ꗃ xxx. sasaki's daring.

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written by 𝗆𝗂𝗄𝖺𝗌𝖺𝗆𝗎𝗇
♯🥊 ‧₊⋆ CAPÍTULO TREINTA ❜🗞️ೃ∗
today we present: La osadía de Sasaki.
MARATÓN 1/5

Sus manos se posaron en mi cintura, empujándome suavemente hasta que mi espalda se encontró con el frío concreto de la pared exterior del edificio donde trabajaba. Tenía la certeza de que una vez que mi jefe se percatara de mi ausencia durante su discurso, su furia sería implacable, y no precisamente del tipo que podría disfrutar, empero, frente a mí se encontraba un Jung Kook visiblemente perturbado, la preocupación se dibujaba en cada línea de su rostro, sus faroles suplicando que estuviera a su lado en ese preciso instante, pero no podía simplemente ceder a sus deseos como si nada hubiera sucedido en nuestra extraña relación de amigos y hermanos adoptivos.

Aún llevaba las cicatrices de las heridas que él había infligido, las palabras hirientes y las acciones desconsideradas todavía resonaban en mi mente, solo queríamos tenderle una mano en ese oscuro callejón sin salida en el que se ha metido, sabíamos que estaba en problemas. Y yo, en mi desesperación por ayudarlo, hice algo que nunca pensé que sería capaz de hacer en mi corta vida... Me humillé ante mi superior por él. Esa humillación, ese sacrificio... es algo que jamás podré olvidar, porque no era el único que estaba sufriendo con la vida de mierda que logró.

—Necesito que me escuches, por favor.

—Tengo que regresar,—comuniqué, queriendo alejarme de su agarre.—mi jefe se enfurecerá si no estoy allí.

—Chan lo entenderá. Resolver esto es mucho más crucial que...—intentó continuar, simplemente que lo interrumpí, levantando una mano y mirándolo fijamente.

—¿Más crucial que mantener mi empleo? Vivo sola, Jeon Jung Kook, así que sí, esto es vital para mí, necesito ese maldito salario. Por lo tanto, sí, valoro este trabajo.—dije molesta por lo que me dijo. Además de lo obvio de mantener el empleo.—¿Tienes alguna idea de que gano más que cualquier otra mujer en la empresa? Esto es...

—Lo siento.

Alzó sus manos al aire, retrocediendo al tiempo y esa era su señal de que tendríamos una reconciliación sana y normal. Me gustaba cuando respetaba mi espacio personal, aunque odie decirlo, Jung Kook sabía cómo mantenerme serena y calma, muchísimo más si quería que yo lo escuchara o lo perdonara.

—Hazlo rápido, realmente necesito regresar.

—Fui un desastre contigo, con los chicos, pero especialmente contigo. Un egoísta, si eso es lo que quieres llamarlo. Pero tú eres... especial para mí, Miharu. No quiero perderte.

—Le diste la razón a una prostituta en lugar de a mí, a tu mejor amiga y hermana.—mencioné demostrando la furia que me ocasionó ese mismo día.

Él cerró los ojos al recordar a la mujer con la que, supuse, había mantenido relaciones íntimas.

—Lo hice...

—Dijiste que yo era alguien común.

—Dije muchas cosas malas, lo sé. Pero mírame ahora. Estoy tratando de arreglar lo que rompí, lo que lastimé, y me odio por eso, Miharu. No quiero alejarme de ti otra vez. Siento que te descuidé demasiado y ahora estás...

—¿Dónde diablos...?—la voz de mi jefe resonó, su cara mostraba claramente su irritación. Sus faros se abrieron de par en par al vernos.—Sasaki, ¿estás de vacaciones o qué? No puedo creer que ninguna de las dos asistentes que tengo esté a mi lado.

—Lo siento, Channie. Fue mi culpa, yo la distraje.

