5. Fought

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Todo el mundo es una luna, y tiene un lado oscuro que nunca muestra a nadie.

-Mark Twain

V

Abro los ojos, sintiendo a alguien caminando por mi compartimento. Ha llegado el anochecer, rodeando todo con su oscuridad. Reconozco esa silueta en la oscuridad: Aidan. Su aroma es único para mí. Me siento, pasando la mano por mi rostro. Él simplemente se queda allí, sin decir una palabra. No quiero romper el silencio; él es quien se ha metido en mi compartimiento, así que espero a que hable. Me levanto, mirándolo.

—Estaremos revisando nuestros alrededores esta noche —dice con frialdad. Eso ya lo sé: cada vez que cambiamos nuestro escondite, revisamos para ver si hay otras criaturas y también comprobamos que no estemos invadiendo el territorio de ningún otro clan. Por lo general, lo hacemos en parejas.

—Lo sé.

—Ian será tu compañero, como siempre —continua. Eso también lo sé. No necesita venir para decirme cosas que ya conozco, así que espero que dé su verdadera razón para venir hasta aquí.

—Está bien, ¿algo más? —le pregunto, motivándolo a ser directo.

—Escucha, Morgan, quédate con Ian todo el tiempo. No hagas nada imprudente. —Habla bruscamente, como si no supiera que seguir las reglas es algo que no me gusta.

Agarro una vela y la enciendo para colocarla en un agujero en la pared rocosa junto a nosotros. Ahora puedo ver mejor la expresión de Aidan, luce mortalmente serio.

—Sí, señor —escupo la última palabra amargamente. Estoy cansada de que él me ordene todo el tiempo.

Me da una última mirada antes de irse. Aparto varios mechones de cabello de mi cara con un soplido de fastidio. Entonces, Ian va a ser mi niñera. Suena divertido. Salgo de mi compartimiento. Los pasajes de la cueva son rocosos y húmedos. Frunzo el ceño cuando veo las antorchas en el pasillo principal y recuerdo el consejo de Shadow.

«Dile a tu clan que solo deben usar antorchas en los compartimentos de la cueva».

Cuando llego a la salida, todos están reunidos, esperando para revisar nuestros alrededores. Agito una mano hacia Luke y Drake. Solo me sonrien como saludo.

Aidan está en el centro del grupo. Lyla se encuentra a su lado, como de costumbre. Es su mano derecha después de todo. Me pregunto cómo se conocieron, o si había más entre ellos que una vieja amistad. No parecen tener mucho en común, sus personalidades son opuestas. Lyla es amable, gentil y un poco sumisa. Aidan es frío, reservado y dominante. Además, no controlan el mismo elemento. Aidan es un usuario de agua, mientras que el elemento de Lyla es la tierra, además de tener una gran capacidad para sanar a los demás. Por lo tanto, ¿por qué se llevan bien?

¿Y qué importa?

—Solo deberíamos usar antorchas en los compartimentos de la cueva. Si las usamos en los pasadizos, se pueden ver desde el exterior —recomiendo, mirando a Aidan, quien se gira ligeramente hacia mí.

—Buen consejo —responde Lyla, entrecerrando los ojos con incredulidad, como si supiera que esas no son mis palabras. Aidan no dice nada.

No quiero que mi clan descubra mi trato con Shadow, no lo aprobarían. Los ojos fríos de nuestro líder me intimidan; es como si supiera que estoy escondiendo algo, así que aparto la mirada. Aidan comienza a dar órdenes a las parejas de exploración de territorio y me alejo del grupo. La playa está en silencio, con olas pequeñas llegando a la orilla. Encuentro a Ian sentado en una roca, jugando con una pequeña llama en una de sus manos. Me siento junto a él en silencio.

Después de nuestra discusión el día anterior, sé que está enojado conmigo. Y entonces me doy cuenta de algo: ¿cómo podré ver a Shadow y recibir su sangre si Ian va a estar conmigo toda la noche? ¡Maldita sea! Me había por completo de eso.

Ian sigue formando pequeñas llamas en sus manos. Las observo, admirándolas; curvadas, con colores que van desde amarillo a naranja y hasta un poco de azul. Siempre he admirado el fuego, es tan atrayente pero tan peligroso. Espero que ese sea el elemento que desarrolle cuando madure. Realmente es una pena no poder elegir nuestro elemento. Sin embargo, el proceso es altamente influenciado por el vampiro que te convirtió, lo que significa que posiblemente seré una usuaria de agua como Aidan.

