Episodio 10

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Imp. Ruso: Bien, les resumiré las reglas -dijo mirando a los dos pequeños dentro de la habitación desde el marco de la puerta-. No pueden abandonar la habitación hasta la hora del desayuno, no pueden pelear, si los veo con moretones me enfadare -advirtió con el ceño levemente fruncido-. Nada de bocadillos nocturnos -dijo mirando al pequeño alemán, escuchó a Urss reír bajito-. Y nada de leer hasta la madrugada -con tono y expresión seria miró a su hijo, este solo soltó un pequeño gruñido dejando de reír-. ¿Alguna duda?

ThirdReich: ¿Baño? -preguntó atreviéndose a mirar al adulto-.

Imp. Ruso: -apuntó una puerta dentro de la habitación-. Ese de ahí es el baño, así que no tendrán problemas en ese sentido -vio al pequeño alemán sonreír-. ¿Algo más?

ThirdReich y URSS: No... -dijeron al unísono, se miraron, fruncieron el ceño y se dieron la espalda mutuamente-.

Imp. Ruso: Entonces es todo -se dio la vuelta para salir-. Les recuerdo que si rompen las reglas recibirán un castigo mucho peor a este -los miró de reojo por sobre su hombro con ojos terroríficos, los pequeños se espantaron-. Спокойной ночи дети -(Buenas noches niños) Y así cerró la puerta por fuera con pestillo-.

Los dos pequeños se quedaron en silencio una vez se fue el mayor, el menor de ambos soltó un pequeño suspiro acercándose a la cama que tenía su pijama doblado encima, el ruso lo miró extrañado.

URSS: ¿Qué vas a hacer? -se acercó un poco-.

ThirdReich: ¿Qué no es obvio? Dormir -respondió un poco seco mientras desabotonaba su camisa, aunque se detuvo en el segundo botón-.

URSS: ¿Qué tienes? -preguntó extrañado-.

ThirdReich: N-Nada... -tomó su pijama y se dirigió al baño, ignorando el pequeño rubor en sus mejillas, se encerró ahí para luego cambiarse-.

URSS: -solo lo miro confundido y decidió cambiarse a su pijama también-.

El alemán salió del baño después de unos minutos con su pijama bien puesto y su ropa doblada perfectamente en sus manos. Se acercó a su cama dejando la ropa a los pies de esta y finalmente se subió a ella para seguido taparse con las mantas. El ruso había dejado su ropa estirada a los pies de la cama también, se subió a su cama de un salto y se tapó con las mantas. La luz de la lámpara sobre la mesita de noche en medio de ambas camas (que las separaba) estaba encendida y no había ni un solo ruido en esa habitación, el ruso miraba el techo con notable aburrimiento, mirando de vez en cuando al alemán con quien compartía habitación y que ahora le daba la espalda intentando dormir.

URSS: ThirdReich... -susurro, aunque muy audible-. ¡ThirdReich! -dijo un poco más alto cuando no recibió respuesta-.

ThirdReich: ¡Ugh! -se quejó arropándose más con las frazadas-.

URSS: ThirdReich... ¿Estás despierto? -dijo aun mirando al menor, esperando su respuesta-.

ThirdReich: -tomó una de las almohadas de su cama y se la lanzó de lleno en la cara-. ¡¿Cómo quieres que no lo esté si no te callas?! -dijo con molestia-.

URSS: -soltó una risita quitando la almohada de su cara para devolvérsela en el rostro al alemán-. No lo sé, tu dime -rió por el gruñido que soltó el menor-.

ThirdReich: ¡Eres un tarado! -le devolvió la almohada-.

URSS: ¡El que lo dice lo es! -lanzó la almohada en respuesta-.

ThirdReich: ¡Mundo al revés! -lanzó la almohada-.

URSS: Touché -recibió un almohadazo en la cara, pero el alemán también-.

En algún momento de la discusión se habían estado lanzando dos almohadas, una del alemán y otra del ruso. Ambos lanzaron las almohadas al mismo tiempo impactando cada una en la cara contraria provocando que ambos cayeran de espaldas sobre la cama. Se quedaron en silencio con las almohadas en la cara, como si ambos hubiesen muerto en ese "enfrentamiento". El silencio se rompió cuando el ruso comenzó a reírse por lo extraño de la pelea, el alemán no tardó en unirse comenzando a reír también, de a poco se quitaron las almohadas de la cara y se sentaron en la cama nuevamente.

