Capítulo 43: Plan de rescate

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

La reina Star había convocado una reunión de emergencia conformada por ella y Tom por un lado, Talux por otro, y los miembros de la Alta Comisión Mágica, conformados por Omnitraxus y Rhombulus. Y, por último, Kleyn, quién no sabía en qué grupo estaba clasificado. Aun así, estaba ubicado junto a Talux en la mesa rectangular de la sala de reuniones. La carta que les había dejado Vlagna permanecía en la mesa, debajo de la mano de Star, a la vista de todos.

—No podemos ignorar esto —comenzó Star—. Tenemos que salvar a mi madre.

—¿Sugieres que aceptemos sus términos? —preguntó Tom.

—Jamás entregaremos a uno de los nuestros —se quejó Rhombulus, golpeando la mesa con su única serpiente por mano que tenía, e interrumpiendo a Star, quien ya se había quedado con la boca a medio abrir.

Omnitraxus le colocó una mano en el hombro en señal de calma. "Se nota que es el mayor de los miembros de la Alta Comisión", pensó Kleyn.

—Pese a que Rhombulus actúe con demasiada efusividad, debo decir que estoy de acuerdo con él. No podemos entregar, así como así a uno de los nuestros —dijo Omnitraxus, apuntando a Kleyn con su mano.

El pelirrojo abrió los ojos, sorprendido.

—¿De los nuestros? —dijo este, provocando que Omnitraxus se girara hacia él—. ¿Me consideran uno de los suyos? —preguntó—. ¿Un miembro de la Alta Comisión?

—Evidentemente —aseguró el tipo de rostro cadavérico—. Puede que hayamos tenido nuestras dudas al principio, pero solo hace falta ver todo lo que has hecho y el interés que despertaste en un celestial para darse cuenta de que eres la auténtica reencarnación del nuevo Forjador. Y eso te hace uno de los nuestros.

—Y no podemos permitir que uno de los nuestros sea sacrificado, así como así —clamó Rhombulus, apuntándole con su brazo serpiente.

Resultaba curioso lo rápido que había pasado a formar parte de los miembros de la Alta Comisión, y del ímpetu con el que lo protegían como miembro. Sonrió sin poder evitarlo. La idea de que diesen la cara ante la reina para defenderlo le resultaba tanto insólito como agradable. Pese a ello, pensó que se sentiría más realizado al llegar a ser, por fin, un miembro de la Alta Comisión. Era su objetivo, o al menos el objetivo que Glossaryck le había encomendado. Y, si bien era cierto que no se sentía mal, no era lo que esperaba. Quizá fue en algún punto, a lo largo de toda aquella travesía, que dejó de importarle aquel tema de ser miembro. O quizá nunca le importó realmente.

Star miró a los miembros sin perder su gesto serio. Una expresión que no había borrado desde que se enteró del secuestro de su madre. Algo que no era de extrañar.

—Calma —dijo ella—. No estaba sugiriendo que entreguemos a Kleyn. Quiero salvar a mi madre, pero es obvio que, si Gigael está dispuesto a secuestrar a mi madre para utilizarla como rehén de intercambio con tal de conseguir a Kleyn, entonces no podemos tomar una decisión a la ligera.

—¿Por qué ir tan lejos? —preguntó Tom—. ¿Por qué no ir directamente por Kleyn?

—Porque Gigael sabe que yo me puedo escapar con facilidad —explicó Kleyn—. Tan solo tendría que usar mis portales para escapar y podría perderlo en un momento. En cambio, si tiene a un rehén de gran importancia, sabe que estaré forzado a no huir. Quiere asegurar su objetivo. Quiere capturarme sin importar el medio que tenga que utilizar.

Todos miraron a la mesa durante un momento, pensativos. Claramente estaban en un buen aprieto. Ninguno se había esperado recibir un golpe como aquel, y ahora no solo tenían que resolver el asunto, sino que tenían que lidiar con la presión no tener el tiempo suficiente para pensar en la situación con calma... De pronto, Kleyn abrió grande los ojos.

—¡Lo tengo! —exclamó, levantándose de golpe.

