Capítulo 93: Quiero ser de ayuda II

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—¿Quién eres y qué haces aquí? —preguntó la mujer de cabellos carmesí, acercándose a ella con sus botas de tacón y gesto severo, hasta detenerse a escasos centímetros.

Jackie no pudo evitar sentirse nerviosa ante una presencia tan imponente como aquella.

—Me llamo Jackie Lynn Thomas, y soy amiga de Star y novia de Marco.

Al escuchar el último nombre, la mujer abrió los ojos con sorpresa.

—¿Díaz?

—Sí.

—Claro —dijo dándose una palmada en la frente—, la princesa no conoce a muchos Marcos. Sí, ya te recuerdo. —Se cruzó de brazos—. Te he visto en alguna ocasión con Star y el resto. ¿Qué haces aquí? Estás muy lejos de casa.

Tragó saliva y tomó aire para armarse de valor.

—He venido a buscarte porque quiero que me entrenes.

Hekapoo parpadeó un par de veces, la boca se le torció y luego se echó a reír. Tuvo que llevarse las manos al estómago e inclinarse hacia adelante. Una reacción que, pese a lo imponente de la mujer, llegó a molestar a Jackie.

—En serio, ustedes los humanos tienen un gran sentido del humor.

—Lo digo en serio.

La mujer pareció calmarse y volvió a mirar a la chica. Aun así, mantuvo viva su expresión burlesca.

—¿Y por qué iba a entrenarte? Acabas de llegar a un sitio que no conoces, no eres nadie en Mewni ni tienes ningún papel de relevancia en el reino. ¿Qué motivo podría tener yo para entrenarte?

No había pensado en eso. Debía admitir, con cierta vergüenza, que esperaba que la mujer le ayudase sin ningún tipo de inconveniente. Pero era lógico pedir un motivo para entrenar a una humana, así como así.

Claramente, no podía decirle la verdad, o revelaría los planes de Star. Aunque eran buenos motivos para poder convencer a la mujer. Tal vez podría utilizar parte de eso, solo lo que Hekapoo sabía que Star sabía.

—Sé lo de los solaris —se limitó a decir, cosa que llamó la atención de la mujer, y provocó que enarcara una ceja—. Sé que el reino puede ser atacado en cualquier momento por ellos, y que no se encuentran en la mejor situación ahora mismo. Y quiero ayudar. Por eso querría que me entrenes.

Hekapoo volvió a adoptar un porte serio y a cruzarse de brazos. Caminó hacia ella y comenzó a girar a su alrededor y a observarla de arriba abajo.

—Eres joven, no tienes un cuerpo desentrenado, pero claramente hay otros en el reino que serían un mejor soldado a entrenar que tú. ¿Qué te hace especial?

—Bueno, se me da bien patinar.

—Cuando eso te ayude a derrotar a un ejército de mewmanos super desarrollados, vuelve a decirme qué tan buena eres —dijo con lengua afilada—. Además, ¿por qué tanto afán en meterte en esto? No es una batalla que te incumba. Ni siquiera es tu dimensión.

—Sí, pero es la de Star. Marco piensa ayudar, y yo no voy a quedarme atrás mientras la vida de mis amigos está en peligro. Ya me cansé de mirarlos desde atrás y solo poder rezar por ellos. Quiero ser útil, quiero poder ayudarlos de verdad.

Hekapoo se la quedó mirando.

—¿Cómo supiste de mí y de este lugar?

—Marco me habló del tiempo que pasó en esta dimensión, y el reto que llevó a cabo. Quiero lo mismo.

—Creo que Marcó no te habló en profundidad de todo lo que vivió en este lugar. Esto no es un juego o un entrenamiento cualquiera en el que si algo no te gusta puedes salirte. De hecho, ni siquiera es un entrenamiento. Lo que hizo Marco durante todos esos años en este lugar fue sobrevivir. Se volvió fuerte no porque entrenara para ello, sino porque la situación le exigía que lo hiciera —afirmó con seriedad—. Tendrás que hacer cosas que seguramente nunca te planteaste hacer. Tendrás que mirar por tu propia vida sin esperar la ayuda de nadie. Tendrás que estar un tiempo indefinido vagando por lugares desconocidos. Puedes pasar más tiempo en estas tierras que en tu propia dimensión. Acabarás cambiando. Tal vez ya no quieras regresar, y, aunque lo hagas, tal vez te hayas olvidado de tus seres queridos: tus amigos, tu familia, y tu pareja. ¿Crees que podrás mantener tus convicciones durante tanto tiempo?

Aquellas palabras hicieron vacilar a la chica. No se había detenido a pensar en todo lo que Hekapoo le estaba comentando. Y escucharlo ahora, de golpe, la dejaba sin palabras.

Hekapoo, al ver su reacción, saco unas tijeras de su vestido y abrió un portal rojo allí mismo. Era la primera vez que veía un portal así.

—Si vas a dudar, es que entonces no estás preparada. —Apuntó al portal con una de las mitades de las tijeras que tenía—. Este portal te llevará de nuevo a la tierra, a la misma ciudad en la que vive Marco. Te sugiero que lo tomes y no vuelvas nunca.

Tal vez aquella mujer tenía razón, tal vez eso era demasiado. Le daba miedo lo que podría encontrarse allí. Lo que le podría pasar.

Se llevó la mano al collar de su madre, lo apretó con fuerza y dio un paso al frente.

Sí, tenía miedo, pero más miedo le daba la idea de dejar solos a sus amigos. Iba a cambiar, e iba a hacerlo de una vez.

—Gracias, pero no. Dije que vine para poder ser capaz de ayudar a mis amigos, y eso pienso hacer. Así que será mejor que dejes de intentar asustarme con tus artimañas.

Hekapoo sonrió.

—Tienes agallas. Me gusta. Sin embargo —se acercó a ella—, lo que dije no eran artimañas —estaba a escasos centímetros de ella—, eran advertencias.

La pelirroja la empujó, haciendo que Jackie cayera, pero no se golpeó contra el suelo, sino que siguió cayendo.

Lo notó, la sensación de atravesar un portal. Hekapoo lo había preparado. Esa misma también se lanzó por el portal y cayó con ella.

—Ten por seguro que vivirás un infierno. Esta dimensión no perdona a nadie. Yo estaré viendo todos y cada uno de tus pasos, pero no recibirás ayuda por mi parte en ningún momento. No importa cuánto sufras o grites por ayuda.

Jackie miró a su alrededor. Caía por varios paisajes que cambiaban: un bosque nocturno, una montaña nevada, el interior de un volcán, la inmensidad del mar. Hekapoo, de alguna forma, abría un portal justo debajo de ella, lo cual creaba aquel cambio brusco de biomas.

—Pero no te preocupes, tu tarea no será como la de Marco. No. Tú solo tendrás que encontrarme. Búscame, persígueme hasta volver a mí guarida, solo entonces terminará tu tormento y te ayudaré. —Sonrió con malicia—. Hasta entonces, intenta no morir.

Jackie atravesó el último portal, y todo se volvió oscuro.

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A partir de aquí, comienza una nueva aventura para Jackie.

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