Episodio 18

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1935

Ya había pasado un año, increíblemente rápido, por cierto, en todo ese tiempo ni el alemán ni el soviético habían podido verse por las diferentes cosas de las que debían encargarse cada uno. Sin embargo, el soviético ya tenía planeada una visita para ver a su amado alemán, seria dentro de unas semanas y ahora mismo se encontraba escribiendo una carta para avisar.

Así habían estado durante todo ese tiempo, comunicándose a través de cartas, contando lo que habían hecho sin mencionar nada de sus naciones, pues eso podría verse mal si es que alguien llegaba a enterarse de las dichosas cartas, claro que también se dedicaban algunas cursilerías que alegraban el corazón de ambos. Urss estaba ansioso, demasiado la verdad, porque a pesar de que ambos habían mantenido el contacto, no era lo mismo a tenerlo frente a él, poder abrazarlo o besarlo y mimarle todo lo que quisiera.

ThirdReich por su lado, estaba planeando muchas cosas para unos años más, más bien Nazi lo hacía, Reich tenía permiso solamente de responder las cartas de Urss, no sabía el motivo de esa excepción pero internamente lo agradecía, tampoco se enteraba de los planes que Nazi hacía por él, lo que si sabía era que su gente parecía más animada últimamente y eso también lo agradecía, pues él estaba logrando algo que él no había podido en los años que llevaba el control, incluso pensó que Nazi no era tan malo como aparentaba, pero no había que adelantarse ¿cierto? Solo llevaba un año conociéndolo aunque se tratase de sí mismo.

Ambos se encontraban nuevamente en ese lugar oscuro, que visitaban cuando Nazi lo requería, o más bien, cuando quería hacer preguntas que Reich no entendía del todo.

Nazi: ¿Qué opinas de Italia?

ThirdReich: ¿Qué? ¿a qué viene esa pregunta?

Nazi: Solo es una curiosidad.

ThirdReich: Nunca llegue a conocerlo en persona así que no pienso dar una opinión sobre él.

Nazi: ¿Qué tal Imperio Japones? Parece alguien con grandes ambiciones.

ThirdReich: Oh había leído algo sobre él, supongo que lo admiro un poco -dijo bajando la voz-. Últimamente has estado haciéndome muchas preguntas, ¿Qué diablos estas planeando?

Nazi: ¡Oh muchas cosas! Interesantes, divertidas y beneficiosas -dijo con entusiasmo mientras se paseaba por ese lugar oscuro-.

ThirdReich: -hizo una mueca extrañado mirando como se paseaba el contrario, a pesar de que eran la misma persona, no podía descifrar para nada en que pensaba-. ¿Eso es todo? Creo que ya deberías levantarte.

Nazi: tienes razón, hay que ser puntuales en todo -amplio su sonrisa-. Nos veremos más tarde.

■◆■◆■◆■◆■

Nazi abrió los ojos en esa habitación que ThirdReich había decorado hace tiempo cuando renovó la mansión. Se levantó, se duchó y vistió para realizar su rutina, que consistía en investigar, memorizar y planear todo lo que quería hacer.

Días pasaron, ThirdReich comenzó a pensar, más bien, analizar todas y cada una de las preguntas que Nazi le había hecho, semanas pasaron y no podía encajar bien las piezas, pero eso quedó en segundo plano cuando una carta le llegó, era de Urss, como siempre Nazi le dio el permiso de leer y responder esa carta. Entusiasmado la abrió y leyó con detenimiento.

Hola Reich, ¿cómo has estado estos últimos días? Lamento no haber podido enviarte una carta antes, pero había trabajo que quería adelantar para bueno, ir a visitarte uno de estos días, estaré ahí por tres días antes de volver aquí, esta vez no olvidé avisar ¿verdad?

Espero no ser una molestia, nos vemos pronto.

-Se despide, URSS.

Los ojos de Reich brillaron con emoción, pues después de tanto tiempo su amado iba a venir a visitarle y estaría mintiendo si dijera que no lo extrañaba, pues solo se habían hablado por cartas y eso era muy diferente a hacerlo en persona. Soltó un pequeño suspiro tranquilo a la vez que en sus labios se formaba una suave sonrisa, se sentía mucho más feliz y tranquilo.

Hasta que finalmente el día llego, Urss entró a ese palacio cargando un pequeño bolso en el que llevaba la suficiente ropa para tres días, aparte de otra botella de vodka como obsequio, camino por los pasillos hasta la oficina que ya conocía, tomo el picaporte y abrió la puerta, dentro de la oficina estaba Reich (Nazi) hablando con un soldado mientras el primero le mostraba unos papeles y luego se los entregaba con el ceño fruncido. Ambos voltearon a ver al soviético cuando el soldado estaba por irse, se le quedaron viendo unos momentos, el soldado estaba serio y Nazi estaba ligeramente sorprendido al principio, pero luego su rostro cambio a uno serio.

Urss le miró un momento extrañado, se hizo a un lado en la puerta para dejar salir al soldado alemán, luego ingreso más en la oficina y cerró la puerta.

