4

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Tras haber estado media tarde corriendo sin previo descanso, finalmente sus músculos se cansaron de la larga carrera y a causa de esto, Matt tuvo que parar para reposar un rato, así que poco a poco fue bajando el ritmo, acabando sentándose en el suelo polvoso y con varias hierbas variadas del bosque. Aunque había avanzado mucho durante las últimas horas, le parecía que ese montón de árboles no iba a acabarse nunca; como si después de estar encerrado dentro de una ciudad, ahora el bosque quisiera retenerlo también, esperando el día en que Matt se cansara de estar siempre viendo paisajes y decidiera quemarlo todo para así poder escapar.

Esa idea le hizo tener un pequeño escalofrío, pero le bastó poco tiempo para convencerse de que era mucho mejor este sitio que su antigua ciudad. Su ciudad... ¿Qué debía haber sucedido desde que se había marchado? ¿Estarían buscándole todavía? Seguramente sí, pero por el momento sabía que era completamente imposible que lo encontraran. Sobretodo porque había estado corriendo durante horas a una velocidad increíble, la cual nunca antes había experimentado hasta ese momento -¿tendría esa gran rapidez algo que ver con sus "poderes"?-, y además, no sabía por qué, pero sentía una gran confianza entre él y todo ese gran bosque, como si este quisiera protegerle de cualquier peligro.

Dejando de lado ese tema, entonces recordó a dos personas que lo habían estado protegiendo durante todo ese tiempo... o como mínimo habían querido protegerlo. Una oleada de nostalgia recorrió su cuerpo al recordar los pocos, pero llenos de amor, momentos que le habían dedicado sus padres durante su infancia. ¿Habrían recibido ya la horrible noticia de que su hijo era un asesino pirómano que ya había quemado a un grupo de estudiantes, unos cuantos policías y una escuela entera?

-Asesino pirómano...- susurró para él mismo. Esa macabra conjugación de palabras le había hecho sacar una pequeña risita, la cual eliminó rápidamente porqué no creía que justamente ése fuera un tema del cual reírse. Aunque lo que sí le hacía poner una mueca, era pensar que ese "pirómano" era él. Vaya cambio. Pasar de ser "el chico raro de pelo rojo insultado por todos", al "asesino pirómano". Ése sí era un tema del cual reírse.

Pero sus risas quedaron ahogadas por un enorme ruido, procedente de su barriga. No se había dado cuenta hasta entonces, pero debía llevar casi medio día sin haber comido nada. Tenía hambre. Mucha hambre. Pero ahora ya no estaba en su casa, donde cuando querías picar algo, te levantabas, abrías la nevera y allí te esperaba un gran manjar listo y preparado para ser devorado. Así que debía conseguir su propia comida él solo. Pero... ¿Cómo? Nunca antes había cazado ningún animal, ni tampoco sabía dónde encontrar algún alimento. Y si por casualidad encontraba alguna fruta o baya... tampoco sabría si era comestible.

Mientras Matt pensaba cómo librarse de ese insaciable hambre, repentinamente vio un pequeño conejito blanco, que husmeaba entre unos arbustos que se encontraban justo a su lado. Tan cerca, que si hubiera querido lo hubiera podido incluso acariciar. Pero su perturbada mente, enloquecida por el inmenso apetito, lo único en lo que pudo pensar fue en lo apetitoso que debía estar ese conejo y el pequeño regusto a brasas que dejaba en la boca cuando este estaba acabado de cocinar. Desgraciadamente, él no era capaz de cazarlo. Matarlo. Arrebatarle la vida a un pobre animal. O como mínimo, no todavía. Y así pues, aún con la duda en mente, se levantó y empezó a andar, continuando su camino en busca de algún alimento.

Diez minutos después, pudo visualizar un nido a lo alto de un enorme roble, y en él, unas pequeñas figuras blancas y redondas que sobresalían lo suficiente para poder ser percibidas. Matt se animó, y poco después ya se encontraba escalando el grueso tronco del árbol y pensando en la recompensa que le esperaba en la copa de este. Aunque seguramente solo debían ser tres o cuatro huevos, probablemente le bastarían para finalizar con ese voraz hambre que le acompañaba desde horas atrás.

Mientras trepaba, podía observar el enorme paisaje que se extendía a los alrededores. Miles de valles y montañas más, todos bañados en ese rosado amarillento producido por la puesta de un radiante sol, que tras un largo día de trabajo iluminando con su calidez, ahora se iba a descansar y empezaba a dar paso a una sublime luna creciente. Ese color le hizo recordar el largo cabello liso de la mujer que aparecía en sus sueños, pero desafortunadamente nunca conseguía recordar su rostro. Y eso siempre le ponía triste. Pero su melancolía se desvaneció al ver un pequeño lago de aguas brillantes no muy lejos de allí. Y sin pensarlo dos veces, supo que ese sitio sería su próximo objetivo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro