Episodio 21

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ThirdReich: ¿Alguien va a explicarme qué diablos pasa aquí? -dijo en tono serio-.

Soldado: Nosotros bueno -casi se podía ver que temblaba de los nervios-.

ThirdReich: -soltó un pequeño suspiro-. Hablen ahora o el castigo será peor -amenazó-.

Soldado 2: -se armó de valor para hablar-. Fuhrer, no podemos soportar verle mal por culpa de este comunista.

Reich abrió sus ojos sorprendido y levemente su boca también, ¿le habían visto antes? Bueno, no es como si se hubiese empeñado en ocultar eso, pues estaba bastante mal como para pensar en alguna otra cosa como lo es que le hubiesen visto salir casi llorando de esa sala.

Aunque le pareció un poco adorable que sus soldados se hayan preocupado por él e intentar tomar represalias en contra del culpable, pero, no podía dejar que actuaran de esa manera, Urss es poderoso, esos todos lo saben, sobre todo en el ámbito numérico de las tropas, no podían darse el lujo provocar una guerra contra él en la condición en la que estaban.

ThirdReich: Aprecio la intención, pero Urss es un invitado de mi persona. Y tampoco podemos permitirnos tener problemas con él, no vuelvan a hacer algo así ¿quedó claro?

Soldado 3: ¡P-Pero!

ThirdReich: ¿Quedó claro? -dijo con el ceño fruncido y la mirada seria-.

Soldados: ¡S-Si, líder! -dijeron al unísono claramente algo asustados-.

ThirdReich: Ahora abran la maldita puerta -su humor había decaído al recordar quien estaba dentro-.

Soldado: -se apresuró a abrir la puerta para dejar al soviético salir-.

Dentro de la habitación el ruso había oído todo, estaba algo sorprendido y la culpabilidad no había tardado nada en llegarle, quería disculparse como nunca antes y se aseguraría de hacerlo antes de que terminara el día, porque no quería perder a Reich. Vio la puerta abrirse, los soldados seguían ahí mientras que estaban firmes delante del alemán menor.

ThirdReich: 20 vueltas alrededor del palacio -ordenó y luego miro al soldado que le informó de la situación-. Tú tendrás que supervisarlos, si alguno hace menos de las 20 vueltas debes informármelo cuanto antes para darle un castigo más severo -dijo esto mirando a los tres soldados con una mirada seria y aterradora, estos sudaron frio-.

Soldado informante(?: ¡Si líder! -se llevó su mano a su coronilla tal y como un soldado-.

ThirdReich: Perfecto, ahora largo -ordenó y los soldados se fueron trotando para cumplir con el castigo-.

Pronto el pasillo se quedó en silencio, el soviético solo veía como Reich se quedó mirando en la dirección en que los soldados se fueron, todo estaba muy silencioso, aunque el ruso abrió la boca para poder hablar y finalmente disculparse, Reich se adelantó volteándose a mirarlo con el ceño fruncido.

ThirdReich: Ya no volverán a molestarte, puedes volver a la mansión primero, aún tengo trabajo que hacer -dijo volviendo a mirar al pasillo para poder irse, aunque antes de dar siquiera medio paso, su andar fue detenido por una mano que afirmaba su muñeca, miró nuevamente al causante con el ceño fruncido-. ¿Qué necesitas?

URSS: Reich, tengo que hablar contigo, si no lo hago no estaré tranquilo en ningún momento. -dijo sin soltar su muñeca, de verdad se sentía culpable-.

ThirdReich: Creo que ya escuché todo lo que tenías que decir en esa sala -dijo apartando su mano de un manotazo y desviando la mirada un poco triste-.

URSS: Eso no es verdad -dijo esta vez tomándolo de ambos brazos para hacer que lo mire-.

ThirdReich: ¡Si es verdad! ¡Solamente piensas que estoy demente! -dijo en voz alta con el ceño fruncido-.

