Capítulo 4: La lección

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Karma

Tras varias llamadas a mis empleados poniéndolos al tanto de la situación, hicieron que dejaran de buscar como locos y acostar a mi hija en su cama, por primera vez en años, tal vez, concilié el sueño sin problema alguno. Había sido un día agotador. En mis sueños pude revivir aquello que había vivido ese día, vi a Manami de nuevo. El sueño era simple, ella estaba junto a mí y Mayu jugaba en el parque, mientras nosotros estábamos sentados en una banca mirándola. Sin embargo, de un momento a otro ella me abrazó con mucha fuerza y me mostraba una sonrisa rota comenzó a llorar mientras tomaba mi rostro y acariciaba mis ojeras. De pronto el paisaje comenzó a tornarse borroso y ahora quien tomaba mi rostro no era Manami, sino, aquella extraña mujer de ojos apagados.

>> Nos volveremos a ver, Karma << me susurró mientras sentía que sus ojos sin luz atravesaban cada parte de mi como si pudiera ver mi alma con solo esa acción y escucharla decir mi nombre de forma tan natural y casi seca me dio un escalofrió en la espina dorsal que me asustó al instante. Me sentía a merced de una gran serpiente.

Desperté junto al sonido del despertador sobre mi buró y de inmediato lo apagué pensando seriamente en aquel extraño sueño. Aún acostado en la cama coloqué mi antebrazo cubriendo mis ojos.

-- Manami, si estás aquí solo dímelo – susurré dejando que las lagrima escaparan de mis ojos una vez más.

>> ¿Qué pensaría Mayu si viera que su padre es un llorón?<< pensé mientras secaba mis lágrimas

"...Tú también mereces ser tu propio dueño, tu propia persona, disfrutarte a ti mismo, cuidarte, volver a ser el Karma Akabane juguetón, sádico y burlón que todo conocimos..."

>>Tal vez ese Karma murió con ella<< respondía ante el recuerdo de Kayano regañándome ayer.

Sin esperar más tomé un baño y me pregunté seriamente si debía despertar a Mayu para preparar el desayuno. Desde pequeño mi madre – Quien siempre ha sido excéntrica a más no poder – se esforzó para que yo aprendiera a hacer mis propias cosas, así que, desde niño he pasado por incendios y hospitales, sin embargo ella siempre decía "Si estas aprendiendo, entonces no estas fallando" todo esto mientras yo me encontraba llamando a los bomberos con urgencia.

Por supuesto yo no pretendo que Mayu llame a los bomberos dos veces a la semana, sin embargo creo que el aprender a hacer cosas por sí mismo desde pequeños es una gran arma para la adultez.

Al final decidí dejarla dormir, pues fueron demasiadas emociones el día de ayer. Mientras cocinaba me estaba preparando mentalmente para la plática que tendría con ella, pues escaparse sin avisar no era cosa de broma. Ella realmente necesitaba aprender una lección.

>>No seas tan duro con ella. Solo quería hacerte feliz<<

Tras recordar las palabras de aquella mujer, que me sigue causando un poco de temor, decidí optar por otras formas de aprendizaje. Porque si algo aprendí de mi madre, es que si se hace algo, debía hacerse grande, más si quieres que no se olvide.

Terminé de cocinar y fui a la habitación de Mayu para despertarla. Al darse cuenta de que se encontraba en su habitación y yo me encontraba junto a ella me abrazó y lloró mientras me pedía perdón y expresaba su miedo. En verdad no fui el único asustado. Tras abrazarla por un buen tiempo y consolarla, deposité un beso en su frente y le pedí que bajara a desayunar. Una vez en la mesa vi su cara de desagrado al notar el exceso de verduras en su plato, pero si algo tenemos los Akabane es un orgullo y reputación que cuidar, así que sin hacer más que gestos comió sus verduras en silencio. Mientras ella comía y yo bebía mi café le pedí que no se vistiera para ir a la escuela.

Al principio se mostró feliz por faltar a clases, después hizo una cara de duda para terminar con una cara de miedo. Si algo más teníamos los Akabane, es que podíamos reconocer las intenciones entre nosotros, así que, de cierta manera ella ya sabía de qué tenía algo en mente para ese día. Tragó duro el último bocado de su desayuno dándose cuenta de que las verduras eran la primera parte de mi venganza. No me había dado cuenta, pero desde que despertó, aquel pajarillo blanco la seguía a todas partes y se comía el brócoli que Mayu discretamente dejaba de lado en el plato.

-- ¿Qué es eso?

-- Un pajarito, se llama Den**

-- ¡Incluso ya tiene nombre!

-- Yo no se lo puse, el me lo dijo.

-- ¿Ahora puedes hablar con los animales?

-- No,... es extraño, cuando Nagisa me lo dio, pude escucharlo. Después de eso ya no lo he vuelto a escuchar.

-- ¿Nagisa? ¿Aquella mujer?

-- ¡Sí! Nagisa Shirota... ¿o Shimora?, tal vez Shiroma... ¡No lo recuerdo! ¡¡Pero ella fue muy buena conmigo ayer, me dio un emparedado muy rico y después me dio una tarta de fresa!!

>> Así que Nagisa, interesante...<< pensé mientras le daba un sorbo a mi café.

-- ¡¡Es la primera vez que como una que no está quemada de la base o sobre-batida!! ¡¡Fue increíble!!

Otra cosa que podríamos agregar a la lista de virtudes de los Akabane es que siempre sabemos regresar un golpe a la otra persona cuando menos se lo espera.

>>Bien jugado<< pensé mientras Mayu seguía criticando mis intentos de tartas.

Una vez nos alistamos, la llevé a mi trabajo. Al llegar a mi piso, mis trabajadores no pudieron evitar mirar a Mayu con fascinación y comenzar los susurros. Cosa que de alguna manera avergonzó a Mayu al ser el centro de atención Cuando bajó su mirada avergonzada, aquel pájaro – que en ningún momento voló lejos de su hombro – le dio mimos en sus mejillas con el pico. En ese momento Mayu sacó una bolsa de galletas de su mochila y comenzó a ofrecerles a los trabajadores con una sonrisa.

Como si hubiera encendido la mecha de un fuego artificial, mis trabajadores – alrededor de 15 - comenzaron a aglomerarse mientras trataban a mi hija como la cosa más adorable del mundo. Esa confianza de repente, me sorprendió. Si bien Mayu es una niña con exceso de confianza en sí misma, por un momento creí que se intimidaría al entrar en este ambiente. Miré al pájaro con el ceño fruncido y sin darle más importancia llegué a mi oficina y como siempre dejé la puerta abierta.

-- ¿Cómo el señor Akabane pudo tener una cosa tan bonita?

Escuché a Karen de contabilidad provocando que una vena saltara de mi cabeza.

-- No tengo ni idea, pero ¡¡estoy segura de que esta niña es un ángel!!

Comentó Kaito de administración haciéndome molestar aún más. Mayu al notar toda la atención en ella – y que mis trabajadores eran unos idiotas – me miró para después sonreírme con malicia y dirigirse a ellos.

-- Soy Mayu Akabane, Muchas gracias por cuidar de mi papi, ¡¡ ESTOY MUY AGADECIDA!!

Su voz no solo la había hecho más aguda para aparentar ser más adorable, si no que su pájaro también había imitado sus acciones haciendo parecer que ambos eran almas puras. Esa acción solo hizo que los comentarios aumentaran y todos se derritieran de ternura. Si me preguntarán a mí, Mayu es el verdadero demonio aquí.

-- ¡¡No tiene ni una pizca de nuestro jefe, esta pequeña no puede ser hija del rey de los demonios!!

Esa última voz no pasó desapercibida por mí. Sakura era mi secretaria personal y a ella no se la podía pasar.

-- ¡¡TODOS VUELVAN A SUS TRABAJOS!! ¡Sakura, ¿Está listo todo para la reunión de la tarde?, ¿Ya organizaste los papeles que te dejé anoche?!, ¡¿Alguien aquí toma enserio su trabajo?!

Al instante todos fueron corriendo a sus lugares mientras Mayu seguía con aquella sonrisa sarcástica en su rostro. Un verdadero demonio había criado.

Con el pasar del tiempo y de trabajo noté como Mayu comenzaba a explorar el piso mirando trabajar a mis chicos. Algunos de ellos bostezaban y otros bebían café como desesperados.

-- ¿Por qué están tan cansados? – preguntó.

