Capitulo 0 V2 (El despertar de una Diosa)

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Si... si no hago V2 cuando pueda, no es un fanfic mío... no se asusten, seguiré haciendo la V1 cuando iguale los caps

Y si, luego de la evangelización de la devoradora, será diferente.

... No sé porque, me gusta hacer el despertar de la golosa

Si La Gran Devoradora hubiera ido al mar, ahí si que iba a ser invencible

Narrador Omnisciente

La brisa helada soplaba en la antigua ciudad donde Pythor, el líder de los Serpentine, había realizado su oscuro plan. Con manos temblorosas, colocó las fangblades en la base de la imponente estatua de La Gran Devoradora, un ser divino que, según las leyendas, había sido sellado por milenios.

El eco de sus palabras resonaba en las paredes cubiertas de musgo y sombras. "¡Está funcionando! ¡Despierta Devorador! ¡Despierta con el insaciable apetito de la bestia! ¡Que va a consumir todo Ninjago!" exclamó con una risa maníaca, su rostro iluminado por la emoción del poder que estaba a punto de desatar.

El sonido de pasos resonó en el lugar y Wu, el maestro de Spinjitzu, apareció, su expresión grave. "Pero ¿Qué es lo que has hecho?" preguntó con incredulidad, su mirada fija en la escena caótica ante él.

Pythor se giró lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de locura y determinación. "¿No lo ves? Liberar al Gran Devorador es la única manera de vengarme de la gente de Ninjago por encerrar a mi clan bajo tierra durante todos esos años. Nosotros debimos gobernar sobre la tierra, no ustedes," dijo, dejando que el resentimiento empapara cada palabra.

Wu negó con la cabeza, su voz grave y seria. "Juegas con un poder que no se puede controlar... Va a consumirlo todo... Incluso a los Serpentine." La advertencia retumbó en el aire, pero Pythor estaba cegado por su ambición.

De repente, un temblor recorrió el suelo del lugar. La estatua comenzó a desmoronarse, trozos de piedra y polvo volando en el aire como si se tratara de una tormenta de escombros. Pythor, con una mirada de desesperación y emoción, volvió a la estatua. "¡Libérate Gran Devorador! ¡Y obedece todas mis órdenes! ¡Pues fui yo quien te ha despertado!" gritó con malicia, la voz resonando en el lugar.

Finalmente, la estatua se desmoronó por completo, dejando solo un vacío ominoso. Pythor se quedó paralizado, los ojos abiertos como platos. "¡¿No estaba dentro de la estatua!? ¡¿En donde está!?" gritó confundido, la risa maníaca en su rostro ahora reemplazada por el pánico. El eco de sus palabras se perdió en la inmensidad del lugar, dejando solo un silencio inquietante.

El suelo comienza a desmoronarse a su alrededor, como si la tierra misma estuviera en agonía. Cada grieta que se forma envía ondas de vibración por el suelo, y Pythor siente cómo el pánico se apodera de él. Su mirada se dirige al abismo negro que se abre ante sus pies, una oscuridad infinita que parece devorar la luz. "¡Es enorme!" grita aterrado, sus ojos se agrandan al contemplar la figura colosal de La Gran Devoradora que asoma en la penumbra.

Al ver un par de ojos rojos brillando en la oscuridad, un escalofrío le recorre la espalda. Instintivamente, Pythor intenta escapar, su corazón late con fuerza mientras retrocede. Sin embargo, Wu lo detiene con firmeza, su mano agarrando el brazo del serpentino con una fuerza sorprendente. "Deberías quedarte a ver lo que has hecho", dice con seriedad, su voz resonando en el caos que los rodea.

Pythor, lleno de desesperación, intenta liberarse. "¡Déjame ir, anciano! ¿¡Qué no ves!? ¡Está debajo de nosotros!" grita, la adrenalina impulsando sus palabras. Su mirada está fija en el abismo, donde la Gran Devoradora se mueve con una gracia aterradora.

Wu no cede. "Este es nuestro destino", dice sin miedo, su voz firme como una roca en medio de la tormenta.

