Episodio 12

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Nuestro pequeño alemán se encontraba en su habitación sentado al borde de la cama, se había encerrado ahí después de lo que pasó en su oficina, estaba aturdido, ni siquiera recuerda bien cómo fue que escapo de esa rara situación, el revoltijo de emociones que sentía le tenía con la cabeza en las nubes analizando cada sentimiento desconocido y nuevo para él.

ThirdReich: Maldita sea ¿Qué hice? -soltó finalmente llevándose ambas manos a la cara y tirando su cuerpo hacia atrás para caer recostado en su cama-. Siento que voy a enloquecer...

Quitó sus manos de su rostro para mirar hacia arriba cosa que su posición le facilitaba, pensó que ahora le sería incómodo estar junto a Urss, porque solo pensar su nombre le recordaba los besos que se dieron de manera tan fogosa. Sacudió su cabeza, se decía mentalmente que debería actuar como si eso nunca pasó, o que era otro de esos sueños raros que antes había tenido.

Se reincorporó en su cama para ver la hora, suspiro al ver que casi era la hora del almuerzo y que tendría que bajar tocándose con el ruso en el proceso. Se quedó pensativo unos minutos antes de levantarse, caminar hacia la puerta para poder bajar antes al comedor y "verificar" que todo estuviera en orden con el almuerzo.

Toda esta situación le había beneficiado en algún punto, pues olvidó por completo la pesadilla que había tenido esa misma mañana. No encontró señales del ruso en la cocina ni en el comedor, eso le alivió un poco pensó que el soviético tal vez había salido o estaba en su habitación, ni le dio tantos rodeos y se encargó de pedirle a las sirvientas que prepararan un almuerzo para el gusto de ambos.

Finalmente, ya era hora del almuerzo, todo estaba servido en la mesa asi que el alemán tomó asiento donde habituaba y esperó, a los pocos minutos Urss apareció por la entrada del comedor, anteriormente Reich le había pedido a una sirvienta que le fuera a avisar del almuerzo, si es que este se encontraba en su habitación claro, pero en el caso de que no estuviera, el ruso vendría solo luego de sentir hambre y verificar la hora, al menos así lo pensó el alemán.

URSS: Vaya, todo luce delicioso -dijo mientras se sentaba en su lugar-.

ThirdReich: Ja (sí), pedí que cocinaran algo para el gusto de ambos -comentó mientras tomaba sus cubiertos intentando que su cabeza no pensara en más cosas que no fuese la comida-.

URSS: Que considerado de tu parte, gracias -sonrió haciendo lo mismo que el menor para empezar a comer-. Debo admitir que hicieron un buen trabajo...

ThirdReich: ¿Sí? Entonces perfecto, no tendré que despedir a nadie -comió un poco de su plato mientras sintió que Urss le miraba, le miró en respuesta-. ¿Qué?

URSS: No es nada solo que... ¿De verdad los despedirías solo por no poder complacer mi paladar? -pregunto aun mirando al menor-.

ThirdReich: Pues claro, ¿de qué me sirve alguien que no hace bien su trabajo? -respondió sin rodeos al mayor-.

URSS: Que implacable eres -sonrió divertido-.

ThirdReich: Urss, estoy seguro que tú también lo eres -dijo en tono serio mirando a su contrario-.

URSS: -abrió los ojos levemente por la sorpresa de esa afirmación-. Me atrapaste -admitió riendo levemente-. Admito que tienes razón.

ThirdReich: Pues claro, una semana fue suficiente para analizarte -comió otro poco antes de volver a hablar-. Aunque sea un poco... -murmuró-.

URSS: -volvió a su rostro serio habitual-. Reich, no intentes analizarme tanto... puede que haya cosas que no te agraden de mí... -advirtió el ruso con voz un poco severa sin quitar su rostro serio-.

ThirdReich: -se estremeció ligeramente por el tono de voz contrario, igual al difunto Imperio Ruso-. Está bien, solo lo hago por precaución -volvió a comer con tranquilidad-.

Urss no dijo nada más, solo continuó con su comida en silencio, los cubiertos chocando con los platos era lo único que se escuchaba en ese elegante comedor perteneciente al menor de ambos jóvenes. Minutos pasaron, ambos finalmente habían terminado su almuerzo con tranquilidad, reportaron un rato y las sirvientas entraron para retirar las cosas una vez obtuvieron la autorización de su jefe. Reich pensó qué ahora que tenía tiempo libre podría ir a pintar un rato y desahogar sus pensamientos y emociones sobre un lienzo en blanco con pincel en mano. Se levantó de su lugar para hacer lo que había pensado.

ThirdReich: Urss, estaré en el primer piso si me necesitas -avisó mientras a paso lento se dirigía a la salida del comedor, aunque no alcanzó a salir-.

URSS: Espera -dijo levantándose con rapidez y afirmar la mano del más joven una vez estuvo cerca-.

ThirdReich: -volteó un poco su cuerpo para mirar al ruso algo confundido-. ¿Qué pasa Urss?

URSS: Bueno... Sabes que es la primera vez que vengo a Berlín entonces... -esperaba que el alemán captará la indirecta, pero al ver que no pasó prosiguió a hablar-. Me preguntaba su podrías hacerme un recorrido por esta ciudad...

ThirdReich: Oh -comprendió de inmediato, era obvio que Urss tendría curiosidad de conocer la ciudad cuando venía del extranjero y era su primera vez aquí-. Está bien. -aceptó sin rodeos-.

URSS: ¿De verdad? -preguntó un poco sorprendido, creyó que el alemán se iba a negar o contratar a alguien más para guiarlo-.

ThirdReich: Ja (si), dar una vuelta por Berlín también me servirá -su voz sonaba calmada, la verdad llevaba mucho tiempo sin recorrer Berlín-.

