Tan profundo y hostil. En segundos un frío que cala profundo te paraliza los músculos, los huesos, dejas de hacer lo que hacías, de reír, de estar tranquilo, de pronto solo sientes ese frío que se abre para morder.

La opresión inicia en el bajo vientre, el estómago se siente apretar y hundir, como si cientos de seres rasgaran desde los costados hasta el centro de tí. Luego sigue la opresión del pecho, caliente, caliente, todo se hunde hacia el centro de tu pecho generando un vacío tan atroz que sientes nuevamente desgarrar, como si todo tu cuerpo se contrajera al centro de si mismo.

Y las ideas autodestructivas fluyen, todo se vuelve en contra de ti, cada cosa que ves puedes tomarla y ponerla contra ti, y de pronto vienen las preguntas.

¿Para qué? ¿De que sirve? ¿Es necesario? ¿Es mi culpa?

Y la garganta se cierra, los ojos se empañan y la vista se nubla, la nariz hormiguea y sabes que viene el llanto.

Aunque trates de respirar... El vacío sigue ahí, absorbiendo todo, llevandote al fondo con el anhelo de... De un final.