URSS: Me preocupas Reich, pensé que un médico podría ayudarte con eso, ¡esa fue mi única intención! -dijo también en voz alta con seriedad-. No hable como debería cuando más necesitabas de una respuesta de mí parte y lo lamento mucho, te lastimé por esa razón y estoy muy arrepentido -dijo con tristeza en sus ojos y palabras mientras aflojaba el agarre que tenía en los brazos del menor-.

ThirdReich: al principio no quería contártelo -comenzó a hablar-. Tenía tanto miedo, de que pensaras que estuviera loco aunque ciertamente lo estoy, ¿una persona normal tiene dos mentes en su cabeza? -rió sin ganas-. Pero, lo que más me asustaba era que él pudiese lastimarte. -esta vez le miro con seriedad-. Yo no puedo controlarlo, no recuerdo nada de lo que pasa cuando el aparece, manipula mis recuerdos como quiere y eso es

URSS: Comprendo -dijo esta vez abrazándole con cuidado, pues no sabía cómo podría reaccionar el menor-. Tuviste mucho miedo lo siento, no pude estar para ti cuando más me necesitabas, tal vez de esa forma él no hubiese aparecido

ThirdReich: -no correspondió al abrazo-. jaja no lo creo, esto es algo que me concierne a mí y sobre todo a mi gente, no hubiese podido ser detenido a tiempo con todo esto -dijo refiriéndose al estado de su pueblo después de la guerra-.

URSS: Tranquilo te ayudaré en todo lo que pueda, lo juro -dijo intentando volver a ganarse la confianza de su amado-.

ThirdReich: -rió sin ganas nuevamente-. Realmente me gustaría que pudieras pero ambos sabemos que no será posible

URSS: ¿Cómo estás tan seguro? Tal vez no pueda ayudarte con todo tu papeleo, pero estaré ahí para escucharte siempre que lo necesites, para que compartas tus problemas conmigo o darte algún consejo de lo que sea -le abrazó un poco más fuerte sin llegar a lastimarle-. Aunque ambos sabemos que soy un bruto y no un genio como tú -rió levemente-.

ThirdReich: Hey eso no es cierto -dijo apartándole un poco para mirarle con el ceño fruncido-. Comparado con tus tierras las mías no son nada, debe ser mucho trabajo estar al pendiente de todo ese territorio.

URSS: ¿Qué? Pero yo no estoy pasando por tantas cosas difíciles como tú, de lo contrario no estaría aquí sino encerrado en mi oficina -rió otra vez-.

ThirdReich: No importa lo que digas, seguro tú tienes más trabajo que yo

URSS: Que no.

ThirdReich: Que si

URSS: Que no.

ThirdReich: ¡Que sí!

URSS: Vuelvo a decir que no.

ThirdReich: ¡Que sí maldita sea! -le agarró de las mejillas para tirarlas-.

URSS: ¡Aaghh! ¡Piedad! -intento que quitara sus manos sin ponerle mucho esfuerzo-.

ThirdReich: ¡Si digo que sí es que sí! -apretó un poco más sus mejillas-.

URSS: ¡Duele! -esta vez sí intento con algo más de ganas el quitarle las manos-. ¡Oh gran líder le suplico piedad!

ThirdReich: -se sintió un poco avergonzado de que le llamará así, por alguna razón antes esto no sucedía, ¿será por la relación que tiene con el soviético? Se pregunto mentalmente-. Cielos, que exagerado -le soltó las mejillas soltando una pequeña risita divertido-.

URSS: Bueno, mi dolor no fue en vano -dijo sobando sus mejillas, pero sonriendo al ver a Reich reír-. Sí puedo ver esa sonrisa es suficiente

ThirdReich: ¿Eh? -le miró confundido, pero al entender todo frunció el ceño con sus mejillas empezando a sonrojarse-. Eres un tarado -se quejó dándose la vuelta para ponerse a caminar-.

URSS: ¿A dónde vas? -pregunto un poco preocupado pensando que tal vez le había hecho enojar otra vez-.

ThirdReich: Aún tengo trabajo que hacer, vuelve a la mansión luego seguiremos nuestra conversación -dijo sin detener sus pasos-.

URSS: ¿Aún sigues enojado? -pregunto siguiéndole-.

