22. Wanted

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¿Listx para llenar tu estantería con más libros de Ariana? ¡Almas Perdidas disponible como libro publicado aquí! https://w.tt/41tvClj 

-

"El poder nunca es estable cuando es ilimitado."

-Tácito.

Capítulo XXII

Decir que estoy avergonzada no es suficiente para describir la forma en la que me siento en este momento. Shadow está frente a mí, con el hombro recostado en la pared rocosa y los brazos cruzados sobre su pecho. Un brillo engreído en el rojo de sus ojos.

¿Qué puedo decir? ¿Cómo sabe que dije su nombre en lugar del de Aidan? Me aclaro la garganta.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Pensé que podrías necesitar mi sangre, pero ya te veo alimentada —dice, pero su tono no es frío, está mezclado con un poco de arrogancia—. Además, me llamaste.

La sangre se apresura a mis mejillas, calentándolas.

—No te llamé.

—¿No? ¿Debo recordarte lo que estabas haciendo cuando lo hiciste?

—No, y vamos a olvidar que eso pasó —respondo, mi mirada en la pared; es imposible mirarlo a los ojos—. Confundí los nombres, eso es todo.

—Claro.

Su tono arrogante me está incomodando, como si él supiera algo que yo no. Shadow despega su hombro de la pared rocosa para enderezarse y da dos pasos hacia mí. Retrocedo hasta que mi espalda encuentra el muro.

Tiene esa máscara que solo me deja ver sus labios y sus ojos. Su boca forma una sonrisa juguetona.

—Oh, ¿ahora me tienes miedo? Pensé que no me temías.

Él da otro paso hasta quedar justo frente a mí y pasa uno de sus brazos sobre mi hombro para apoyar la mano contra la pared; está muy cerca.

—No te temo —desafío, mirándolo directamente a los ojos.

Esa estúpida sonrisa arrogante no se mueve de sus labios mientras él se inclina hacia mí y me susurra al oído:

—Si no me tienes miedo, entonces, ¿por qué estás temblando, Morgan? —pronuncia mi nombre deliberadamente lento.

Respirar con normalidad es difícil cuando está tan cerca. Lo empujo para que retroceda, pero no se mueve ni una pulgada. Su pecho es duro y definido, puedo sentir los músculos a través de su ropa. Trato de hacerme a un lado para escapar, pero él coloca su otra mano contra la pared, bloqueando mi camino efectivamente, enjaulándome.

—Shadow —protesto, tratando de alejarme de la prisión que ha creado con sus brazos a los lados de mi cabeza.

—No me has respondido; si no es miedo, entonces, ¿qué es lo que te hace temblar de esta forma cuando me tienes cerca?

No me he dado cuenta de lo mucho que estoy temblando. «Mierda». Su cercanía tiene un gran efecto en mi cuerpo.

—No estoy temblando. Retrocede. —Lo empujo de nuevo.

—No.

Shadow entierra su rostro en mi cuello, su aliento rozando mi piel, poniéndomela de gallina. Mis manos se aferran a su pecho, intentando alejarlo, pero es imposible, es mucho más fuerte que yo y no estoy segura de que realmente lo quiera alejar. Lo siguiente que siento es su lengua recorriendo la piel de mi cuello de arriba a abajo, mandando corrientes de deseo por todo mi cuerpo.

—Shadow, por favor.

Ya no sé qué estoy rogando, si que me suelte, o que continúe lo que está haciendo. Él abre la boca, y el miedo de que me muerda me invade, así que trato con todas mis fuerzas de apartarlo, pero me presiona contra la pared con fuerza.

—No, Shadow.

Retira su cara de mi cuello para enfrentarme, sus ojos rojos atrapan los míos.

—No te muevas.

No es hasta que siento el peso de su orden en mi mente que me doy cuenta de que está usando sus poderes mentales. Mis manos caen de su pecho, obedeciendo.

—Shadow...

Él vuelve a mi cuello; sus labios se cierran sobre mi piel y lo siento chupar sobre la misma con fuerza.

—Duele, Shadow.

Me ignora y continúa, lo hace en varias partes de mi cuello, dejando puntos doloridos por todos lados, como si estuviera... ¿Marcándome? Cuando me suelta y libera mi mente, me sostengo el cuello en un gesto protector.

—¿Qué te pasa? ¿Qué ha sido eso?

Él no dice nada.

—Estas marcas sanarán de todas formas.

—No lo harán.