ThirdReich reía mientras cubría su boca con la almohada que tenía en sus brazos, no le gustaba mostrar sus dientes a nadie. URSS por su lado reía abiertamente con la almohada en sus piernas, hacía mucho que ambos no reían de esa forma por algo tan tonto como una discusión en medio de una guerra de almohadas.

Guerra... guerra... Esa palabra se repetía mientras el entorno se tornaba de oscuro hasta llegar al negro total. En medio de ese negro estaba Reich confundido, desorientado, este sueño era diferente a los que había tenido recientemente, pero...

¿?: Reich, querido Reich... Creo que aún es pronto para que estés aquí...

ThirdReich: ¿Qué...? -pudo ver a una sombra de pie frente a él, a pesar de estar todo oscuro él podía ver claramente esa sombra de su estatura-.

¿?: Recuerda tus sueños Reich... tus metas~ -esta vez estaba a su lado susurrándole al oído-. Europa debe estar unida...

ThirdReich: Europa... no, es peligroso y a la vez una locura -desvío la mirada-.

¿?: Todo es posible si tienes el valor para hacerlo, piénsalo, no quieres que eso se repita con alguien más ¿verdad? -sonrió de manera maliciosa apuntando hacia adelante-.

Reich siguió esa mano con su mirada, abrió los ojos con sorpresa, una especie de pantalla con los recuerdos de la muerte de su padre pasando nuevamente frente a sus ojos, sintiendo la impotencia de no poder hacer nada para impedirlo.

ThirdReich: No... no, no, no, no -repitió varias veces mientras intentaba alcanzar ese recuerdo que se alejaba más y más al punto de desaparecer, Reich sintió sus lágrimas correr por sus mejillas sin control-.

¿?: Es un triste destino ¿verdad? -fingió tristeza en su voz mientras posaba una mano en el hombro izquierdo del joven mirando al infinito negro del lugar-. Podemos cambiarlo Reich... -sonrió con dientes afilados esta vez mirando al jóven-.

ThirdReich: No... -frunció el ceño tratando se calmarse-. ¡Esto es un sueño como todos los anteriores! ¡Es un sueño! ¡Es un sueño! -repitió unas cuantas veces más-.

¿?: -su sonrisa se desvaneció-. Si es muy pronto... te daré un regalo de motivación más adelante, espéralo con ansias... -su voz parecía alejarse hasta finalmente desaparecer-.

Pero esa mala pesadilla no terminaba ahí, la muerte de su padre e incluso el de Urss se repetía constantemente en su cabeza, haciéndole gritar que se detuviera mientras lágrimas salían cayendo sin control alguno por su rostro.

ThirdReich: NEIN! BITTE! NEIN! -(¡No! ¡Por favor! ¡No!)-.

■◆■◆■◆■

Hace una hora más o menos, un ruso se encontraba levantándose, fue a darse una ducha rápida de 15 minutos para luego vestirse. Bajó hasta el comedor esperando ver al alemán ahí, grande fue su sorpresa al no encontrarlo pues sabía que él era muy puntual con todo, hasta con el desayuno, pensó que tal vez no había querido levantarse por la resaca así que se decidió por llevarle un desayuno ligero y nutritivo que le pueda ayudar. Una vez con un vaso de leche y plátano con manzana picados en un pocillo, subió con todo en una bandeja hasta la habitación del menor, tocando la puerta y esperando alguna respuesta, pero nada, se decidió a entrar después de la cuarta vez que no obtenía respuesta. Al hacerlo pudo ver al alemán dormido de reojo, pues se acercó a la mesita para dejar la bandeja primero, luego pudo ver mejor como el menor parecía sudar y removerse constantemente.

Intentó despertarle llamándolo, pero no sirvió, lo sacudió un poco, pero de nuevo nada, su preocupación aumentó cuando le escuchó susurrar cosas inentendibles y pequeñas lágrimas caían por sus mejillas. El ruso no perdió tiempo, comenzó a sacudirlo y llamarle casi a gritos, hasta que finalmente abrió los ojos y le miró entre asustado, sorprendió h confundido.

URSS: Reich... todo está bien, fue una pesadilla nada más -dijo con tono calmado para mantener tranquilo al alemán, aunque moría de preocupación por dentro-.

