Episodio 20

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URSS: ¿Reich? ¿Con quién hablas? -le miró con preocupación-.

Nazi guardó silencio a la vez que se daba la vuelta para darle la espalda, el soviético claramente se preocupó, ese no era el ThirdReich que conocía e incluso le temía un poco precisamente por eso, porque no lo conocía. El Nazi soltó un pequeño suspiro, mientras se pasaba una mano por el rostro, había olvidado que el soviético estaba fuera de la sala esperándole.

Nazi: solo estaba sacando fuera algunas frustraciones -habló lo más suave posible-.

URSS: Comprendo -no estaba seguro de que eso fuese verdad, aunque claramente eso era lo que había aparentado antes, pero sentía que debía mantenerse alerta con el-. ¿La reunión salió bien?

Nazi: Si todo bien

URSS: ¿Por qué no me estas mirando? -preguntó acercándose unos pasos hacia él-.

Nazi: ¿No te había dicho que me esperaras afuera? -podía escuchar los pasos del mayor acercándose a él-.

URSS: Decidí entrar cuando todos se fueron y tú aún no salías -lo tenía a solo unos pasos de alcance-.

Nazi: Necesitaba aclarar mi mente un momento -dijo y luego sintió una mano en su hombro que le obligó a darse media vuelta de manera brusca-.

El soviético miro fijamente al menor, luego sus ojos se encontraron, tuvo un escalofrío al ver lo oscuros que esos ojos se veían, no parecían expresar nada además de maldad u oscuridad, no lo tenía claro. El menor notó eso, por lo que desvío la mirada, cerró sus ojos bajando la cabeza y luego los abrió desconcertado.

ThirdReich: ¿URSS? -le miró confundido-.

URSS: ¿Reich? -también le miró con confusión, ese claramente era el Reich que conocía y amaba-.

ThirdReich: ¿en qué momento llegaste? -pregunto mirándole pues el soviético parecía muy confundido ahora mismo-.

URSS: ¿Quién es el otro? -pregunto esta vez con seriedad-.

ThirdReich: ¿Otro? -le miro confundido hasta que abrió los ojos con sorpresa, ¿acaso se había encontrado con Nazi?-. No sé de que hablas -desvió la mirada rápidamente e intentó alejarse-.

URSS: -hizo presión en su hombro obligándole a quedarse donde estaba-. Estoy hablando enserio Reich, no trates de mentirme

ThirdReich: -hizo una pequeña mueca por el apretón en su hombro-. URSS, de verdad no sé de que hablas. -dijo esta vez con seriedad mirándole-.

URSS: tsk -hizo una mueca, agarro esta vez la muñeca de Reich y le empujo contra la mesa-.

ThirdReich: ¡URSS! -gritó de la sorpresa, hasta hacer una pequeña mueca cerrando sus ojos cuando su espalda baja chocó contra la mesa, ahí apoyo sus manos para sostener su cuerpo-.

URSS: ¿Por qué te empeñas en ocultarlo? Ese de antes obviamente no eras tú, el parecía malvado, sin corazón, pude ver la oscuridad reflejada en sus ojos ¡así que no trates ocultarlo de mí! -acorralo con sus brazos al menor contra la mesa-.

El joven alemán esta vez le miró con miedo, ¿Cómo iba a decirle que esa persona que vio era él mismo? Gran parte de su verdadero ser, era esa cosa que se hacia llamar Nazi, lo que se había estado guardando por años, lo que su gente había escondido en el fondo de sus corazones y que se acumulaba en el suyo mediante el tiempo pasaba aunque esa carga estaba disminuyendo recientemente gracias a sus avances.

ThirdReich: Soy yo -susurro con la cabeza baja, sin mirarle-.

URSS: ¿Qué? -le miró desconcertado-.

ThirdReich: La persona que viste antes ¡Soy yo! ¡El verdadero! -le miró esta vez con pequeñas lagrimas asomadas en sus ojos y con el ceño fruncido-.

El soviético se quedó en silencio para analizar la situación lo más rápido que su cerebro se lo permitiera, tenía que seleccionar bien las palabras que le diría al alemán para no hacerle sentir mal o que perdiese la confianza que le tenía.

Pero antes de siquiera formular palabra, Reich le empujó con fuerza y se alejó de el en dirección a la puerta, el mayor se tardó en reaccionar, más cuando lo hizo, corrió detrás del menor y volvió a agarrar su muñeca solo que sin mucha fuerza solo quería retenerle un poco más.

ThirdReich: ¡Suéltame! -se zafó del agarre de manera rápida, le miro aun con su ceño fruncido y ojos llorosos-.

URSS: No te vayas solo escúchame por favor -le pidió sin hacer otro intento por detenerle-.

