9. Fed

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Tenía los labios inmóviles, pero cuando lo miré, parecieron sonreír sin hacer el más mínimo movimiento. Lo miré más fijamente, convencido de que se trataba de una poderosa ilusión en la que yo no podía penetrar. Y, cuanto más miraba, más parecía sonreír y, por último, se animó con un susurro, un murmullo, un cántico mudo.

-Anne Rice.

IX

MORGAN

Me despierto con la boca seca. Me lamo los labios, recordando la noche anterior.

El recuerdo de Shadow...

La niña pequeña...

Yo.

Alejo mis pensamientos sobre eso. ¿Por qué estoy tan sedienta? Me alimenté de Shadow la noche anterior, no tiene sentido. Me levanto y siento un dolor punzante en el abdomen. Levanto mi camiseta para ver la «B» que Byron dejó ahí. Está roja y duele.

«¿Qué demonios?». Es como si mi cuerpo rechazara la marca. Salgo de mi compartimento, frotándome los ojos; la sed me seca la boca cada cinco minutos, es realmente molesto. El corredor está vacío, supongo que todos están cazando. Tal vez un baño me hará bien. Salgo de la cueva y encuentro a Lyla, de pie frente a la playa.

—¡Oye! ¿Hay un río por aquí cerca?

—Camina por la playa media milla hacia allá y luego entra al bosque. Lo encontrarás —responde. Lyla se ve triste, si bien no parece querer hablar al respecto.

Sigo sus instrucciones y, ¡allí está! La luna ilumina el agua oscura: hay rocas y árboles alrededor del río. Veo una parte profunda y sonrío, quitándome la ropa. El aire fresco de la noche acaricia mi piel desnuda. Me sumerjo en el agua; está fría, pero de un modo agradable. Nado de un lado al otro, mi piel pálida es visible dentro del agua oscura. Me sumerjo de nuevo, cerrando los ojos y sintiendo mi largo cabello flotando a mi alrededor. Podría quedarme así para siempre, es muy relajante. Por desgracia, la sed me ataca de nuevo; maldiciendo, salgo del agua. Estoy escurriéndome el largo cabello cuando siento un movimiento a pocos metros. Me volteo para ver a Shadow inmóvil de espaldas a mí. Instintivamente, me cubro con las manos. Él ni siquiera se mueve.

—¿Qué haces aquí?

No se gira hacia mí y lo agradezco. Trato de vestirme tan rápido como puedo.

—¿Qué te ha pasado? —pregunta.

—¿Qué quieres decir?

—Estás herida. —Hace el mínimo intento de girarse.

—Shadow, no —le recuerdo, y termino de vestirme—. Ya puedes mirar, y estoy bien.

¿Cómo ha visto la marca de Byron? ¿Acaso me ha visto desnuda?

Él se voltea al fin.

—No, no estás bien, esa es una herida complicada —explica, caminando hacia mí—. Puedo curarla.

—¿Cómo?

—Fue hecha por un Purasangre, solo otro puede sanarla.

Eso tiene sentido.

—Está bien. Hazlo. —Finalmente acepto cualquier cosa para quitarme esa «B» de la piel.

Shadow se arrodilla frente a mí y me levanta la camiseta. El contacto de sus fríos dedos contra mi piel me hace estremecer y casi arrepentirme de esto. Él evalúa la herida.

—Tienes que bajarte un poco los pantalones —pide, pues la herida termina en la parte inferior de mi abdomen. Estupendo. Sigo sus instrucciones, pero estoy poniéndome muy nerviosa—. Cierra los ojos, tengo que quitarme la máscara.

—¿Qué? ¿Por qué?

Trago saliva y cierro los ojos. No quiero parecer débil frente a él. Solo me está curando la herida, eso es todo. Siento su aliento contra mi piel.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto, temblando.

—Tengo que lamer la herida.

«¿Qué? ¿Es en serio? Sé fuerte, Morgan. Es solo lamer..., es solo... ¡Oh!». Su nariz toca mi abdomen, enviando electricidad a través de todo mi cuerpo.

—Hazlo ya —exijo, porque me está volviendo loca.

Shadow me agarra de las caderas con fuerza, sus dedos hundiéndose en mi piel. Aprieto las manos a mis costados, resistiendo. Su lengua hace contacto con mi piel, se siente caliente y húmeda. Me muerdo el labio para aguantar un quejido.

«Es solo una lamida... Solo me está curando», me repito dentro de mi mente. Su lengua recorre de arriba abajo mi abdomen lentamente.

«¿Podría ser esto más erótico?».

Sus colmillos rozan mi piel un par de veces mientras su lengua continúa. «¿Cómo se sentiría si Shadow me mordiese?». Aparto ese pensamiento de inmediato. Se detiene y tengo que admitir que no quería que parase. Él todavía está de rodillas, supongo que mientras se pone la máscara.