ThirdReich: Ya no tanto, así que vuelve a la mansión -dijo saliendo de ese pasillo para dirigirse a su oficina-.

URSS: De acuerdo, te veré allá entonces -dijo más animado para luego irse a la mansión-.

El joven alemán volvió a su oficina para seguir con el trabajo que le quedaba pendiente, estaba un poco estresado antes pero su encuentro con el soviético que le había aliviado esa carga. Rió levemente mientras firmaba unos papeles y guardaba otros en unas carpetas.

Recordó también como sus soldados le habían defendido o vengado en este caso. Algo que también le había parecido divertido fue escuchar los gritos del ruso cuando estuvo encerrado en esa habitación por culpa de sus soldados. Algo que seguramente no olvidará.

Nazi: Debemos enviar una carta -habló de repente-.

ThirdReich: -suelta un suspiro pesado-. Justo cuando pensaba que mi día estaba mejorando ahí vienes tú y abres la boca -se apoya en el respaldo de su silla-.

Nazi: Me hieres Reichi -dijo divertido-.

ThirdReich: Que apodo más malo. En fin, ¿qué decías de una carta?

Nazi: Debemos enviar una cara a Imperio Japonés y al Reino de Italia.

ThirdReich: No. No sé qué planeas con ellos, pero no haré lo que tú me dices, porque sé que no es nada bueno -dijo molesto mientras volvía a su trabajo-.

Nazi: No es cierto, estoy seguro que será bueno para estas tierras. -dijo riendo suavemente-.

ThirdReich: Vuelvo a decir que no. No confió en ti. -habló con seriedad-.

Nazi: ¿Qué clase de persona con confía en sí mismo? -rió divertido-.

ThirdReich: Si ya terminaste, entonces déjame trabajar tranquilo. Tengo mucho que hacer aún -con voz molesta volvió a su trabajo ignorando por completo todo lo demás que decía su otra mitad-.

Así se pasó lo que restaba de la tarde, trabajando, de mal humor, y con cierta persona o ente que no se callaba y solo sugería ideas que no le daban nada de confianza. Y entonces una de las sugerencias que hizo le llamaron la atención de buena manera.

Nazi: ¿Por qué no vamos a las reuniones de la Sociedad de Naciones? Seguro puedes hacer buenos contactos allí con otros países que puedan ayudarte con tu situación No es una mala idea ¿cierto?

ThirdReich: No lo es de hecho me sorprende que no lo sea -admitió, guardando los últimos papeles en una carpeta, al fin había terminado todo lo de ese día-.

Nazi: No todas mis ideas son malas ¿ves? Si vas ahí seguro haces muchos amigos, has estado trabajando mucho recientemente -sonrió, sonrisa que Reich no podría ver por supuesto-.

ThirdReich: Pero creo que se te olvida que abandoné dicha organización en 1933, cuando fui nombrado canciller. -rió él esta vez-.

Nazi: una visita no le hace daño a nadie~ -dijo en tono juguetón intentando animarle-.

El menor sonrió ante la idea, la verdad es que, si estuvo trabajando demasiado recientemente, por lo que conocer nuevas naciones y sus diferentes maneras de regir sus tierras le daba mucha curiosidad. Aparte de paso podría hacerse algunos amigos y eso no le hacia daño a él en el personal, todo lo contrario, le ayudaría a desestresarse de vez en cuando pues Urss no siempre iba a estar con él a su lado.

ThirdReich: Entonces si estoy de acuerdo contigo por esta vez. -sonrió levantándose de su asiento, tomando su maleta y saliendo de su oficina-.

Nazi: Pues claro, siempre estarás se acuerdo conmigo en este tipo de cosas~

El menor salió del palacio para irse de camino a la mansión, recordó que aún tenia que aclarar las cosas con Urss, aunque ya le había perdonado con las disculpas que le dio anteriormente, solo esperaba que la situación no volviera a repetirse. También pedirle ayuda para mantener a su otra mitad bajo control cuando el no estuviera consciente, de todos modos, sabía perfectamente que Urss no sería capaz de vigilarlo siempre, por lo que debía idear un plan secundario lo antes posible.

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