Mi superior cierra los párpados brevemente, parecía estar tomando una calada de aire para contener sus nervios ahora mismo. Cuando desplegó sus ojos se puede observar una sonrisa nerviosa, nunca lo había visto de ese modo, por lo que me di cuenta de que este evento es muy importante para él, ni siquiera lo es para la empresa misma, simplemente para él solo, algo me dice que tiene que ver con el juicio que está por llegar rápidamente a su vida debido a que su hermana siguió luchando por todos esos empleados que no querían mantenerse callados.

Él asintió, haciendo un movimiento raro.

—De acuerdo, está bien. Mañana, cuando regresemos a la empresa, quiero que envíes directamente a Kang Ji Yoon a mi despacho. Y creo que tendrás que buscar a otra asistente para cubrir a la señorita Choi Soo Byeol.—dijo con sinceridad, dando las instrucciones con un movimiento de sus dedos. En el rostro de mi hermano adoptivo, pude ver una mirada de desconcierto hacia su amigo.

—Pero, presidente...

—Una vez más, estoy muy seguro de que tu amiga me quiere ver hundidísimo.—comentó, viéndome ansioso.

—Ella está afligida, simplemente eso. Usted está al tanto de que fue la autora del discurso, anhelaba dar esa impresionante presentación. Si me encontrara en su posición, también me sentiría traicionada, de algún modo. Más que nadie, usted comprende que Ji Yoon siente un profundo respeto por usted. Despedirla solo generará una adversaria más... ¿O me equivoco?—le dije, dirigiendo mi mirada hacia Jung Kook y dándole un leve golpecito en el brazo, buscando su respaldo en este punto.

—S-sí. Claro.

El CEO Bang frunció su entrecejo, parecía estar analizando cada palabra que ha salido de mi boca y la forma en la cual me estaba comportando. Hasta hizo un asentón de cabeza, por demás de que hizo un par de muecas que confirmaba alguna de sus sospechas, una de las cuales yo no sabía.

—Dele una oportunidad.

—Eres una caja de sorpresas, Sasaki.—confesó, preparándose para regresar a la celebración.—Si estuviera en tu lugar y conociera los desprecios que ella expresa sobre ti, ya la habría mandado a la mierda. Regresemos al evento.

Me quedé paralizada, absolutamente sorprendida.

No había anticipado que él ya estaría al tanto de las palabras venenosas que mi nueva colega de trabajo comenzó a esparcir. De hecho, estaba bastante segura de que si ellos tuvieran esa conversación, Kang Ji Yoon sería la que se defendería y me culparía de todo. Jung Kook parecía igualmente impactado, aunque su sorpresa parecía tener un matiz diferente al mío, sin embargo, en cuestión de segundos, salió de su ensimismamiento y volvió a la fiesta. Mientras tanto, yo me quedé allí, rogando en silencio para que mi jefe no me hiciera pasar un mal rato frente a la segunda asistente al día siguiente. Temía que fuera capaz de darle una advertencia, lo que solo serviría para avivar aún más las llamas de la discordia entre nosotras.

Viernes por la madrugada.

Luego de aquel evento trascendental para la empresa de mi superior, nos vimos obligados a trasladarnos a la casa del anfitrión. Había organizado una celebración adicional que incluía beber hasta caer rendido o hasta el punto de vomitar, yo no tuve más remedio que quedarme, obedeciendo las órdenes del Presidente Bang Chan, si hubiera sido por mí, ya me habría retirado a descansar. Sin embargo, lo que más me desconcertaba era ver a mi hermano adoptivo con una expresión sombría en su rostro. Se podía notar que observaba con intensidad a mi jefe, como si estuviera intentando conectar los puntos de todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Eso me desconcertaba.

Simplemente que la aparición de uno de sus amigos lo sacó de su ensimismamiento y logró alegrarle un poco. Mientras tanto, yo iba de un lado a otro con un balde con gran cantidad de hielo, hasta el punto de que casi parecía una camarera más en la fiesta. Fue a eso de las 02:00 de la madrugada cuando han quedado pocos invitados y empezaron a llegar otros, los cuales estaban muy segura de que no eran personas refinadas a las cuales uno debía de succionarlo para obtener algo a cambio, es más, podría decir que eran personas del entorno de mi hermano adoptivo.