ThirdReich: ¿Escucharte? No lo necesito, se perfectamente que piensas que estoy loco.

URSS: No es así -intentó acercarse a él, pero este retrocedió-. En ningún momento se me pasó por la cabeza el que estuvieras loco

ThirdReich: No me mientas.

URSS: No lo hago, estoy diciendo la verdad -le miro con seriedad para que creyera en sus palabras-.

ThirdReich: ¿Entonces que piensas al respecto? ¿Qué tal vez necesite medicación? ¿Internarme en un psiquiátrico? -Urss no dijo nada-. Lo sabía. -se dio la vuelta para volver a mirar a la puerta, usó su antebrazo derecho para secar sus lágrimas y volver a caminar-.

URSS: Reich, no me estas dando tiempo para seguir hablando -dijo deteniendo los pasos del menor por al menos unos momentos-. ¡Reich!

ThirdReich: ¡Por favor! -gritó sintiendo como se le volvían a acumular lagrimas en los ojos-. Déjame solo un momento ¿sí? -dijo sin mirarle-.

Urss quería insistir, pero el temblor en la voz de su amado le hizo callarse por completo, le dejaría calmarse antes de reparar los malentendidos que tenían, sino esto podría acabar mucho peor de lo que estaba y era lo que menos deseaba ahora. Sí quería el perdón de su pequeño, tendría que esperar y darle el espacio que necesitaba. Reich por su parte, salió de la sala sin importarle que algunos de sus soldados le vieran tan vulnerable al dejarles ver las pocas lagrimas que se asomaban por sus ojos, los soldados que alcanzaron a verle estaban preocupados por su líder, pensaron que tal vez la reunión con Reino Unido había salido mal, pero sabían que antes habían oído de parte de sus compañeros que hicieron de guardaespaldas que la reunión había sido tensa pero que había terminado muy bien. Entonces vieron al soviético pasar pocos minutos después por el mismo camino que su líder había recorrido, no tenían dudas ahora, ese sujeto había echo pasar un mal rato a su líder y eso no les agradaba para nada. Urss notó las miradas de desaprobación de parte de los soldados alemanes mientras caminaba fuera del palacio, quería volver a la mansión del joven alemán para poder pensar y dejarle concentrarse en su trabajo.

ThirdReich les había dicho antes que no podían hacerle nada al soviético, sino vendrían consecuencias al país entero y una posible guerra, cosa que no podían permitirse ni en broma ahora, su estado aun era débil, no como antes cuando recién había terminado la guerra, pero aún así débil, por lo que no podrían defenderse del todo bien si sufrían algún ataque.

El menor se había ido a su oficina, donde se sumergió en su trabajo para poder calmarse y distraerse un poco, le dolía aun que Urss pensará que necesitara un psiquiatra o algún tratamiento relacionado, pero es que solamente no podía evitar ser así, el no podía controlar a su otro yo y eso le molestaba mucho, le había prometido que no le haría nada Urss y que apenas le viera se iría para no levantar sospechas o hacerle quedar como un loco.

ThirdReich: Me mentiste. -dijo en voz baja apretando la pluma que tenía en su mano-.

Nazi: Por tu bien. -escucho en su mente-.

ThirdReich: ¿dices que el qué salga lastimado es por mi bien? -frunció el ceño-.

Nazi: Reich, tienes que aprender de una forma u otra que no puedes confiar en nadie, mucho menos en quienes te aman como ese comunista lo hace -dijo en tono serio-.

ThirdReich: Tú ni siquiera sabes lo que es amar, no hables como si eso fuese lo peor del mundo.

Nazi: Tienes razón, no sé lo que se siente, pero si sé cuanto duele cuando alguien que amas te deja, ¿ya lo olvidaste?

El pequeño destello de un recuerdo llego a su cabeza por escasos segundos, eso le hizo abrir sus ojos con algo de tristeza.

ThirdReich: Padre -dijo en voz baja y luego se mordió su labio inferior-. Eres un desgraciado, puedo eliminarte si lo deseo ¿sabes?

Nazi: -rio de manera estruendosa-. ¡Ya quisieras! Si yo desaparezco, ¡entonces estas tierras volverán a irse a la ruina! ¡Y lo sabes perfectamente por eso no me has eliminado aun!

ThirdReich: tsk, eres un egocéntrico. Seguro piensas que sin ti no me las puedo arreglar ¿verdad? Aún cuando lo he hecho por bastante tiempo ya.