Y mi mente idiota parece reaccionar, recordando sus palabras cuando me explicó por qué la herida que me hizo Byron no sanaba: «Las heridas hechas por Purasangre tardan más en sanar».

—¿Qué es lo que quieres de mí? —le espeto—. No te entiendo. Un día dices que es mejor para mí si te mantienes alejado, y al siguiente apareces y haces esto. —Necesito respuestas. Shadow frunce el ceño—. Me estás confundiendo.

Sus acciones me están volviendo loca.

—Tienes razón. —Su frío tono ha vuelto—. No volverá a pasar, mis disculpas por confundirte.

No, eso no es lo que busco; necesito respuestas.

—Necesito saber lo que realmente quieres, Shadow.

—Quiero... —Parece dudar, sus ojos fijos en mí.

—¿Qué quieres?

Aparta la mirada.

—Quiero alejarme de ti.

Mi pecho se aprieta, las esperanzas de una respuesta diferente haciéndome sentir mal. Sin embargo, mantengo la cabeza bien alta.

—Entonces hazlo. —Lucho para no mostrarle mi dolor. —Ya tengo un alimentador, así que ya no te necesito. —Si él puede ser frío conmigo, yo puedo serlo con él.

—Entiendo. —Me da la espalda y se va.

Si quiere mantenerse alejado de mí, ¿por qué sigue viniendo a verme? ¿Por qué deja mi cuello lleno de marcas?

Me cubro la garganta con una bufanda, lo que sé que levantara sospechas: no he usado una en mi vida, y no estamos en una época tan fría como para eso. El primero en arrugar su rostro cuando me ve con mi nueva prenda es Ian.

—Eh... No quiero sonar como un idiota, pero ¿una bufanda? ¿En serio?

—Es... Solo, estoy cambiando mi estilo.

—¿Y cuál se supone que es ese estilo?

—No lo entenderías, es algo nuevo, los humanos..., ya sabes, se inventan muchas cosas.

—Morgan, no has ido a la ciudad de los humanos en ¿qué, dos décadas?

—Tengo buena memoria.

—Así que, ¿quieres implementar un estilo de moda de los humanos de hace dos décadas?

Frunzo los labios.

—Tu interés por mis decisiones de vestuario es preocupante.

En un movimiento rápido, Ian se acerca y me arranca la bufanda.

—¡Ian!

Sus ojos se abren de sorpresa al ver las marcas que inútilmente trato de cubrir con las manos.

—Oh, era eso... —Se aclara la garganta, pasándome la bufanda—. Lo siento, solo... Eh, tú... quién...

—Ian.

—No, está bien, solo espero que no sea un Purasangre.

—Eh, no claro que no.

—Debe ser reciente, porque no han sanado aún.

—Ian, ¿podemos no tener esta conversación?

—Claro, claro, ya me voy —responde, incómodo.

Cuando amanece, Ian sale de mi compartimento. Él es un buen vampiro, es como un hermano para mí; , no me importa si no somos parientes, él es familia. Ha estado a mi lado cuando lo he necesitado, así que yo siempre estaré al suyo.

-

—¡Ah! —grito, despertando—. Oh, mierda... —murmuro al recordar la horrible pesadilla que he tenido; todavía me cuesta acostumbrarme a soñar. Los vampiros convertidos no pueden soñar, creo que ya me ha quedado claro que no soy uno de ellos.

Algo arde en una de mis muñecas; la levanto para revisar y me paralizo. Tengo una marca extraña en ella. Tiene un aire antiguo, parecido a la marca de los Purasangre, pero es diferente. Con cuidado, la toco. Me duele. No sé lo que es, pero definitivamente debo cubrirlo; si es algo que puede identificarme como el Purificador, tengo que ocultarlo. Consigo un pedazo de tela y lo envuelvo alrededor de mi muñeca, pero se ve claramente que estoy tratando de cubrir algo, en especial cuando nuestras heridas sanan con tanta rapidez que una venda no sería necesaria por mucho tiempo.

Tal vez un brazalete o algo así podría funcionar, pero no tengo uno. Lyla viene a mi mente; a ella le encantan esas cosas.

Casualmente, me la encuentro al salir de mi compartimento.

—¿Morgan?

—Lyla, estaba buscándote. Me preguntaba si tienes un brazalete que me puedas prestar.

Ella luce confundida.

—Claro, puedes ir por uno a mi compartimento, están en la roca al lado de la entrada. Tengo que irme.

