La noche en que Killua se marchó, fue el día más emotivo de mi existencia. Estaba feliz de que él cumpliera su sueño, pero, lloraba sin cesar con tal solo recordar que jamás volvería a verlo.

¿Dónde quedaban mis metas y mis expectativas? Nunca pude decirle que me mudaría a Isla Ballena para estar siempre junto a él. Aunque siendo sinceros, creo que consiguió deducirlo desde antes, por ello su gran e importante decisión final.

No puedo juzgarlo.

Tuve que aprender a vivir con esas vagas y dolorosas memorias, por el resto de mi eternidad.

Han pasado dos años desde aquél entonces.

Finalmente pude atreverme a visitar una vez más a mi tía Mito, después de un corto viaje de Yorkshin a la isla, rejunte mi valor restante y puse un pie sobre la vasta y finita tierra.

Las montañas lucían igual de hermosas como siempre, saludaba a algunos trausentes que me reconocían o viceversa, al llegar con mi abuela y tía, hubo pláticas tras plática hasta que salí de allí en dirección al bosque.

El sendero seguía igual de desgastado, la brisa monótona mantenía una sensación fría y solitaria, no había rastro de algún espíritu como antes solían haber.

La entrada de la montaña aún conservaba los talismanes tan distinguidos que los recuerdos me invadieron.

Pero, debía de ser fuerte.

Por mí.

Por él.

—Hola de nuevo, Killua.

"Bienvenido de vuelta, Gon"

~TK~

Un epílogo super corto (ni 250 palabras son), pero era para no dejar de lado la narración en primera persona que tenía desde el primer capítulo, yeah.

Una vez más agradezco que hayan leído este fanfic, la idea me surgió de la nada y apenas la pude terminar de escribir.

Quizás me atreva nuevamente a relatar un libro de KilluGon (con una idea original), pero ya será hasta la próximaaaaaaa