Esta vez no obtuvo una respuesta, sonrió levemente cuando pensó haber ganado en la conversación, no espero que sus manos comenzaran a moverse solas hasta su cuello, Reich se asustó por un momento pues no podía controlarlas ni aunque se esforzara en ello, sus propias manos tomaron su cuello y ejercieron presión en él, cortándole poco a poco la respiración, la desesperación podía notarse en sus ojos y rostro mientras luchaba inútilmente de quitar sus manos de su cuello.

Nazi: ¿Tienes miedo Reich? -rio suavemente-.

ThirdReich: Mal-di-to -logró decir a duras penas pues el aire que tenía ahora le escaseaba-.

Quería que alguien le salvara, ¿pero quien lo haría? ¿Quién le salvaría de algo que no podían ver ni tocar? ¿Quién le salvaría de sí mismo? Nadie, nadie podía salvarle en ese momento. Y por un momento la imagen de Urss se le vino a la cabeza, aunque sabiendo que él tampoco podría hacer nada al respecto.

Nazi: Él no podrá salvarte Reich, ni aunque pienses en él. -volvió a reír-. Estas solo en esto Reich, estamos solos, ¿no lo entiendes? Tú solo me tienes a mí y yo solo te tengo a ti.

Reich volvió a recuperar el control de sus manos y las quito rápidamente de su cuello comenzando a toser en busca de recuperar el aire casi desesperado. Finalmente dio una gran bocanada llenando sus pulmones de aire para luego expulsarlo y respirar más tranquilamente. Se sentía mucho mejor ahora, pero seguía algo asustado.

ThirdReich: Estás demente -dijo una vez su respiración pudo haberse calmado-.

Nazi: Recuerda que esta demencia es la tuya jaja, todo lo que yo poseo, no es de nadie más que de ti.

ThirdReich: No dejaré que te salgas con la tuya siempre -dijo con el ceño fruncido-.

Nazi: Quiero ver que lo intentes. -volvió a reír solo que esta vez su risa parecía ir escuchándose cada vez más lejana hasta desaparecer por completo dejando un profundo silencio-.

El joven alemán soltó un suspiro tembloroso, ahora estaba asustado, estaba asustado de si mismo, de perder el control de Nazi y que este hiciera alguna locura o maldad. No podría perdonarse eso, no podía permitirse herir a alguien mientras estuviera consciente, así que debía luchar, esta seria su lucha personal y solitaria, porque no todo se puede hacer con ayuda ¿cierto?

Escuchó su puerta sonar, intentó tranquilizarse y volver a la actitud de siempre, aclaro su voz en silencio antes de hablar.

ThirdReich: ¡Adelante! -dijo en voz alta mientras fingía revisar unos papeles que ya había leído-.

Levantó la mirada levemente cuando escuchó unos pasos adentrarse en su oficina, ahí pudo ver a uno de sus soldados, parecía nervioso y un poco preocupado.

ThirdReich: ¿Qué sucede? -preguntó de una vez, se le estaba pegando el nerviosismo del soldado y eso no le gustaba-.

Soldado: S-Señor el invitado Urss -comenzó a intentar explicar la situación, pero le era difícil-.

ThirdReich: ¿Qué pasa con él? ¿No había vuelto a la mansión? -preguntó extrañado-.

Soldado: Sobre eso -tomó aire-. Un grupo de nuestros soldados estaba enojado porque dijeron que lo habían visto a usted llorar, entonces acorralaron al señor Urss y le obligaron a ir a una de las habitaciones que se usa como interrogatorio, lo tienen ahí encerrado -explico de manera rápida con nerviosismo-.

Reich abrió la boca levemente perplejo por lo que acababa de escuchar, en cierta parte estaba enojado por los soldados que le desobedecieron, pero a la vez le era muy divertido imaginarse al soviético siendo encerrado contra su voluntad.

ThirdReich: pff -se tapó la boca de manera disimulada y carraspeo su garganta antes de levantarse-.

Soldado: ¿Señor?

ThirdReich: Llévame a donde lo tienen -dijo con su tono normal, aguantando su risa por dentro-.

Soldado: Si señor, por aquí -comenzó a caminar y el joven le siguió-.

Caminaron por los pasillos del palacio en silencio, el soldado aún nervioso de ser incluido en el castigo o algo peor y Reich pensando en como lidiar con la situación, ahora no estaba triste con Urss, estaba molesto, así que no sabía cómo iría a reaccionar una vez viese a ese comunista.

Entonces cuando llegaron al lugar pudo ver a todos los soldados reunidos fuera de la dicha sala, eran tres soldados, también se podía escuchar como Urss golpeaba la puerta desde el interior exigiendo ser liberado y lanzando una que otra amenaza. Reich se acercó a los soldados que le daban la espalda y ahí carraspeo la garganta de manera seria para que le prestaran atención.

En ese momento, los soldados sintieron el verdadero terror.

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