—¿Ya sabes cómo salir de esta? —preguntó Omnitraxus.

—¿Qué? No. No es eso. Digo que ya sé cómo podemos meditar esto con más calma.

Kleyn se alejó de la mesa y abrió un portal. Se metió en este, se cerró, y en menos de dos segundos se volvió a abrir. Kleyn asomó la cabeza y les indicó a todos que lo siguieran. Estos se miraron entre ellos, pero lo siguieron. Todos aparecieron en una sala de reuniones que Kleyn había mandado a construir durante el periodo de tiempo en el que se había metido en el portal y lo había vuelto a abrir.

—¿Qué es esto? —preguntó Talux. Luego reparó en que Tom y Star se veían más jóvenes—. ¿Qué les pasó a ambos?

Star y Tom se miraron de arriba abajo, luego se volvieron a Talux.

—Nuestra edad en esta dimensión es inferior a la que tenemos en Mewni. No es algo que merezca nuestra atención ahora mismo —dijo Star, restándole importancia al asunto—. ¿Por qué nos trajiste aquí, Kleyn?

—En mi dimensión no tendremos que preocuparnos por el tiempo límite que tenemos para rescatar a tu madre. Aquí podemos pensar en algo con más calma, y tomarnos todo el tiempo del mundo.

Star miró la habitación, y luego asintió, conforme.

Kleyn se sentía orgulloso de su trabajo. Había construido varias sillas de madera y metal, con un acabado de tapiz en los asientos, para que sean cómodos. La mesa era extensa, lo suficiente como para que cupieran los mapas necesarios para estudiar zonas. En las paredes había colgado un mapa de Mewni, tanto del reino como del castillo. Y había un tercer mapa, en donde se veía un límite en un costado y una fortaleza en la parte del centro. Todo lo demás estaba en blanco, por lo que no se podía saber si aquello era la costa de un país, una isla o una península. Más de uno reparó en ello.

—Es un alivio no tener que pensar en el tiempo —dijo Star, tomando asiento—. Aun así, estar aquí solo nos servirá para pensar en algo. Cuando salgamos de aquí tendremos que hacer todos los preparativos necesarios para llevar a cabo el plan, así que es mejor salir de aquí con las ideas claras.

—Sí, estoy de acuerdo —dijo Kleyn.

—Por cierto —llamó Omnitraxus, observando el mapa inacabado mientras se sujetaba la barbilla con una mano y cruzaba la otra por debajo del codo—, ¿a qué refiere este mapa?

Varios de los presentes se giraron hacia él. Ellos también tenían la misma duda. Kleyn sonrió y se acercó a este.

—Este es el sitio en donde a aparecí tras seguir a Vlagna. Allí estaba Gigael. —Llevó uno de sus dedos metálicos al dibujo de la estructura principal—. Vi una fortaleza a lo lejos. El terreno era basto. Y estaba rodeado de agua. Al menos la parte en la que yo estaba. Sospecho que este es el territorio de Gigael. Y es aquí a donde quiere que yo vaya para entregarme. Es por eso que la nota dice que yo sé cuál será el sitio de intercambio. Quiere asegurarse de que no haremos alguna estupidez, como atacarlo.

—¿Quiere que hagamos el intercambio en su propio territorio? —dijo Rhombulus—. Eso no es justo. Seguro que nos espera para matarnos a todos y luego llevarse a Kleyn. Razón no le falta.

—Es una posibilidad —convino el pelirrojo.

—Sí, pero dadas las circunstancias, no tenemos muchas opciones —aclaró Talux—. Dadas las circunstancias, ¿qué creen que deberíamos hacer? —el tuerto tomó asiento cerca de Star, Tom hizo lo propio en el lado contrario.

Con aquel gesto, todos habían vuelto a la reunión. Cada uno tomó la pregunta de Talux y pensó detenidamente en ella. El primero en reaccionar fue Omnitraxus.

—Tal vez valdría la pena dejar en claro lo que no queremos hacer.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Star.

