarlo con la mirada, entre murmuros obscenos.

El menor ya harto, intentó nuevamente safarse poniendo toda su fuerza. Aúnque se consideraba alguien con músculo y en buena forma, y sabía algunas técnicas de defensa, pero tenía que aceptar con mucha molestia que ellos lo sobrepasaban por mucho en número y fuerza. Después de todo, sí erán monstruos completos y él solo un debil humano más a su merced.

Ese pensamiento formó un nudo en su garganta, mientras su frustración aumentaba al no poder soltarse por más que lo intentará.

── Para ser un desperdicio, eres un buen calienta pollas, Jeon ──Felicitó uno de los del grupo.

── Para ser todos unos alfas, son demasiado promiscuos y repugnantes ──Comentó con real desagrado, con la mandíbula apretada y su ceño fruncido.

En medio de sus sacudidas y forcejeo sus lentes cayeron al suelo, desesperandolo el triple.

── ¿Pueden dejar de pensar con el pene, por una vez? ── Se quejó la única mujer entre ellos: Jennie. Rodando sus ojos y haciendo una mueca de desagrado. ── A lo que vinimos, idiotas. Me prometieron cena y diversión y aún no veo nada de eso.

── Calma preciosa, aún le tenemos que explicar a Jungkookie las reglas del juego ──Comentó Baekhyun sonriente, mirando al nombrado con malicia, mientras se acercaba de nuevo para sostener con fuerza su mandíbula y obligarlo a mantenerse quieto.

── ¿A que mierda te refieres, Byun? No voy a jugar ningún estúpido juego, déjame ir de una maldita vez. ──Gruñó sintiendo sus ojos arder por las lágrimas de impotencia acumuladas.

En ese momento deseó realmente qué sus poderes funcionarán aunque fuera por una vez en su miserable vida.

── Verás, Jungkookie... ──Inició con tono dulce y falsamente tierno el de orejas grises. ── En este pueblo las basuras inútiles nos desagradan demasiado, y como alguien tiene que deshacerse de ellas, por eso estamos aquí.

── ¿Seré el afortunado de precenciar el suicidio múltiple entonces? ──Se burló algo altivo manteniéndole la mirada.

No sabía porque de repente se sentía tan valiente, pero le gustaba.

El rubio gruñó y apretó más su agarre.

── Mira, mocoso insolente e inservible, ya me tienes harto de que te sientas tan importante y te creas tanto cuando no eres más que un pedazo de mierda que no sirve más que para dar asco ── Dijo entre dientes, totalmente furioso, con los ojos ámbar brillantes en ira, retando al menor que lo miraba impasible. ── Así que te vinimos a enseñar tu verdadero papel, y de paso a hacerte un favor ──Finalizó dejando un beso en los labios abultados del nívea quien de inmediato se apartó con brusquedad y escupió en su rostro.

── Para dar tanto asco, te tengo bastante duro, hijo de puta.

Los secuaces de Baekhyun quisieron intervenir, pero este se los impidió mediante una seña, mientras se limpiaba con una sonrisa torcida.

── No te preocupes demasiado, pequeña mierda, ya me saciare con tu insulso cadáver, porque hoy te vas a morir como la insignificante presa que eres, Jeon.

Jungkook ya harto y cargado de rabia, intentó darle una patada al lobo, pero Kai y Chanyeol fueron más rápidos y ágiles, ptopinandole un doble golpe en las pantorrillas que lo dejaron arrodillado frente al rubio antes de sentir como sus costillas eran pateadas también, dejándolo tirado en el suelo retorciéndose de dolor.

Todos se burlaron, mientras Baekhyun lo tomaba del cabello para obligarlo a enderezarse y que lo mirará directamente al rostro.

── Oh, vamos, pero sonríe Jungkookie, vamos a darte la bienvenida que mereces y vas a tener una muerte única, ¿No es genial? ──Se burló con una risa cargada de burla y satisfacción. ── Y más te vale cooperar, porque si no, los chicos y yo vamos a tener que ir y darle una visita a la buena señora Jeon y divertirnos un poco con ella, ya que su hijo no quizo hacerlo en su lugar, ¿Justo, no?

── ¡A ella no te atrevas a tocarla desgraciado! ──Bramó Jungkook de inmediato, con los orbes oscurecidos por las lágrimas de frustración e ira que caían por su rostro.

De repente su valentía se vino abajo en pedazos con la sola mención de su madre.

── Entonces vas a hacer lo que te digamos, si no quieres que tu madresita sea nuestro entretenimiento. ¿Quién sabe? Tal vez termine reproduciéndose de nuevo a ver si esta vez lo hace mejor ──Se burló con amargura Chanyeol mientras los demás se reían de su comentario.

Jungkook nuevamente se intentó levantar para defender a su madre, pero la mano de Baekhyun apretando su cuello mientras la otra lo retenía por su cabello, se lo impidieron.

── ¿Q-Que es lo que quieren? ──Murmuró sin aliento el menor, con él llanto imparable y el cuerpo temblando de furia.

── Cazarte ──Respondió con insana simpleza el rubio. ── Cazarte como la presa apetecible y deliciosa que eres, porque si no tienes ningún tipo de utilidad alguna, al menos un gran banquete y entretenimiento si serás y nosotros estamos hambrientos y aburridos ──Susurró cerca de sus labios con un aterrador deleite.

La bilis se subió a su garganta de tan solo escuchar aquello y su estómago se removió entre el asco y el terror.

¿Que mierda estaba escuchando?

Eran una manada de desquiciados sádicos.

¿Cazarlo?

¿Que era?, ¿Un animal?

Ellos seguían siendo humanos, o mínimo lucían como unos. Eso debería considerarse canibalismo.

Apretó sus manos contra el pasto enlodado conteniendo su frustración y ganas de golpearlos y salir corriendo. Pero su madre estaba en juego, y nunca podría ponerla en peligro de nuevo por su culpa.

No podía.

Tal vez era lo mejor.

Tal vez ese era el destino del que ella hablaba. Tal vez sin su existencia ella y el mundo estarían en paz al igual que él mismo; Tal vez si dejaba de existir, la maldición que cargaba su familia también se iría consigo.

Tal vez, la muerte era el lugar al que pertenecía y en el qué por fin encajaría.

Tal vez allí las diferencias y mitades no existían.

Y solo tal vez, esa era su anhelada felicidad...

Entre lágrimas, Jungkook alzó la mirada sin ninguna expresión en concreto.

── ¿Q-Que esperan entonces? ──Los retó.

── No es así de sencillo, bonito, eso no sería nada divertido para nosotros ──Dijo Baekhyun negando mientras lo soltaba y se ponía de pie.

── Tendrás treinta segundos de ventaja para correr a esconderte o tratar de escapar, solo hay dos condiciones: únicamente puedes correr hacía los laterales del bosque y quién te atrape primero se queda contigo ──Explicó de manera frívola Jennie, sonriendo con entusiasmo.

── Hacemos esto pocas veces, así que porfavor no lo hagas tan fácil, hoy quiero divertirme ──Le siguió Junseo con una expresión de deleite aterrador.

── Ah, y todos pueden transformarse por completo en sus especies, así que... Ay no, olvídalo tú no puedes, cierto ──Se carcajeó con gusto Baekhyun.

Jungkook los observó a todos desde el suelo, empapado, enojado y entre sollozos bajos, con nada más que frustración en su cuerpo.

En total era diez monstruos de especies diferentes en su contra: lobos, fantasmas y dos zombies.

Pelear era inútil.

Se mordió con fuerza el interior de su mejilla hasta sentir el sabor de su propia sangre.

── Como sea, estoy hambriento, así que empecemos de una maldita vez ──Apresuró Kai, levantandolo sin cuidado y empujándolo hacia un costado del bosque, lejos del sendero.

El menor tembló al ver el laberinto naturalmente aterrador frente a sus ojos.

── Corre cuanto puedas beta, siente por última vez lo que es vivir ──Le susurró Baekhyun con malicia, antes de empujarlo de cara al suelo y empezar a contar en voz alta. ── ¡Uno!, ¡Dos!, ¡Tres!...

Como pudo, Jungkook se levantó y comenzó a correr entre los árboles, la niebla y la oscuridad lo más rápido que sus piernas pudieron hacerlo.

Solo treinta segundos y todo acabará...

Había corrido al rededor de cinco minutos según calculaba, con las gotas de lluvia fundiéndose contra sus lágrimas, el pecho ardiendo por el esfuerzo y sus piernas quemando suplicantes de un poco de descanso.

No sabía dónde se encontraba, todo era aterradoramente igual y confuso a su alrededor. Tan solo se podía percibir el fuerte e inconfundible olor a pasto y roble mojado, acompañado del golpeteo furioso de la lluvia contra los árboles y el suelo que opacaban cualquier sonido a su alrededor.

Jungkook no sabía realmente porque seguía corriendo, ¿Por qué simplemente no se detenía a esperar ser hayado como tanto deseaba? ni mucho menos, ¿Por qué en algún punto se había girado con la esperanza de que sus poderes funcionarán?

Tal vez fue la adrenalina despertando la alarma de supervivencia repentina en su interior.

Su madre le había intentado explicar mil veces como manejar sus poderes, diciéndole que había muchas cosas que podía hacer en casos de emergencia como ese. Según la fémina, realmente era alguien poderoso si los sabía usar, pues habían varias cosas que con solo una mirada podría lograr. Sin embargo, él solo le dio importancia a cómo mantenerlos ocultos hasta el punto de no saber usarlos y prácticamente desaparecerlos de su sistema.

Agotado e hipando por el llanto y el frío, se detuvo para apoyarse a un árbol.

¿Realmente merecía morir de esa horrible manera?

¿Tan insignificante era para ser cazado como un pobre e indefenso conejo?