—Listo. —Su voz... Hay un matiz de lujuria en ella.

Me alegra no haber sido la única afectada. Arreglo mi ropa. Shadow me ofrece su muñeca. «¡Oh! Me había olvidado de eso. Pero no más lamer, lengua o colmillos por un segundo», pienso; necesito respirar un momento.

—Tengo muchas preguntas —digo lo obvio. Después de ese recuerdo que me mostró, mi cabeza está hecha un desastre.

—Lo sé.

—Te conozco desde que era niña, ¿verdad? —Simplemente asiente con la cabeza—. Es por eso que la primera vez que te vi con Byron me pareciste tan familiar.

—¿No te acuerdas de mí en absoluto?

—Recuerdo que te conozco, pero...

—No recuerdas cómo y dónde —termina la frase por mí—. Está bien, no te preocupes.

—¿Por qué no puedo recordar mi infancia? ¿Mi vida humana? Ni siquiera tengo un recuerdo claro de mis padres.

—Sabes que no puedo responder a eso —dice, calmado. Tomo una respiración profunda.

—Déjame intentar otra pregunta —pido, pensativa—. Tú y Aidan son guardianes de algo importante, ¿qué es? —Él sacude la cabeza. Pregunta incorrecta. Entonces me doy cuenta—. Has estado conmigo desde que era una niña. ¿Soy lo que se te ordenó proteger?

Shadow permanece en silencio unos instantes.

—No puedo decírtelo, pero si bebes mi sangre, puedo mostrar un poco más. —Me ofrece su muñeca otra vez. La tomo sin dudarlo y lo muerdo; estoy sedienta. Su sangre entra en mi boca rápidamente.

Abro los ojos para ver el mismo jardín donde tuvo lugar el recuerdo pasado. Está desierto; Shadow se encuentra a mi lado y Aidan permanece en el bosque como la última vez. Escucho risas; el Purasangre da unos pasos hacia atrás para estar al lado de Aidan dentro del bosque. La niña aparece corriendo por el jardín como si estuviera huyendo de alguien, y así es; un niño muy similar a ella, algo mayor, está tratando de atraparla.

—¡Eres lento! —exclama la chica, sacando su lengua hacia él.

El muchacho parece furioso, la empuja con mucha fuerza y ella cae al suelo con un golpe seco. Shadow se tensa e intenta caminar hacia la pequeña, pero Aidan le pone una mano en el pecho, deteniéndolo.

—Shadow —dice como advertencia—. Simplemente están jugando

Mi líder es interrumpido por el fuerte llanto de la niña; tiene buenos pulmones. La miro, está sentada en el suelo. El chico se ha parado frente a ella con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Quién es el lento ahora? —pregunta juguetón—. Llora, llora, llora, niña tonta.

—Shadow —dice Aidan, como si eso no fuera algo bueno.

—Lo sé —responde el Purasangre con frialdad.

Un fuerte viento comienza a mover los árboles y las flores del jardín mientras los gritos de la niña se vuelven más fuertes. Un aura brillante se forma a su alrededor, su cabello flota en el aire. Entonces se levanta, aún sollozando; el chico da un paso atrás. Lo siguiente que veo es al niño siendo lanzado en el aire por una fuerza invisible. Su espalda choca contra un árbol y produce un crujido horrible.

—Shadow —repite Aidan.

Los truenos y el viento dominan el lugar. El Purasangre sale del bosque y camina hacia la niña, cuyos ojos se han vuelto completamente rojos. Shadow tiene dificultades para avanzar por el fuerte viento que la rodea. Se coloca detrás de ella y cubre sus ojos con una mano.

—Morgan —susurra con calma, y el viento y los truenos se detienen. La niña cae inconsciente en sus brazos.

Dejo de beber y doy un paso atrás. Ha sido tan extraño escuchar a Shadow llamando a esa niña por mi nombre; es difícil aceptar el hecho de que ella en realidad era yo. El poder que la pequeña emanaba... Nunca había visto algo así; ella había controlado toda la naturaleza a su alrededor. ¿Cómo era eso posible?

—No puedo ser ella. El poder... No tengo ese poder. No puedo creer que exista algo tan destructivo. —En el fondo sé que soy ella, tiene sentido, pero es demasiado difícil de aceptar. Además, es verdad que yo no tengo esa fuerza; apenas puedo defenderme de otras criaturas. Y luego recuerdo al chico. Más preguntas vienen a mí—. ¿Quién era ese niño?

—Tu hermano.

Me quedo sin aire.

—Eso es imposible —consigo decir a pesar de la sorpresa—. No lo recuerdo.

—Hay mucha gente que no recuerdas, Morgan —replica Shadow.

Mi cabeza no deja de dar vueltas. Tuve un hermano... O tengo un hermano...

—¿Mi hermano está vivo?

—Sí.

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