ThirdReich: Urss -dijo unos segundos después de que la puerta se cerrara-.

El soviético escucho esa voz un poco más apagada de lo normal y algo ¿sorprendida? Cuando se giró para mirar a Reich escucho sus pasos acercarse y luego unos brazos rodear su torso en un fuerte abrazo, se sorprendió un poco y tardó en reaccionar para correspondió a ese abrazo sintiéndose extrañamente más aliviado, aunque no sabía de qué.

ThirdReich: ¡Llegaste! -refregó su rostro en el pecho de Urss, le había extrañado mucho-.

URSS: Así es, te dije que vendría pronto ¿cierto? -dijo enternecido por el comportamiento del menor-.

ThirdReich: -se separó un poco para mirar al mayor a la cara-. ¿Cómo estuvo el viaje?

URSS: oh pues bastante bien, solo estaba pensando en las ganas que tenía de ser recibido con un abrazo como este -sonrió mirando el ahora sonrojado rostro de Reich-.

ThirdReich: -se separó del abrazo alejándose un paso-. Ya empezaste con tus cursilerías

URSS: Y tú bien que las cumples -soltó una risita a la vez que recibía un golpe suave en su hombro-. Por cierto, ¿de qué hablabas con ese soldado? Parecía ser un tema serio e importante

ThirdReich: -abrió ligeramente sus ojos antes de mirar a Urss y sonreírle-. No te lo puedo decir, recuerda, pueden-

URSS: Tratarme como un espía, encarcelarme o matarme, lo recuerdo -sonrió levemente-.

ThirdReich: entonces no preguntes por esas cosas -rió brevemente también-.

URSS: -mantuvo una ligera sonrisa hasta que acorto la distancia de ambos abrazando al menor de la cadera-. ¿Aún tienes trabajo que hacer?

ThirdReich: Solo un poco si me apuro terminare en una hora por hoy -dijo pasando sus manos por su cuello abrazándole también-.

URSS: Eso es perfecto entonces -acortó la distancia entre sus rostros para finalmente besar esos ansiados labios-.

Fue un beso lento y cariñoso, que transmitía todo lo que se habían extrañado en ese año que estuvieron separados sin nada más que las cartas como medio de comunicación. Se besaron por minutos largos, cortaban el beso solo para comenzar otro aún más largo que el siguiente y subiendo la intensidad cada que podían. Se separaron finalmente cuando el menor de ambos ya necesitaba recuperar el aire, se miraron un momento, con las mejillas encendidas y levemente jadeantes por los recientes besos.

ThirdReich: -sonrió levemente antes de separarse finalmente-. Mejor déjame terminar el trabajo antes que se haga más tarde -se alejó caminando hacia su escritorio-. Mientras puedes sentarte o dar una vuelta si quieres, tampoco quiero que te aburras aquí por esperarme -dijo mientras abría una carpeta con documentos-.

URSS: Prefiero quedarme aquí, sé que no le agrado a tus soldados y será muy incómodo toparme con alguno de ellos -dijo mientras se sentaba en el sofá individual que estaba pegado a la pared-. Mejor me pondré a leer mientras te espero -acto seguido, sacó un libro de su maleta, siempre llevaba uno cuando viajaba, así no se aburría en el avión-.

ThirdReich: bueno, no vayas a dormirte o te despertare como la vez pasada -rió divertido mientras se ponía a trabajar-.

El soviético también rió, claro que recordaba esa bofetada, le había dolido como mil demonios, aunque tuvo que aguantarse, Reich no lo aparentaba, pero tenía mucha fuerza física para ser tan delgado y bajo. Mientras el alemán trabajaba en los documentos de sus tierras y tomaba algunas decisiones importantes, pudo ver un documento que no le gustó mucho, era una especie de ficha con datos, una tenía el nombre del Reino de Italia y la otra del Imperio Japones, tenía un mal presentimiento sobre y se aseguraría de preguntarle a Nazi de una buena vez el que diablos estaba planeando. Levantó la vista de esos papeles y vio a Urss cabeceando del sueño mientras se esforzaba por mantener los ojos abiertos para seguir su lectura, obviamente no pudo, termino por apoyarse en el respaldo completamente dormido con el libro en las piernas. Reich se aguantó una risita, pues no quería despertarle, mejor continuo con su trabajo para terminar pronto y hacer al ruso dormir en la cama que era más cómoda para él.

Terminó su trabajo lo más rápido que pudo, cuando lo hizo guardo todo en la carpeta y luego en el estante junto a otros documentos, se volteo para mirar al soviético y este aún estaba dormido, se le acercó e intentó despertarle por las buenas, con leves movimientos y palabras suaves, ya cuando vio que no había caso en hacerlo así, levantó su mano al aire como lo hizo hace tiempo y la bajó con rapidez, aunque su mano nunca llegó a su objetivo.

URSS: ¡Estoy despierto, estoy despierto! -dijo afirmando la muñeca de Reich para que no le abofeteara-. ¡De verdad ibas a hacerlo!

ThirdReich: tsk -desvió la mirada al ver sus planes arruinados-.

URSS: No puedes abofetear a la gente solo porque no despiertan a la primera Reich -le regaño-.