—Bueno, todos saben lo que tienen que hacer. —La voz de mi líder es lo suficientemente fuerte como para que podamos escucharla—. Revisen cinco kilómetros alrededor de este lugar; si encuentran algún chupasangre, deben matarlo —ordena sin rodeos.

Los chupasangres son vampiros convertidos que solo viven para matar, que han perdido su mente. No todos los humanos salen intactos del proceso de transformación, algunos solo se convierten en monstruos que no piensan. Tenemos que matarlos si están en nuestro territorio, porque ellos tienden a revelar la posición de un clan convertido a Purasangres a cambio de sangre. No tienen rastro de humanidad, para mi son más escalofriantes que los propios Cruentus. Todos comienzan a desaparecer en el bosque.

Aidan pasa por mi lado y, sin mirarme, habla.

—Recuerda lo que te he dicho, Morgan —me advierte con voz severa. Tras ello se aventura en el bosque.

Dejo escapar un suspiro cansado. Tengo un mal presentimiento sobre esta noche. Ian aplaude, matando las llamas en sus manos. Se pone de pie y se dirige al bosque. Lo sigo, trotando a su lado. Siempre nos desafiamos en carreras. Mi amigo apresura su paso y lo siguiente que sé es que corremos velozmente a través del bosque silencioso.

—Eres una tortuga —dice corriendo a mi lado.

La velocidad es tan intensa que puedo sentir cómo mi ropa se me pega a la piel y el cabello vuela detrás de mi. Me encanta correr, es genial sentir el aire sobre mi piel. Hago un esfuerzo por alcanzarlo y lo logro. Paso corriendo junto a él, escuchándolo gruñir.

—¿Quién es la tortuga ahora?

Pero entonces un aroma me golpea y me detengo bruscamente, lo que resulta ser una mala idea, y caigo hacia adelante. Cuando estás corriendo a una velocidad así, parar de golpe te puede hacer perder el equilibrio muy fácilmente. Me pongo de pie tan rápido como puedo. Ian se detiene justo detrás de mí, luchando por no caerse.

—¿Qué es? —pregunta, preocupado.

No puedo creer que no lo haya sentido.

—Chupasangre —murmuro en un susurro. Ian escena el lugar, girándose por completo.

—No lo siento —dice, confundido—. ¿Cómo puedes...? —Deja de hablar, dándose cuenta de la razón por la que podía sentirlo y él no—. Claro, todavía tienes la sangre del Purasangre en tus venas.

Sí, mis sentidos están más afilados que nunca gracias a la sangre de Shadow.

Siento el movimiento a mi derecha, y el chupasangre se revela. Es una niña vampiro, una recién nacida; sus colmillos están extendidos completamente. Tiene el cabello pegado a la cabeza, nudoso y sucio. La suciedad se extiende por toda su ropa rasgada. Gruñe, siento pena por ella. Ya he matado chupasangres antes, pero todos han estado tan lejos en sus transformaciones que no se veían humanos en absoluto. Esta niña sí; apenas tenía unos quince años cuando se convirtió.

—Es muy joven —hablo, echándole un vistazo a Ian, pero él no me mira.

—¿Qué estás esperando? Mátala. —Sus palabras están llenas de desprecio. No quiero ser yo quien la mate.

—No, mátala tú. Solo hazlo rápido. —Doy un paso atrás. La niña nos gruñe de nuevo.

—¿No eres Morgan la fría? Dijiste que ya eres un vampiro sin corazón. Deberías poder matar a esta chica. —Se cruza de brazos.

Está usando mis propias palabras en mi contra. Dejo escapar un largo suspiro, caminando para estar junto a él otra vez. La cara de la chica se encoge de una manera extraña, sus ojos sedientos se enfocan en algún lugar junto a nosotros. Sigo su mirada, pero encuentro oscuridad absoluta.

—¿Qué estás esperando? —dice Ian, alzando una ceja.

—Creo que está viendo algo.

Mis ojos vuelven a ella. De repente, la niña comienza a gritar. Aterrorizados gritos de agonía salen de su boca apresuradamente. Sostiene su pecho como si sintiera un dolor horrible. Sangre sale de su boca, nariz y ojos. Es una vista perturbadora. Ella extiende su mano hacia mí, retorciéndose en desesperación.

—¿Qué demonios...? —me pregunto en voz alta, acercándome a ella. Deja escapar un largo grito antes de que sus ojos se vuelvan blancos y cae al suelo con un ruido sordo. No tengo que comprobarlo para saber que está muerta—. ¿Qué demonios acaba de pasar?

—Hay una sola criatura en el mundo que puede hacer eso —dice Ian, sus ojos escaneando el lugar—: un Purasangre —termina, poniéndose en una posición de defensa.

«¿Qué?». Pero no he sentido nada. Echo un vistazo a mi alrededor y luego lo siento.

Él...

Se materializa frente a nosotros, su máscara y su uniforme tan oscuros como su presencia. Mi cuerpo se relaja, bajo mis hombros tensos.

—Shadow —lo saludo. Mi voz es calmada y aliviada. Temía que fuera Byron. Sus ojos están más rojos que negros esta noche—. ¿Has hecho eso? —pregunté, con el dedo señalando a la chica en el suelo.

—¡Por supuesto que sí! —responde Ian, apretando los puños a los costados—. ¿Por qué estás relajada? ¿Por qué no estás en una posición de defensa? ¡Estamos frente a un purasangre!

—Él es hermano de Byron —aclaro, mirando a la chupasangre muerta. Shadow permanece en silencio.

—¿Y se supone que eso debe explicar tu actitud? —dice mi compañero, una vena en su cuello hinchándome en rabia.

—Él no es como Byron —trato de hacerle entender, pero no me escucha.

Una línea de fuego emana de cada uno de sus dedos. Los mueve rápidamente, formando una especie de red de llamas y la envía hacia delante. Shadow ni siquiera se mueve. Simplemente se queda mirando los ojos llenos de ira de Ian. ESTE suelta un grito, sosteniendo su pecho justo como le ha pasado a la Chupasangre. cae de rodillas; la red de fuego cae con él antes de alcanzar su objetivo.

—¡Alto! ¡Shadow! ¡Para! —Grito mientras veo una sádica sonrisa en los labios del Purasangre. Una línea de sangre rueda por la nariz de Ian—. ¡He dicho que pares! —corro hacia Shadow. Ahora sé que puede hacer eso solo mirando a su víctima. Los Purasangres tienen impresionantes poderes oculares. Salto hacia él desde atrás, cubriendo sus ojos con una mano.

Mi pecho emite una fuerte vibración cuando mi piel hace contacto con la suya.

«¿Qué es esto?».

Me alejo antes de poder analizarlo más. Lo observo con cautela, por si vuelve a atacar a Ian. Pero no lo hace. Mi amigo se pone de pie, limpiándose la sangre de la nariz.

—¿Por qué demonios has hecho eso? —le pregunto a Shadow, la rabia clara en mi voz.

—Él me atacó —dice con mucha tranquilidad—. En nuestro trato no hay condiciones sobre no matar a tus amigos—. El Purasangre le dedica una sonrisa siniestra a Ian.

Tuerzo los labios.

—¡No te atrevas siquiera a considerar hacerle daño a mi clan!

—¿Eso es una amenaza? —Shadow coloca las manos detrás de su espalda—. Porque no estás en posición de amenazarme—. Tiene toda la razón, pero no me importa. Camina hasta que está frente a mí—. Solo haz tu parte —dice, ofreciendo su muñeca.

—¿Qué diablos estás haciendo, Morgan? —grita mi compañero. Corre hacia nosotros, pero veo sus ojos quedarse en blanco y cómo cae inconsciente al suelo antes de que pueda alcanzarme.

—¡Ian! —Intento ir hacia él, pero Shadow me agarró del brazo—. ¿Qué has hecho?

—Está bien, solo está inconsciente. No te dejará hacer esto si está despierto— explica.

Tiene razón otra vez.

Shadow pone la mano frente a mí y se corta la muñeca con un cuchillo. Su sangre sale de ella rápidamente, el olor es tan tentador... Me lamo los labios; mi mirada viaja de su muñeca a su rostro enmascarado. Ojalá pudiera verlo sin esa máscara. Sostengo la parte posterior de la muñeca, exponiendo el corte. Siento sus ojos sobre mí, pero los ignoro. Mi boca toca su piel y luego todo desaparece a mi alrededor. Bebo su sangre a grandes tragos, sabe deliciosa.

Para los vampiros, no hay nada más satisfactorio que la sangre, en especial una tan poderosa como esta. Sus crueles recuerdos me atacan, veo fragmentos de los asesinatos que ha cometido. Su sangre está a otro nivel, es pura vitalidad y energía antigua. Mi cuerpo se carga con su poder. Levanto la mirada, atrapando un destello de lujuria en sus ojos rojos. Es casi imposible que alguien beba de ti sin sentir placer; sin embargo, él puede controlarlo. Paro de beber, dejando caer su muñeca. Limpio los restos de sangre en mis labios con la lengua. Shadow clava sus ojos en mí, sin perderse un solo gesto. Me aclaro la garganta.