ThirdReich: ¿P-Pesadilla? -susurró apenas por su respiración agitada, sintiendo sus lágrimas caer, se sentó en la cama con lentitud secando las lágrimas que continuaban cayendo-.

URSS: Así es... Tranquilo Reich, todo está bien... -repitió, le dolía un poco ver al alemán en ese estado, no sabía cómo fue su pesadilla, pero debió ser terrible para dejarlo así de frágil-.

ThirdReich aún intentaba calmar sus incesantes lágrimas casi con desespero, dio un leve respingo al sentir la mano del ruso en su espalda, acariciando la zona con cuidado y tranquilidad, intentando consolarlo con este acto. Sus lágrimas bajaron un poco, por lo que el soviético pensó que si estaban funcionando sus caricias, sin embargo, se sorprendió cuando el menor agarro su brazo libre y le jaló hacia él, Urss quedó con una rodilla sobre la cama para impedir caerse sobre el alemán, y este último estaba abrazando al mayor, rodeando su torso con brazos temblorosos y ocultando su rostro en su pecho. El ruso quería preguntar por su estado, pero no lo hizo, pues sintió como el pequeño temblaba asustado y luchaba por mantener sus sollozos los más bajos posibles.

El ruso poco a poco correspondió al abrazo que tanto necesitaba el menor en esos momentos, le abrazo con cariño y protección, cosa que sintió el menor, llegando a sentirse seguro en los brazos del soviético, seguridad que creía que no volvería a sentir desde su infancia.

Minutos nuevamente pasaron, el alemán iba calmando se de apoco y eso aliviada al ruso que seguía preocupado por su estado. Después de unos minutos más el alemán rompió el abrazo alejándose apenado del soviético. Este seguía preocupado por su estado, así que se sentó en la orilla de la cama esperando alguna explicación sobre lo que acababa de ocurrir hace pocos minutos.

ThirdReich: Yo... -al fin tomó algo de valor para hablar-. Solo tuve una mala pesadilla, no tienes que preocuparte Urss... -dijo mientras desviaba su mirada a cualquier parte para no mirarle, pues estaba avergonzado por haberse mostrado débil ante el ruso-.

URSS: -soltó un pequeño suspiro, ya sabía que tuvo una pesadilla, pero quería saber de qué había sido-. Tranquilo Reich, no tienes que contarme si te es incómodo -sonrió levemente intentando ser comprensivo-.

ThirdReich: -solo asintió con la cabeza en silencio, en el fondo estaba aliviado de que no preguntará más-. Ugh... maldición mi cabeza... -cayó en cuenta del dolor que sentía en su cabeza-.

URSS: jajaja -no pudo evitar reír-. Cierto, te traje esto para la resaca, ayer bebiste mucho -tomó la bandeja y la colocó con suavidad en sus piernas-.

ThirdReich: gracias... -tomó del vaso de leche y luego comió un poco de las frutas que había en el pocillo-.

URSS: ¿Recuerdas algo de ayer? -preguntó, pues Reich se notaba muy tranquilo con su compañía-.

ThirdReich: No mucho... sólo recuerdo cuando comenzamos a beber y luego... Gott, no me digas que hice una estupidez -preguntó preocupado por lo que pudo haber dicho o hecho-.

URSS: -soltó un suspiro desanimado y desvío la mirada-. Tranquilo, no hiciste nada malo Reich -le sonrió para calmarle-.

ThirdReich: Ist eine Erleichterung... -(Es un alivio...) dijo suspirando de alivio mientras volvía a beber y comer-.

El soviético solo se quedó en silencio mirando de vez en cuando a Reich, quería contarlo todo, pero pensó que en estos momentos no sería buena idea considerando su pesadilla y su resaca. Luego de un rato el ruso salió de la habitación pues no había comido nada aún, claro le aviso al alemán primero, este último se levantó para ir al baño después de comer todo en la bandeja. Una vez ahí se lavó la cara para espabilarse, se preguntó mentalmente el cómo rayos había llegado a su habitación y puesto su pijama, pero no lo recordaba y eso lo tenía muy frustrado, frustración que se convirtió en confusión cuando se mi en el espejo frente a él notando una marca en su cuello, al acercarse más pudo notar que era una marca de mordida. Reich palideció un poco, ahora de verdad quería saber qué demonios había pasado anoche, pero también le asustaba pues de inmediato pensó que algo pasó entre él y el soviético en medio de su borrachera.

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