Dolor del Diablo

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—¡LO SABÍA, SABÍA QUE NO ERA BUENA IDEA! —gritaba histérico Kcalb mientras caminaba en círculos, gesticulando mucho con las manos— ¡OS LO DIJE, PERO NOOOO, TENÍAMOS QUE TELETRANSPORTARNOS PORQUE A LAS NIÑITAS SE LES ANTOJABA HACERLO! ¡Y AHORA, POSIBLEMENTE NUNCA VOLVAMOS A VER A ESAS CHICAS!

    —Vamos, señor Kcalb, cálmese... —intentó tranquilizarlo en vano Froze desde el suelo. Estaba agotada por el viaje al igual que el resto de sus compañeras, que también se habían sentado y seguían con la mirada al Diablo— Seguro que vuelven, no han podido irse muy lejos...

    Kcalb se paró y la miró de reojo. Entonces, suspiró y también se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, apoyando las manos sobre sus rodillas.

    —No es tan simple cómo te piensas... —dijo taladrando con la mirada a Froze— ¡Pueden haber caído en cualquier lugar! ¡Incluso en otro mundo! O simplemente, podrían haberse perdido en el Círculo de las Sombras...

    Rawberry arqueó las cejas y ladeó la cabeza.

    —¿Qué es eso? —preguntó— ¿Se come?

    Gris le asestó una colleja que le hizo mirar al suelo.

    —¿¡Es que no sabes pensar en otra cosa qué no sea en la comida!? —la riñó mientras ella se sobaba la cabeza— ¡No, no es comida! El Círculo de las Sombras...

    —... es algo de lo que más tarde hablaremos —la interrumpió Kcalb con cierta molestia.

    Ella agachó la cabeza bastante avergonzada y ruborizada. Leila lo notó, pero no se molestó en mencionarlo. Ya tendría una charla con su amiga sobre su extraño comportamiento últimamente, ahora tenía cosas más importantes en las que pensar.

    —¿Y no hay ninguna manera de averiguar dónde se encuentran? —preguntó la demonio de las gafas.

    Kcalb la miró a ella y se rascó la barbilla.

    —Pues... seguramente, pero ahora no se me ocurre nada —respondió—. Aunque, lo que deberíamos de hacer por ahora es volver sobre nuestros pasos y buscarlas.

    —Disculpe... —Froze levantó tímidamente la mano, pidiendo palabra— Pero yo no quiero volver a viajar. No me ha sentado muy bien, digamos...

    —Es cierto Kcalb —le llevó la razón Leila—. Tiene que existir otra manera.

    Kcalb levantó la vista al cielo y suspiró. Estaban tan cerca de su destino, de encontrar a Etihw... y tenía que surgir un problema así.

   —Sí, tienes razón Leila... —dijo tras un rato. Volvió a mirarla y se levantó— Tal vez, podríamos... —De repente se calló y se le dilataron las pupilas.

    Froze arqueó una ceja y también se levantó.

   —¿Señor Kcalb...? —Al no obtener respuesta, se le acercó más y se colocó frente a él, pero el Diablo permaneció inmóvil, excepto por un temblor en sus labios— ¿Se encuentra bien?

    Kcalb alzó una mano temblando y se la llevó a la frente.

    —Ah... —susurró— Aaaah... ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! —Se agarró la cabeza con la otra mano y cayó de rodillas al suelo, sudando y temblando— ¡¡KYAAAAAAAA!! ¡¡PARAAAAAAA!!

    Gris rápidamente se acercó a él. Intentó tocarle el hombro con expresión preocupada, pero Kcalb comenzó a retorcerse y no se lo permitió.

    —¡¡DUELEEEEEEEEE!! —gritó, tirándose del pelo.

    —¿T-te duele la cabeza? —preguntó Leila.

    Él sólo siguió gritando y agarrándose la cabeza. Terminó tumbándose en el suelo y dando vueltas como un loco.

    —¡¡DUELEEEEEEEEE!! —empezó a lloriquear.

   —¿¡Qué hacemos!? —gritó Gris mirando al demonio.

    —¡No lo sé! —respondió Froze— ¡No entiendo qué...! ¿Oh? —se cortó a sí misma, pues Kcalb había dejado de retorcerse y de gritar.

    Se hizo el silencio unos instantes, entonces Leila abrió la boca para decir algo pero en ese momento, Kcalb volvió a empezar a gritar y a moverse en círculos.

    Las tres chicas se dieron una palmada en la frente y suspiraron al unísono.

    —Kcalb... —dijo Leila— ¡Cálmate y dinos qué pasa, Dios!

     Pero él continuó con su "baile". Tras un buen rato, volvió a callarse y a quedarse inmóvil. Rápidamente se levantó jadeando y se tapó los oídos.

    —¡YA BASTA!

    —¿Ya basta el qué? —preguntó Leila desesperada.

    —¡El botón! —gritó Kcalb— ¡El que Eti os dio! ¡Sólo ella y yo lo podemos escuchar, y es insoportable!


¡Hola hola! Sólo quería disculparme, pues estos dos últimos capítulos han sido realmente coooooortoooos. ¡Lo siento, de verdad! Pero es que con el instituto, ya sólo tengo unas pocas horas libres para publicar. Por lo menos, no creo que me quede mucho para acabar. Creo que unos... siete capítulos más y habré terminado la historia.

Bueno, espero que os haya gustado la parte.

¡Un achuchón de pingüino!

Gris-sensei


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