—Si marcamos unas pautas concretas comenzaremos a pensar en un plan que no se salga de estas. Así nos ahorraremos tiempo. Por ejemplo —Omnitraxus tomó un carboncillo que había en el rincón y comenzó a escribir en la pared de piedra—, no estamos dispuestos a entregar a Kleyn.

Star miró la pared con intriga.

—Entiendo. Bien, pon lo siguiente: no estamos dispuestos a abandonar a mi madre.

Omnitraxus escribió lo indicado por la reina, cambiando "mi madre" por "Moon".

—¿Alguna pauta más? —preguntó el miembro de la calavera, girándose hacia el resto. Nadie dijo nada—. Perfecto. —Dejó el carboncillo en el mismo lugar del que lo había recogido y se limpió las manos—. Ahora sí podemos comenzar a pensar en algo.

—¿Y si vamos allí atacamos de frente? —sugirió Rhombulus con gesto serio, como si resultase extraño que nadie lo hubiese sugerido antes.

—Eso es justamente lo que no podemos hacer —dijo Kleyn.

—¿Por qué no?

—Porque ellos tienen a mi madre, y bajo un ataque podrían matarla sin piedad —dijo Star.

—Además de que ellos podrían aprovechar el ataque para capturar a Kleyn —dijo Talux.

—Eso sin mencionar que estaríamos en su territorio, y que debe estar preparado para oponer resistencia. Que tiene un ejército listo para seguir sus órdenes. Y que también tienen armamento ígneo —dijo Kleyn—. Es por eso que atacar de frente sería el peor plan de todos.

Después de escuchar esos argumentos, Rhombulus se recluyó en su asiento y se quedó callado.

—Tal vez un ataque de frente sería una mala idea, habiendo rehenes —dijo Tom—. Pero un ataque sorpresa sí que podría surtir efecto si con ello conseguimos deshacernos de Gigael. Al fin y al cabo, queremos que deje el tráfico de tijeras.

—Para hacer eso primero tendríamos que asegurar el rescate de Moon —opinó Talux—. Solo si conseguimos ponerla a salvo podríamos atacar sin preocupación alguna.

—Es fácil decirlo —dijo Kleyn—. El problema de esa fortaleza es que no sabemos dónde ocultan a Moon. Y teniendo en cuenta que solo tendremos un día desde el momento en el que salgamos de aquí, la opción de enviar a alguien para que investigue el edificio resulta muy arriesgada —explicó, pensando en Ágata como primera candidata a realizar el trabajo. No tenía ganas de ponerla bajo tanta presión en una misión tan urgente. Y mucho menos de que se adentrase en terreno enemigo con la idea de tener que dar con Moon sin ser descubierta en menos de un día—. No, yo creo que tendríamos que conseguir que Gigael exponga a Moon.

—Concuerdo con Kleyn. Enviar un espía sería arriesgado para él, y también para la propia Moon. Si el espía es descubierto, no solo es seguro que se desharán de él, sino que también provoque que dañen a Moon —opinó Omnitraxus—. ¿Alguien más opina lo mismo? —El miembro de la Alta Comisión pasó una mirada sobre todos los presentes, y estos asintieron a su pregunta—. Perfecto. En ese caso también pondré eso como condición a la hora de hacer el plan.

Omnitraxus se acercó a la pared, volvió a tomar el carboncillo, y escribió: Moon debe estar fuera de la fortaleza, además de sana y salva.

El resto se quedó mirando las tres condiciones a tener en cuenta a la hora de pensar en el plan.

—En ese caso cualquier plan tomará como base un engaño sobre el intercambio de rehenes —dijo Tom.

—Básicamente —respondió Omnitraxus.

—Tal vez un ataque durante el intercambio —dijo Talux—. Aunque eso dependerá de qué tan preparado venga Gigael al intercambio. A lo mejor viene con un grupo de escolta rodeándolo.

—No solo eso —dijo Star—. No sabemos bajo qué condiciones querrá hace el intercambio. Dudo mucho que haga que mi madre y Kleyn caminen a la vez hasta llegar al lado contrario.

—Si ese fuese el caso podría llevarme a tu padre a través de un portal —dijo Kleyn.

