Inicia la primera prueba [2]

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—¡Lo siento mucho! —, balbuceó arrepentido Flutter, realizando a su vez una reverencia como disculpas. Su treta con los caramelos había sido descubierta por el trío de quimeras.

—Deja de pedir perdón por algo que no fue tu culpa, ¿o me equivoco? —. La forma en la que Meruem finalizó su oración, terminó haciendo que cada nervio de la libélula se pusiera alerta.

Habló tan tranquilo y fríamente, que a quien sea podía asustar.

—No... No te equivocas —, contestó nervioso Flutter—. ¿Qué sucede con todos los principiantes de este año? Se han reunido tipos que tienen el nivel de un veterano —, pensó, analizando después a los aspirantes que entraban en esta categoría.

×Goreinu, el número 147, un humano confiado que al platicar con Flutter reveló que es un integrante de cierto grupo secreto, y que tiene como objetivo esconder un pergamino en algún poblado desértico.

×El número 150, luce como una persona cualquiera, pero tiene una cola de rata, además de un aura peligrosa que impidió que el de cabello rizado se acercase.

×Neferpitou, el número 49, fue la única aspirante que comió gustosa el dulce de la libélula .

—¡Flutter-san! —. Como si el mismo diablo se apareciera, la quimera gatuna llamó dulcemente al susodicho—. Estoy algo nerviosa por el examen, ¿tienes más de esos caramelos?

—¿Eh? Ah, sí. Toma —. Cediéndole las golosinas, el de grandes ojos quedó impactado al ver como la fémina se comió todas las golosinas de golpe.

—¡Nyaaa! Que ricos.

—Que raro, ya debería de dar efecto el somnífero del primer caramelo que degustó —, reflexionó mentalmente—. Peor aún, ya ha comido como siete, ¡una cantidad que podría causarle una muerte prematura!

—¿Preocupado? —, interrumpió Pitou el razonamiento del sujeto—. Yo voy a estar bien, porque estoy entrenada. Las sustancias de ese tipo son inútiles en mi organismo —. Sonriendo macabra, optó por irse.

Que aquella chica deduciera que los dulces estaban alterados y que a pesar de eso los comiera, era suficiente motivo para que Flutter pudiera darse cuenta el valor que tendría eliminar a estos principiantes.

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Luego de unos cuantos minutos, un silbatazo consiguió que cada individuo centrará todos sus sentidos en un humano, cuyo aspecto a simple vista era parecido al de un militar estricto.

—La hora de recepción ha concluido —, informó con fuerza el hombre—. A partir de este momento, daremos inicio al examen del líder de escuadrón.

¿Así de la nada dará inicio la prueba? Eran los cuestionamientos que la mayoría de hormigas tenían, aunque igual aceptaron las indicaciones del sujeto al frente, quien con una seña indicó que lo fuesen siguiendo por el largo, largo túnel.

—Este examen cuenta con partes sumamente duras en las que podrían terminar heridos o muertos por mala suerte o por sus malas habilidades —, enunció el examinador al avanzar con paso firme—. Siganme si eso no les importa.

Silencio. Eso fue lo que predominó en el ambiente.

—De acuerdo, entonces 212 aspirantes participarán en la primera etapa —. Dirigiendo una última mirada hacia atrás, el militar optó por acelerar el andar. Algunas quimeras volaban, otras simplemente corrían, pues era vital no quedarse atrás de toda la multitud.

—Llegué a creer en un instante que tan siquiera algunos se echarían para atrás —, dijo Youpi al correr, echándole el ojo al resto de la gente que no alentaba su maratón.

—Estoy muy seguro de que ustedes reconocen que soy el encargado de la primera etapa. Me llamo Tsezguerra —. Enfatizó—. Mi trabajo es guiarlos hasta la sede de la segunda prueba.

—Un momento, eso quiere decir que... —. Goreinu no acabo de formular su observación cuando las palabras del pelinegro consiguieron que se callara.

—Seguirme hasta culminar en nuestro destino, ese será su primer obstáculo. No gasten saliva en preguntarme la hora y el lugar de llegada, porque no responderé en absoluto.

—Que prueba tan extraña —, manifestó con total serenidad Meruem, avanzando junto a sus compañeros.

—En esto se debe de demostrar la resistencia física —, contó Youpi—. Me parece bien, lo seguiré hasta donde sea.

—Psicológicamente, es muy pesado no saber hasta donde se tendrá que correr —, analizó en su cabeza Pouf—. Quiere decir que se probará al mismo tiempo la fuerza mental.

Enseguida de haber ejecutado sus debidas opiniones, una joven gata albina pasó a un lado del trío, corriendo en cuatro patas a toda velocidad, turbando a los presentes, en especial al rojizo.

—¡Oye mocosa! ¡Correr de esa forma es trampa! —, mangoneó enfadado el castaño, apuntando deliberamente a la quimera.

—¿Uhm? ¿Por qué? —, consultó juguetona ella, deteniendo su carrera para visualizar mejor al sujeto.

—¡Es una prueba de resistencia física! ¡La mayoría de participantes estamos corriendo como personas normales! —, argumentó con cólera Youpi.

—Te equivocas. Tsezguerra solo decretó que lo siguiéramos, si te das cuenta, hay quimeras que lo hacen volando, como Pouf —, expuso Meruem.

—Deja de gritar Youpi, eso puede disminuir tu rendimiento, y además, el reglamento dice que las quimeras pueden usar sus habilidades a su favor, así como también los humanos pueden traer cosas que les sean útiles —, pronunció con clase el rubio, manteniendo su vuelo sin ningún revuelo.

—¡¿De qué lado están?! —, farfulló el más alto.

La pequeña discusión entre aliados causó el aburrimiento de Pitou, iba a dejarlos atrás como consecuente, pero la pinta que le dejaba en su ser el verdoso avivó su curiosidad.

—Oye tú —. Incorporándose, se colocó a un lado de él—. ¿De qué generación eres?

—Sexta —, contestó directo el de casco.

—Humm, eres menor que yo —. Le anunció—. Correré al igual que ustedes en ese caso. Me presento, soy Neferpitou —. Ella tenía la apariencia de un gato humanoide con cabello blanco ondulado. Su ropa constaba de un abrigo azul, pantalón y medias de color naranja con rayas negras. Luce ojos de color rojo rubí y las rodillas segmentadas como patas de insecto.

—Mi nombre es Meruem.

—¿Cómo se llama, vejestorio? —, preguntó burlona la albina a Youpi, logrando aumentar su enojo.

—¡¿Vejestorio?! ¡Aunque no lo crean, yo formo parte de la quinta generación! —, comunicó bruscamente el ojinegro.

—¿En serio? —, interrogaron sarcásticos Meruem y Pitou.

—¿Tu también enano? ¡Ya no te voy a hablar! —, chilló Youpi.

Por su parte, Pouf estaba tratando de alejarse lo más pronto posible de ellos.

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Seis horas han pasado y se han recorrido alrededor de ochenta kilómetros, dos quimeras han desertado la prueba, mientras que las demás, no podían quedar más que boquiabiertos al ver, que lo que seguía en el camino, eran unas inmensas e infinitas escaleras.

—¡No pierdan el paso! —, ordenó Tsezguerra antes de comenzar a subir escalones de dos en dos, intrigando al resto.

—Que tipo tan sorprendente... Bueno, ahora si será de esperarse que muchos abandonen el examen —, informó Mosquito, la quimera con el número 51.

Su predicción se fue cumpliendo lentamente, subir esas escaleras e intentar no quedarse atrás era una tarea lo suficientemente difícil tanto como para humanos como para quimeras.

A medida en que se avanzaba, la altura del túnel se iba acortando, lo que obstaculizaba a quienes volaban, obligándoles a correr como el resto.

No olvidemos mencionar que, con la misión de reducir la cantidad de participantes, en el camino hicieron aparición una serie de trampas, si pisabas una celdilla floja, lo más probable es que una ráfaga de flechas o de picos te atacasen a ti o a quienes te rodeaban.

Los aspirantes caían como moscas.

—Youpi —, habló Pouf al mencionado—. Tengo algunas cosas que preguntarte.

—¿Qué quieres? —, cuestionó jadeando el castaño, mirándole de reojo.

—Son dos asuntos de los cuales tengo curiosidad, ¿en serio quieres ser un líder de escuadrón por mero ocio?

—Claro, si vivo como una quimera promedio, tengo que conseguir un trabajo, debido a mis conflexiones eso es muy tardío, prefiero esforzarme en esta profesión y luego obtener un cargo más relevante —, explicó Youpi—. Si soy rico, podré realizar varios de mis sueños, viajar al Hawaii por ejemplo.

—¿Estás de broma, cierto? —. El de alas no podía estar más ofendido por los planes del ajeno.

—Aún no acabo, solo conseguiré mi meta si es que el próximo rey no es tan duro. Meruem quiere serlo, y creo que por esa misma razón, no me agrada del todo.

—De hecho, de eso iba a tratar mi segunda duda, pero ya la respondiste, en lo personal, el chico me resulta alguien interesante, casto y determinado, si somos cercanos a él, puede que incluso entablemos una amistad más seria —, mencionó Pouf—. Aunque, existe algo en el que me perturba.

—¿Qué?

—La manera en que limita su fuerza. Ha de ser tan inmensa que la debe de ocultar, diría que es un factor en contra para llegar a servirle.

Del mismo modo que Youpi y Pouf conversaban, Pitou y Meruem se mantenían al frente de la multitud, procurando no acelerar mucho su caminata para no arrebasar al examinador.

—Mouh, este examen es decepcionante, escuché que era todo un infierno poder aprobarlo y me topo con esto —, dijo Pitou para inicia una charla con el contrario.

—Si tu lo dices —, respondió sin mucho interés Meruem—. ¿Por qué motivo quieres ser una líder de escuadrón?

—En realidad no quiero ser una líder, tome esta prueba solo por curiosidad, ju, ju —, alegó la minina—. ¿Y tú?

—Mi madre fue reina, quiero imitar sus pasos.

—¿Ah sí? ¿Y qué clase de reina fue tu madre? —, interpeló con una sonrisa ladina la chica.

—No lo sé, nunca la conocí —. Sincero, el verdoso se confundió al escuchar unas ligeras risas provenientes de su acompañante.

—Eres muy raro, me agradas —. Con total libertad, Pitou dio un leve codazo en el brazo de Meruem—. Anda, cuéntame como se te metió la idea de ser rey.

—Hphm, hace tiempo conocí a una mujer llamada Komugi, ella me reveló muchas cosas sobre mi madre —, relató—. El cómo Komugi contaba de una forma tan orgullosa y alegre las hazañas de la reina quimera, me hizo ver que yo podía hacer lo mismo.

—¡Miren! ¡Una luz! —, gritó un hombre al notar dicho fenómeno, cortando el hilo de la platica entre las dos quimeras.

Finalmente, los aspirantes restantes pudieron salir del desquiciante túnel. Sin embargo, su victoria no duró lo suficiente.

—Excelente trabajo, Tsezguerra —, felicitó una mujer pelinaranja de gran busto, que se hallaba sentada en un sofá junto a una hormiga quimera cerdo.

—Sí, hubo un total de 41 desertores, restan 171 aspirantes, suerte con la segunda etapa, la necesitarán —. Intimidando a propósito, el militar se marchó del sitio.

El final del finito túnel daba a una especie de campo abierto donde una zona techada resaltaba, más por los dos sujetos que reposaban allí: una linda mujer humana y una quimera con rasgos porcinos.

—Reconozco su resistencia, novatos, pero lamento decirles que esta prueba no es para nada sencilla. Mucho gusto, soy Asta, y él es mi compañero, Pig, ambos tenemos el rango de oficiales de escuadrón.

—Nuestra etapa consiste en la búsqueda del ingrediente y material más valioso en el mercado —, comunicó fatigado el cerdo con delantal.

—Las quimeras conseguirán un cerebro humano, y los humanos traerán la parte más llamativa de una hormiga —, proclamó fríamente Asta, analizando el desconcierto de la mayoría de los individuos.

—Comiencen —, ordenó el cerdo con delantal.

No se iba a negar el hecho de casi todos los presentes tenían una lucha interna entre acatar o no acatar las instrucciones recién dadas. ¿Sería lo correcto?

Para algunos, sí lo fue.

Inició una masacre entre varias hormigas y humanos, pocos celebraban sus victorias al mismo instante en que otros gritaban de dolor al perder aquello que los caracterizaba.

Meruem tenía claro una cosa. Y eso era que nunca debía de matar a alguien a sangre fría, no importa la situación, por lo que en esta etapa, su actuación fue nula.

Él no fue el único con esta ideología, sus tres compañeros estaban de acuerdo con eso también; Pitou no tanto, en realidad ella quería ir a despedazar cabezas, no obstante, su instinto le decía que ese no era el momento.

—Muy bien, felicitaciones, aquellos que no se dignaron a mover ni un solo dedo para cumplir nuestro mandato, se les compensará con pasar a la siguiente etapa —, declaró Pig, notándose su ironía al hablar.

—Recuerden, está estrictamente prohibido que una quimera mate a un humano y viceversa, nunca serán parte de esta asociación con esa asquerosa falta de moralidad, 99 aspirantes aprobaron, ¡ustedes tienen el potencial para cumplir su meta! —, halagó contenta Asta, guiando a los afortunados hacia la sede de la tercera etapa.

Meruem no pudo sentirse más agradecido por las enseñanzas que Colt le inculcó desde que tenía consciencia, "respetar cualquier forma de vida".

"Ante los ojos del mundo, tu vida vale lo mismo que la de una cucharacha, Meruem".

Otra frase que el verdoso admiraba de su tutor.

Ahora sólo debia esperar lo que fuese a venir, con la dicha de estar acompañado de Pitou, Youpi y Pouf. Quizás haber tomado este examen le trajo más beneficios de los que imaginaba.

"Amigos".

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ACERCA DE...

†Debido a que las hormigas quimeras puras no crecen, su edad tiene como variante la generación en que nacieron; los de primeras generaciones son los mayores mientras que los de las últimas, en teoría, son menores.

†La prohibición de la matanza mutua entre hormigas y humanos está decretada en un acuerdo único e indistinguible, gracias a esto se han evitado conflictos entre razas.

†En el examen para líderes de escuadrón, hay más aplicantes quimera que humanos (80%≠20%), debido al instinto de superioridad que tienen los primeros.

~TK~

Primero que nada, ¡Feliz cumpleaños atrasado a CamilaHPK! De verdad lamento mucho no haber publicado ayer este capítulo :')

Y como última cosa, si tienen alguna duda sobre qué personaje hace tal papel en esta serie, pueden buscar el nombre en google o preguntarme :D

Cambio y fuera.

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