Pythor, sintiendo que el suelo se quiebra aún más bajo sus pies, ve con horror cómo las grietas se expanden. "¡Nooooo!" grita, la desesperación llenando sus pulmones.

En ese momento, Cole, Jay, Kai y Zane aparecen, sus rostros reflejando la misma incredulidad y miedo que siente Pythor. Kai, con su mirada fija en los ojos rojos, pregunta con un grito de terror: "¿¡Qué es esa criatura!?" La enormidad de La Gran Devoradora es abrumadora, y la luna ilumina sus escamas brillantes, haciendo que parezcan casi sobrenaturales.

Wu se erguía ante sus alumnos, la gravedad de la situación palpable en el aire. "Deben hacer lo que puedan para detener al Gran Devorador", les dijo, su voz firme pero cargada de preocupación. Cole, Jay, Zane y Kai se miraron entre sí, sintiendo el peso de la responsabilidad que recaía sobre ellos. El ambiente estaba tenso, y la luna llena iluminaba el campo, como si la propia noche estuviera observando con expectación.

Kai, en particular, sintió una oleada de impotencia recorrer su cuerpo. "Sensei", dijo en voz baja, su tono reflejando una resignación que lo consumía. Sabía, en lo profundo de su ser, que quizás ya era demasiado tarde para cambiar el destino que se cernía sobre ellos.

De repente, el suelo comenzó a temblar. Una serpiente gigantesca emergió de las profundidades, su longitud se extendía más allá de la comprensión. Las escamas de La Gran Devoradora brillaban bajo la luz de la luna, creando un espectáculo aterrador y cautivador a la vez. Era una criatura de leyenda, la Diosa y madre de los Serpentine, y su mirada era una mezcla de hambre insaciable y furia ancestral. La Gran Devoradora tenía un apetito que nunca se saciaba, pero antes de lanzarse a devorar todo a su paso, centró su mirada en Pythor y Wu.

La Gran Devoradora era la madre de los Serpentine, y Pythor, siendo uno de ellos, se encontraba en una posición sumamente delicada. La serpiente se preguntaba, con indignación, cómo su propio descendiente se atrevería a darle órdenes. Su orgullo maternal no podía tolerar tal falta de respeto.

Un silencio mortal se apoderó del grupo; todos menos Wu sentían el terror calar en sus huesos. Wu, en contraste, había aceptado su destino con una calma resignada, pues sabía que la lucha era inevitable.

Pythor, paralizado por el miedo, miró a La Gran Devoradora con terror reflejado en sus ojos. "¡Devorador! ¡Debes obedecerme! ¡Estás despierto gracias a mí!", gritó desesperado, su voz resonando en la oscuridad. Su súplica resonó como un eco vacío, mientras la serpiente titánica lo observaba con una mezcla de desprecio y asombro.

La Gran Devoradora se indignó aún más; la insolencia de Pythor era inaceptable. Primero, su descendiente se atrevía a darle órdenes, y ahora, además, estaba sugiriendo que ella era un macho. Las escamas de La Gran Devoradora comenzaron a brillar con un fulgor amenazador, y un rugido gutural resonó en el aire, llenando de terror a los presentes.

Pythor, sintiendo la presión del momento, intentó huir, buscando escapar de la furia de su madre. Pero Wu, con una mirada penetrante, lo detuvo. "¿¡Qué diablos te pasa!? ¡Esa vieja y tonta nos va a devorar!", gritó desesperado, la adrenalina corriendo por sus venas mientras la realidad de la situación se asentaba en su mente.

La Gran Devoradora, ahora verdaderamente enojada, se preparó para actuar. Todos sabían que jamás debías hablar de la edad de una hembra, y Pythor había cruzado una línea que no se podía borrar.

La Gran Devoradora, con su imponente figura serpentina, se retorcía entre las estructuras de la ciudad Ouroboros, su furia palpable en cada movimiento. Con un movimiento veloz, le dio un coletazo a Pythor en el trasero, el impacto resonó como un trueno en toda la ciudad, haciendo temblar el suelo bajo los pies de los presentes. La humillación era evidente en el rostro de Pythor, quien apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que la cola de la bestia volviera a caer sobre él, esta vez con más fuerza, como si la Gran Devoradora estuviera enseñándole una lección sobre el respeto.

Kai, observando la escena desde la distancia, sintió un escalofrío recorrerle la espalda. "Hasta a mí me dolió," murmuró con temor, incapaz de apartar la vista de la imponente criatura que parecía capaz de devorar el mundo entero.

La Gran Devoradora, satisfecha por su muestra de dominio, volvió su atención hacia Wu y Pythor, lanzándose sobre ellos con una velocidad aterradora. En un parpadeo, los consumió en su voraz boca, dejando solo un eco de sus gritos en el aire. Con un siseo amenazante que retumbó en las calles, dirigió su mirada hacia los cuatro ninjas: Kai, Cole, Zane y Jay. El aire se volvió denso, cargado de hambre y peligro.

Sin previo aviso, la Gran Devoradora se abalanzó sobre ellos. Pero en ese momento, Lloyd apareció como un rayo de esperanza. La serpiente titubeó, como si algo la hubiera detenido en seco. ¿Qué era eso en Lloyd que la hacía dudar de su instinto voraz? La Gran Devoradora, confusa, lo observaba, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y hambre.

Jay, el más rápido en reaccionar, gritó con urgencia: "¡Corran!" Su voz resonó en el aire, despertando a los ninjas de su parálisis.

Zane, siempre pragmático, analizó la situación con rapidez y exclamó: "¡Si nos quedamos, nos convertiremos en cena de serpiente!" Sus palabras fueron como un toque de tambor, marcando el inicio de su fuga.

Kai, Lloyd, Zane, Jay y Cole comenzaron a correr, cada uno sintiendo el aliento caliente de la Gran Devoradora en sus cuellos. La bestia seguía de cerca, pero inexplicablemente, no los atacaba. Su atención se centraba en Lloyd, como si hubiera un vínculo invisible entre ellos que la mantenía alejada de su presa.

Lloyd, aún aturdido por la repentina aparición de la Gran Devoradora y la furia que había desatado, miró a sus amigos con confusión. "¿Qué pasó?" preguntó, notando que había llegado justo en el momento en que la criatura estaba en su punto más peligroso.

Aún corriendo a toda velocidad, la tensión en el aire era palpable. Cole, con la adrenalina corriendo por sus venas, fue quien rompió el silencio. "El Devorador se enojó porque Pythor intentó darle órdenes y lo llamó serpiente tonta y vieja," dijo, su voz teñida de un leve tono de incredulidad mientras sus ojos se fijaban en la imponente figura de La Gran Devoradora que se acercaba a ellos como un relámpago oscuro.

Lloyd, aunque su mente estaba en mil cosas a la vez, se giró hacia Cole con una mezcla de preocupación y urgencia. "Cole, no le digas devorador... ella se enojará más," advirtió, su voz firme y clara a pesar del caos que los rodeaba. "Es normal que ella se enoje con Pythor, La Gran Devoradora es la madre de Pythor... nadie en su sano juicio le daría órdenes a su madre... y le dijo vieja... nunca le digas eso a una mujer si es que quieres vivir." Sus palabras salieron con la naturalidad de quien ha aprendido esta lección de vida de la manera más dura posible... conviviendo con serpientes humanoides y no saber diferenciarlos.

Kai, que corría junto a ellos, giró la cabeza hacia Lloyd con asombro. "¿Eso es una hembra?" preguntó incrédulo, su mente luchando por procesar la enormidad de lo que significaba la criatura detrás de ellos.

Lloyd asintió con una expresión de resignación. "Sí, duh," respondió, como si fuera la cosa más obvia del mundo. Después de todo, ¿quién no podría distinguir a La Gran Devoradora, única en su especie, una diosa serpiente de proporciones titánicas, de un macho?

Los cinco ninjas, con el corazón latiendo desbocado, divisaron su aeronave, el Destiny's Bounty, en la distancia. No perdieron tiempo; sus piernas se movían con la rapidez del viento, como si sus vidas dependieran de ello, porque realmente lo hacían. La Gran Devoradora les pisaba los talones, su rugido resonando como un trueno que hacía temblar la tierra.

En un instante crítico, Jay tropezó, sus pies enredándose en el suelo irregular. La Gran Devoradora se abalanzaba sobre él, su enorme boca abierta, lista para consumirlo. En un acto reflejo, Lloyd se detuvo, el instinto de proteger a su amigo superando el miedo que lo invadía. Con rapidez, ayudó a Jay a levantarse, empujándolo hacia adelante mientras la sombra de La Gran Devoradora se cernía sobre ellos. La serpiente, al ver la acción de Lloyd, retrocedió un poco, consciente de que no podía arriesgarse a perder al joven que le había despertado una extraña debilidad en ella.

El Destiny's Bounty se preparaba para despegar, sus motores zumbando con una vibración familiar. Lloyd, Jay, Zane, Cole y Kai corrían hacia la entrada, la adrenalina bombeando en sus venas mientras el viento nocturno soplaba a su alrededor.

Kai fue el primero en notar la inminente amenaza. Su voz resonó con urgencia: "¡Despega la aeronave!" Gritó, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.

Jay, con los ojos fijos en el monstruo que acechaba tras ellos, asintió rápidamente, sin perder tiempo. "¡La Devoradora nos sigue!" Gritó con una mezcla de temor y determinación. Sabía que cada segundo contaba.

Nya, concentrada en la consola de controles, no dudó y pulsó los botones necesarios para activar el despegue. La aeronave comenzó a elevarse, alejándose de la Gran Devoradora, que se retorcía en la arena, furiosa y hambrienta.

Sin embargo, mientras el Bounty ascendía, Nya miró hacia atrás, confundida. "¿Devoradora? ¿No es Devorador?" Preguntó, frunciendo el ceño, intentando entender la situación.

Lloyd respondió con calma mientras observaba la criatura monstruosa. "No le digas así, Pythor lo hizo y ella se lo comió por eso," dijo, intentando mantener la serenidad en medio del caos.

Kai, sintiendo que la amenaza se alejaba, se volvió hacia sus amigos y exclamó con confianza: "¡Toma eso! ¡Serpiente tonta!" Pero su triunfo fue efímero, pues la Gran Devoradora, como si hubiera entendido sus palabras, aumentó su velocidad en un instante, acercándose al Destiny's Bounty con una rapidez aterradora.

Jay, sintiendo la tensión en el aire, miró a Kai y dijo, "Creo que te escuchó," mientras su expresión se tornaba de confianza a pánico. La sombra de la Devoradora se acercaba, oscureciendo el cielo estrellado.

Nya, consciente de la urgencia de la situación, gritó a los ninjas: "¡Lancen todo lo innecesario por la borda! ¡Necesitamos menos peso!" Su voz resonó sobre el rugido de los motores. Sin dudar, los ninjas comenzaron a lanzar objetos por la borda: herramientas, provisiones, incluso algunos recuerdos de aventuras pasadas.

Los ninjas reaccionaron de inmediato, comenzando a lanzar todo lo que podían por la borda. La Gran Devoradora, sorprendida, observó con ojos curiosos. ¿Le estaban dando comida gratis? Su instinto voraz despertó y comenzó a consumir lo que se arrojaba al océano, aumentando su tamaño con cada objeto que tragaba.

Cole, con una mirada de horror, gritó: "¡Dejen de lanzar cosas por la borda!" Su pánico era palpable, pero ya era demasiado tarde.

Kai lanzó la tetera de Wu. La Gran Devoradora, al atrapar la tetera en el aire, la devoró con avidez, aumentando su tamaño aún más.

La Gran Devoradora surcaba la oscuridad del desierto, su figura imponente y serpenteante se movía con la gracia de un depredador acechando a su presa. Con cada movimiento, la arena parecía vibrar bajo su peso, un recordatorio de su poder sobrenatural. Mientras la sombra del Destiny's Bounty se deslizaba sobre la superficie, la criatura sintió un tirón en su interior, una mezcla de instinto y conexión. ¿Debería derribarlo? La pregunta reverberaba en su mente, pero una calma inusual la envolvía. Agudizó su vista, tratando de distinguir una figura en la penumbra del barco. Sabía que Lloyd estaba allí, dentro del Destiny's Bounty, y no quería hacerle daño. Su presencia generaba en ella una serenidad que desafiaba su naturaleza voraz.