Después de obtener un brazalete grueso, salgo de la guarida para tomar un poco de aire fresco. Noto algunos pasos en la arena, alguien ha estado por aquí. Escaneo la playa, pero no veo nada. El cielo luce más oscuro que de costumbre, nubes ocultan cualquier luz de estrellas o la luna.

De repente, siento una presencia viniendo rápidamente hacia mí desde atrás. Me giro y uso los antebrazos para protegerme. Un puño fuerte me golpea y me hace retroceder cinco pasos. Me enfrento a la fuente de ese golpe y encuentro un vampiro sin camisa. Su pecho desnudo y sus brazos están llenos de marcas de batallas; sus ojos grises brillan con ira. mis antebrazos palpitan dolorosamente. Me ha golpeado con toda la fuerza que ha podido.

—¿Quién eres tú? —grito, colocándome en una posición defensiva—. Este es el territorio de las Almas Silenciosas.

—Y en este territorio es donde mueres, monstruo.

Nos movemos en círculo.

—No estaría tan seguro. ¿Quién eres tú?

—Los nombres son irrelevantes.

Él aparece detrás de mí y me da una patada en la espalda, haciéndome caer al suelo. Toda mi cara se llena de arena. Me levanto, dando un paso atrás, pero él tira de mi pelo y me lanza por los aires. Aterrizo sobre rocas, lastimándome las rodillas y las manos. Hago una mueca, poniéndome en pie una vez más. «Mierda, es muy rápido».

—Estás muerta.

—¿Quién diablos eres tú? —exclamo mientras él corre hacia mí. Bueno, si quiere pelear, pelearé. Extiende su brazo para golpearme en la cara, pero me inclino hacia atrás, esquivando y envolviendo mis dedos alrededor de su muñeca—. ¡Te tengo! —Aprieto mi agarre hasta que escucho el crujido de los huesos al romperse.

Él gime de dolor y usa el dorso de su mano libre para darme una bofetada en la cara. Caigo al suelo, clavándome una afilada roca en la espalda. El dolor se expande por todos mis nervios. Trato de mantener los ojos en sus movimientos, pero él ha desaparecido.

«¡Mierda! Esto no es bueno».

Si él no está cerca, solo significa que está...

—¡Aquí arriba!

Miro hacia el cielo, pero es demasiado tarde; él aterriza encima de mí, haciéndome caer de espaldas. Sus fríos dedos se envuelven alrededor de mi cuello. Trato de golpearlo, pero mis manos se debilitan por la falta de oxígeno y circulación a causa de su agarre. Comienza a llover a cántaros, apenas puedo verlo.

—¿Quién...? —Toso varias veces antes de continuar—. ¿Quiénes son...?

—¿Quieres saber quién soy? —Me aprieta el cuello, amenazando con romperlo.

Este no puede ser mi final.

«Eres un Purificador». Susurra una voz en mi mente.

Recuerdo lo que sucedió cuando miré a Vincent. Tal vez puedo intentar hacer lo mismo con este vampiro. Lo miro directamente a los ojos.

—¿Qué estás mirando? —Él frunce el ceño.

Hago un esfuerzo por mantenerme despierta. Al principio, no veo nada, solo oscuridad en su mirada. Pero luego, un destello de su mente viene a mí.

Sangre...

Mucha sangre...

Docenas de niños humanos...

Él ha asesinado a docenas de niños a sangre fría. Puedo escuchar sus gritos y súplicas. Y me duele tanto...

Trato de apartar la mirada, pero las imágenes siguen viniendo a mí. Cierro los ojos con fuerza. De repente, el agarre en mi cuello se afloja y el cuerpo inerte del vampiro cae sobre mí. ¿Qué demonios? Respiro un par de veces para ayudar a mis pulmones a recuperar su función normal. Abro los ojos y uso toda mi fuerza para quitármelo de encima. Me siento, observándolo; sangre sale de su nariz, boca y orejas.

Está muerto...

«¿Cómo? ¿Acaso yo...?».

La lluvia se hace más pesada cada segundo que pasa; ya estoy empapada, el cabello pegado a mi frente y mejillas y mi respiración agitada. Me siento tan débil y cansada, cómo si acabara de usar una enorme cantidad de energía. La marca en mi muñeca late incesantemente.

—Gran trabajo —anuncia una voz masculina detrás de mí.

Me volteo y veo una figura parada allí, pero la lluvia es tan fuerte que no puedo distinguir ningún detalle.

—¿Quién eres?

—Digamos que soy alguien que acaba de confirmar que eres el Purificador.

—¿Qué?