—Ese Gigael parece ser bastante meticuloso como para dejar que algo así pase —opinó Omnitraxus—. Además, también tenemos que tener en cuenta lo que podría hacer si no hacemos el intercambio. No tenemos que olvidarnos de que se han atrevido a secuestrar a la madre de la reina. Solo las fuerzas de la magia saben de qué serían capaces si los disgustamos.

—Cierto. También cabe mencionar que Vlagna ha entrado al castillo. Ahora que lo ha visto por dentro, puede usar las tijeras para transportarse al interior de este a voluntad —les recordó Kleyn.

—En resumen —dijo Talux, apoyando una mano en la mesa—, mientras Gigael viva y no haya cumplido su objetivo, seguirá siendo una amenaza para el reino.

Tras oír eso, se produjo un silencio colectivo. Aquella era una declaración dura de asimilar. Pensar que Gigael los estaría hostigando hasta que consiguiera su objetivo. Es cierto, ahora sabían dónde se encontraba, pero de poco parecía servirles.

—Entonces no solo tenemos que pensar en una forma de rescatar a Moon sin entregar a Kleyn, sino que también tenemos que estar preparados para futuros ataques por parte de Gigael —reflexionó Tom mientras se recostaba aún más en el respaldo de su silla—. Es un alivio contar con todo el tiempo del mundo en esta dimensión.

—Sí, pero no hay que desviarse del tema —dijo Star—. La situación social ha mejorado un poco, pero un conflicto es lo último que necesitamos ahora en el reino.

—Entonces deshagámonos de Gigael y sus secuaces de una vez —volvió a decir Rhombulus, golpeando la mesa con su única mano serpiente.

—Rhombulus, cálmate —dijo Star bajando la mano de forma tajante—. Ahora mismo no disponemos de todo el grueso militar que nos gustaría disponer, ni del tiempo necesario para organizarlos para un ataque, ni tenemos armamento para enfrentar las armas ígneas.

—Si tuviéramos la varita, tal vez...

—Pero no la tenemos —le recordó—. Ya no existe, así que tenemos que trabajar con lo que tenemos.

La varita. Kleyn sabía a lo que se referían. Se había informado de ello en los libros de historia recolectados en la gran biblioteca dimensional. Sus padres también le habían hablado del tema. No por nada se pasó allí centenares y centenares de años. Pese a ello, ellos no sabían los detalles de lo ocurrido. Al parecer, ambos habían muerto antes.

—¿Qué pasó con la varita? —preguntó Kleyn.

Todos se giraron hacia él. Como si lo hubiesen ensayado.

—Tiempo atrás hubo una guerra contra Eclipsa —explicó Star—. Fue un combate intenso en el cual los habitantes estaban siendo aprisionados, pero no ejecutados. Las únicas bajas fueron Eclipsa y Globgor —hizo una pausa—. Bueno, y Marco y Hekapoo. Para derrotar a Eclipsa tuve que hacer uso de la energía combinada de Tom y mi madre, y la espada de Marco. —"La espada de papá" pensó Kleyn—. Como resultado, Eclipsa fue derrotada, y la varita destruida.

—¿Y no se puede reconstruir? —inquirió Kleyn.

Star y Tom intercambiaron una mirada dudosa. Al parecer, ninguno de los dos había pensado en ello.

—La verdad es que no es algo que me hubiese preocupado. Aún sigo teniendo magia. Tal vez la varita ayude con otras cosas, pero no es indispensable —dijo ella—. El pueblo es más importante que la varita.

—Aun así no es algo que debamos descartar —opinó Omnitraxus.

—Puede, pero, por el momento, tenemos que centrarnos —dijo Star, girándose hacia el tipo de la calavera y luego volviendo la mirada hacia el grupo—. ¿Cómo podemos recuperar a mi madre realizando el intercambio? ¿O pretendiendo que lo realizamos?

—Yo creo que deberíamos engañar a Gigael —opinó Talux, y luego se giró a Kleyn—. Si le damos un clon, tal vez podamos recuperar a Moon y regresar antes de que se de cuenta. ¿No crees?

—Ese tipo me conoce bastante bien. Y provocar que uno de mis clones desaparezca no es tarea difícil. Si lo intentamos engañar con eso, no digo que no consigamos recuperar a Moon, pero estoy seguro que lo primero que hará Gigael después de descubrir el engaño será perseguirnos como un depredador —explicó Kleyn—. Y luego me espero un ataque a todo el reino.

El tuerto agachó la cabeza y puso cara larga.

—Tal vez un clon sea descubierto fácilmente, pero ¿qué hay de alguien disfrazado de ti? —preguntó Tom.

—¿Quién estaría tan loco como para hacerse pasar por mí en un intercambio de rehenes? —preguntó Kleyn.

—Yo —respondió Tom, provocando que el resto de los presentes se girasen hacia él. Parece que todos los demonios tienen un tornillo flojo.

—¿Puedes adoptar el aspecto de otros? —preguntó Rhombulus.

—Claro —aseguró este con gesto relajado—. Ya lo he hecho antes. Requiere energía y concentración, pero puedo hacerlo.

—Tom, ¿estás seguro? —preguntó Star con gesto preocupado.

Él se giró hacia ella y le sonrió. Luego le colocó una mano en la mejilla, se acercó a ella y la miró a los ojos.

—Tranquila, estaré bien —le dijo con voz suave—. Además, si mi familia me necesita lo menos que puedo hacer es ayudar.

Star apoyó su mano encima de la de Tom, y le sonrió. Kleyn los observó con cierta envidia. Verlos así, el uno con el otro, le recordó días en los que él también disfrutaba de los sentimientos como si fuese un adolescente.

"Pero esos tiempos ya han quedado muy atrás", pensó.

—Tarde o temprano te acabarán descubriendo —dijo Kleyn, provocando que los dos reyes se girasen hacia él—. Y con lo poco que he visto de Gigael, me apuesto a que será temprano. Y lo más seguro es que descargue su furia en ti.

Tom sonrió.

—Kleyn, no te olvides que soy el rey del inframundo. Poseo cualidades físicas y mágicas excepcionales. Intentaré mantener el engaño tanto como me sea posible. Ustedes prepárense para defender el reino cuando descubran la verdad.

—Intentarán matarte.

—No te preocupes. Confía en mí.

La mirada del demonio transmitía seguridad. Tal vez, incluso, arrogancia, pero, sobre todo, una confianza plena en sus capacidades.

"Literalmente se está sacrificando por mí", pensó Kleyn.

Se miró ambas manos, notando su peso, cerrando los puños y notando la presión que estos ejercían, pero carentes de tacto. "Tengo que hacer algo".

Alzó la mirada y clavó los ojos en el rey.

—Tom, te prometo que estaremos preparados para enfrentar a ese tipo. Dalo por seguro.

—Perfecto, ahora tenemos una idea sobre la cual trabajar —dijo Talux—. Ahora, solo falta centrarse en los detalles.

—Perfecto. Solo quiero preguntar una cosa, ¿creen que me necesitarán para el plan? —preguntó Kleyn.

—No creo —respondió Tom.

—¿Qué harás? —preguntó Star.

—Necesitamos apoyo de toda clase, así que me aseguraré de conseguirlo —dijo Kleyn, poniéndose de pie—. Intentaré mantenerme en contacto, pero estaré ocupado, así que puede que envíe clones para dar algún comunicado.

—¿Comunicado? —preguntó Omnitraxus—. ¿Qué es lo que tienes en mente?

Kleyn sonrió.

—Muchas cosas. Tan solo esperen un poco y verán.

—-—⩵ ⨀ ⩵—-—

Bueno, gente, he vuelto. Lamento no haber traído el anterior capítulo, he estado algo ocupado en el trabajo estas últimas semanas, así que no tuve tanto tiempo ni energía para escribir. Espero poder mantener el ritmo habitual.

Sí te gustó el capítulo escribe un comentario, sin importar que estés leyendo esto después de uno o dos años de su publicación, pues me encantar leer a mis lectores. Y si gustas, también deja un voto.

Gracias por tu tiempo y apoyo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro