Capitulo 4

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Blodyana1237, aquí está el cap 4

Narrador Omnisciente

El portador del Titán Comandante liberó un grito ensordecedor que resonó en el aire, desencadenando una reacción en cadena entre aquellos que habían sido contaminados por su líquido cefalorraquídeo. Las personas cercanas, víctimas del "veneno", se transformaron en titanes de diversas alturas, oscilando entre los 5 y los 15 metros. El suelo tembló bajo el peso de estas nuevas criaturas, cuyas pisadas retumbantes anunciaban la destrucción que se aproximaba. Los edificios se desmoronaban ante el embate de los titanes recién creados, y la vida de innumerables inocentes pendía de un hilo, a punto de ser arrebatada por las garras de estas bestias colosales.

El rostro del portador del Titán Comandante se iluminó con una sonrisa cargada de confianza y arrogancia. "¿Creen que podrán luchar contra todos ellos?" preguntó retóricamente, desafiando a aquellos que se atrevieran a oponérsele.

Maria, la hermana mayor, dio un paso al frente sin vacilar. "Por supuesto que podemos", respondió con determinación, llevándose la mano a la boca y mordiéndose hasta hacerla sangrar. La sangre fluía, y con ella desencadenó la transformación en su imponente Titán Martillo de Guerra, una criatura de 15 metros de altura. Maria se encontraba resguardada dentro de la nuca de su propio titán, lista para enfrentar la amenaza que se cernía sobre ellos.

Sin perder tiempo, Rose y Sina, las hermanas menores, siguieron el ejemplo de su hermana mayor y desataron su propio poder titán. Rose se transformó en el Titán de Ataque, de igual altura que Maria, mientras que Sina adoptó la forma del Titán Mandíbula, más pequeño pero ágil, con una altura de 5 metros.

Las tres hermanas se movían con una gracia casi sobrenatural, aprovechando al máximo las habilidades y fortalezas de sus titanes. Maria, gracias a su capacidad de endurecimiento estructural, moldeaba estructuras afiladas y resistentes que destrozaban las nucas de los titanes enemigos, acabando con ellos de forma implacable. Sina y Rose, por su parte, demostraban una destreza sin igual en el combate, utilizando sus titanes con maestría para derrotar a los titanes puros con gran habilidad y eficiencia.

Maria se acerca con determinación al portador del Titán Comandante, que ahora se ha convertido en su propio Titán. El Titán Comandante, de imponentes 20 metros de altura, domina la escena mientras Rose, el Titán de Ataque, y Sina, el Titán Mandíbula, continúan luchando contra los titanes puros para proteger a Maria.

El Titán Martillo de Guerra de Maria, de menor estatura con 15 metros, más pequeño en comparación con el Titán Comandante, pero ella no muestra ni un ápice de temor. Con confianza y determinación, Maria se dirige a sus hermanas con voz firme: "Encárguense del resto, yo me ocuparé del Titán Comandante". Su orden es clara y directa, dejando en claro su intención de enfrentarse al enemigo más poderoso.

Sina, preocupada por la seguridad de Maria, no puede evitar expresar su inquietud. "Ten cuidado", le advierte con voz cargada de preocupación. Maria asiente con solemnidad, comprendiendo plenamente las palabras de su hermana. "No puedo usar el Titán Fundador y Rose no puede usar el Titán Colosal sin empeorar las cosas", explica seriamente. "Debemos derrotarlo con los titanes que estamos usando actualmente", concluye con una seriedad que refleja su plena conciencia de las limitaciones que enfrentan.

Mientras tanto, Rose y Sina se encargan de eliminar a los titanes puros restantes, utilizando sus habilidades y estrategias para acabar con ellos de manera eficiente. Una vez terminada la tarea, abandonan sus titanes y, equipadas con sus equipos de maniobras tridimensionales, se dirigen hacia la cima de un edificio en ruinas desde donde pueden observar la batalla.

Desde su posición privilegiada, Rose y Sina observan con preocupación a su hermana mayor. Sus pensamientos están llenos de temor y ansiedad mientras contemplan cómo Maria se enfrenta valientemente a un enemigo poderoso. "Ten cuidado", piensan en silencio, conscientes de los peligros que enfrenta su amada hermana en esta ardua batalla.

El campo de batalla estaba envuelto en un caos apocalíptico mientras María se acercaba velozmente hacia el Titán Comandante, una imponente criatura de 20 metros. Con cada paso, la tierra temblaba bajo el peso de María, quien estaba decidida a enfrentar a su formidable oponente.

El Titán Comandante, consciente de la amenaza que se acercaba, se lanzó al ataque. Sin embargo, María demostró una agilidad sorprendente al esquivar con destreza el embate del enemigo. Aprovechando la oportunidad, María desató una poderosa patada dirigida a las piernas del Titán Comandante, logrando derribarlo y desestabilizarlo. Con una maestría impresionante, María rodeó el cuello del Titán Comandante con sus brazos y enlazó sus piernas alrededor de las del enemigo, dejándolo inmovilizado.

Con una expresión de confianza en su rostro, María comenzó a ejercer una fuerza descomunal, provocando grietas en la armadura de acero del Titán Comandante. "¡Eso es! ¡Puedo derrotarte!" pensó María mientras continuaba ejerciendo presión sobre su enemigo, convencida de su victoria inminente.

Sin embargo, el Titán Comandante, lejos de rendirse, reaccionó rápidamente. Colocando sus manos en los antebrazos de María, logró deshacerse de su agarre, liberándose de su inmovilización. "No me ganarás tan fácil", declaró el Titán Comandante con determinación, dejando claro que no sería un adversario fácil de vencer.

Maria, consciente de que necesitaba mantener al enemigo inmovilizado, con habilidad y rapidez, utilizó nuevamente sus piernas para inmovilizar al enemigo por el cuello, mientras sujetaba uno de sus brazos con sus manos. "Las llaves funcionan", pensó María, recordando las técnicas de combate aprendidas, y comenzó a ejercer una fuerza sobrehumana en el brazo del Titán Comandante, logrando arrancarlo de su cuerpo y lanzándolo lejos con un poderoso movimiento.

El Titán Comandante, furioso y herido, reaccionó de inmediato y arremetió contra María con una fuerza descomunal. La joven guerrera apenas logró esquivar el ataque por escasos centímetros, sintiendo la ráfaga de viento y la energía destructiva que pasaba a su lado. "Mierda", pensó María, consciente de lo cerca que había estado de ser alcanzada.

Sin embargo, María no se dejó desalentar por el poderío de su enemigo. Con determinación y valentía, decidió dar un paso más en la batalla. Utilizando su habilidad especial, el endurecimiento estructural, María canalizó su energía para crear su arma definitiva: un Martillo de Guerra de 15 metros. Agarrando el pesado martillo con una fuerza impresionante, María se preparó para el enfrentamiento final. "Ahora sí, pongámonos serios", declaró con determinación, lista para desatar su poder y luchar hasta el último aliento.

El Titán Comandante, una imponente criatura de enormes proporciones, se acerca lentamente al titán sin extremidades de Maria, quien emerge valientemente de la nuca de su Titán para enfrentar la amenaza. Sus ojos se encuentran con los del Titán Comandante, y ella puede sentir el peso de la batalla inminente sobre sus hombros.

En ese preciso instante, Rose y Sina, las hermanas de Maria, aparecen en escena con sus equipos de maniobras 3D, expertamente equipados y listos para luchar. Rose, con determinación en su mirada, carga una lanza relámpago en su equipo y la dirige directamente hacia el pecho del Titán Comandante. La lanza relámpago se lanza a gran velocidad, impactando con fuerza en su objetivo y provocando una explosión que hace que la armadura del enemigo se agriete y se resquebraje aún más.

Rose y Sina aterrizan grácilmente frente a Maria, formando un escudo protector a su alrededor. Con la voz llena de valentía, Rose exclama: "¡Aléjate de nuestra hermana!" Su determinación se refleja en cada fibra de su ser, mientras se prepara para enfrentar al Titán Comandante y proteger a su amada hermana mayor.

Maria, exhausta y agradecida, suspira aliviada. "Muchas gracias, hermanitas", susurra, sintiendo el agotamiento extremo que la invade después de la dura batalla que ha enfrentado hasta ahora. Sabe que no podría haber llegado tan lejos sin el apoyo y el amor incondicional de sus hermanas.

Rose y Sina intercambian una mirada de determinación, fortaleciéndose mutuamente en su resolución de enfrentar al enemigo. Con la valentía como bandera, ambas hermanas activan sus equipos de maniobras 3D y se lanzan directamente hacia el Titán Comandante. Sin embargo, este poderoso enemigo no las ignora y responde con una ira desatada.

"¡Mueran!", exclama el Titán Comandante, lanzando un feroz ataque contra las dos valientes hermanas. El aire se llena con el sonido ensordecedor de su embestida, pero Rose y Sina, ágiles y entrenadas, logran esquivar el ataque en el último instante, evitando así el destino fatal que les esperaba.

Sina, en un estallido de furia y valentía, aprovecha la oportunidad y con un golpe certero, perfora la pierna del Titán Comandante con una lanza relámpago, el estallido no se hace esperar, le destruye esa parte de la armadura. La criatura letal emite un rugido de dolor, mientras su armadura se desgarra y se deshace bajo el impacto.

Las hermanas aprovechan la apertura que han creado y se alejan rápidamente del Titán Comandante, manteniendo una distancia segura. Saben que el enemigo es poderoso y peligroso, pero también conocen su propia fuerza y determinación para proteger a su hermana mayor y luchar hasta el final. Con los latidos acelerados y la determinación grabada en sus rostros, se preparan para el siguiente asalto, listas para enfrentar cualquier obstáculo que se interponga en su camino.

Rose y Sina, conscientes de la urgencia de la situación, utilizan sus equipos de maniobras 3D para regresar rápidamente al combate contra el Titán Comandante. Saben que el tiempo apremia y que solo les quedan tres lanzas relámpago, las cuales deben utilizar con precisión milimétrica para tener alguna esperanza de derrotar a su formidable enemigo.

Sin embargo, el Titán Comandante es un adversario astuto y ha logrado leer los movimientos de Sina. En un rápido y calculado movimiento, evita su ataque y logra frustrar su intento, lo que resulta en la pérdida de una de las valiosas lanzas relámpago. La desesperación amenaza con apoderarse de las hermanas, ya que ahora se encuentran en una situación aún más precaria, sin los recursos necesarios para enfrentar al Titán Comandante.

En ese momento crucial, Maria hace su entrada triunfal, uniéndose a la batalla con su propio equipo de maniobras 3D. Su presencia infunde un nuevo aliento de esperanza en el campo de batalla. "¡Muy bien hecho, hermanitas!" exclama Maria, el orgullo y el amor por sus hermanas brillando en sus ojos.

Con una determinación inquebrantable, Maria toma la penúltima lanza relámpago restante y la clava con fuerza en el cuerpo del Titán Comandante, apuntando directamente a su mandíbula. El impacto es poderoso, y la mandíbula del Titán Comandante se rompe, quedando abierta de par en par.

Rose, aprovechando la oportunidad que Maria ha creado, no duda ni un segundo. Con la última lanza relámpago en su posesión, la dirige directamente hacia la boca abierta del Titán Comandante y la lanza con toda su fuerza. Una explosión impresionante sacude el campo de batalla, y el enemigo es expulsado violentamente del cuerpo del Titán que lo albergaba.

La escena es impactante. El Titán Comandante yace derrotado, su cuerpo inerte y sin vida. Un breve momento de silencio se apodera del campo de batalla mientras todos procesan la magnitud de lo que han logrado. La esperanza comienza a brillar en los ojos de los supervivientes, quienes comienzan a vislumbrar la posibilidad de una ciudad liberada de la sombra de la destrucción.

Las hermanas se miran elocuentemente, llenas de gratitud y admiración mutua. Han superado innumerables obstáculos y han demostrado el poder del trabajo en equipo y la determinación inquebrantable. Ahora, con el Titán Comandante derrotado, se preparan para enfrentar los desafíos que aún están por venir y luchar incansablemente por la seguridad y la libertad de su ciudad y su gente.

Maria con determinación en sus ojos, se abalanzó hacia su enemigo con su Martillo de Guerra, un arma temible capaz de causar estragos en cualquier armadura. Cada golpe que Maria propinaba resonaba en el aire, haciendo que la armadura del Titán Comandante se agrietara y mostrara signos evidentes de debilidad.

"¡Te voy a matar!", exclamó Maria con voz desafiante mientras continuaba con sus ataques devastadores. Los martillazos se sucedían uno tras otro, golpeando con furia al Titán Comandante, quien luchaba por mantenerse en pie. Sin embargo, su resistencia no duraría mucho más.