—Mi líder estará encantado de saber que te he encontrado, Morgan —responde, sonando más que satisfecho. Me pregunto dónde demonios está mi clan.

—Este es el territorio del clan Almas Silenciosas.

—Lo sé. El líder es Aidan. —¿Por qué suena como si tuviera todo planeado?—. También sé que tu clan está cazando esta noche.

«Oh, así que ahí es dónde están...», pienso. Esto no es bueno. Por eso Lyla tenía prisa por irse, necesitaba alimentarse.

De acuerdo, estoy sola. Necesito aclarar mi mente. Soy solo yo; nadie vendrá a ayudarme, y no estoy segura de que pueda salir viva de esta. Estoy a punto de darme por vencida cuando recuerdo las palabras de Milosh aquella noche que le pedí que me matara: «¡Deberías estar avergonzada! Mi madre se avergonzaría de ti en este momento. No crio a una estúpida cobarde. Ella crio una luchadora... Ella crio a una niña que lucharía por su vida hasta su último aliento».

«No me voy a rendir, lucharé hasta el último minuto», me digo.

Lo observo con cautela.

—¿Qué es lo que quieres?

—No lo sé aún. Estoy considerando llevarte con vida para que mi líder se divierta matándote, pero sería divertido llevarle un Purificador muerto como regalo. ¿Qué elegirías? —Habla casualmente, no como si estuviera decidiendo mi destino.

—¡Muéstrate! —le grito, porque cada vez que doy un paso para acercarme, él da uno atrás; está usando la lluvia para cubrirse.

—No lo creo, no soy estúpido. Vi lo que le hiciste a mi amigo allí, con esos bonitos ojos tuyos. —Señala el vampiro muerto detrás de mí.

Saco mi daga y me pongo en posición de pelea.

—Quieres llevarme a tu líder, ¿verdad? Entonces, ven por mí, cobarde.

—¿Crees que esta lluvia es natural? —La victoria en su voz es inquietante—. Bueno, no lo es. ¿Adivinas qué elemento controlo?

No, nunca he visto a un vampiro manejar el elemento del agua a estos extremos; él está en otro nivel de poder, tiene que ser un ser muy antiguo. Estoy en desventaja, ya que él controla el ambiente donde pelearemos. Necesito pensar en una estrategia.

El vampiro levanta la mano y me envía pequeñas gotas de agua a una velocidad tan rápida que, cuando hacen contacto con mi piel, me cortan. Intento escaparme de ellas, pero es imposible; está lloviendo y él puede controlar la lluvia. Los cortes son dolorosos y mis habilidades de curación tienen dificultades para mantener el ritmo de sanación ya que los cortes vienen uno tras otro sin parar.

Maldije, haciendo una mueca de dolor, sangre brotando de mis heridas antes de sanar. A este paso, perderé mucha sangre.

—Me gustaría jugar contigo, pero me estoy quedando sin tiempo. Decidí llevarte conmigo, compartiré la diversión con mi líder.

Dolor... Todo mi cuerpo está ardiendo.

«Sé fuerte, Morgan».

«Puedes hacerlo».

Un recuerdo de mi madre viene a mí, sus palabras en esa voz tan tranquila. «Recuerda que aquí —presiona mi pecho justo donde está mi corazón—, siempre has sido buena».

Purificador...

Él debe ser eliminado.

Me lleno de energía; aprieto los puños, concentrándola en mis manos, y cuando las levanto, envío una ola de aire inmensa al cielo para dispersar las nubes, deteniendo la lluvia.

—¿Cómo..., qué?

No le doy la oportunidad de reaccionar y por primera vez me materializo detrás de él y le doy una patada en la espalda, enviándolo al suelo. Agarro mi daga para enterrarla en su pecho; él escupe sangre hacia mí. Giro el arma y oigo el crujido de sus costillas al romperse. Saco la daga y le arranco la cabeza en un movimiento rápido, manchando mi ropa mojada con su sangre.

Me inclino hacia delante, las manos sobre mis rodillas, sintiéndome tan cansada que podría desmayarme.

—¿Morgan? —La voz preocupada de Aidan se escucha detrás de mí.

Ahí están... Todo mi clan...

Todos lucen asombrados.

—¿Qué? —Pongo la daga en mi cinturón—. ¿No puedo matar vampiros malos? —bromeo.

—Morgan —Ian los señala—. Esos eran Purasangres.

No... No puedo haber matado a dos Purasangres. Ellos son las criaturas más poderosas de la Tierra. «Después de ti», susurra la misma voz dentro de mi cabeza. Echo un vistazo a los cuerpos inmóviles de los vampiros y noto que tienen la marca en sus cuellos.