URSS: ¡Genial! Vámonos ahora mismo -dijo con un notorio ánimo en su voz, llevando al menor de la mano hasta la puerta de la mansión-.

ThirdReich: E-Espera Urss, tengo que -no pudo seguir hablando pues sintió una brisa helada recorrer su cuerpo cuando el soviético abrió la puerta, no pudo evitar temblar ligeramente y soltar una especie de chillido ahogado por el frío-.

URSS: -miró extrañado al joven por su reacción, él no se inmutó ante el frio, pues estaba más que acostumbrado a el-. ¿Reich?

ThirdReich: -logró que Urss le soltara la mano-. Tengo que ir por mi abrigo, espérame un momento.

Reich comenzó a alejarse pero se detuvo al sentir otra brisa, volteó a mirar la puerta aún abierta, se devolvió sobre sus pasos ante la mirada curiosa del ruso, luego cerró la puerta y volvió a alejarse para ir a su cuarto, Urss no pudo evitar reír divertido por el actuar del menor.

Se quedó de pie en el mismo lugar esperando la más joven, comenzó a indagar en sus pensamientos, recordó cuando la noche anterior el menor le contó sobre los sueños que tenía donde ambos se besaban, no pudo evitar sentirse un poco culpable, pues creyó que era la influencia de lo que hacía con el joven cuando este tomaba su "siesta", ¿Qué era? Pues... este siempre que volvía con el almuerzo veía al joven durmiendo de manera tan tranquila e indefensa a su vista, que no podía evitar el dejar la bandeja sobre el escritorio y acercarse al menor agachándose a su altura. Entonces ahí se quedaba admirando su rostro dormido antes de acariciar sus mejillas o manos y finalmente besarlo, a veces con calma u otras un poco más profundo. Luego de hacerlo se alejaba rápida pero silenciosamente cuando el menor se movía ligeramente en señal de despertar, era adorable como despertaba confundido, otras veces un poco nervioso y sonroja forma. En esos momentos el no entendía muy bien el de su actuar, pensó que lo habían descubierto, pero Reich nunca le dijo nada para comprobarlo.

ThirdReich: ¡Urss! -llamó por cuarta vez al mayor ya perdiendo la paciencia casi-.

Urss salió de sus pensamientos mirando al menor frente a él, vestía un abrigo negro y una bufanda roja junto a unos finos guantes blancos. Sonrió divertido, iba bastante abrigado, pero le divertía más el que él alemán no estuviera acostumbrado a sus propios climas, de por si en sus tierras hacía mucho más frío que aquí, sobre todo en invierno.

URSS: Lo siento, quedé embobado por tú belleza -se disculpó antes de que el menor volviera a reclamarle-.

ThirdReich: -se ruborizo notablemente por lo que dijo-. No digas tonterías... -desvió la mirada cruzándose de brazos-.

(Desde este capítulo en adelante hasta cierto punto habrán algunos dibujos nuevos y otros actualizados como el de arriba, por eso tardo un poquito más en resubirlos)

URSS: -rió levemente abriendo la puerta-. ¿Nos vamos?

ThirdReich: Si... -olvidó su molestia para ambos salir de la mansión, por alguna razón se sentía emocionado de recorrer, aunque sea una parte de Berlín y ver cuanto cambio había desde la última vez-.

URSS: ¿A dónde iremos primero? -preguntó mientras salían del terreno de la mansión pasando por el portón de metal-.

ThirdReich: Berlín es grande, así que no podremos ver mucho hoy, sólo veamos el centro, hay tiendas muy bonitas y de muchas cosas -dijo con ánimo mientras caminaba-.

URSS: ¿Sí? No puedo esperar a ver... -sonrió contagiado por el ánimo del contrario pues era raro verlo así-.

Y así ambos se encaminarían al centro, obviamente no fueron a pie, Reich tenía un auto y chofer que le llevaba a todos los lugares que el pedía. Era un auto elegante teniendo en cuenta la época, este los esperaba en la calle justo en frente de la mansión, ambos se encaminaron a este con tranquilidad, el chofer del auto (quien era a la vez un soldado) se bajó para abrirles la puerta a la parte trasera, el alemán entró primero y el ruso detrás de él. Una vez ambos dentro, el chofer cerró la puerta y se fue al asiento del conductor.

Conductor: Sir, wohin gehst du? -(Señor, ¿a dónde va?) preguntó mirándole desde el espejo retrovisor-.

ThirdReich: Bring uns ins Zentrum -(Llévanos al centro.) dijo en un tono de voz autoritario mirando por la ventana a su izquierda-.

Conductor: als aufträge -(Cómo órdenes.) encendió el vehículo u avanzó por las calles dirección al centro-.

URSS: Este es un lindo auto... -comentó finalmente después de unos momentos de silencio-.

ThirdReich: Gracias -agradeció mirando al ruso-.

URSS: Debes cuidarlo mucho... -sonrió levemente-.

ThirdReich: Si, un poco... fue un regalo de parte del general que me entrenó -dijo volviendo a mirar por la ventana-.

URSS: parece que le agradabas a ese general -mira por la ventana a su derecha-.

ThirdReich: Supongo que si... -su mirada de vuelve sombría-.

" Espera... ¡No me toques!"

-¡Bang!-

"¡Aaagh! ¡Mi pierna! -gritó una voz diferente-."

ThirdReich: No hablemos más de él -pide soltando un pequeño suspiro-.

El ruso solo asintió mirándole de reojo, pensó que tal vez era alguien que no quería recordar, pero no podía comprobarlo solo porque él no quisiera hablar de él. El resto del recorrido estuvieron en silencio, intercambiando palabras de vez en cuando de temas triviales como el clima o algunas casas que se veían hermosas.

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