Sollozó ante ese pensamiento, cubriendo su rostro y deslizándose por el tronco hasta caer sentado bajo uno de los infinitos árboles.

Ya no estaba seguro de nada.

Solo estaba igual o incluso más aterrado qué en su infancia, y sólo quería dejar de sentir dolor y miedo.

Su vista borrosa e inundada, se fijó en el bosque tratando de captar entre la niebla sí alguno de sus cazadores estaban cerca, pero nada más que la torrente lluvia era visible en ese momento.

Se abrazó a sí mismo recordando los brazos y el calor de su madre, mientras por lo bajo tarareaba tembloroso una canción en medio del llanto.

Fijó su vista en el suelo, perdido entre las hojas secas y el pasto lodoso por un momento, hasta que notó como de repente pequeñas serpientes verdes comenzaban a formarse y salir desde la tierra, sorprendiendolo y asustandolo al mismo tiempo, haciéndolo ponerse de pie.

Parpadeó rápidamente notando como los animales desaparecían de nuevo frente a él.

Mientras aún agitado, intentaba procesar lo que acababa de ocurrir, alcanzó a escuchar unas rápidas y fuertes pisadas venir en su dirección con mucha velocidad. Cuando levantó la vista, sólo tuvo un par de segundos para reconocer la grande figura de un lobo gris corriendo en su dirección mientras gruñia.

Su única reacción fue cubrirse con las manos y apretar sus párpados, esperando el inminente ataque.

Más lo único que pudo percibir, fue el chillido de dolor del animal y un fuerte golpe que resonó en eco incluso por encima de la tormenta.

Confuso, Jungkook lentamente bajó sus brazos y abrió sus párpados notando de inmediato a un hombre de espaldas, una cabellera rojiza y un par de botas de cuero del mismo tono con cadenas de adorno.

De repente dejó de respirar por un momento.

── Hasta que por fín me das una buena razón para sacar la sarna del pueblo, Byun ──Dijo el chico con una voz grave e intimidante, agitado, poniendose de pie y escupiendo un poco de sangre con desagrado. ── Lástima que para eso tengo que tragar y ensuciarme con tu asquerosa sangre.

El animal de repente perdió su forma, hasta convertirse en el cuerpo desnudo de Baekhyun que respiraba con dificultad, jadeando de dolor contra el tronco del árbol con el que aparentemente había impactado.

── T-ú... H-Hijo... de put-a ──Murmuró con los dientes apretados, viendo con odio al pelirrojo mientras su cuello sangraba y su espalda estaba rasguñada en tres profundas heridas. ── M-Me las v-as a... pagar, K-Kim...

── Adelante, te estoy esperando hace mucho tiempo ──Lo retó sin miedo este. ── Hasta un adorable chihuahua me da más miedo que tú, un pulgoso malcriado con infulas de alfa que no sabe más que ladrar y poco morder.

Jungkook solo podía mirar la escena desde un rincón asombrado y tembloroso.

Hasta que el pelirojo se giró hacia él, con un rasguño en su mejilla, la boca manchada de sangre y unos ojos del mismo tono de esta.

── Hey... Tú, mechitas ──Lo señaló desde su lugar──, Sigue recto hasta dar con el río, cruzaló y te llevará directo hacia la carretera principal del pueblo ──Explicó antes de volver su atención al rubio en el suelo.

Al percibir que el menor no se inmutaba, giró de nuevo su rostro por encima de su hombro para verlo con un chasquido.

── ¿Qué pasa?, ¿También eres sordo o algo así?, ¡Corre antes que lleguen la manada de falderos! Yo me encargo ──Guiñó un ojo con tranquilidad.

Obligándose a reaccionar, Jungkook cumplió con lo dicho, corriendo en la dirección previamente indicada.

Y no sabía porqué, pero su corazón de repente parecía querer salirse de su cuerpo. Aunque se lo adjudicó al miedo y la adrenalina, para no pensar en el hecho de que el color rojo de repente se instaló en su mente.

🐍 [ Ťo Bə Continuə... ] 🦇

Holii.

Disculpen la tardanza, se que debí actualizar ayer, pero estuve un poco ocupada y no tuve tiempo de terminar de arreglar el capítulo para subirlo ayer mismo, así que por eso lo hago hasta ahora 🥹💚

No quiero agobiarlos mucho, porque ya fue un capitulo bastante extenso y fuerte, así que solo espero que les haya gustado ver por fín en acción a nuestro Vampirito hermoso que amaremos juntos 😭♥️🛐

Estaré pendiente a todas sus reacciones, comentarios y teorías 👀

Espero les esté gustando mucho la historia, gracias por el apoyo y nos vemos la próxima semana con otro capítulo ✨️😻

Besos 💋 💚✨️

Pd: Aquí les dejo la imagen que vió Kook, para que se nos acelere también un poco el corazón 😈🛐🫦

¤《》VanTTGirl ◇ 💚✨️

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