Llamé a Sakura al interior de la oficina y le pregunté si había llegado a casa a tiempo. Sakura es una chica joven y transparente como el agua, así que sin dar rodeos explicó que cuando recibió la noticia de que Mayu se había perdido, decidió buscar por todos los lugares que conocía, y que para terminada la búsqueda eras demasiado tarde y el trabajo se había juntado. Se retiró no sin antes decirle a Mayu que era una lindura y que buscaría hasta debajo de las piedras si era parte de mi familia. Por primera vez desde que Mayu estaba en ese piso, escuchó a escondidas las pláticas entre empleados en las que contaban como habían llegado a sus casas el día anterior. No tardó en darse cuenta de lo que había ocasionado.

-- Ninguna de estas personas debía buscarte, sin embargo, querían hacerlo. Talvez como jefe los he malcriado mucho y por eso son así. Mayu, debes de saber que todo lo que hacemos, queramos o no, afecta a otras personas significativamente, más si esas personas nos aprecian.

Nos encontrábamos en la oficina y ella jugaba en la alfombra, por lo que me acerqué a ella y la mire mientras tomaba sus manos.

-- Tuve mucho miedo, Mayu, temía que algo te pasara. El mundo suele ser cruel a veces y no puedo protegerte todo el tiempo, eso lo sé. Pero por el pequeño momento en el que sigas siendo una niña, déjame protegerte como tu padre. No solo fueron ellos, Kayano y Rio casi mueren ayer, además que pudiste meter en problemas a tu escuela si yo llegara a quejarme con altos mandos. ¿Entiendes?

Mayu comenzó a llorar en silencio al darse cuenta lo que ella ignoraba.

-- Q-quería hacerte feliz, q-quería que ya no te pusieras triste por mamá, pensaba que si hacía algo rico para ti, tu podrías estar en paz... snff... sniff, no quería causar problemas...

Lloraba mientras se aferraba a mi traje con fuerza y con sus mangas intentaba limpiar sus lágrimas y mocos.

-- Lo sé, y por eso yo también te debo una disculpa.

Al escuchar eso me miró sorprendida – aunque seguía teniendo mocos por toda la cara –

-- También te hice preocupar, lo siento.

Dicho eso nos abrazamos fuerte y si no fuera porque noté a mis trabajadores en la puerta espiando pude haber llorado también, pero como dije, los Akabane tienen su orgullo. Al terminar de llorar – y sorberse los mocos – Mayu me contó sobre la conversación de Rio y Kayano – a quien Mayu seguía conociendo como Akari – y su plan ideal para remediar la situación. Al escucharla me di cuenta que mi propio sermón parecía una flecha lanzada al cielo que cayó sobre mi cabeza como un balde de agua fría, pues, regañaba a Mayu por haber hecho preocupar a los demás sin notar que es lo que he estado haciendo desde hace años.

Para la hora del almuerzo, mis trabajadores habían pedido permiso para llevar a Mayu a ver el resto del edificio. Aunque me daba retortijones en el estómago dejarla sola de nuevo, acepté confiando plenamente en esos idiotas. Mientras estaba solo en mi oficina pedí la presencia de Sakura quien no tardó en llegar.

Sakura era una chica de mi total confianza, ordenada y puntual – la mayoría de veces – y comprometida con su trabajo a más no poder. Además de ser el mejor objetivo para bromas en el piso.

-- Necesito que investigues a alguien

-- Por supuesto, ¿de quién se trata?

-- Nagisa Shirota**

-- Entendido – dijo mientras anotaba en su libreta con una seriedad profesional

-- Sakura – la detuve antes de que se fuera – No dejes que nadie se entere.

-- Por supuesto.

>>¿Quién eres?<< pregunté al aire mientras pensaba en aquellos ojos azules sin vida

>> Nos volveremos a ver, Karma <<

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**  Den (El nombre del pájaro) significa "legado de los antepasados"

**Karma pide investigar a Nagisa "Shirota" porque no sabe su verdadero apellido ya que Mayu nunca se acordó bien XD

Como ya sabrán (o no) me encanta buscarle su significado a los nombres y para nombrar al pájaro gasté media hora de mi vida buscando un nombre fácil y bonito que le quedara. Ahora no dejo de recibir notificaciones de páginas para bebés...

Parece chiste pero es anécdota XD

Nos leemos chau ~_~

Ps: Síganme en instagram para ver la portada completa :3 

kaede035

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