Coloqué las botellas vacías con brusquedad en la isla de la cocina de mi jefe, intentando controlar mis emociones. No quería que los recuerdos de mi mejor amigo, al borde de la muerte, volvieran a mi mente. El simple hecho de recordar la pelea a la que fui testigo me llenaba de repulsión. Solo conseguía que mi enfado con mi mejor amigo se intensificara, no podía soportar más esta situación, todo lo que quería era volver a casa y descansar, sabiendo que al día siguiente tendría que seguir trabajando.

—¿Está todo bien?

Salté en mi lugar, aterrada por la presencia de un sujeto hablándome de repente. Giré mis fanales a la persona que tenía al lado, ahí yacía mi compañera de trabajo, Jun In Ki, se veía muy relajada hasta puedo decir que sonreía como nunca, era algo extraño debido a que creí que se había marchado.

—Sí. ¿Qué haces aún aquí? Pensé que te fuiste.

—También quería irme, si es que te soy sincera. Pero estoy saliendo con un chico, un chico que al parecer es amigo de mi jefe.—comentó con sus ojos enormes por la sorpresa, mostrando una sonrisa apretada. Fruncí mi cara, riéndonos.—¿Puedes creerlo? ¡Porque yo no!

—¿Cómo es eso posible?

—No lo sé, Miharu Ssi. Jamás pensé que él sería parte de su círculo amistoso, pero es grandioso estar con una persona como él, ¿sabes?—esbozó una sonrisa enamorada. Viendo a una esquina.—Él no sabe que su amigo me trata de la mierda, a veces cuando nuestro jefe explota me dan muchísimas ganas de ir corriendo a contárselo, rogando porque se arme un rebelión entre ellos. Pero... después me doy cuenta de que no debo de correr a un príncipe para que me salve, puedo hacerlo yo sola.

Asentí, comprendiendo el punto de la situación que todos en la empresa estaban pasando.

—Y es precisamente la razón por la que no estás envuelta en la demanda.—declaré con firmeza.

—Así es, no tienes la menor idea de las dificultades que tuve que superar para llegar a donde estoy ahora. Y no pienso permitir que un grupo de personas incapaces de defenderse por sí mismas destruya todo lo que he logrado construir con tanto esfuerzo.

Cada palabra que pronunciaba está cargada de furia, su disgusto hacia lo que sus compañeros de trabajo habían hecho era evidente. Agachó la cabeza, y desde mi posición podía percibir la impotencia que guardaba en su interior, quisiera poder decirle que era mejor liberar todo lo que llevaba dentro, que no era saludable reprimir sus emociones, especialmente cuando está a punto de comenzar una relación, y más aún cuando la otra persona era tan buena con ella. Lamentablemente, el ser humano tiene la tendencia a dañar lo más hermoso que tiene a su lado, a permitirse lastimarlo, sin tomar en cuenta el esfuerzo que la otra persona hizo para estar con él.

Eso incluye amistades.

—Perdóname, Haru. No pretendía agobiarte con mis problemas, ya tienes suficientes con tener que soportar al jefe todo el tiempo.—se disculpó.

—Aún sostengo firmemente el sacrificio que hice por todos ustedes para aliviar su sufrimiento, Kiki. Además—reí suavemente—, no es tan malo como parece.

—No te creo.

Ambas estallamos en risas ante eso, aprovechando la oportunidad para charlar sobre algunos chismes que estàn circulando por la empresa. In Ki logró hacerme pasar un momento agradable, permitiéndome olvidar brevemente los problemas que bullían en mi cabeza, además del tedio que había estado padeciendo durante muchas horas. A eso de las 03:52 de la madrugada la gran mayoría se hallaban durmiendo en el suelo de la casa de mi jefe, otros durmiendo en los baños, en la enorme cocina y algunos en los escalones elegantes de mi jefe, mientras que yo estaba muerta del sueño, ya que todavía no me pude quitar los zapatos desde el jueves a la mañana, trataba de encontrar a mi jefe por algún lado de la casa debido a que me quería retirar de aquí desde hace un buen rato.