—Espero que no hables en serio acerca de hacerle daño a mi clan. —digo, dando un paso atrás; necesito algo de distancia entre nosotros. Mi cuerpo todavía palpita, su sangre llenando cada parte de mí.

—Tengo mejores cosas que hacer. —Se encoge de hombros—. No tengo tiempo para matar vampiros convertidos.

Sé lo que significan sus palabras arrogantes: no los lastimará.

—¿Por qué hiciste eso? —Hago un gesto hacia la chica en el suelo.

—Estaba tratando de hacerte un favor. —Yo arqueo una ceja—. Haciendo el trabajo sucio por ti.

—Podrías haberlo hecho menos doloroso. —Él no responde. Ian gime, despertando detrás de nosotros. Lo miro por encima del hombro y luego a Shadow—Deberías irte... —Pero ha desaparecido antes de que pueda terminar la frase.

Ayudo a mi compañero a ponerse de pie.

—¿Estás bien? —Intento tocar su cara, pero él me aparta la mano.

—No me toques cuando tienes su sangre corriendo por tus venas —dice con desprecio.

Suspiré, aquí vamos.

—¿Cómo puedes hacer eso? —espeta, enojado—. ¡Es un Purasangre! ¡Nuestro enemigo! ¡Nos matan por diversión! ¿Cómo puedes beber su sangre? ¡Estás loca, Morgan! —me grita—. ¡Su hermano te mordió por la fuerza! ¿Olvidaste eso?

—Ian...

—¡Deberías haber visto la forma en que te encontré! Toda cubierta de sangre, susurrando «detente, por favor». ¿Tienes alguna idea de cómo me sentí?—. Sus palabras me duelen. No me había tomado el tiempo para pensar en lo que Byron me hizo, es demasiado doloroso. No sé qué decir—. No dejaré que hagas esto. No te dejaré beber su sangre otra vez, incluso si tengo que encadenarte. No volverás a verlo, Morgan —asegura antes de volver corriendo al escondite.

Lo sigo en silencio. No quería comenzar otra discusión con él. Además, entiendo su rabia. Antes de unirse al clan de Aidan, Ian estaba en otro clan que fue víctima de una masacre hecha por un Purasangre; incluso perdió a la vampira que amaba a manos de uno. Cuando llegamos a la entrada de la cueva, le murmuro:

—No se lo digas, por favor —No necesito decir su nombre. Sabe que hablo de Aidan.

—Lo notará, de todos modos —Ian camina dentro de la cueva.

Tomo una respiración profunda. No quiero enfrentarme a mi líder, así que camino hacia la playa. El sonido de las olas es realmente relajante. Respiro el aire fresco de la noche. El cielo está claro y tan hermoso... He aprendido a amar la oscuridad.

Su voz no me sorprende.

—Morgan.

—Aidan —saludo, dándome la vuelta para enfrentarlo. Después de todo lo que ha sucedido entre nosotros, no tengo ganas de llamarlo señor.

—No puedes volver a verlo.

Aunque sé a quién se refiere, pregunto:

—¿A quién?

—Al Purasangre que te está alimentando —habla tan serio y frío como siempre, pero noto un rastro de rabia en su voz.

—Escogiste mantenerme aquí incluso cuando te dije que quería irme. Por lo tanto, beberé su sangre en cualquier momento que quiera.

Él agarra mi brazo con fuerza. Sus ojos azules se tornan más oscuros, peligrosos.

—No volverás a beber su sangre —gruñe en mi cara. Es la primera vez que veo alguna emoción en la cara de Aidan.

—Suéltame. —Trato de liberarme de su agarre. Él coge un puñado de mi cabello con la otra mano—. ¿Qué estás haciendo? —Gimo un poco a causa del dolor repentino. Mi cuello está expuesto a él, a su cálido aliento. Su lengua lame mi piel lentamente; sus colmillos acarician mis venas expuestas.

Se separa un poco para susurrar en mi oído.

—No juegues conmigo, Morgan. Puedo hacer que me obedezcas de formas que no puedes imaginar.

Aidan me suelta, sus ojos clavados en los míos, su mirada cargada con una amenaza que se siente más como una promesa que se oculta en lo que sea que hay detrás de esa mirada tan profunda. 



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro