Capítulo IV

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Emma limpiaba la línea carmesí que se trazaba por su nariz, cayendo de esta por una lesión un tanto honda mientras miraba a su oponente que era protegido por la de azabaches cabellos. Aunque ella fuera poseedora de un moretón en su blanquecina piel; ella NO permitiría eso.

"Estás... ¡loca!" El de morenos poros tocaba su cara, ubicando su golpe que le había brindado Emma justo en su cachete rojizo. Heather hacia lo posible por alejarlos, pero Alejandro parecía querer volver por más. "¿¡Acaso no conoces el legado de los Burromuerto!? ¡No en la cara!"

"Eres... Igual de insoportable que Justin." Se atrevió a decir, ganándose un suspiro de impresión por los demás mientras Emma no se arrepentía de nada. Nunca le pareció atractivo aquel que le robaba suspiros a medio instituto; solo lo veía cómo un mocoso que por su belleza se creía superior pese a que no lo era.

"¡No metan a Justin en esto!" Ambos observaron al guitarrista, el cual al ser notado se encogió en su sitio. "Perdón. Solo no hablen de mi... Amigo." Unió sus dedos mientras desviaba su cabeza, con vergüenza.

"¿P-por qué proteges tanto a esa loquita, eh?" Emma apretó sus puños cuando escuchó eso de parte de Alejandro... Ya la traía harta y no soportaría que su enamorada fuera llamada de tal manera. "... Estás igual que ella. Desquiciada y-"

Un puñetazo resonó por los pasillos en medio del conflicto, mientras la mayoría presenciaba el enfrentamiento entre la aspirante a abogada y el más lindo del colegio...

Bueno, en realidad era un clon de Justin. Ya que detrás de esa capa de viles mentiras de ser un modelo; Justin si poseía algo. Alejandro no era nada ni nadie sin su belleza.

Lastima que en el más oportuno tiempo, malignas cosas sucedieron.

"Cállate... ¡no hables así de ella! ¡Ni siquiera la conoces para juzgar su actitud! ¡ella simplemente no sabe amar!" Con cada sentencia, otro maltrato se otorgaban mutuamente mientras la sangre empapaba a ambos.

Heather ya ni siquiera trataba de que tomen distancia; solo le cubría sus cuencas a Tyler confundido... No podía permitir que él visualizara eso y estuviera mal consigo mismo, no.

Una voz abrupta hizo que parara en seco.

"¿Realmente piensas eso de mí?"

Despertó a su postura autoritaria, así enfocada en la dirección de la plática mientras se encontraba con las extremidades de la morocha arropadas alrededor del castaño tambaleante, carente de la compañía de Noah.

"... Es la verdad." Dialogó con firmeza, se manejaba con la verdad con todos y no distinguía la necesidad de mentirle en su cascarón hasta a su mejor amiga. ¿Por qué lo haría?

"... ¿Por qué te metes en tantos problemas, Emmi?" La levantó con sus brazos, dejando ir al ojiazul que inventó un transcurso para huir de las garras de la de cabellera ciruela, la cual esbozaba su mueca renovada para Alejandro; algo de antaño al agrado de Emma. "¡Lo siento! Es algo enojona aveces... O siempre."

"Ya me dí cuenta." Recalcó el de vestimenta costosa mientras Sierra se retiraba con la pelinegra instalada en sus espaldas; antes de que los versos de Alejandro ingresaran a sus tímpanos. "Hasta insensible."

Lo fulminó con la mirada, intimidando al joven según ella para así marcharse hacia su habitación con la más baja para curarla ahí.

Emma abrió sus párpados con lentitud, siendo recibida por los rayos solares que si los admiras con detenimiento se volvían clandestinos a una magnitud imparable y...

Una tez delante de sí misma, justo encima de su complexión.

"¿Cómo te fue en tu siesta, dormilona?" Emma casi se pegó con la pared, con un rubor por la cercanía que construía la de interacciones acosadoras. "¿Qué?"

"Te voy a matar si me vuelves a asustar de esa forma." Emma movió su dedo en modo de advertencia, fabricando la sonrisa juguetona de Sierra. Era tan... Bonita cuando se comportaba genuinamente.

"¿Si me matas, quien va distraerte de este mundo?" La muchacha paseó su yema por su barbilla, con una Emma molesta y a la vez distraída abajo de ella.

¿Te crees mucho, no?" Se arrulló más en su almohada que le agregaba un tenue confort a su negatividad; erradicando algo de esta con rapidez.

"Soy mucho. Además; Eso diría alguien que siente debilidad por mí." Emma mantuvo su faceta despreocupada, pero en lo más profundo de su humanidad; algo le indicaba que Sierra reconocía sus emociones por ella... Y eso le aterraba.

"Jaja." Rió falsamente imitando la emulada ironía de Noah, rodando sus orbes descoloridos con desinterés por el nefelibato juicio de su adversa; con una tinta indeleble marcada en su latir.

"Oh... ¿ves eso? Te hice reír, ya me estas tomando afecto, Emmita." Ella aborrecía ese tipo de apodos; le recordaban a su hermana, y no quería que nadie se enterara de ellos al ser tan ridículos.

"No me digas Emmita." Reprochó en busca de una vía accesible, manifestando su insensible naturaleza y manteniendo oculto su secreto sucio... Porque si lo supieran, ya no sería pura.

