IV

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-¿Cuánto tiempo más creen que estaremos aquí?- preguntó aburrido Fred. Habían estado allí, atados de pies a cabeza por las raíces, mirando como los dos chicos que se encontraban buscando Dios sabe qué por toda la habitación, por aproximadamente 25 minutos.

-Creo que se han olvidado de nosotros- suspiró Freddy.

-Esto se está poniendo incómodo- Bonnie intentaba librarse del agarre, ya no soportaba estár así. Mientras ellos buscaban la manera de salir de su aprieto, los seres "mágicos" buscaban desesperadamente Dios sabe qué cosa por toda la habitación.

-¿¡En donde rayos lo dejaste!?- preguntó enfurecida la chica. Revolcando unos cuantos trapos viejos.

-¿¡Crees que si lo supiera lo estaría buscando!?- le respondió el zorro. Quién se encontraba desesperado.

-¿Es esto lo que buscan?- Bonnie sostenía en dos manos un viejo libro. Sorprendiendo a todos, ya que se encontraba libre, a un metro de Fred y Freddy.

-¿¡Cómo cojones te liberaste!?- Fred estaba sorprendido, al igual que todos. Nadie lo escuchó caminar, siquiera.

-No lo sé, solo lo hice- respondió el chico encogiendose de hombros.

-¡Dame eso!- Foxy le arrebató el libro a Bonnie.

-De nada- dijo Bonnie indignado.

-Muy bien, llama a ese cabeza hueca. Él es el único que sabe como llegar con las Kodamas.

-Eso haré- abrió el libro de forma inmediata, recitando un texto imposible que fue de entender para Fred, Freddy y Bonnie. En un parpadeo, una luz azul apareció en medio de todos, llamando la atención de todos.

En cuanto la luz se fué, dejó ver a un elfo durmiendo plácidamente en el suelo.

A Bonnie le despertó la curiosidad, ya que era idéntico a su maestro. A excepción de las orejas puntiagudas, claro está. Abby le lanzó el agua que había dentro de una cubeta, despertandolo de golpe.

-¿¡Qué-quién-cuándo-dónde!?- gritó alarmado, poniéndose en pié.

-Siempre funciona- dijo Abby victoriosa.

-¿¡Ustedes de nuevo!? ¡Ya les dije que no pienso traer más de esas malditas flores mágicas! ¡La última vez apesté a Golperling toda una semana!- gritó enfurecido el recién invocado- Además... ¿¡Porque me llaman siempre cuando estoy durmiendo!? ¿¡Cual es su maldito problema!?

-Ya cálmate, Bon- dijo Foxy- necesitamos tu ayuda.

-¿Ahora qué?- el peli-celeste se cruzó de brazos.

-Tú eres el único que sabe como llegar con las Kodamas.

-Si ¿Y qué con eso?

-Necesitamos que lleves a los humanos con ellas- continuó la chica.

-De ninguna ma... ¿Dijiste humanos?- Abby señaló a los chicos detrás de ellos- ¡Tienen humanos! ¡Increíble!- gritó emocionado, para luego acercarse a Bonnie. Quién se sonrojó ante tal acto- Es impresionante. Había leído sobre los humanos en los libros de leyendas, pero nunca creí que fueran reales. ¡Y ahora hay 2 justo aquí!- Bon, curioso, comenzó a examinar a Bonnie. Terminando abrazado a él- ¡Quiero conservar este!- el sonrojo de Bonnie era notorio. Y mucho. Provocando risas en Fred y Freddy, quiénes ya sabían los sentimientos de Bonnie hacia su maestro. Y que aparezca alguien realmente idéntico y le de tanta atención, es algo poco usual.

-No puedes conservarlo- dijo Abby con firmeza.

-¿Porque no? Yo lo puedo cuidar, sé todo sobre los humanos. Sé como deben alimentarse, como deben asearse, cuanto tiempo deben dormir, qué deben hacer para estar saludables, ¡Lo sé todo!- le peli-celeste terminó alzando a Bonnie al estilo princesa. Era mucho más fuerte que el Bon que conocían- ¡Porfis! ¡Porfis! ¡Porfis!

-Yo no veo problema- dijo Foxy tranquilo.

-¿¡Estás loco o te haces!?- le regañó la chica.

-Se ve que sabe mucho. Estará bien.

-¡Yey! ¡Tengo un humano!- chilló alegre el oji-verda, como si le hubieran obsequiado una mascota.

-¡De eso nada!- Abby logró quitarle a Bonnie, colocándolo en el suelo.

-¡Oye!- se quejó Bon.

-Foxy, ¿No lo entiendes? ¡Va a terminar violandolo!

-Creo que tienes razón- razonó el zorro.

-¡Yo jamás haría eso!- se defendió el elfo- ¡Soy un chico de bien! Yo no lo haría si él no quisiera- se cruzó de brazos.

-Esto es mejor que cualquier programa- estalló en risas Fred.

-¡Cállate, torpe gato!- se quejó Bonnie, quién estaba nuevamente al lado de ellos.

-Solo llévalos con las Kodamas, y averigua como llegaron aquí- le ordenó Foxy.

-Está bien. Pero si ellas no saben como devolverlos, me quedo con el de cara bonita- señaló a Bonnie- Vamos, Bonnie, Freddy y Fred.

-¿Cómo sabe nuestros nombres?- dijo sorprendido el castaño.

-Tú tienes cara de Freddy. El gato tiene cara de Fred. Y él tiene cara de Bonnie. No es difícil- respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo.

En un segundo, todos ya estaban fuera del árbol. Fred y Freddy ya habían sido liberados.

¿Qué sorpresas habrán en el camino?

[…]

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