En un último intento por protegerse, el Titán Comandante logró bloquear el martillazo con su imponente escudo. Aprovechando la apertura, contraatacó rápidamente y golpeó a Maria, aturdiéndola por un momento. "No tan rápido, maldita", dijo el Titán Comandante con desprecio, mientras propinaba una fuerte patada a Maria, mandándola a volar por los aires.

Maria aterrizó con fuerza varios metros más allá, creando una estela de destrucción a su paso al colisionar contra varios edificios. Mientras luchaba por recuperarse del impacto, sus pensamientos se llenaron de frustración y dolor. "Joder", susurró Maria, sintiendo el ardor en sus heridas mientras luchaba por ponerse en pie.

Con determinación, Maria observó cómo el Titán Comandante arrojaba una gran cantidad de escombros en su dirección. Actuando con rapidez, utilizó sus habilidades para crear estructuras endurecidas a su alrededor, protegiéndose de los proyectiles que se acercaban peligrosamente. Sin perder ni un segundo, se lanzó nuevamente hacia el Titán Comandante, empuñando su Martillo de Guerra con renovada ferocidad.

Sin embargo, el Titán Comandante se mostró preparado para el contraataque. Usando su escudo una vez más, bloqueó el feroz ataque de Maria. Sin darle respiro, el Titán Comandante desenvainó su espada y, con un movimiento rápido y preciso, cortó las extremidades del Titán Martillo de Guerra de Maria. Un grito de dolor y desesperación escapó de los labios de Maria, mientras era lanzada al aire por la fuerza del golpe.

El Titán sin extremidades de Maria cayó al suelo, sintiendo cómo su fuerza menguaba rápidamente. "Esto es malo", pensó con amargura, comprendiendo que en ese estado no podría continuar luchando. A pesar de la adversidad, la chispa de determinación en los ojos de Maria no se apagaba. Sabía que debía encontrar una forma de recuperarse y volver a la batalla si quería tener alguna posibilidad de derrotar al Titán Comandante.

Las tres hermanas, Maria, Rose y Sina, avanzaban cautelosamente hacia el portador del Titán Comandante, cuyo cuerpo estaba lacerado y malherido por la explosión de la lanza relámpago. Maria, con una sonrisa burlona, se agachó frente a su enemigo, regodeándose en su agonía.

"Se acabó", dijo con desdén, disfrutando del sufrimiento del portador del Titán Comandante. El enemigo, exhausto y apenas capaz de defenderse, escupió sus palabras con dificultad. "Malditas", murmuró entre dientes, su voz cargada de rabia y frustración.

Rose se acercó lentamente, observando con satisfacción el estado deplorable en el que se encontraba su enemigo. "Bonitas últimas palabras", dijo con una risa burlona, dejando en claro que disfrutaba de su victoria inminente.

Sina, por otro lado, ya se estaba aburriendo de la situación. Impaciente, interrumpió a sus hermanas. "¿Ya terminaste?", preguntó con impaciencia, deseando que el espectáculo llegara a su fin.

Maria, con su típica actitud despiadada, buscó en los restos del portador del Titán Comandante. "No seas tan impaciente, hermanita", dijo mientras colocaba una carta sobre el maltrecho cuerpo del portador. Por suerte, la carta no había sido destruida por la explosión de la lanza relámpago. "Rose, haz lo tuyo", ordenó, alejándose del enemigo.

Maria y Sina se apartaron, observando desde la distancia mientras Rose se acercaba al enemigo. "Bueno, es hora de que estalles por los aires", murmuró Rose, acercándose sigilosamente al portador. Con una mordida feroz en su mano, desencadenó su transformación en el Titán Colosal de 60 metros, generando un estallido impresionante que acabó con el portador del Titán Comandante.

Con una sonrisa satisfecha en su rostro, Rose pensó: "Te lo merecías". En ese momento, ella se encontraba en el interior de la nuca del imponente Titán Colosal.

Maria y Sina observaron desde la distancia al Titán Colosal, maravilladas por su poderío. Era una criatura temida y respetada, considerada el segundo titán más fuerte de todos. Su presencia imponente y su tamaño colosal llenaban el campo de batalla, dejando en claro que las hermanas tenían el control absoluto de la situación.

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