"¿Tienes miedo a que te termine gustando?" Sierra achinó sus gemas negruzcas, posicionadas soberbias sobre el organismo delgado de Emma.

"Te voy a sacar a patadas de aquí."

"No tengas miedo de afrontar nuevas emociones en tu vida, Emmita."

De repente; unos golpes por las escaleras se pudieron articular mientras ella se arropaba nuevamente con su manta, reanudando su siesta si no fuera por la estulta mujer con la que convivía.

"Me extrañaste, ¿verdad?" Le dedicó esas típicas pistolas que Cody hacía; arruinando la gravedad del asunto, con un amargo sabor de excursión en el paladar de Emma.

"Dios, Sierra. ¿Tanto te mueres por atención?" Desparramó su nube, sin el propósito de ofender a la fémina la cual solo amplió su mueca sutil.

"Solo por la de Cody... Y la tuya." No quiso admitirlo; pero podía jurar que su percepción había emanado felicidad con ese básico carácter sincero.

"Te volveré a sacar si mencionas a Cody de nuevo." Alzó una ceja desafiante, con un efímero juego en pie. Repudiaba a Cody aunque ella no lo supiera.

"Si quisieras, ya lo hubieras hecho hace un largo tiempo." Balbuceó la contraria, y ahí Emma se había dado cuenta que estimaba de la función de la razón, borrando su endeble sanidad.

¿Qué le hiciste, Sierra?

"... Tienes razón." Confesó, con su reputación descendiendo ínfimamente con minúsculas ruinas ilegibles. Hasta que su contrincante regresó al ataque.

"Pero no lo harás, porque ya me empiezas a querer cómo soy ~" le brindó un abrazo repleto de cariño, y por más que Emma se emocionó en su órgano fundamental; no lo supo expresar.

"¿Eres siempre así de tarada?" Cuestionó con caricias en sus mechones acaramelados, siendo el receptor de un breve asentimiento por Sierra.

"Es mi trabajo serlo." Su orgullo arqueaba a todos en la duda duradera, siendo el centro de la socialización principal por sus insípidas estupideces.

"Oh vaya, debe ser muy difícil..." Soba su nuca con sarcasmo, realmente deseaba que Noah estuviera con ella.

"Y mas cuando tengo que lidiar con gente cómo tú." Vociferó con sensaciones diversas a diferencia de Emma, la cual era un lío de sonrojos y con la defensa a flor de piel.

"Yo no te tengo aquí a la fuerza" señaló lo obvio, con una ceja en el telón.

"Mi intuición femenina me mantiene hablándote." Murmuró en su oído, dónde Emma carraspeó y su pena empeoró; empujándola.

"¡Dios! ¿Por qué todavía no te has ido? ¡no te estoy apuntando con una pistola para que te quedes conmig-" abandonó el entablar una conversación cuando Sierra se arrugó recóndita en las mismas sábanas que ella, abrazándola así mientras se acurrucaba en su torso.

No entiende exactamente cómo pasó, pero como si compartir pieza no fuese el límite; ahora también la locación de descanso.

"No hace falta que lo hagas." Cometió una leve pausa, enrojeciendo a la pobre dama. "Además, quería hablar contigo de unas cosas..." su conexión neuronal implicada era de reducida latitud; la migraña no hacía más que endurecer a su criterio constructivo mientras un solo pensar se escurre; ¿Ya lo sabe? ¿cómo ejecutó el descubrimiento? No anhelaba que su amistad se quebrará. Su vínculo era inquebrantable, todo esto era un desastre.

"¿Cómo sabes cuando le gustas a alguien?" Su inaudible tono la hizo percibir un reto, ¿A qué venía esa incógnita? Se generó su recelo inédito, así mientras hallaba el tesoro en su pulso.

"Cuando sientes que esa persona es especial, cuando piensas en esa persona todo el tiempo, cuando esa persona te hace feliz, cuando te dan ganas de estar con esa persona y mejorar su bienestar... Hay muchas cosas que te hacen saber cuando le gustas a alguien. Pero, ¿por que preguntas eso? ¿le gustas a alguien o te gusta alguien?" Atónita por un hecho tan insólito, estremeció. ¿Había perdido la oportunidad...? Eso le pasó por no ser veloz.

"No le he dado motivos a nadie para gustar de mí más que a mi Cody Osito..." Esas mariposas morían con cada disparate en el que resaltaba a Anderson... ¿por qué él era tan exclusivo si siempre huía?

"¿Crees que lo he hecho?" Sus labios se arrastran, con su antebrazo dándole señales para sujetar su mentón. Su pulgar creaba esferas en su comisura.

"No lo creo, tú misma lo has dicho, no has dado motivos a nadie" resoplando con un rostro resignado, choca con el colchón al recostarse pacíficamente.

Sierra iba a volverla loca.

Ceder a la tentación no era su rasgo usual; menos su impulso a la atracción que la dirigía a un ósculo. Era un fraude el amarla... Bueno, no es del todo cierto. En verdad la anhelaba, más que a cualquier otra, pero la diminuta catástrofe es que aun no aprendía en el lazo. Es tan complicado con alguien que es lo suficientemente opuesta a tí que incluso te genera repugnancia.

Pero no echaría todo al caño porque pendía de un hilo fino esa afección.

"Emmita, ¿Sabías que la N al revés es una Z-"

"Sierra, ya duérmete."

"Zo."

Las amo mis mamis

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