Yo los he asesinado.

«No, no has asesinado», responde, esa voz en mi cabeza, «tú has purificado, ellos eran asesinos que no merecían permanecer en esta tierra. Ellos eran almas perdidas».

Lyla da un paso hacia mí

—Estás herido —señala.

Levanto la vista para mirarla a los ojos; fragmentos de su mente se filtran en la mía. La necesidad de ayudar a otros plaga su mente. Es una sanadora por naturaleza. Ella ama ayudar a la gente. Ella siempre siente la necesidad de apoyar a Aidan.

—¿Pero qué mierda...? —grita Ian. Yo parpadeo un par de veces y veo a Lyla caer inconsciente en sus brazos.

«¿Qué he hecho?».

—Lo siento...

—¡Está sangrando! —dice Ian, alarmado al tocar la sangre que sale de la nariz de Lyla.

—Lo siento mucho. No quise... Solo... ...«¿Qué he hecho?».

—Cálmate, Ian. Ella estará bien —interviene Aidan, observando mi expresión de arrepentimiento.

—¿Bien? ¡Le sale sangre por la nariz! —Ian está asustado y no lo culpo. Lyla abre los ojos lentamente—. ¿Lyla?

—Estoy bien —afirma ella, levantándose con cuidado.

No puedo mirarla, simplemente no puedo. Lyla solo trataba de ayudarme y la he lastimado. Me doy la vuelta y me alejo.

—¡Morgan, espera! —El grito de Aidan suena lejos de mí.

Corro por el bosque sin parar. Solo corro... lejos de ellos.

No entiendo lo que he hecho o cómo lo he hecho, pero he lastimado a alguien que me importa. Golpeo un árbol con enojo. ¿Por qué no puedo controlar y entender el poder que parezco tener? ¿Y si sigo lastimando a las buenas personas como he hecho con Lyla?

—¡Ah! —Caigo de rodillas—. Naturaleza, ¿qué quieres de mí?

—Eres consciente de tu misión.

La voz de Shadow me sobresalta. ¿Qué demonios está haciendo aquí?

—¿Me estás espiando? Estás... —No encuentro la palabra para describir la forma en la que actúa.

—Estaba dando un paseo por el bosque. Este no es el territorio de tu clan, así que la espía, en este caso, serías tú. —Se queda ahí de pie en toda su gloria, todo de negro, como un guerrero oscuro.

—¿Sabes qué, Shadow? —Él espera—. ¡Vete al infierno! Pensé que eras un vampiro diferente de lo que realmente eres. Pensé que tenía sentimientos por ti, o apego, no lo sé, pero ahora entiendo que esos sentimientos eran por el Shadow que creí que eras. Y como no lo eres, ¡se han ido!

—¿Por qué no puedes entender que estoy haciendo esto por tu propio bien? —Su voz está teñida de tristeza.

—¿Mi bien?

—Te estoy evitando un dolor mayor.

—¿Dolor mayor? ¿De qué estás hablando? ¡Eres solo un cobarde que no puede admitir que le gusta la chica a la que se le ordenó proteger!

—¡Ese no es el problema! —grita.

—Entonces, ¿cuál es?

—¿Qué quieres de mí, Morgan?

Aprieto los puños.

—¡Quiero que seas honesto conmigo!

—¿Honestidad?

—Sí. Solo eso, sé honesto conmigo por primera vez y te prometo que no te molestaré de nuevo.

Shadow niega con la cabeza.

—No puedo hacer eso.

—¡Qué sorpresa! —Él no dice nada—. Eres un cobarde. —Le doy la espalda.

—¡Te deseo! — grita detrás de mí. El corazón me da un vuelco—. Te he deseado por décadas. Es tan retorcido desear lo que no puedes tener, creo que es la tortura más dulce y cruel en la tierra. Pero creí que me lo merecía, que era mi castigo por ser un asesino. —Hace una pausa—. Fue muy difícil para mí estar cerca de ti todo este tiempo sin poder extender mi mano y tocarte. He querido tocarte, besarte, sentirte tantas veces, Morgan.

—¿Qué? —Es la única palabra que sale de mi boca cuando me doy la vuelta para enfrentarlo.

—Esa es la verdad.

—Yo...

—Fuiste mi castigo. —Sus ojos rojos brillan enla oscuridad—. Eres mi tortura. —Continuó en silencio. sin saber qué decir—. Yserás mi verdugo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro