Episodio 4

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Nuevamente en esa oficina lo único que se escuchaba era la pluma del alemán escribiendo sobre las hojas, el ruso no sabía cuanto tiempo había estado ahí en completo silencio hasta que vió la hora y entendió el porque moría de hambre, quería hablarle, pedirle que se detuviera para por lo menos comer un poco, pero ver la cara del menor concentrada era algo que no veía de hace años. Eran las 3:20 de la tarde y el alemán no se detenía en ningún momento, el soviético se preocupó de que siempre fuera así y no comiera apropiadamente, pero la verdad solo estaba siendo así por la presencia del ruso en su oficina, aunque claro que este no lo sabía.

URSS: ThirdReich, ¿no piensas detenerte al menos para comer? -preguntó finalmente el comunista mirando al alemán desde su asiento-.

ThirdReich: Nein, no es necesario -respondió el joven sin detener el movimiento de la pluma en su mano sobre la hoja de papel-.

URSS: ¿Haces esto siempre? -indagó el ruso-.

ThirdReich: Puede ser -dijo no muy seguro de su respuesta, cosa que el soviético notó-.

URSS: Iré a comer algo, no tardo -dijo levantándose para seguido salir de la oficina-.

El Nazi suspiro un poco aliviado ahora que el ruso no estaba, soltó el papel en sus manos y se estiró un poco, estar en la misma posición por horas le adormecia el cuerpo. Luego de estirarse (y escuchar algunos de sus huesos sonar en el acto) se levantó para estirar las piernas y quedarse de pie unos minutos. Se sentía más relajado, el hambre casi no lo sentía pues había entrenado para soportar esas condiciones, se volvió a sentar para retomar su trabajo, los minutos pasaron y hasta llegó a pensar que el soviético se había ido a su nación, cosa que descartó luego de ver que había dejado su maleta ahí.

Luego de casi una media hora en la que el ruso se había ido, el alemán escuchó la puerta ser abierta sin aviso lo que le hizo mirar rápidamente a quien se atrevía a entrar de manera tan descortés, grande fue su sorpresa (que bien pudo disimular) al ver al ruso entrando con una bandeja en manos con dos platos de comida y dos vasos de jugo en ella, el Nazi estaba un poco confundido a pesar de la obviedad de la situación.

ThirdReich: ¿Por qué trajiste eso aquí? -preguntó mirando la bandeja en manos del soviético-.

URSS: Pues para que comamos, ¿para qué más? -sonrió divertido levantando una ceja-.

ThirdReich: Nunca dijiste que comeriamos juntos cuando te fuiste -miró esta vez al mayor-.

URSS: Cambié de opinión en el camino y aquí estoy -se acercó al alemán dejando la bandeja sobre el escritorio en una zona vacía y con cuidado de no derramar nada por accidente-. Una es de pollo y la otra de carne, elige -ofreció el ruso mirando al más jóven y señalando los platos de comida-.

ThirdReich: Pero yo no pedí nada -se cruzó de brazos el alemán-.

URSS: No te hagas el difícil ThirdReich -frunció levemente el ceño-. Solo elige uno -insistió-.

ThirdReich: Pero no pedí na- -el sonido de su estómago lo interrumpio y un silencio incómodo se hizo presente, más incómodo para el alemán que moría internamente de vergüenza-.

URSS: ¿Te vas a seguir negando? -dijo sin ocultar su sonrisa divertida por la situación-.

ThirdReich: ScheiBe... -se quejó el más jóven tomando el que plato que contenía carne-. Esto no hubiera pasado si no hubiese sentido ese olor -pensó refiriéndose a la comida, con vergüenza comenzo a comer poniendo una mano frente a su boca para cubrir sus dientes de tiburón-.

URSS: -comenzó a comer tranquilo también hasta que vio al alemán cubrirse la boca cada vez que el cubierto con comida de acercaba a esta-. ¿Por qué cubres tú boca?

ThirdReich: no quiero que veas mis dientes -admitió el nazi luego de tragar la comida-.

URSS: Ahora que lo pienso, cuando vivias con nosotros hacías lo mismo -recordó el soviético-. ¿Tan mal están tus dientes? -miró con algo de curiosidad al menor-.

ThirdReich: no es que estén mal... Solo es algo de familia -respondió, luego cayó en cuenta de que estaba hablando muy casual con él-. ¿Por qué te cuento esto?

URSS: ¿qué? No está mal que quieras hablar con alguien de algo que no sea trabajo ¿no crees? -comentó mientras comía de su plato y tomaba algo de jugo para ayudarle a bajar la comida-.

ThirdReich: Tienes razón pero... -suspiro-. No importa -continuó comiendo en silencio dejando intrigado al ruso-.

Su comida continuó en silencio, el nazi término de comer primero que el soviético, dejó el plato y vaso vacío en la bandeja, para luego sin decir nada comenzar a trabajar de manera rápida, como si sus energías hubiesen vuelto luego de la comida, el ruso observó algo sorprendido por la rapidez del alemán, no quiso molestarlo así que cuando terminó de comer dejó su plato y vaso en la bandeja para luego tomarla y sin hacer ruido salir de la oficina para entregar esas cosas, Reich por su parte estaba tan concentrado que ni cuenta se dió.

Al volver el ruso, se sentó donde estaba antes, sacó un libro de su maleta y se puso a leerlo para esperar al Nazi. Así pasaron las horas de la tarde hasta llegar a la noche, eran casi las 9 y el alemán no se había dado cuenta hasta que soltó la pluma una vez finalizado el trabajo y miro la hora en el reloj de la pared.

ThirdReich: Esta vez si me tarde... -murmuro para luego ordenar los papeles en una carpeta y alzar la mirada cuando recordó algo, o más bien, alguien-.

En el pequeño sofá individual de la oficina pudo ver al ruso dormido con el libro abierto sobre su pecho y su mano afirmandolo. El nazi suspiro, admitió mentalmente que había sido descortés con su visita, por ignorarlo mientras el trabajaba, aunque en parte la culpa también era del soviético por no avisarle el día de su llegada a Berlín. Una vez todo ordenado y en su lugar, se levantó de su asiento para acercarse al ruso y moverlo ligeramente para que despertara.

ThirdReich: Urss, despierta -dijo con voz tranquila el nazi, pero el ruso no lo escuchaba-. ¡URSS! -alzó un poco la voz y lo movió más, pero nuevamente no había respuesta-. Wirklich? -(¿En serio?) el alemán bufo-. Que conste que tú te lo buscaste -susurro mientras levantaba su mano derecha al aire y la bajó rápidamente hasta que-.

¡SLAP!

URSS: дерьмо! -(¡Mierda!) el sonido de la bofetada que recibió había hasta hecho eco por la oficina-. ¡¿Por qué hiciste eso?! -preguntó sobando su mejilla izquierda, pues le ardía, el alemán no tuvo piedad al golpearle-.

ThirdReich: Tú te lo buscaste, no despertabas ni aunque te gritara -se defendió el nazi, internamente había disfrutado haberle golpeado y también divertido mucho-. Ya terminé el trabajo y son las 9 de la noche, debemos irnos -cambió el tema-.

URSS: Trabajas como una máquina, ¿tú mano esta hecha de metal también? -preguntó apuntando la mano del nazi que le había abofeteado a la vez que se levantaba-.

ThirdReich: No seas idiota -rodó los ojos, se acercó a su escritorio para tomar una carpeta diferente a la que estaba usando ese día y luego se acercó a la puerta-. Vámonos...

URSS: Ya voy -recogió el libro que había volado al suelo por el sobresalto que tuvo al recibir la bofetada, lo guardó y caminó detrás del alemán para salir del palacio-.

ThirdReich: ¿conseguiste alojamiento? -preguntó sin detener sus pasos-.

URSS: Estuve todo el día contigo en esa oficina, ¿cómo crees que pude conseguir? -levantó una ceja siguiéndole el paso-.

ThirdReich: -soltó un suspiro, pues sabía lo que eso significaba para él-. Entonces puedes hospedarte en mi casa mientras estés aquí, tengo muchas habitaciones libres así que no será problema -intentó ser lo más amable posible, al menos así recompensaria su descortesía de antes-.

URSS: спасибо тебе -(Gracias) sonrió el ruso mirando a su amigo mientras caminaban-.

ThirdReich: Es ist nichts -(No es nada) respondió el alemán-.

Luego de varios minutos llegaron a la mansión del menor de ambos, el de ushanka sonrió pues el hogar del nazi era muy lindo y elegante a simple vista, tanto en estructura externa como en sus jardines bien cuidados. El interior también estaba ordenado y limpio, cosa que le agradó al ruso. Reich condujo a su invitado al segundo piso, luego de caminar un poco se detuvo frente a una puerta y la abrió enseñando una habitación lujosa y bien decorada, que su padre había dispuesto para invitados.

ThirdReich: Puedes usar esta habitación a tu antojo, solo no rompas nada que pueda ser frágil -pidió dejandole pasar al cuarto-.

URSS: Es una linda habitación -admitió el soviético mirando todos los detalles de ese lugar-. ¿Tú la decoraste? -volteó a mirar al jóven-.

ThirdReich: Nein -dijo mientras negaba con la cabeza-. Mi padre la decoró así para los invitados -su rostro se puso un poco sombrío al recordar a su padre-.

URSS: -entendió que no debía tocar ese tema con él-. Oh... lo siento no quis-

ThirdReich: No importa -le interrumpio rápidamente-. La puerta de allá es el baño y esa de ahí el clóset, siéntete cómodo, yo me iré a dormir, Gute Nacht -(Buenas noches) se despidió el alemán saliendo de la habitación-.

URSS: спокойной ночи -(Buenas noches) apenas le había dado tiempo para despedirse, se acercó a cerrar la puerta no sin antes ver en que habitación había entrado su amigo y así luego de ducharse e instalarse, se fué a dormir-.

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