Con un movimiento decidido, La Gran Devoradora se sumergió en las profundidades del desierto, su cuerpo deslizándose entre la arena como un susurro. La tierra tembló un instante antes de que emergiera justo debajo del Destiny's Bounty, un espectáculo aterrador que culminó en el estruendo de la nave cayendo, aplastando la arena a su alrededor. Una nube de polvo se levantó, oscureciendo la noche estrellada.

Sin perder tiempo, Zane, Cole, Jay y Kai saltaron de la aeronave junto a Nya y Lloyd, aterrizando en el suelo desigual con determinación. Los ninjas transformaron sus armas en vehículos veloces, mientras Nya estaba en su imponente Samurai Mech. Sin embargo, la amenaza aún no había pasado; la Gran Devoradora se movía como un espectro en la noche, devorando sin piedad la aeronave una vez que ve que no hay nadie.

Los jóvenes Ninjas y Nya se refugiaron detrás de una roca gigante, observando con cautela. La tensión en el aire era palpable. Jay, con sus ojos entrenados en la criatura, murmuró: "Está haciendo cosas raras con la lengua". Su confusión era evidente, pero la curiosidad lo mantenía alerta.

Zane, siempre el más analítico, asintió. "Las serpientes tienen fosas nasales, pero no las usan para oler. En cambio, han evolucionado para oler con la lengua y usando el órgano de Jacobson en el paladar. Su sentido del olor es bastante bueno y también se ha descrito como 'olor en estéreo'", explicó con calma, como si intentara desviar la tensión del momento con conocimiento.

La Gran Devoradora, sintiéndose incómoda con la multitud de olores a su alrededor, se sumergió nuevamente en las profundidades del suelo, dejando solo un eco de su presencia en el aire. La calma que había sentido al principio se desvanecía, reemplazada por una sensación de urgencia.

Kai, con la seriedad reflejada en su rostro, suspiró y dijo: "Vamos, tenemos que detener esa cosa". Sus palabras resonaron como un llamado a la acción, un recordatorio de que su misión no había terminado.

Sin más dilación, los ninjas y Nya se prepararon para salir de su escondite, listos para enfrentarse a la Gran Devoradora en esta noche oscura del desierto, donde las sombras ocultaban tanto peligros como secretos por descubrir.

{Deposito Ed & Edna}

El sol comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo el cielo de un suave tono dorado. En el interior del Depósito Ed & Edna, el ambiente era de una inquieta calma. Lloyd, Nya, Kai, Cole, Zane y Jay se encontraban reunidos, cada uno sumido en sus propios pensamientos sobre la amenaza que se avecinaba. Jay, dejando escapar un suspiro profundo, rompió el silencio: "Mis padres no están aquí", dijo aliviado, como si esa ausencia aliviara un poco la presión que sentía.

Lloyd, con el ceño fruncido, se asomó por una de las ventanas polvorientas. "Chicos, vean esto", exclamó, su voz llena de alarma. A lo lejos, la silueta inmensa de La Gran Devoradora se deslizaba, dejando un rastro de destrucción a su paso. El corazón de Kai se aceleró mientras se acercaba a la ventana. "Esa cosa se dirige a ciudad Ninjago", dijo con preocupación, su mente ya imaginando el caos que podría desatar.

Zane, con su habitual lógica fría, se unió al análisis. "¿Saben qué significa? Que si esa serpiente consume todo Ninjago, absolutamente nada podrá detenerla", dijo con preocupación en su voz. Las palabras resonaron en el aire, pesando como una losa.

Cole, apretando los puños, asintió con determinación. "Debemos detenerla", afirmó, encendiendo la chispa de la acción en el grupo. Sin dudarlo, los cinco ninjas y Nya se pusieron en marcha, dirigiéndose hacia Ninjago, decididos a enfrentar a La Diosa Serpiente.

...


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