ThirdReich: Si, si, lo siento, no lo volveré a hacer -hizo un pequeño puchero por el regaño-.

URSS: Ah, maldición -soltó la muñeca del menor, luego quitó el libro de sus piernas y sentó a su amado en ellas, haciendo que apoyara su espalda en su pecho-. No puedes hacer eso

ThirdReich: ¿hacer qué? -le miró aún con ese puchero-.

URSS: Pues eso, no lo hagas -dijo mientras posaba la punta de sus dedos en ese puchero-.

ThirdReich: -sonrió levemente antes de dejar un beso en sus dedos-. Mejor vámonos de aquí -se levantó de las piernas del mayor para tomar su abrigo y un maletín-.

El soviético se había quedado estático por un momento, luego tomó su libro, lo guardó en su maleta y se levantó para seguir al joven alemán fuera de ese palacio en dirección a su mansión. El chofer de Reich los llevó a dicho lugar, no tardaron tanto en llegar, así que al bajar solo entraron a la mansión y el menor de ambos dirigió al soviético a la habitación de huéspedes.

ThirdReich: Ponte cómodo, mientras tanto iré a pedir que preparen la cena -se dio la vuelta para hacer lo dicho-.

Urss no dijo nada, solo le sonrió antes que se fuera, luego miró ese cuarto en el que había estado hace un año, estaba muy limpio y ordenado, el solo hecho de pensar que Reich hubiera pedido mantener ese cuarto así para él le hacía sonreír. Se sentó en la cama un momento, recordando el momento que tuvo a Reich sobre sus piernas, le había sentido más liviano que antes o tal vez fue solo su imaginación por el pasar del tiempo. Le preocupaba un poco el que Reich no estuviera comiendo como corresponde y que hubiera bajado de peso. Por otra parte también se le hacía más bajito ¿o era eso también solo su idea? Tal vez había crecido más con el pasar de ese tiempo y no se había dado cuenta, también pensó que Reich pudo haberse quedado estancado en esa altura, ¿Cuánto medirá? ¿1,63? Se preguntó mentalmente.

ThirdReich: Urss, vamos ya van a servir la cena -dijo sacando al soviético de sus pensamientos-.

URSS: ¿Cuánto mides Reich? -preguntó mientras se levantaba de la cama y se acercaba a él, si, definitivamente le parecía más bajo-.

ThirdReich: ¿Por qué preguntas? Es obvio que no mido lo mismo que tu -dijo con una sonrisa divertida, si tenían diferencias de estaturas un poco marcadas-.

URSS: Si bueno creo que estas más bajito ¿no? -dijo algo temeroso de que se fuera a molestar-.

ThirdReich: -se le quedó mirando unos segundos antes de contestar-. Mido 1,62 pero, aun estoy en crecimiento ¿sabes? -dijo un poco avergonzado-.

URSS: -gasp-. Casi le atino a mi pensamiento, faltó un centímetro no puede ser -se quejó, aunque luego sintió un pequeño golpe en su brazo-.

ThirdReich: ¿te estas burlando de mí maldito mastodonte? -dijo con el ceño fruncido y más mejillas levemente encendidas de la vergüenza-.

URSS: Nonono bueno sí -luego de decir eso recibió muchos más golpes, aunque no eran dañinos-. ¡Lo siento! Jaja

ThirdReich: ¡No te perdono! -continúo golpeándole-.

URSS: ¡Solo pensé que tu estatura le iba bien a tu lado adorable! -admitió entre risas-.

ThirdReich: ¡Yo no quiero parecer adorable! ¡Debo ser temido y respetado! -se quejó aun golpeándole el brazo-.

URSS: ¡Bueno! ¡Lo siento otra vez! -aún reía, era precisamente ese comportamiento el que lo hacía adorable-. ¡La cena, la cena! -le recordó haciendo que detuviera sus golpes-.

ThirdReich: ¡Es verdad! -dijo deteniendo todo lo que hacía-. Vamos, o se va a enfriar todo -comenzó a caminar con el soviético detrás-.

Comenzaron a caminar en tranquilidad, el ruso pensó que ya se le había olvidado el asunto de la estatura a Reich, cosa que no fue así, pues mientras iban bajando por la escalera este le pregunto:

ThirdReich: ¿tú cuanto mides? -preguntó bajito, pero audible para el ruso-.

URSS: Jajaja -no pudo evitar reír por la pregunta-.

ThirdReich: ¡No te rías! -le regaño con el ceño fruncido-.

URSS: jaja lo siento, lo siento -se calmó al cabo de unos segundos antes de responder-. Mido 1,79 como tú, yo aún estoy en crecimiento -le sonrió algo burlón-.

ThirdReich: Maldito edificio -dijo con el ceño fruncido, mientras adelantaba el paso-.

El soviético comenzó a disculparse una y otra vez mientras seguía al alemán hasta el comedor, este último solo reía por como el otro se disculpaba completamente arrepentido de haberse burlado de él. La cena transcurrió con tranquilidad y el ruso notó que Reich de verdad se había vuelto vegetariano.

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