Subí a su despacho, quería no verificar que esté por allí para poder irme. No obstante, cuando abrí de a poco la puerta puedo notar a un sujeto musculoso con la mirada en unos papeles, arrugue mi entrecejo de solo verlo en esa situación porque estaba muy segura de que se encontraba festejando, o es lo que había recordado de él hace unas horas.

—¿Todavía sigues aquí, Sasaki?

Ni siquiera me encontraba completamente dentro de su despacho y podía oler el aliento a alcohol dentro del salón, ahora que me iba acercando cada vez más observé que sus ojos se encuentran rojos, una mirada extasiada y desbordante.

—Sí, usted me dijo que me quede. Pero ya van a ser las 04:00 de la madrugada y mañana tenemos trabajo, así que quería saber si puedo irme ya a mi departamento.—pedí tímida.

Quizás porque cuando estaba ebrio se mostraba más distante que de costumbre, lo que me hacía temer que cualquier cosa que dijera pudiera molestarlo. Además, aún no me sentía del todo cómoda en su presencia, todavía estoy muy enfadada con él, me hubiera gustado tener la información que había solicitado de su primer asistente, ya que aún no me sentía segura estando sola en mi casa. Tenía un miedo terrible de que esa mujer volviera a aparecer, porque sobra decir que ella sabía dónde vivía.

Me ponía de malas solo pensarlo.

—Estás loca si crees que te dejaré ir a esta hora.

—¿Perdóneme?—arrugué mi rostro, dando un paso adelante. No estaba muy segura de si había escuchado mal o qué.

—Hoy les di el día libre a mis guardaespaldas y yo estoy demasiado ebrio para conducir—elevó su mirada hacia la mía—. Por lo tanto, no tienes más opción que quedarte a dormir en mi casa. Elige un cuarto y duérmete.

—Señor... Presidente—corregí de inmediato cuando me lanzó una mirada asesina—, no quiero parecer descortés en este momento, pero realmente necesito ir a mi casa a descansar. Sin mencionar que soy una mujer con ciertas particularidades a la hora de dormir, necesito ropa cómoda, y como puede ver, el código de vestimenta de su empresa no es precisamente cómodo.—expresé impaciente.

Mi jefe expulsa una risa nasal, todavía sin mirarme a la cara, únicamente está muy concentrado en lo que está posado sobre su escritorio.

—Si querías usar mi ropa solo tenías que decirlo.

—Agh, no puede ser. Me voy a mi casa.

Bufé bulliciosamente ante su comentario, me di la vuelta muy dispuesta el marcharme de esta casa más que rápido, porque ya no podía tolerar más el dolor de pies que sentía y los malos chistes de mi jefe. Empero, supongo que había despertado a la bestia, debido a que el movimiento brusco de la silla donde se encontraba sentado mi jefe hace un momento me indica de que se levantó de la silla.

Me quedé quieta ante eso, pero sin girarme.

—Te dije que te quedaras, Sasaki.

—Usted...—comencé con resentimiento, apretando los dientes con fuerza. Cerré los párpados, conteniendo la respiración en un intento de mantener la calma.—Es una figura tan dominante, detesto que no le guste que los demás tengan una opinión diferente y eso me está enfureciendo enormemente.

Nunca pensé que tendría el coraje para decirle algo así, pero supongo que era la ira la que estaba hablando y la impulsividad que estoy sintiendo a causa de toda la situación que él ha decidido ocultarme. Sin embargo, cuando salí de mi pequeño momento de euforia, sentí una presencia detrás de mí.

—¿Por qué carajos...—susurró en mi oreja derecha, veo una de sus manos posarse en mi cintura.—te gusta tanto desobedecerme, Sasaki?

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